STIEHLE JUAN BAUTISTA

CONSTRUCTOR.- Nació en la pequeña población rural de Dachingen, Principado de Wurttemberg, Alemania, el 1 de Junio de 1829, en el seno de una familia de agricultores y artesanos oriunda del pueblo de Untermarchtal y fue el onceavo entre dieciséis hermanos, cinco de los cuales murieron muy pequeñitos durante los años del hambre entre 1817 y 1821.
Sus padres fueron Tiber Stiehle y Ana María Siegler. Tiber nació en 1790 en Untermarchtal y por un incendio sus padres perdieron la casa y lo dieron en adopción a su tía María Anna Siegler de 58 años, casada en Dachingen con el granjero Juan Kock de 74, quienes le criaron con amor y en 1812 le dejaron de único heredero de una finca grande compuesta de casa, granero, huerto y otras tierras. Ana María Siegler era una mujer muy religiosa, diariamente concurría a la misa del vecino pueblo de Frankenhofen en compañía del pequeño Juan Bautista, pues el niño había sufrido graves quemaduras al caer en un fuego, recuperándose con gran felicidad de todos.
A los siete años entró en la escuelita de Dachingen y destacó en historia de la Iglesia, religión, literatura y matemáticas. Cada año era el ganador del premio que se otorgaba a los alumnos pequeños. Su memoria era feliz para recordarlo todo, tenía la inteligencia despierta y superaba a sus compañeritos, a los cuales daba los mejores ejemplos de pureza de costumbres.
Pasaba mucho tiempo en la carpintería de su hermano Martín, diez años mayor que él, tallando pequeños crucifijos. A los catorce años prefirió ser aprendiz de ebanistería antes que seguir estudios superiores y se lució en 1.847 cuando fue derribada la antigua iglesia de peregrinación de Dachingen, pues desmontó y restauró los antiguos altares que volvió a colocar en la nueva edificación. El 49 realizó con su hermano Martín las nuevas bancas de madera que resultaron bonitas y cómodas. El 50 entró a aprender herrería en Opfínger para servir mejor a la Comunidad parroquial que requería de esos trabajos. Su maestro, impresionado de su personalidad, comentó que solamente daría a su única hija como novia a este oficial suyo.
Todo parecía sonreírle en la vida y su padre decidió reservarle una casa grande en la calle de los Ladrillos en Dachingen para que viviera en los altos e instalara su taller en los bajos.
Estando de oficial de la herrería influyó tanto en su compañero de trabajo Mathias Rehm, que le convirtió a la vida piadosa. Su confesor, el Vicario Stephan Schneider, hombre de mucha experiencia, le aconsejó que no ingrese a la vida religiosa; pero ocurrió que ese verano de 1850 el padre Redentorista, José Arnold, de la Casa religiosa de Téterchen en la Lorena (Francia) fue a Lauterach por asuntos personales y decidió predicar una misión popular en Untermarchtal con la ayuda del Vicario Schneider quien llevó consigo al joven Juan B. Stiehle. De resultado de dicha prédicas el padre Arnold solicitó el ingreso de Stiehle a los Redentoristas alemanes, que no le aceptaron por su falta de estudios, en cambio los franceses le abrieron sus puertas por menos exigentes. El 26 de Octubre escribió una carta de despedida a sus padres y partió a Téterchen.
En Diciembre vistió al hábito de Novicio pero enfermó posiblemente de tuberculosis, curándose de dicha dolencia tras casi tres años de padecimientos y recién el 19 de Enero de 1854 hizo sus Primeros Votos. Durante ese tiempo demostró a su Comunidad, que aún enfermo era una persona útil.
En 1850 trabajó en la construcción del Convento de San Nicolás. El 52 colaboró como sobrestante en la construcción de la Iglesia del Convento de Téterchen y en la confección del nuevo altar mayor, consagrado con gran solemnidad por el Obispo de Metz.
Aparte de estas funciones, realizaba otras menores, pero no por ello sin valor. Fue Sacristán, Portero, Enfermero y hasta Cocinero y en todo demostró un gran amor al prójimo sirviendo con cariño y dedicación, pues siempre fue un sujeto de conducta irreprochable.
