VALVERDE JOSE

PERSONAJE MITICO.- Todo lo que se escriba de este sujeto es simplemente leyenda pues a pesar de las investigaciones practicadas en los archivos de Latacunga, Píllaro y sus alrededores, no se ha hallado ningún documento relativo a su vida y solo se conoce de él a través de la tradición oral que lo une con el famoso “Derrotero de Valverde”. Guía cierta para llegar hasta el sitio donde se encuentran enterrados los fabulosos tesoros del rescate del Inca Atahualpa, en las montañas tenebrosas de los Llanganatis.
El asunto es como sigue: Un español de apellido Valverde (1) se hizo de un Derrotero para llegar hasta el sitio del tesoro, pues habiéndose casado con una hija del Cacique de Píllaro entre 1770 y siguientes, entró al conocimiento del secreto. Así es que debió marchar desde Píllaro a las Lagunas de los Llanganatis, donde localizó el sitio exacto del tesoro, tomó una parte de él y salió nuevamente a Píllaro, anotando todos los lugares por donde había pasado, para poder regresar; pero entonces prefirió volver a España donde murió hacia 1788 época en que ya gobernaba el rey Carlos IV a quien dejó en su lecho de muerte una carta con la Relación y el Mapa. Nada más se conoce de Valverde. De allí en adelante el Rey envió a Antonio Pástor y Marín de Segura a buscar el oro y ésa es otra historia.
Lo cierto es que en el Libro Becerro de Oro de la biblioteca del Colegio “Vicente León” de Latacunga se conservó por muchos años el Derrotero, cuya protocolización notarial ocurrió en la escribanía de José Ignacio Pacheco el 26 de Septiembre de 1834. Ese documento menciona que el Cacique Auqui Toma, hermano del Inca Huayna Cápac, lo dio por herencia a una princesa hija del Ati Pillahuaso, de Píllaro. A su vez, ella trasmitió el conocimiento al Cacique Longo. Igualmente de Píllaro; cuya hermana Zúñac contrajo matrimonio con el blanco Marcelino Youvon, que excursionó a los Llanganatis con el padre Fernández, llegando hasta el sitio denominado la Chorrera del Golpe, donde misteriosamente desapareció Longo. Otra versión, trasmitida por Luciano Andrade Marín, dice que Longo no era Cacique sino sacerdote y que habiendo entrado a los Llanganates con Enríquez de Guzmán, murió o desapareció.
Que existe el famoso derrotero para llegar al tesoro, nadie lo duda. Incluso el viajero inglés Richard Spruce lo halló en el siglo pasado y se tomó el trabajo de publicarlo en uno de sus libros, traducido al idioma inglés. La versión en español es como sigue, aunque tiene pequeñas diferencias que corren anotadas en “Los Llanganatis”, obra del sabio Luciano Andrade Marín, que es el que más ha investigado estos sucesos.
El Derrotero de Valverde, por otra parte, en una versión mas antigua, parece que fue dictado por un indio, pues en varios párrafos se refiere despectivamente al blanco barbudo español enemigo de nuestra raza pura.
El Derrotero “Si quieres tener la ambición del blanco barbudo español, enemigo de nuestra raza pura, nunca des este derrotero que te voy a dejar, pues habiendo ido hasta nuestros cerros del sol los tres Llanganates, meterás las manos en la laguna encantada y sacarás el oro, ambición del barbudo blanco y corregidores de Tacunga y Ambato, que nuestras razas siempre les mandarás oprobios y maldiciones pidiendo a Dios Viracucha haga justicia para que siempre queden en poder de nuestra tierra y que nunca descubran los barbudos. Así te doy y te indico el derrotero que debes seguir sin avisar ni notificar a ninguno de los blancos que quieren vencer nuestros dominios.
“Te pondrás en el pequeño pueblo de Píllaro suelo de nuestro gran Rumiñahui, allí preguntarás por el Moya que era de Rumiñahui, seguirás hacia las alturas frías hasta llegar a nuestro cerro del Guapa a cuya punta, si es que el día fuese de bueno, mirando siempre el lado de donde sale el solo sea el pueblo de Ambato que tendrás siempre a las espaldas y fijándote tus ojos verás siempre, al lado donde sale el sol, los tres cerritos que se llaman los Llanganatis que están en forma de tres, como el de callo el Tacunga, que dan las tolas en línea recta las del cerro Hermoso. Siguiendo este derrotero bajarás hasta llegar a la laguna verde que es la misma que se hizo a mano, ordenado por Rumiñahui, quien mandó a su hermano el cacique de Panzaleo se arroje allí’ todo el oro metal que quisieron los ambiciosos guiracochas para liberar a nuestro Padre Atahualpa con motivo de la orden que dio el guiracocha blanco. Seguirás, te digo, el cerro de Guapa, siempre con la montaña hasta que llegues al gran manchón de las grandes sangurimas que hacen de la confundir a los que anden por allí porque desvían del derrotero flechas.
“Pues te diré que ese manchón es el guía que llevarás siempre hasta la mano izquierda hasta cuando llegues al juncal grande; desde el juncal grande, a media ladera pasarás por medio de él, donde verás dos lagrimitas que llamamos “laguna de los anteojos”, por tener nariz al medio, una punta de arena semejante al Cuilcoche de otavalos; desde este sitio volverás los ojos donde sale el sol y verás otra vez los Llanganates como lo viste otra vez desde el alto del gran Guapa y te prevengo que no te engañes porque dichas lagunitas has de dejar siempre a tu izquierda y siguiendo siempre con mano izquierda de nariz o punta verás un gran llano de paja donde es dormida del segundo días donde se deja las bestias y seguirás con pie hasta llegara la laguna negra llamada Yanayacu, la cual dejarás a la izquierda, bajando con mucho cuidado a la ladera, llegando a la quebrada, llegando a la gran Chorrera que es el golpe del agua o Chorrera del Golpe, donde pasarás por puente de tres palos. Y si éstos no halla ya, buscarás sitio poniendo otro puente donde verás la choza donde sirve de dormida, unida a la gran piedra donde están trazados los derroteros. Al otro día seguirás el viaje por el mismo derrumbe de la montaña, llegando a la quebrada cerca muy honda donde pondrás palos para poder pasar con mucho tiento, porque es muy honda. Así llegarás a los pajonales donde braman los rayos del cielo, siguiendo los grandes llanos; y viendo que termina el gran llanete entrarás en una grande cañada entre los tres cerritos, donde toparás con camino empedrado del Inca y donde verás las puertas del socavón que está hecha como si fuera de iglesia; caminarás un buen trecho hasta topas con chorrera que sale de un hijo del cerro de Llanganates más grande haciendo tembladeras donde hay bastante oro que metiendo la mano sacarás otro granado. Pero para subir el cerro dejarás la tembladera y tomarás mano derecha por encima de chorrera, subiendo para dar vuelta el hijuelo y si acaso esta boca del hijuelo está tapada ha de ser con salvaje o musgo. Quita con las manos y darás con la puerta donde verás la guaira donde está horno para fundir metal. Si quieres regresar procura coger el río que queda a mano derecha, cogiendo playa para el hato siguiendo siempre el cañón del desagüe de la laguna; luego seguirás a mano derecha hasta cuando veas la nariz de las lagrimitas de anteojos y el gran Guapa que siempre deja atrás al pueblo de Ambato; seguirás cerro de mayordomo siguiendo pajonales fríos para bajar a Píllaro”.