TACON Y ROSIQUE MIGUEL

MILITAR.- Nació en Cartagena de Levante, España en 1775 y fueron sus padres legítimos el Brigadier de la Marina Miguel Tacón y Foxá y Francisca Rosique y Ribera. Muy joven entró a la Real Armada como Guardiamarina, en 1791 asistió a la defensa de la plaza de Orán.
El 92 viajó a Constantinopla y de regreso sirvió de Corso en Algeciras y en las costas de Málaga en persecución de los ingleses, pero navegando en el bergantín “El Vigilante”, en la Armada del Brigadier Salcedo, una noche obscura chocó al navío “San Carlos” y resultó seriamente herido. Su recuperación duró varios meses.
En 1805 asistió a la batalla de Trafalgar en la flota franco-española del Almirante VilleneUve. El 6 fue designado Gobernador de Popayán y al llegar a la boca del río Magdalena, en compañía de su esposa, cayeron prisioneros de los ingleses; que sin embargo les permitieron desembarcar en Cartagena de Indias.
Cuando el 1 de Agosto de 1809 Quito proclamó a la Junta Soberana de Gobierno y desconoció al de la metrópoli, los Gobernadores de Popayán, Cuenca y Guayaquil, Miguel Tacón, Melchor de Aymerich y Bartolomé Cucalón, respectivamente, prepararon la contra revolución para impedir que la insurgencia se propagara por otras regiones. Tacón alistó numerosas fuerzas en Popayán y fortaleció las guarniciones fronterizas de Pasto y el río Carchi. El 10 estalló la revolución en Bogotá y los habitantes de Popayán recibieron una invitación para unirse a ella. Tacón convocó a un Cabildo abierto de padres de familia que resolvió llamar a las diferentes poblaciones del distrito a que designen sus representantes, quienes debían reunirse en Popayán y resolver al respecto. Mientras tanto se instaló otra Junta para la conservación del Orden Público. Tacón contuvo la revolución apoyándose en las tropas que hizo llegar de Pasto y en la rivalidad existente entre Popayán, Cali y otros lugares del Valle del Cauca, terminando por disolver dicha Junta. Algunas ciudades mandaron sus Delegados a Cali.
Joaquín Caicedo estableció la Junta en dicha ciudad y Tacón consideró que dicho acto era de rebeldía y alistó sus Milicias. Cali pidió refuerzos a Bogotá que envío al Coronel Antonio Baraya. En tal estado ocurrió algo insólito, pues Cartagena de Indias se declaró rebelde al gobierno central de Bogotá, cundió la discordia y surgieron los partidos: el Centralista de Bogotá y el Federalista de Cartagena y otras poblaciones; más, en Septiembre, acordaron los patriotas la reunión de un magno Congreso en Medellín, con delegados de todas las Provincias, para solucionar este asunto.
En Marzo de 1811 Tacón seguía fuerte con numerosas tropas de Pasto y el Patía y ocupó el puente sobre el río Cauca para impedir el ingreso de las tropas caleñas y bogotanas con Baraya a la cabeza, sin embargo este logró vadear el río por otro punto y derrotó a los realistas en el combate de Bajo Palacé. Tacón huyó con los suyos a Pasto, población que los recibió con frenético entusiasmo.
Pasto se convirtió en el centro de reunión de la reacción contra la independencia y Tacón planificó dos invasiones, una a Popayán y otra a Quito, a tiempo que la Junta de Cali se reunía en Popayán y declaraba la independencia organizando el gobierno de la Provincia.
Mientras tanto Tacón había solicitado una conferencia a Pedro Montúfar y sin esperarla avanzó a la frontera sur y desde Carlozama empezó a tomar las pequeñas fuerzas de observación que habían establecido los quiteños, especialmente el destacamento del río Bobo dejado por Montúfar. Enseguida atravesó el río Carchi y ocupó la altura de Cuaspud, pero tras algunos tiroteos con Montúfar se retiró a Zapuyes y a Imbué. En el Chupadero fue derrotado y tuvo que repasar el río Guaytara, fortificándose en las riberas del Juanambú cercanas a pasto, donde se sintió inexpugnable.
