ZAMBRANO MACIAS RAIMUNDO

ACTOR.- Nació en el sitio Bonce, Cantón Santa Ana, Provincia de Manabí, el 19 de Abril de 1963, le bautizaron con los nombres de Raimundo Isauro y fueron sus padres legítimos Vicente Duval Zambrano Alava, natural de Bonce, Carpintero, albañil, animador de reuniones, cuentero de tradición oral, excelente hombre y su prima segunda Rosa Mercedes Macías Alava, del sitio Estancia Vieja, Parroquia Colón, Cantón Portoviejo.
El sexto de una familia de once hermanos, dos de los cuales murieron del mal de los siete días (tétano) que vivían en el Cadi, donde el padre construía pozos artesianos enladrillados porque el suelo era muy seco y se requería agua para cultivar maíz, maní, piñas.
Allí vivió hasta los cuatro años. El sitio estaba aislado y de niño pensaba que detrás de los cerros se acababa el mundo. Los domingos, con un primo y a través de la radio de su abuelo José Jacinto Macías Mendoza, dueño de Finca Grande, oían noticias del mundo exterior. El abuelo les daba dinero y era enemigo jurado de la ociosidad, contaba cuentos, hacía versos, leía la Biblia y hablaba de sus experiencias.
Recibió de su madre las primeras letras y avanzó hasta el segundo grado en la Escuela fiscal Machala No. 30 de Estancia Vieja, pero como sus hermanos comenzaron a salir de a poquito a poco a diferentes sitios, el 71 le tocó el turno y pasó a la casa de su abuelo José Raimundo Zambrano en el barrio Cristo Rey de Manta y se impresionó mucho al conocer el mar, pero fue un trauma la llegada pues le decían “Capiro” y se sentía afrentado. Eran pobres, quería ser doctor.
En el quinto grado de la Escuela Gil Delgado Pinto era el más pequeño, tuvo al Profesor Velasco, a) Cucoviche, quien le obsequiaba helados cuando cumplía con las tareas y le daba cocachos cuando se portaba mal. El Dictador Rodríguez Lara mandó a regalar unos cuadernos como gran cosa.
Entre el 75 y el 76 decidió no estudiar porque se hizo un cajoncito para lustrar zapatos. En la calle vagabundeaba, alquilaba revistas a dos reales cada tres días y a los tres meses las volvía a repasar. También trabajó de ayudante de un señor de la sierra que se dedicaba a fabricar reverberos eléctricos, ganaba seis sucres diarios y como era muy hábil con las manos hacía pistolas de madera y las vendía.
El 76 entró a la sección nocturna del Colegio Cinco de Junio, al llegar al segundo Curso se retiró porque solamente quería dedicarse a la poesía y todo lo que escribía terminó perdiéndose sin haberlo mostrado a nadie. De mañana y de tarde ayudaba a su padre en las labores de carpintería pues este construía casas, entre otras construyó la del Concejo Cantonal de Paján.
Un año ganó el Concurso de la juventud con un poema que después seria musicalizado por Dacho Pablo y Tito Macías, recibiendo un cheque de mil sucres como premio.
Estando en el Quinto Curso el 82 fue llamado por su Profesor Gonzalo Andrade Arévalo a formar parte de un grupo teatral que intervendría en el Festival de la Flor de Septiembre. Ubaldo Gil y Alberto Palacios eran sus mejores amigos. Primero trabajó en “El Tejedor de Sueños”, luego en “Los Padres de la Patria”, obras que se representaron en todo Manabí y aún en Quito. Entonces comprendió que tenía por delante el mundo de las artes de la representación y quiso ser actor para siempre. En esos primeros tiempos los dirigía el Profesor Andrade Arévalo y ya se llamaban el grupo “La Trinchera.”
Entre 1981 y el 87 hizo política como afiliado al Movimiento Popular Democrático MPD del Ab. Jaime Hurtado. Se reunían en la oficina del Ab. Miguel Moreno González, realizó varios seminarios de capacitación política, ascendió a Subdirector Cantonal y luego a Coordinador Provincial y salió porque le quisieron elevar a la categoría de dirigente a tiempo completo, para lo cual tenía que renunciar al teatro. Entonces volvió al Colegio y se graduó de Bachiller en 1987.
Desde el 83 los de “La Trinchera” se habían separado del Colegio y funcionaban como grupo teatral independiente aunque siempre con el profesor Andrade Arévalo, quien les llevó a Quito, donde Luis Martínez Chamorro, dirigente del grupo “La Mataca” quien les recomendó ciertos arreglos a “El Tejedor de Sueños” y los afilió a la Unión Nacional de Trabajadores de Teatro del Ecuador. El 84 montó con “La Trinchera” un panfleto titulado “La Mano Negra”, basado en la muerte del periodista Héctor Toscano, asesinado por Cartucho García, mano derecha de Macario Briones. Allí hizo el papel principal de Héctor Toscano, usó barba postiza para darle carácter y el estreno constituyó un sonado triunfo en Manta que no estuvo exento de peligro pues el público tuvo que brindarles su apoyo y protección, en Santa Ana se llenó el teatro y en Chone hasta hubo tiros por ser una obra de candente denuncia y actualidad. Después pasaron a los patios de los Colegios y hasta la dieron en los soportales y “La Trinchera” se volvió el grupo pionero del teatro en Manabí.
Asistieron al primer Congreso de Trabajadores de Teatro y realizaron un taller con Martínez Chamorro pues vivían el mundillo del arte escénico y amaban las candilejas. Ese año representaron en el teatro Sucre una obra de creación colectiva titulada “De remos a motores”. La noche del estreno compartieron aplausos con los de la “Rana Sabia” con otra obra, igualmente exitosa.
