VARAS SAMANIEGO JOSE MIGUEL

RECTOR DE LA UNIVERSIDAD.- Nació en Samborondón, provincia del Guayas, el 18 de Abril de 1900. Hijo legítimo de Ezequiel Varas Romero, agricultor y comerciante en dicha región, propietario de una finca arrocera y de un almacén de abarrotes, y de su primera esposa Zoila Rosa Samaniego fallecida de parto en 1906. Fue el quinto hijo del primer matrimonio de su padre.
“Mi infancia transcurrió muy cerca de la naturaleza. Huérfano de madre a tierna edad fui cuidado por mi madrastra Matilde Peñafiel Alvarado y no me faltaron la caricia, el amor y los consejos. Dña. Cruz Galarza, en su modesta escuela, nos enseñó las primeras letras. Luego tuve buenos profesores primarios fiscales – Eusebio Martínez Guerrero y Guillermo Medina – capacitados y llenos de amor a su sacrificada profesión”.
Vivía en una casa propia frente al malecón del río Babahoyo. En 1914 dejó la vida sencilla del campo y sus cacerías menores, para estudiar la secundaria en el Vicente Rocafuerte de Guayaquil, donde encontró profesores que sembraron las primeras inquietudes de su alma. Residió por entonces donde sus primos los Sánchez Varas y logró en numerosas ocasiones el Premio La Filantrópica.
En 1917 se trasladó su padre a Guayaquil, adquirió una casa propia en 10 de Agosto entre Chimborazo y Boyacá y reunió a su familia.
En 1920 se graduó de Bachiller con honores e ingresó a la Facultad de Medicina destacando como el mejor estudiante, al punto que el Profesor Luis Felipe Cornejo Gómez le hizo su Ayudante de cátedra.
En 1924 pasó Interno al Hospital General, fue enviado al Pabellón de Ojos donde operaba el Dr. Julio Rubio Alvarado, quien lo motivó por antítesis pues le negó el derecho a practicar en su sala. Por eso se vio precisado a operar en otras, usando como anestésico las gotas de cocaína pues aún no se conocían las inyecciones de novocaína.
En 1925 fue designado Ayudante del Gabinete de bacteriología del profesor José Darío Moral. El 26 fue alumno de Oftalmología del Dr. Juan Tanca Marengo, profesor simpático y bien informado de las nuevas conquistas de la medicina. Entonces se entusiasmó mucho con el arribo a Guayaquil de la Misión Rockefeller, que presidida por el Dr. Hideyo Noguchi trataba de descubrir al agento vector de la terrible fiebre amarilla.
En 1927 se graduó de Doctor en Medicina con la tesis “Ionoterapia eléctrica en Oftalmología”, instaló su consultorio particular en la calle Chile y comenzó a ejercer como Clínico General.
En 1929 fue Ayudante de la cátedra de Clínica Pediátrica a cargo del Dr. Carlos Hurtado Flor. El 31 fue trasladado a la cátedra de Clínica Médica. El 32 publicó en el Boletín de la Asociación Escuela de Medicina su artículo “Hipertensión ocular y glaucoma” a raíz de una sonada polémica con el Dr. Rubio y se dio cuenta que en Guayaquil no existía verdaderos oftalmólogos; pues, los que aún quedaban se hallaban disminuidos en sus facultades por sus edades avanzadas y se interesó en dicha especialización.
En 1936 fue Profesor agregado de Clínica Pediátrica y Semiología (Medicina Interna) El 37 le designaron Jefe del Pabellón de Oftalmología del Hospital General y enterado por los Catálogos que recibía del exterior, de la existencia de una nueva lámpara para el examen microscópico de los ojos la pidió enseguida, y en la Revista de la Universidad de Guayaquil editó “Biomicroscopía ocular”.
Entonces le ocurrió la siguiente anécdota. “Un joven intelectual concurrió a su consulta presentando un caso grave de cataratas y como se acostumbraba operar un ojo primero y luego el otro, le intervino el derecho y salió bien, pero a los dos días se infectó tan fuertemente dicho órgano que hubo que extraérselo, dejándole un muñón para el nuevo, de vidrio. El joven, conciente de la buena labor del Dr. Varas, le pidió que le operara el otro, lo que se hizo con grave riesgo pero todo salió bien y el paciente pudo ver perfectamente con el izquierdo”.
El 22 de Enero de 1938 contrajo matrimonio con Maruja Torres Pérez. Desde el 40 se suscribió al “América Journal of Ophtalmology” pues leía en francés y en inglés cuanta literatura médica se publicaba, idiomas que había aprendido en el Vicente Rocafuerte con sus profesores Pedro Pablo Eguez Baquerizo y Will Eugene Reed, respectivamente.