Una división de cerca de mil hombres al mando de Baraya y de Caicedo marchó sobre Pasto. Tacón, casi solo y enfermo, pues muchos de sus hombres habían defeccionado, al sentirse presionado por ambos lados se embarcó en el Patía y siguió a Barbacoa en la costa del Pacífico. Baraya no pudo perseguirlo debido a la insalubridad del valle del Patía y regresó a Popayán.
Mientras tanto los patriotas de Quito con Pedro Montúfar a la cabeza adelantándose a Baraya y Caicedo tomaban Pasto el 22 de Septiembre y se apropiaban de la Caja Militar con 413 libras de oro sacadas por Tacón de la Casa de la Moneda de Popayán. Caicedo se trasladó a Pasto, usó de una política conciliadora y obtuvo que los quiteños retrocedieran al Carchi. Enseguida pasó a Quito a reclamar las libras de oro que no le fueron devueltas. Tal el resultado de la campaña militar de 1811.
Durante el resto del año el incansable Tacón recibió varios contingentes del Gobernador de Guayaquil y ejerció mando sobre el puerto de Tumaco y el distrito de Barbacoas interfiriendo en la paz de esa vasta zona y como la Junta de Popayán veía su peligrosa tenacidad, dictó un decreto imponiendo la pena de muerte y confiscación de bienes a quienes le fueran adictos.
En 1812 inició campaña contra esa ciudad pero al llegar al río Izcuandé fue derrotado por unas partidas patriotas y tuvo que abandonar definitivamente la provincia y embarcarse a Lima donde le recibió el Virrey Abascal, quien decidió enviarlo a España en una Comisión; más, el General José Manuel Goyeneche Barreda, que mandaba el ejército del Alto Perú, solicitó Oficiales y por ello fue destinado a las operaciones de Vanguardia en Jujuy, zona norte de la actual República argentina, donde la situación era difícil, pues el realista General Pío Tristán y Moscoso había sufrido varios reveses en Salta y Tucumán y dispuesto el repliegue general del ejército entonces la Vanguardia de Tacón retrocedió a Tupiza y finalmente al Cuartel General en Potosí, donde Goyeneche renunció el mando y encargó al Brigadier Juan Ramírez atacar el Cuartel General de los patriotas argentinos del Río de la Plata del General Manuel Belgrano, que había logrado avanzar victoriosamente tan lejos de su Patria.
En la Junta de Guerra convocada por Ramírez algunos jefes entre ellos Tacón, opinaron que era mejor esperar a las tropas de refuerzo anunciadas de Lima. Días después llegaron éstas con el General Joaquín de la Pezuela y el ejército realista salió el 7 de Agosto desde Anancoto hasta Condocondo. Belgrano se hallaba en Vilcapuquio y el 1 de Octubre se empeñó un terrible combate. Tacón ya era Mayor General y le tocó mandar el ala izquierda formada por cuatro batallones que se desordenaron, pero como el ala derecha resistió al mando de los Generales Francisco Picoaga y Pedro Antonio de Olañeta, la acción se encontraba indecisa hasta que el Coronel Saturnino Castro cargó por retaguardia contra los patriotas que terminaron por dispersarse. Tacón fue ascendido a Brigadier. En tanto que Belgrano, con rapidez asombrosa, volvió a reunir sus huestes y ocurrió un nuevo enfrentamiento el 14 de Noviembre en Ayohuma. Ese día Pezuela cruzó dicho río y enfrentó a Belgrano, que valientemente acercó a los suyos a mitad de tiro de fusil y atacó con su caballería, pero no pudo romper las filas realistas y tuvo que huir.
Liberado el Alto Perú de cualquier amenaza patriota Tacón se empleó en 1814 como Gobernador Intendente de Potosí y en diferentes operaciones de limpieza de guerrilleros patriotas.
