SUCEDIÓ EN LA TRONCAL
LOS PELITOS DE “MAMA CHEPA”

Crispulo Lindao decididamente se sentía embrujado. Ninguna de las mozas del pueblo le paraba bola cómo vulgarmente se dice. Ciertamente que Críspulo era feo, requetefeo y encima tímido y quizá por eso no las enamoraba, pero a los veinte años y cuando hay salud, fuerza y energía la timidez y la fealdad son lo de menos – eso pensaba el pobre – más todo se le aclaró cuando una vecina le dijo muy en confianza que ella pensaba que lo habían embrujado porque no era posible que todas las chicas rehuyeran su trato, más aún si se bañaba diariamente y peinaba con brillantina de olor. Así es que le recomendó que fuera de consulta a La Troncal donde tenía su consultorio la famosa bruja “Mamá Chepa”, famosa por sus curaciones milagrosas.
Y a La Troncal viajó Críspulo lleno de fe y optimismo y habiéndose bajado del bus de pasajeros y preguntando por la tal. Mama Chepa, se dirigió a una casita muy mona y de cemento armado donde le hicieron pasar de inmediato. La doña era una serrana gorda y sudorosa, que sólo al verlo le dijo:
– Ya sé a lo que vienes. ¡Te han embrujado! ¿No es cierto?
Sí, Mamá Chepa.
– Eso es fácil adivinar pues aquí todos vienen por lo mismo ¿I cual es tu embrujamiento? ¿Cuál la trabazón que te tiene entontado?
Vera Ud. Mamá Chepa, se trata de que las chicas no me paran balón, ni me aceptan como novio en mi pueblo y todo porque dizque soy feo.
– Ni tanto, hay otros peores, pensó la Mamá para sus adentros, pero poniendo la mejor de sus caras siguió preguntando. I dime hijito, ¿Por qué será eso? ¿Estarás ojeado por atrás? ¿Revirado por delante? ¿Apezuñado con huevo pasado en la espalda?
No lo sé, por eso he venido.
– Bueno, no te preocupes, pon unos dos mil sucrecitos en esa alcancía que son para las ánimas benditas del purgatorio y acuéstate desnudo en esa tarima para examinarte.
El buen bobito se sacó todo, quedando como Dios lo envió al mundo y Mamá Chepa recitó unas oraciones místicas, le esperjeó agua de una poma, dio tres vueltas a la tarima y luego gritó: “Que se vayan los complejos y que regresen los buenos aires, los buenos efluvios, los buenos bajos.” arrojando un montón de pelos que le cayeron a Críspulo en la barriga.
– Acto seguido le dijo que estaba curado y que se regrese con toda confianza a su pueblo, a comenzar a conquistar chicas, pues no habría una sola que se le resista. Que todo lo que había tenido era un “respingo de malos aires entrecruzados”.
– ¡Vaya uno a saber qué será eso!
Críspulo regresó con un fuerte catarro, pescado durante el tiempo que la bruja lo tuvo acostado sin ropa y casi al aire libre porque estaban las ventanas abiertas. Pero pasado el catarro entró de lleno a enamorar a Juanita de la A, vivaracha vecinita que le tenía sorbido el seso y poco después se arrejuntaron y cogidos de la mano se fueron a vivir a una chocita de los alrededores, donde aún deben estar, puesto que la última vez que pasé por Bajada de Chanduy hace siete años, que es allí donde viven, los vi contentos, muy trabajadores y alimentando a las seis boquitas que les han nacido.