El 85 presentaron un skecht cómico político “Nokao” porque trataban sobre los candidatos a la Alcaldía de Manta, trabajó con el grupo teatral “Mala yerba” de Quito dirigido por Charo Frances de España y Arístides Vargas Sosa de Argentina quienes viajaron a Manta a dictar un Taller de Teatro. Ese año contrajo matrimonio con Mercedes J. Loor Alonso y para subsistir aceptó ser portero del edificio donde funcionaba el teatro “Chushig”. Han tenido una hija.
El 86 pusieron en escena, dirigidos por Arístides Vargas, el “Viaje al mundo de Plauto” del autor italiano Chigo de Chiara. Hizo de Coordinador y trabajaron varias temporadas en Quito. El 88 realizó una obra de creación colectiva “Bandais” mezcla de las palabras Banda y País, sobre la revolución liberal, bajo la dirección de María Escudero, directora argentina que radicaba en Quito. Allí actuó de Don Lauro. En Septiembre organizaron el Festival Nacional y el Encuentro Internacional de Teatro, auspiciado por la Universidad Eloy Alfaro de Manta.
El 89 realizaron los de “La Trinchera” una maraton radial a fin de conseguir los fondos necesarios para viajar a la II Muestra Latinoamericana de Teatro en Londrina al sur del Brasil. El 90 el Banco Central del Ecuador adquirió el teatro “Chushig” de Manta y le contrató de Instructor de Teatro con catorce mil sucres mensuales de sueldo, al igual que a Carlos Valencia y a Nixon García. Entonces se dedicaron a difundir el teatro a nivel de Colegios y Festivales y con “La Trinchera” realizó “El Cuco de los Sueños”, escrita a medias con Arístides Vargas, sobre mitos y leyendas recogidos en la comunidad manabita de Santa Clara, donde los cuentos se mezclan con la vida cotidiana del poblado porque los cuenteros eran hasta hace pocos años algo consustancial con la cultura y visitaban las poblaciones llevando su bagaje de sueños, hasta que el progreso les fue arrinconando y hoy solo quedan unos pocos y desdentados ancianos, que aún recuerdan esas viejas ficciones.
La obra es una colección de historias que se mezclan para dar una estructura. Tres actores realizan veinticuatro papeles diversos. Zambrano tuvo a cargo la parte poética // La fantasía tiene andamios / y mágicas escaleras, / quien las suba no pretenda / quedarse a dormir en ellas. // Porque pudiera ocurrir / que en desafortunado esmero, / de sus lúdicos destellos / nos quedemos prisioneros. // La obra mereció el honor de ser declarada la mejor del país, se estrenó en Manta y recorrió triunfalmente las provincias del país.
En Manta fundó el grupo teatral universitario “Palo Santo”. Luis Mueckay le llamó para hacer “Antígona” en Quito y Guayaquil bajo los auspicios de Diner’s, Ecuavisa y Hotel Continental. El 91 viajó a Cajamarca en el Perú. El 92 salió de “La Trinchera” para dedicar todo su tiempo a “Palo Santo,” visitó Caracas para el Festival Internacional de Teatro de Venezuela. El 93 participó en el Festival Internacional de las Artes de San José de Costa Rica y con “Palo Santo” montó “La Orgía” con el colombiano Enrique Buenaventura; “Juanito y los Fantasmas” teatro infantil en las dos versiones del argentino Javier Villafañe y de Fernando Moncayo y “La Alfarada” basada en la obra “Junio” del Profesor Gonzalo Andrade Arévalo. Esta versión fue dirigida y escrita a medias con Nixon García.
El 94 trabajó en la obra “Jardín de Pulpos” con el Grupo Malayerba” y bajo la dirección de Arístides Vargas. Obra difícil pues contiene dos aspectos diferentes, uno racional y otro que no lo es. Ambos le dan significado, rescatando al espectador de la cotidianeidad insignificante que muchas veces no se tolera, para devolver la dignidad personal y colectiva, fin último de la obra.
Alto, delgado, blanco rosado, barba y ojos negros, ama profundamente su profesión y ha iniciado una labor de búsqueda de los orígenes del Manabí Profundo que aún existe en los campos comarcanos de esa dilatada y bella parte de Ecuador, tierra de costumbres campesinas, ancestrales, dignas de recopilar. Acaba de trabajar en las series de TV “A la Costa” de Luis A. Martínez y “Los Sangurimas” de José de la Cuadra.
El 95 creó a su personaje “Don Pascual Mendoza”, que refiere cuentos tomados del folklore manabita, aunque algunos tienen orígenes tan lejanos como la antigua Persia. El 96 concurrió al Encuentro de Contadores de Cuentos realizados en Colombia y tuvo la oportunidad de integrarse al movimiento latinoamericano que esta reinsertado a la palabra y al cuento como medios más idóneos para la preservación de las tradiciones y el folklore.
“Me siento cuentero, es decir, un narrador escénico, pues he tomado la tradición oral de mi tierra manabita para crear el personaje Don Pascual, de suerte que las historias de Don Pascual constituyen monólogos míos con recopilación de versos. La serie no es repetitiva, todas las funciones son diferentes y como también canto, logro concitar el interés del público, desde niños hasta adultos.”
Se le considera uno de los pioneros de la tradición escénica en el país tras haber presentado con notable éxito y con Luis Mueckay los diálogos de “Tuco y Manuco” actuando en el papel de Tuco, personaje manabita como el caldo de yuca, que no es una caricatura ni peor un esperpento, simplemente es un sujeto propio de esa provincia, con los dejos populares y el habla montubia propia de ella que les confiere una identidad de autenticidad, extroversión, y regionalidad.