Los realistas habían recuperado extensas regiones que iban hasta Jujuy la revolución patriota en el Cusco volvió a intranquilizar la zona. Pezuela se retiró con sus tropas para evitar ser envuelto y mandó a principios de 1815 a Ramírez a recobrar la ciudad mientras Tacón, de Presidente interino de la Audiencia de Charcas, perseguía a varias partidas rebeldes, derrotándolas el 4 de Abril en el cerro de las Carretas, aunque al poco tiempo el General argentino Juan José Rondeau ocupaba otra vez Potosí.
Tacón y Pezuela, acosados por todos lados, unieron sus fuerzas en Chuquisaca, y ocurrió la defección de la gente del Provisor Iriarte que los acompañaba, que se pasaron al bando de los argentinos y los realistas tuvieron que desocupar dicha población.
En esos momentos las cosas iban de mal en peor hasta que ocurrió el triunfo realista de Rancahua en Chile y el Brigadier Mariano Osorio destinó un batallón del glorioso regimiento Talavera en ayuda de Tacón y Pezuela; al mismo tiempo Ramírez, tras vencer al Cacique Mateo Pumacahua en la batalla de Humachiri, pacificaba el Cuzco y volvía al lado de sus jefes para reforzar posiciones.
El 20 de Octubre se enfrentaron realistas y patriotas insurgentes en Sorasora con resultados indecisos. El 28 de Noviembre, tras varios movimientos tácticos, los realistas ocuparon la hacienda Vilumá y distinguieron a Rondeau y su ejército en las lomas y huertas de Sipesipe. Al día siguiente se enfrentaron en Vilumá, triunfaron los realistas y Tacón ascendió a Mariscal de Campo.
El 20 de Diciembre salió de Potosí llevando consigo al Primer Regimiento del Cusco y restableció el orden administrativo en esa convulsionada Provincia. En Julio de 1816, como Presidente de la Audiencia de Charcas partió con el Batallón de Granaderos de Reserva y el Segundo de Extremadura a enfrentar las guerrillas de Padilla, que derrotó en Cachimayo. Padilla fue degollado y su cabeza colocada en una pica se exhibió por mucho tiempo en un paraje público. Igualmente hizo fusilar a los 77 prisioneros, entre los cuales se contó Fray Mariano Suárez Polanco. En esta como en muchas otras ocasiones, antes y después, demostró ser un militar arrogante y sanguinario, de suerte que su mala fama ha subsistido en Colombia, Bolivia, Perú, Argentina y Cuba, sobre todo en esta última nación, como veremos.
Era de carácter intemperante, apasionado y cruel. En Chuquisaca había hecho azotar a una mujer embarazada bajo la leve acusación de insurgente y a consecuencia del castigo la infeliz murió y el pueblo, concierne de esta indignidad, acompañó el funeral masivamente.
A fines del 16 Pezuela pasó a Lima a reemplazar al Virrey Abascal que regresaba a España. Tacón volvió a ocupar el gobierno de Potosí y José de la Serna asumió el mando supremo del Ejército, pero al salir en campaña hacia Jujuy a vigilar esa frontera, Tacón le reemplazó en el mando militar en el Alto Perú. Entonces, cansado de tantas contingencias, siempre con resultados parciales pues el pueblo era partidario de la independencia, en una lucha que veía larga y a las finales perdida, pidió licencia y volvió a España, donde el Rey Fernando VII le designó Capitán General de la isla de Puerto Rico, cargo que no aceptó. Enseguida le dieron la Gobernación Militar del puerto de Santa María donde tampoco parece que llegó a actuar, pues seguía en la península en 1823 formando parte del Grupo de Militares Constitucionalistas y cuando se derogó la Constitución de Cádiz de 1812 y retornó el régimen absolutista no volvió a ser considerado para ninguna colocación hasta que por muerte del Rey Fernando VII, comenzó en 1834 la primera Guerra Carlista y la reina Gobernadora, María Cristina de Borbón, necesitando contar con el elemento liberal, escogió al poeta Martínez de la Rosa, conocido por sus ideas progresistas. Este gabinete le nombró Gobernador de Cuba, con el título de Teniente General.
