VALLEJO CORRAL RAUL

ESCRITOR.- Nació en Manta el 28 de Junio de 1959. Hijo legítimo de Jacinto Vallejo Terreros, mecánico automotriz guayaquileño y de Aída Corral Macías, manteña.
En 1965 ingresó al Colegio Cristóbal Colón destacando como excelente alumno. El 71 su hermano mayor Jacinto le obsequió la Biblioteca Ariel compuesta de cien volúmenes que fueron apareciendo semanalmente con eruditos prólogos de Hernán Rodríguez Castelo. “Cada semana yo recibía mi libro y me creía en la obligación moral de leerlo y terminarlo antes de que llegara el siguiente…desde entonces la lectura me atrapó”.
Era un asiduo cliente de los puestos de alquiler de comics: Memín, el Santo, Hermelinda linda, el Llanero Solitario, Superman, Periquita, la pequeña Lulú y todas las de Walt Disney. A los diez años leí El Principito. Al mismo tiempo leía las publicaciones de Salvat y en general todo cuanto caía en sus manos. El 74 recibió el apoyo de su profesor de Literatura Luis Armijos, quien supo incentivarlo hacia las Bellas Letras en el cuarto cuarto. El 76 y mientras estudiaba el sexto año lectivo, intervino en el concurso de Literatura del Colegio Guayaquil y ganó dos primeros Premios en teatro y en cuento con las obras “Conversaciones Burguesas” que aún no ha sido llevada a las tablas y “Por culpa de la Literatura”. Igualmente ganó el primer Premio en relato en el Concurso del Normal Rita Lecumberry con “La mama está enferma” y el primer Premio en cuento en el Dolores Sucre con “La señorita Carrera”.
El 25 de Octubre y con su compañero Fernando Balseca Franco lanzaron dos libros de cuentos titulados “Cuento de cuento cuento” (Vallejo) y “Color de Hormiga (Balseca) mimeografiado en los talleres del mencionado Colegio salesiano. El discurso estuvo a cargo del rector Eduardo Sandoval y la noticia salió por los diarios. Los textos de Vallejo habían sido escritos durante unas vacaciones en Quito y originalmente eran treinta pero por consejo de su amigo Jorge Velasco Mackenzie solo mimeografió quince, escogiendo los más insólitos.
Vallejo ha confesado “Tenía una educación religiosa y el premeditado deseo de ingresar al Seminario pero tras un interno proceso de radicalización de mi fe, descubrí la sexualidad y la hipocresía de la doble moral, me impacté frente a las contradicciones sociales de la iglesia y a partir de las clases de Filosofía que nos dictaba el Padre Rector, conocí el materialismo histórico. Estos hechos me llevaron a escribir mi primer libro con mucha sinceridad aunque con mesurada calidad artística como es lógico y natural y como estaba horrorizado del mundo, de mi mundo, con la moral idealista propia de los dieciséis años, quise destaparme contra las costumbres sociales y sexuales, asumiendo mis experiencias adolescentes como un moralista con la sinceridad de los años ingenuos y con el terrible deseo de hacer literatura.
Al día siguiente del lanzamiento apareció un editorial alaraquiento en “El Telégrafo”, firmado por su Director Eduardo Arosemena Gómez bajo el seudónimo de “Edargo”, denunciando el uso de malas palabras y ciertas situaciones eróticas planteadas en los textos, como reñidas con la moral y las buenas costumbres, que al sentir del periodista debían reinar en los colegios, especialmente si son confesionales. El 31 de Octubre un mediocre periodista de apellidos Carrión Aguirre a) “Pedro Tinto” y hermano de Juan sin Cielo por añadidura, se sumó demagógicamente a los gratuitos ataques con un artículo titulado “Dos cuestiones atroces” y llegó a decir que “un colegio religioso edita en sus talleres dos libros conteniendo indignos relatos pornográficos” de donde se infiere que ni siquiera los había tenido en sus manos, pues dichos libros, como ya se indicó, simplemente eran mimeografiados
En su edición de Noviembre la revista “Hogar” manifestó sobre Vallejo lo siguiente: “De profundo sentido crítico este primer libro de un escritor que se inicia en el campo de la narrativa para brindarnos desde sus pocos años la visión del mundo que le hemos ofrecido. Valiente y sin hipocresías, pone el dedo en la llaga, lo que escandalizará a muchos que prefieran seguir ignorando las verdades que golpea”.
