VARELA GONZALEZ RAUL

ACTOR Y DRAMATURGO.- Nació en Lima el 5 de Junio de 1924. Hijo del escritor Alberto Varela y Orbegoso, miembro de la alta sociedad limeria, periodista en “La Prensa” y en “La Noche” y de Esmeralda González Castro, escritora, poetisa y compositora peruana nacida en Lima el 1 de Agosto de 1902 que desde sus primeros años destacó por su facilidad para componer canciones y escribir poesías. En 1945 participó en el periodismo limeño como Pancha Remolino con Zuácate, sátiras en verso que gustaron mucho. El 48 escribió como Demetrio Rueda en El Pueblo. El 50 para El Comercio, el 53 para La Crónica, posteriormente colaboró en las revistas Buen Humor y Cascabel como Serafina Quinteras por su admiración con los autores teatrales españoles Hermanos Serafín y Joaquín Alvarez Quintero pues su prima hermana Emma Castro Pervuli lo hacía como Joaquina Quinteras. Entre ambas compusieron canciones de mucho éxito como El Ermitaño, Todo o Nada, Parlamanías (que trata sobre las ofertas de los diputados en el Congreso) y La Muñeca Rota considerada un clásico del cancionero peruano y sudamericano. En El Comercio mantuvo el 50 una columna poética humorística llamada Romance de Cartón. El 51 editó un primer libro titulado “Así Hablaba Zarapastro” de humorismo poético. El 55 salió “De la misma Laya” conteniendo una antología costumbrista y a varios humoristas peruanos. En las décadas de los 60 al 80 se dedicó al género musical popular. El 89 apareció su cancionero “Cuarenta años después” con letras de sus composiciones y el 90 “Cajón de Sastre” recopilación de numerosos escritos. También es autora de comedias y libretos para radio y televisión y figuró entre las socias fundadoras de la Asociación peruana de autores y compositores. Las Municipalidades de Lima, San Borja, Miraflores, San Isidro y Santiago del Surco premiaron sus composiciones musicales. El 96 recibió la Medalla de Oro del Consejo Nacional de Mujeres y el 2000 la Orden del Sol del Perú en el grado de Gran Oficial. Falleció en Lima el 12 de Mayo del 2004 a la avanzada edad de ciento un años, fue cremada y sus cenizas se arrojaron alrededor del Puente de los Suspiros como había sido su deseo (1)
Raúl aprendió las primeras letras en una escuelita donde era profesora la señorita Laura, a quien recuerda con mucho afecto y cariño, destacándose por tener una bonita voz, gustarle el canto y la recitación, también hacía mímica y actuaba. Era un niño delgadito, muy activo y gracioso, que asombraba a todos por su despierta imaginación.
De ocho años se presentó a la radio Internacional a competir en un Programa Infantil de Nestlé y fue seleccionado de entre numerosos niños por el pianista Max Morales para cantar el tango “El día que me quieras” en honor a Carlitos Gardel. “Al término de la audición el gerente de la Radio me contrató para cantar de lunes a viernes por dos soles diarios, suma respetable para entonces, porque con eso se hacía el mercado, y como éramos pobres, fui feliz”.
Allí estuvo Raúl cuatro años hasta que el 36 cambió su voz a la de tenor. “Entonces pasé a la recién inaugurada estación de Radio Nacional de Lima, como actor de radionovelas con ochenta soles mensuales. Primero hicimos obras infantiles con libretos de Juan Malbort, creador de las aventuras de Pirulita y sus hermanos, que consistía en un viaje imaginario por todas las regiones del Perú. Mi hermana Blanca era Pirulita y mi hermana Nelly y yo éramos sus hermanos, igual que en la vida real.” La serie tuvo gran aceptación, duró cinco años y le sirvió de mucho a Raúl para su carrera como actor. Mientras tanto cursaba la primaria y secundaria en el Colegio de los Hermanos Hazo.
En 1937 comenzó a escribir para “La Noche” donde su padre era administrador. Su precocidad le sirvió para crear una sección tradicionista, muy influida por sus lecturas de Ricardo Palma que tituló “Rincones de Lima” y llegó a publicarse en la página editorial. Escogía rincones, sitios y plazas y los describía con mucho lirismo. El Director – propietario Ezequiel Balarezo Pinillos, a) Gastón Roger, se interesó porque el joven Varela continuara en el cultivo de las bellas letras; quizá, por ello, en 1941, tras graduarse de Bachiller, ingresó a la Facultad de Letras de la Universidad de San Marcos, donde estudió dos años, trabajando al mismo tiempo con sus hermanas en el elenco estelar del Primer Actor radial Pedro Urueta, que tantos éxitos alcanzó en el género cómico.