Parecía hombre de avanzada edad, aunque soto tenía a la sazón 59 años. El Cónsul norteamericano en La Habana, A. P. Trit, le describió así: Autoritario, rígido, agrio de carácter e indudablemente activo y enérgico. Un contemporáneo suyo decía que era el prototipo del caballero de Castilla, orgulloso de su elevada posición, severo hasta la acritud en el ejercicio de sus funciones, firme como una roca y no obstante afable y cortés en el trato con los extranjeros, sentía una antipatía y un odio invencible a los criollos (hijos del país) posiblemente por sus antiguas campañas en sudamérica y no solo que no ocultaba estos sentimientos sino que se complacía en hacer ostentación de ellos.
Lleno de prevenciones, no buscó el trato de la nobleza, los grandes hacendados azucareros y pudientes comerciantes de la Habana, Trinidad, Puerto Príncipe, Bayamó, Santiago, ni aceptó sus empeños y recomendaciones; si no que buscó el apoyo de los españoles que llegaban en gran numero a la isla y persiguió a “los jóvenes ambiciosos” de la intelectualidad, a quienes considerada el mayor peligro para el régimen por sus ideas separatistas, razón por la cual desterró a Juan Antonio Saco, el jefe de ellos.
Para gobernar formó una camarilla de amigos, estimuló la belicosidad de los españoles contra los criollos y al poco tiempo se creó un fuerte movimiento de oposición y protesta. Pronto comenzaron a circular hirientes versos en su contra. Una redondilla de la época dice //Permita Dios. Te trague una ballena./ Por esos mares de olas infinitas/ te vaya a arrojar hecho bolitas/ a la Plaza Mayor de Cartagena // en clara alusión a su ciudad natal.
A poco de llegado se opuso a la construcción del ferrocarril de la Habana por ridículas quisquillas. Luego se produjo la elección de los Diputados que viajarían a las Cortes. Se opuso porque ninguno de los electos era español.
El 36 ocurrió el motín de la Granja que arrancó a la Reina la proclamación de la Constitución de 1812. El 29 de Septiembre del 36, el Gobernador de Santiago de Cuba. General Manuel Lorenzo, respaldado por los terratenientes orientales de la isla y por sus amigos liberales de la Corte, puso en vigor dicha Constitución; pero se opuso Tacón con la flota.
El asunto terminó con el bloqueo simbólico de ese puerto y la renuncia de Lorenzo, pero se dispuso nuevas elecciones de Diputados y volvieron a triunfar los reformistas con José Antonio Saco a la cabeza, contra quienes movió Tacón sus influencias para que se les desconociera, lo que a la postre ocurrió en 1837, ya que las Cortes resolvieron que Cuba era simplemente una colonia sin derecho a representación alguna.
Entonces ocurrió el incidente con el Superintendente de Hacienda, Martínez de Pinillos, a quien acusaba Tacón de obrar con entera libertad y sin prestar atención a sus órdenes, pero no se dio cuenta que este tenía numerosos favorecedores en la Corte, que a la postre recomendaron a la Reina aceptar la renuncia de Tacón en 1838, quien fue sucedido por el Príncipe de Anglona, Pedro Téllez Girón. Un largo y ruidoso juicio de residencia, en el que sin embargo salió libre de toda culpa, fue el epílogo molestoso y triste de su gobierno, que no estuvo exento de abusos y demostró la sorda lucha que empezaba a librarse para obtener la independencia
En 1837 recibió el título de Marqués de la Unión de Cuba y Vizconde previo de Bayamó para si y sus sucesores. El 38 publicó unas “Memorias” en Madrid y retirado a Mayorca recibió el Toisón de Oro y la categoría de Senador del Reino, pues era uno de los militares de más influencia en su tiempo
En 1844 ascendió a Gobernador del archipiélago de las Islas Baleares, el 47 fue elevado a Duque de la Unión de Cuba y debió fallecer poco después, de avanzada edad. Le sobrevivió su viuda María García y Zocolí.
Su memoria no es bien recordada en América por los abusos y crímenes que cometió durante las guerras de la Independencia, pero en España se le considera no solamente un bravo militar sino también un inteligente táctico en la lucha de guerrillas.