El 7 de ese mes “Filosofito”, seudónimo de José Guerra Castillo, también le defendió en su artículo “Tinta de calamares”, pero dos días después y en el mismo “Expreso” alguien los atacó en “Literatura liberada” y siguieron apareciendo opiniones muy diversas sobre los escritores, que desde hacia dos años formaban parte del grupo “Sicoseo”, en cuyo primer y único número de su revista aparecería el cuento triunfador de Vallejo en el concurso del Dolores Sucre. Igualmente hacían activa militancia política en el FADI más por admiración a Benjamín Carrión, quien lideraba dicho Frente Amplio de Izquierdas, que por otra causa.
Armado el escándalo, el 26 de Diciembre salió un aviso en “El Universo” que decía: “Inquisición. Ya están a la venta los libros condenados que fueron salvados del fuego censor…” y a continuación se daban las librerías donde podían adquirirse, terminándose la edición completa, de solo quinientos ejemplares, en poquísimas horas.
El 3 de Enero de 1977 salió en “El Universo” un artículo bajo el expresivo epígrafe de “¿Literatura Censurable?” con expresiones tibias y asustadizas como éstas “En suma, se puede disentir de esos cuentos, pero hay en sus autores el plausible propósito de crear”. Finalmente se escucharon opiniones de mayor valor. El 17 de ese mes Hernán Rodríguez Castelo en “Expreso” aclaró muchos aspectos en “Obscenidad, pornografía, crudeza… y siguen los malos entendidos” y el 5 de Julio en “El Día” de México, Miguel Donoso Pareja estudió la cuestión desde el punto de vista estrictamente literario (3)
A principios de Febrero se graduó de Bachiller y viajó de vacaciones a Quito donde el padre Sandoval le ofreció la cátedra de Problemas Filosóficos y la ayudantía de la secretaría en el Colegio Don Bosco de la Tola, con un modesto sueldo que incluía alojamiento y alimentación en el pensionado del mismo Colegio.
Decidido a quedarse en la capital se matriculó en el primer semestre de la Facultad de Literatura de la Universidad Católica, escribió un segundo libro de cuentos que tituló “Daguerrotipo”, aparecido en el No. 73 de la Colección Letras del Ecuador, que dirigía Rafael Díaz Icaza en el Núcleo del Guayas de la CEE, y al cerrarse la escuela en Julio del 77 regresó a Guayaquil.
“Daguerrotipo” es un recuento de la realidad vivida en tono autobiográfico con un plural intento de profundidad. Contiene cuentos muy bien logrados como “Por culpa de la Literatura” que ha sido calificado como el mejor y es un homenaje al escritor, a todos, a ese artesano de la palabra en el que uno quiere convertirse. Otros cuentos de gran interés son “Correspondencia para María Rosa”, “Momento”, “El señor Goyes” y “Prohibido Prohibir” donde trató el problema del derrocamiento de Salvador Allende en Chile y hace una literatura de evidencias.