En 1942 tuvo su propia Compañía y laboró para las Radios Central, Nacional y América. El 44 comenzó a estudiar Leyes, pero al llegar al quinto Curso comprendió que su única vocación era ser actor y se retiró de la Universidad.
Entre el 44 y el 45 hizo periodismo en el diario “Jornada” del Mariscal Oscar R. Benavides, combatiendo duramente al APRA a través de la sección “Yo los conocí de cerca” y de diversas entrevistas políticas, hasta que en Junio de 1948 dejó el periódico para debutar en el Teatro Municipal, dirigiendo, actuando, bailando y cantando con la Primera Compañía Nacional de Zarzuelas y Operetas de Rosa Mercedes Ayarza de Morales, en la obra “La Calesera”, que tuvo un gran éxito.
“Había montado la obra sin haberla visto representar y en eso llegó procedente de Barcelona Francisco Balaguer, para dirigir la Orquesta Sinfónica Nacional; durante el estreno y al agradecer los aplausos dijo: “que ni en España la había visto tan bien montada”.
“En Noviembre formé mi propia Compañía de Operetas que abrió temporada en el teatro Segura con el Conde de Luxemburgo y Luisa Fernanda”.
En Febrero de 1949, tras el golpe dictatorial del General Manuel Odría contra el presidente José Luis Bustamante Ribero, ocupó la Subsecretaría de la Presidencia de la República. A fines de año le fue propuesta una diputación por el distrito de Lima en la Lista única del gobierno que no podía perder, pero fiel a su consigna de no intervenir en política, rehusó el honor.
El 1 de Enero de 1950 pasó de Asesor de Comisiones al Senado de la República, empleo que le dio tiempo para continuar sus actuaciones en radio y TV hasta 1.958 que también renunció porque fue contratado por el Primer Actor Cómico Ernesto Albán para trabajar una corta temporada en el teatro Sucre de Quito.
Fueron casi diez años de intensa actividad artística en Lima, su nombre se hizo ampliamente conocido y fue buscado por los primeros actores y actrices, compartiendo papeles estelares con figuras de la talla de Edmundo Moreau, Paco Andreu, Luis Alvarez, Manuel Delorio, Miguel Gómez Checa, Enrique Victoria, César Valero, Elvira Travesi, Elvira Tizón, Marcela Yunta y Elva Alcandré Wesche, con quien tuvo una hija.
En 1950 había casado con Elizabeth Anselmi Libornio, nieta del maestro José Libornio, célebre autor de la Marcha de Banderas que se canta como Himno Nacional en el Perú, pero al cabo de algún tiempo divorciaron, con hijos.
De su etapa con Ernesto Albán 58 – 59 recuerda que en 1959, durante una temporada en el teatro Parisiana los velasquistas tomaron los palcos y en mitad de una “Estampa Quiteña” empezaron a arrojar huevos. Varela y Albán recibieron el chubasco y entonces Albán grito al público: “Los velasquistas tiran lo que no tienen” ocasionando una gran algazara y muchos aplausos hasta de los propios velasquistas. En otra ocasión estrenando “Las Corsarias” en 1960 en el teatro Presidente, al final del primer acto no se fijó en un peligroso hueco que había en el tablado y cayó dentro de él, quedando aprisionado a la altura de las costillas. El accidente pudo ser peor, pero sufrió la rotura de dos costillas. El Dr. Jimmy Barredo, que estaba entre el público, fue llamado de urgencia y le aplicó una inyección a la columna, para quitarle el dolor, pudiendo salir al segundo acto a bailar un Can Can y así tuvo que actuar y bailar los siguientes días, hasta que se curó. En Bogotá, mientras hacía teatro con Albán en el teatro Caldas, resultó que la temporada se puso tan mala que no había dinero ni siquiera para pagar a los actores. Varela trabajaba también en la TV y tuvo que hacer un préstamo a Albán y salieron del paso. Poco después fueron contratados por un señor de apellido Henao para actuar en Cali y pusieron superar airosamente el apuro.
Vino al Ecuador por unas pocas semanas y se quedó varios meses hasta mediados del 59 haciendo teatro en todo el territorio nacional, que recorrió cuatro veces completas con Albán. Luego pasaron a Colombia y Panamá con el nombre de Compañía Gómez Albán y actuaron hasta Diciembre del 60 que viajó a Guayaquil contratado por el Canal 4 Telesistema, que fue el primer Canal de TV de Guayaquil y del Ecuador y que acababa de fundarse, donde hizo teatro con Paco Villar y su hija Elsie con quien luego se casó.