Ese año fue designado Concejal del Cantón Guayaquil. El 41 fue reelegido, el 42 fue Delegado al III Congreso Médico del Ecuador celebrado en Quito y presentó como ponencia “Edema palpebral febril tripanosomásico”, su diagnóstico clínico y parasitológico, a medias con el Dr. Julio Alvarez Crespo, que estudió la última parte.
En 1943 ocupó la cátedra de Oftalmología donde se jubiló el 71. El 44 representó al Ministerio de Educación en el III Congreso de la Asociación Panamericana de Oftalmología celebrado en Montevideo.
Entre el 44 y el 45 volvió a ocupar una de las Concejalías del Cantón. El 47, el Presidente Carlos Julio Arosemena Tola le ofreció la Gobernación del Guayas, que Varas Samaniego rechazó por no considerarse político.
En 1948 representó al Ecuador en el II Congreso de la Asociación Panamericana de Oftalmología celebrado en La Habana, con la ponencia “Manifestaciones oculares de algunas enfermedades tropicales.”
En 1949 presidió la Sociedad Médico Quirúrgico del Guayas. Ese año sonó su nombre para ocupar el Rectorado de la Universidad de Guayaquil. Realizada la votación logró una amplia mayoría sobre su competidor el Dr. José Vicente Trujillo y salió electo por un período de cuatro años, durante el cual inauguró la ciudadela Universitaria.
En 1951 auspició la erección del monumento al tirano García Moreno.
En 1952 fue becado por la UNESCO en gira de observación y estudió por seis meses a las universidades de Puerto Rico, México, Estados Unidos, Francia y España. En ésta última nación permaneció un mes más trabajando en la Clínica Oftalmológica del Dr. Joaquín Barraquer en Barcelona.
El 53 fue reelecto en el rectorado de la Universidad de Guayaquil por cuatro años. El 54 colaboró en la edición latinoamericana de la obra “El ojo y sus enfermedades tropicales” para la Asociación Panamericana de Oftalmología fundada por el Prof. Conrad Barens y le designaron miembro Correspondiente de la Casa de la Cultura Ecuatoriana.
Ese año salió en el “American Journal of Ophtalmology” su articulo sobre las enfermedades tropicales del ojo escrito seis años atrás.
Vivía por entonces en Luque entre Chile y Chimborazo pero inició la construcción de un moderno edificio de cemento armado de seis pisos terminado el 56 con una hipoteca en el Banco de Descuento, uno de cuyos departamentos pasó a ocupar con su esposa y su hijo José Miguel.
En 1959 fue Miembro del Colegio Internacional de Cirujanos con sede en Ginebra. El 60 desempeñó la presidencia del Centro Médico Federal del Guayas. El 62 ingresó a la Asociación Panamericana de Oftalmología. El Dr. José Barraquer le invitaba continuamente a visitar su clínica en Bogotá y con motivo de un viaje del Dr. Joaquín Barraquer a Guayaquil le defendió con el Dr. Robert Gilbert Elizalde de los ataques que le hizo un miembro del cuerpo médico guayaquileños, por ejercer su profesión sin haber refrendado previamente su título.
Entre 1964 y el 66 ocupó el decanato de la Facultad de Medicina. El 67 fue miembro de la Asociación Panamericana de Medicina PAMA capítulo de Guayaquil, sección Oftalmología.
En 1968 presidió la Sociedad Nacional de Oftalmología y Ortóptica, El 70 publicó el artículo “Operación de la catarata con alfaquimotripsia, utilización de dosis bajas” y el 75 “El tratamiento quirúrgico del Glaucoma primario en ángulo estrecho complicado” a medias con su hijo José Miguel, quien ya se había doctorado, trabajo que presentaron para el “Secundum Forum Ophtalmologicum” celebrado en Bogotá.
El 28 de Septiembre de 1978 y con motivo de sus Bodas de Oro profesionales fue agasajado en el Club de la Unión por un grupo de amigos y colegas. Con tal motivo leyó un emocionado discurso y retirado del ejercicio profesional vivía con su esposa.
Su hijo había recogido el reto de su progenitor y era uno de los más notables especialistas en oftalmología del país, especializado en cataratas, en cornea y refractiva.
Estatura pequeña, tez blanca, ojos negros, pelo cano, hablaba reposadamente y en voz baja. Su carácter tranquilo le predispuso para su profesión que a la par de científica es eminentemente técnica. Falleció en Guayaquil de avanzada edad.