En Agosto comenzó a trabajar en la formación de la Hemeroteca de Fedesarrollo con un sueldo mensual de S/. 6.000 y se matriculó en la Escuela de Literatura de la Universidad Católica. En Abril del 78 pasó de profesor al Colegio María Auxiliadora donde dictó clases hasta el 80 con S/. 4.800 mensuales, mientras desarrollaba una ardua labor literaria en Sicoseo y a través de numerosas .publicaciones. Los de Sicoseo se reunían casi siempre los sábados a leer, comparar y discutir textos pero al viajar a México Fernando Nieto Cadena en 1980, espaciaron las reuniones y el grupo terminó por disolverse. Era una especie de taller de literatura donde sus miembros leían y discutían sus propios textos, “buscando testimoniar la vida común del pueblo a través de una obra que expresara nuestras contradicciones pequeño-burguesas, como eco participante de las luchas y aspiraciones del proletariado”. Lastimosamente el grupo desapareció mucho antes de que pudiera desarrollar las tesis que estaban organizando; murió por desidia, tras editar un sólo número de la revista de su nombre y cuando ya habían anunciado el segundo, que había entrado en prensa y contenía el Manifiesto de sus miembros.
El 78 ganó el Premio Único de relato José de la Cuadra del Centro Municipal de Cultura con su texto “Todo temblor, toda inocencia”, ficción entre novelera y biográfica de los amores de Medardo Ángel Silva y la joven Rosa Amada Villegas, compitiendo con escritores de la primera narrativa del país. Lamentablemente ese texto aún sigue inédito pues los talleristas le convencieron que no tenía mayor trascendencia social. I entonces ¿En qué queda la literatura como arte ficcional?
“Todo temblor, toda inocencia” fue originalmente un libro de relatos orgánicos y luego del premio su autor lo transformó en una novela corta, en el género que estaba en boga con “La Linares” de Iván Eguez y “María Joaquina en la Vida y en la Muerte” de Jorge Davila Vásquez.
En Enero del 79 contrajo matrimonio con Livina Santos Jara a quien había conocído en la Universidad Católica de Guayaquil. En Abril del 80 nació su hija Daniela. Entre el 80 y el 82 ejerció la cátedra de Literatura en el Colegio La Asunción. En Octubre del 83 concurrió al I Encuentro de escritores y artistas latinoamericanos y del Caribe celebrado en la Habana y en Octubre del 84 al Festival de Cortometrajes de Alemania Occidental. En 1983 trabajó el cuento como género en el Taller de Literatura que dirigía Miguel Donoso Pareja en el Núcleo del Guayas de la CCE.
Para entonces sus antiguas aficiones al cine iniciadas en lecturas, estudios y cineforums le habían conducido a diversos medios de comunicación sobre esa técnica y arte.
El 85 escribió el guión de un mediometraje titulado “La Chica de Manta” que produjo Ecuavisa para el Canal 2 de TV, basado en una historia suya del mismo nombre escrita dos años atrás, pero la crítica no le fue favorable y hasta surgieron voces disconformes en Manta, repitiendose el adagio “pueblo chico, infierno grande”.
El 85 también concurrió por primera vez al Festival de Cine de La Habana y a fines de ese año obtuvo el divorcio e ingresó al Taller de Literatura del Núcleo del Guayas.
El 86 apareció su tercer libro de cuentos llamado “Máscara para un concierto” con textos sobre un Guayaquil de calles y avenidas, ambiguos centros nocturnos y un gran parque que acoge al impresionante conglomerado humano que sufre la pauperización de la clase media, la miseria del proletariado, en fin, la represión y la violencia. “Concierto de voces lúcidas que claman vida lucidamente a ratos, encantadoramente siempre”.
Ese año contrajo segundas nupcias con Alina Vera Carbo, el 87 nació su hijo Sebastián y viajó al Festival de Cine en La Habana. Este enlac sirvió para su ingreso al poderoso grupo del pintor Oswaldo Guayasamin.
El 88 editó un ensayo técnico “Emelec, cuando la luz es muerte” sobre la situación de esa empresa trasnacional que explota la electricidad y abusa de la población guayaquileña con planillas monstruosamente grandes, algunas casi impagables. El Vicepresidente de la República Ing. Luis Parodi Valverde declaró en el auditorio de la Escuela Politécnica que era “un libro coyuntural que revelaba aspectos siniestros relacionados con los negociados dentro de la Empresa Eléctrica y su famoso gerente un maioso contador de apellido Scopetta”.
