VELEZ JOSE

FILANTROPO.- Nació en Daule el 1 de Mayo de 1845 y fue bautizado tres días después, en esa iglesia parroquial, con los nombres de José de la Cruz, como expósito a las puertas del escribano público Antonio Vélez Enríquez, natural de Quito, casado en Daule con Concepción Villamar de esa vecindad, siendo sus padrinos el Citado Escribano y su tía Política Mercedes Villamar Alarcón, madre de los Pimentel Villamar (1)
Creció alegre y vivaracho en las majestuosas campiñas dauleñas y rodeado de sus pequeños hermanitos los Vélez Villamar. En 1852 le mandó a pedir su madre y desde entonces se educó con ella en Guayaquil, recibiendo las primeras letras y las cuatros reglas, el 57 ingresó al San Vicente del Guayas y en 1864, al ocurrir el fallecimiento de ella, por su calidas de hijo natural solo recibió la cuarta parte de sus bienes, se inscribió en el libro de Comerciantes que llevaba la Municipalidad, formando una sociedad mercantil con Raimundo Icaza Ordoñez, de importación de productos europeos y norteamericanos.
Su proverbial bonhomía le hizo simpático como su padre y pronto empezó a escalar posiciones en la carrera de la vida, pues todos los partidos políticos le respetaban. Su matrimonio con Adela Segarra, expósita del comerciante Pedro Segarra natural de Daule, le trajo una gran felicidad aunque sin hijos, pero criaron a María Teresa Vélez, niña expósita, de quien no se tiene otras noticias.
En 1871 fue Vocal suplente en el Directorio del recién creado Banco del Ecuador. El 72 también figuró como Vocal Suplente en el Banco de Crédito Hipotecario. En 1875 falleció su padre y la ciudad decretó honras fúnebres.
Tras el asesinato de García Moreno había sido electo Jefe Político del Cantón Guayaquil por su continente reposado y severo, su conducta arreglada, modelo de civismo, de liberalismo y de virtudes, pues era amable y bondadoso, tenía amigos y favorecidos, le agradaba servir. En 1876 presidió la Municipalidad de Guayaquil y el 8 de septiembre en la mañana, al proclamarse el Comandante Militar de la plaza, Ignacio de Veintemilla, contra el régimen constitucional del Presidente Antonio Borrero, presidió Vélez la Sesión ampliada de Cabildo en favor del movimiento revolucionario.
En el Acta se dice que el Presidente Borrero había sido inconsecuente con sus electores liberales que desde hacia meses pedían inútilmente la derogatoria de la vergonzosa Constitución garciana o Carta Negra de 1869. Que se restablecía el glorioso pabellón celeste y blanco emblema de nuestra nacionalidad y libertad. Los Munícipes designaron una Comisión para que comunicara estas resoluciones a Veintemilla.
Este se presentó, prometió sostener la causa del pueblo y reorganizar la República bajo los verdaderos principios de la causa liberal. Vélez firmó después de él.
Ese día fue designado Subsecretario de Hacienda y el resto del gabinete quedó conformado de la siguiente manera: Pedro Carbo Noboa, quien se encontraba en el extranjero, Ministro General; José María Noboa Carbo en la subsecretaría del Interior y Relaciones Exteriores, José Sánchez Rubio en Guerra y Marina. La Gobernación del Guayas fue para José María Caamaño Arteta que estaba cercano a los ochenta años de edad.
De inmediato se dedicó a reunir fondos para iniciar la campaña militar contra la sierra. Del Estanco de sales de Babahoyo y de la Tesorería de Hacienda y Aduana de Guayaquil logró el dinero para la adquisición de mil fusiles de repetición marca Remington que llegaron provenientes de los Estados Unidos y con los cuales las tropas guayaquileñas triunfaron fácilmente en Galte y en la Loma de los Molinos.
En el Ministerio de Hacienda permaneció durante los primeros meses del gobierno que fueron muy duros por la cerrada oposición del clero y varias invasiones armadas desde Colombia. En 1877 fue candidatizado por el periódico “El Comercio” de Guayaquil y el Club Político Veintemilla para una Diputación por el Guayas, salió electo y concurrió a la Convención Nacional que se reunió en Ambato el 26 de Enero del 78, actuando como parte del bloque gobiernista, en la que sin embargo no sobresalió por su carácter retraído, poco afecto a los arrebatos histriónicos que tanto agradan al populacho.
En 1879 figuró entre los fundadores del Comité encargado de erigir la estatua de Olmedo que recién se inauguró el 92.
En 1880 volvió a ocupar la cartera de Hacienda, aunque por cortos meses, en reemplazo de Martín de Ycaza Paredes. Poco después se ausentó a Europa a causa de una dolencia cardiaca que comenzó a afectar su salud y solo tenía 35 años de edad.
En París sufrió una recaída y testó ante el Cónsul ecuatoriano Clemente Ballén el 27 de Diciembre en 1881 siendo testigos el ciudadano francés Theodor Simón, los colombianos Felipe Díaz – Erazo y Evangelista López, el español Teófilo Manzano -Torres y el nicaragüense Crisanto Medina. Dejó varios legados para obras de progreso y filantropía en su ciudad.
Su fallecimiento ocurrió poco después, a principios del 82. Las exequias fueron solemnes, concurrió la colonia ecuatoriana a la Iglesia de la Magdalena y de allí al Cementerio del Pere Lachaise. Al saberse la triste nueva en Guayaquil fueron decretadas Honras Fúnebres en la Catedral. La Municipalidad colocó su retrato de cuerpo entero en el salón de sesiones y se edificó un Hospital de alienados, que subsistió hasta la construcción del nuevo en 1909 y llevó su nombre en recuerdo a una generosa donación suya.
Alto, fornido, mulato, el pelo zambo y cano, nariz aguileña, frente amplia y bigote largo, rostro agradable por sonreído y una fuerte personalidad, despaciosa y amanerada a lo gran señor.