En 1965 realizó con su esposa Elsie una gira por Panamá, actuando en el célebre monólogo “Bandera Negra” de Horacio Ruiz de la Fuente. Viajaban con niños chicos y muy estrechos de fondos, pero supieron defenderse y hasta ganaron dinero. Después pasaron a Costa Rica y fue contratado por la Universidad Nacional de San José como director del teatro universitario. El 67 estuvo nuevamente en Panamá actuando en el Canal 4 RPC. El 68 volvió a Lima como artista de radio y TV y trabajó en el Canal 4 hasta el 72.
En 1973 mientras actuaba en la República Dominicana, fue contratado por la Gran Compañía de Comedias de Manuel de Sabatini. Ese mismo año formó su propia empresa y viajó por Venezuela y Colombia. En Medellín se quedó actuando hasta el 74 y adoptaron el nombre de Compañía Elsie Villar y Raúl Varela.
A fines del 74 siguieron a Quito. El 75 trabajaron en Lima en teatro y TV hasta el 79, escribiendo la comedia peruana semanal para el Canal 4 de TV y la serie ¡Ay, qué familia¡ Así como artículos cómicos para el Diario El Comercio que salían en la página editorial con ese título.
Desde entonces tomó la curiosa costumbre de escribir libretos para teatro bajo el seudónimo de Giacomo Andreotti, muchos de ellos se han perdido, pero conserva en su poder los siguientes: 1) Los huevos del Candidato, 2) Viudo, virgen y con plata; 3) I ahora ¿A quién damos el voto?; 4) Jugando, jugando, lo mataron, comedia musical de carácter, donde lo sardónico aflora en cada acto, inocentemente; 5) La herencia de Drácula; 6) Aquellos tiempos, comedia musical escrita para Guayaquil con canciones propias y otras ajenas; 7) El Impotente, que se estrenó en funciones de medianoche; 8) Sueño de Madrugada; 9) I talvez pasaron; y, 10) I así todos los días, que aún no ha representado. Sucediéndole lo contrario de muchos autores, que sus obras se representan pero no se han publicado.
Durante su larga vida como actor y director le ha correspondido adaptar libreros ajenos, tanto en el género cómico como en el dramático. Que petición de Henry Raad escribió el primer acto de la obra “La nueva Semilla” sobre la migración libanesa a Guayaquil, que resultó exitosisima. El segundo acto si es desde Enero de 1980 trabajó en el teatro Humoresque en Guayaquil, iniciando una etapa de surgimiento del teatro en nuestro medio, etapa que ha continuado adelante a pesar de los obstáculos que Varela encontrara a su paso, como son la falta de cultura teatral, la falta de costumbre de asistir al teatro, etc. Entre el 84 y el 85 dirigió la Academia de teatro “Paco Villar” con alumnos jóvenes, dándoles todo de sí.
En el Humoresque estuvo hasta el 85 que el teatro se cerró por diferencias con sus socios. Entonces pasó invitado a trabajar en el Candilejas con su cuñada Cecil Villar hasta el 87. El 88 abrió el teatro Ja Ja, de corta duración porque los dueños se dieron cuenta que mejor negocio era dedicarlo a películas pornográficas de dudoso gusto artístico, por eso el 89 volvió al Candilejas.
Realizaba numerosísimas presentaciones en provincias. Su nombre constituía una bandera cultural. Tenía un poemario con el título de “Sin maquillaje” con poesía de todos los géneros, porque como él mismo declaraba, escribía cuando estaba triste, lo que realmente le sucedía en contadas ocasiones, pues era activo, optimista y de una personalidad encantadora, humana, muy humana.
Era el actor más querido del Ecuador por su sencillez, donaire y facundia. Poseía todas las cualidades propias de un buen actor, una voz con matices e inflexiones, aterciopelada a veces y en otras potente, se movía con naturalidad en el escenario, ágil a pesar de sus años, con una figura juvenil y dominio completo de la Escena. Cantaba, bailaba, reía, alegraba y hasta sabía hacer llorar cuando era necesario. El país le debe mucho y el teatro ecuatoriano más aún.
En la década de los años 90 volvió a su Patria y siguió actuando en los teatros de Lima. Falleció el miércoles 4 de Julio del 2.007 a las 5 y 45 de la mañana de ochenta y tres años de edad. Fue velado en la sala Dos de la iglesia de Cristo Rey, cremado y enterrado el viernes 6 de Julio con lucido acompañamiento, entonces el Perú perdió a su más importante hombre de teatro del siglo XX.