El 89 dio a la luz su cuarto libro titulado “Solo de Palabras” con cinco relatos sobre “personajes urbanos con sus dimensiones de tragedia y conflicto, esperanza y sueños, en una ciudad atormentada por su crecimiento, en un mundo donde ha endurecido la piedad y en el que la miseria y la incomunicación tejen su laberinto kafkiano, escritos con un estilo ágil, vivo, epidérmico, que muestra al hecho cotidiano en su significación mayor, su filigrana de bolero. No literatura de artificio ni de simulacro”.
Con esta obra Vallejo se acercó a los niveles secretos de Guayaquil, claves de su vértigo y su agonía incesante, describiendo las formas en que, los seres atrapados en el cálido laberinto, fracasan, triunfan, mueren o simplemente se escapan.
Delgado, blanco, pelo negro, ojos cafés miopes. También el 89 publicó: 1) “90% de Transpiración, 10% de Inspiración”, antología del relato ecuatoriano de 1970 en adelante con once de los cuentistas más destacados del período: Carlos Béjar Portilla, Iván Eguez, Raúl Pérez Torres, Abdón Ubidia, Javier Vásconez, Icáreo Antonio Rodríguez, Jorge Dávíla Vásquez, Eliecer Cárdenas Espinosa, Carlos Carríón, Jorge Velasco Mackenzie y Francisco Proaño Arandi; una Introducción, Fichas Bibliográficas y un estudio crítico sobre un cuento de cada uno de ellos. Al final ha puesto Material de Trabajo para los estudiantes y 2) Una Antología con once cuentos tomados de sus dos últimos libros bajo el título de: “Las Tablas de la Ley Mosaica” dentro de la colección. El Escarabajo de Oro que editan Grijalvo y El Conejo, en Quito.
En 1992 logró el primer Premio del Concurso de El Universo” con la colección de cuentos titulada “Fiesta de solitarios.” Enseguida pasó a desempeñar la Dirección Nacional de la Campaña Alfabetizadora.
El 99 logró los premios Gallegos Lara y Nacional del Libro con su novela “Acoso textual” y el 2.000 sus cuentos “Huella de amor eterno” recibió el Premio Aurelio Espinosa Pólit.
De allí en adelante incursionó en la poesía con varios textos, siendo el primero sus “Cánticos para Oriana” editado el 2003 y “Crónicas del mestizo” con referentes históricos el 2007.
Está considerado uno de los más importantes narradores jóvenes del país, que ya no cede a la tentación de palabras vulgares y cautiva con su inmensa capacidad de amar. Su intrepidez en la forma lo ha lanzado a un terreno experimental, que no suele ser el más propicio para la cosecha de cuentos; sin embargo, paradójicamente, ese desafío se convierte en el mérito mayor suyo.
Incluido en la órbita del ominoso correismo el 2006 fue designado Ministro de Educación, Deporte y Cultura durante la presidencia del Dr. Alfredo Palacios González y cuando, realizadas las elecciones, el 2007, triunfó el Economista Rafael Correa Delgado, le solicitó que continúe en funciones, aunque solo en la cartera de Educación.
El 2008 dio a la luz el poemario “Missa solemnis” en memoria de su madre fallecida el 2004. Expresa que está dedicado a su memoria, como un homenaje a la vida, por eso no es un réquiem sino una misa, concebida como un concierto de música sacra que se inicia con el Magnificat, seguido del Kyrie, la Gloria, el Credo, el Sanctus, el padre nuestro, el Agnus, el stabat mater, y se cierra con la resurrección y la ascensión.
El 2012 editó “Acoso textual” innovadora novela epistolar basada en la era digital a partir de correos electrónicos y las múltiples máscaras de los cibernautas. Y el 2014 “Marilyn en el Caribe, novela corta premiada por la Universidad Javeriana de Bogotá, donde ha venido desempeñando la representación diplomática de nuestro país desde dos años atrás como embajdor del Ecuador.