En 1861 renovó los edificios del Convento de Téterchen y copió los textos de las Reglas de la Comunidad Redentorista (Padres bajo el amparo del Santísimo Redentor) en 150 págs. con una colección de oraciones, parte de ellas redactadas por él mismo. Entre el 61 y el 64 fallecieron sus padres en Alemania. El 67 regresó a Dachingen por cortas semanas. El 68 dirigió las obras de remodelación y adecuación de una fábrica abandonada, que transformó en Capilla con tres altares sencillos. El 69 trabajó en las obras del Convento de San Nicolás de Porten en la Lorena y cuando ocurrió en 1870 la Guerra Franco-Prusiana, el Convento de Téterchen fue transformado en Hospital de Campaña, primero para las tropas francesas y luego para las alemanas de ocupación.
Tras la victoria, como los Redentoristas de Alsacia y Lorena seguían dependiendo de sus Superiores franceses, fue decretada su expulsión y tuvieron que pasar a Perouse, donde instaló a toda prisa una capilla en la Casita adquirida en dicha población. Fue una época muy dolorosa para la Congregación y para sus miembros.
En 1873 los Redentoristas decidieron ampliar sus obras en la Viceprovincia del Ecuador y para el efecto le escogieron como hábil artesano especializado en la construcción. Su Superior, el padre Achilles Desurmont, le mandó a Riobamba y allí Stiehle trabajó en la Iglesia Redentorista unos cuantos meses. El Superior General, padre Nicolás Maurón, le describió por esos días así: ‘”Es un buen joven -ya tenía 41 años- capaz y agradable a Dios, quisiera que todos los hermanos tuviesen las mismas cualidades que él tiene…”
El 11 de Mayo de 1874 fue destinado a Quito, a petición expresa del Arzobispo Ignacio Checa y Barba, en cuyo Palacio se alojó, para que construya la estructura de madera necesaria para la colocación de un poderoso órgano tubular en el interior de la Catedral.
Estando en dichos trabajos se conoció con el Presidente García Moreno, quien le tomó tanto aprecio que luego le andaba buscando por su conducta siempre arreglada y habilidad para todo trabajo manual En una de esas ocasiones el mandatario le conversó que si “todos mis súbditos fueran como tu- porque hasta se tuteaban- modestos, humildes y comprometidos con el voto de obediencia, podría gobernar con alegría y satisfacción.” Concluyendo con sorna… “ pero lastimosamente los Ministros y otros colaboradores no son como mi querido hermano Juan…” !Al tirano sólo le agradaban los súbditos, es decir, los sujetos sin voluntad¡
En 1875 atendió al Padre José Glaudel, afectado de viruelas negras a consecuencia de lo cual murió y Stiehle quedó contagiado con tan peligroso mal. El cuerpo se le cubrió de tantos granos purulentos que los facultativos dejaron de administrarle las medicinas y hasta lo desahuciaron, pero él rezó a la Virgen del perpetuo Socorro prometiéndole hacerse santo si le salvaba la vida y logró sanar sin rastro alguno de la dolencia. De allí en adelante su vida se volvió una sucesión interminable de trabajos, pues la fama de constructor se regó por el país y aún del exterior le llovían encargos.
Ese año radicó en Cuenca y colocó la primera piedra de la nueva Iglesia – en estilo neogótico – del Convento de San Alfonso María de Ligorio, fundador de los Redentoristas en 1732. Su construcción duró trece años hasta el 88 y aunque no trazó los planos, dirigió las obras y diseñó los altares, puertas, pulpitos y confesionarios, adornando las columnas y paredes con devotas inscripciones y emblemas que favorecen la piedad. El 77, a consecuencia de la situación política en el país, algunos padres Redentoristas viajaron a Lima a fundar una casa, previendo una pronta salida del Ecuador, que felizmente no se resolvió.
Ese año Cuenca sufrió los rigores de la erupción del Cotopaxi que llenó de pavor durante dos meses a la población, pues se oscurecían los cielos y el ambiente. Stiehle era ocupado en obras diversas. Construyó desde sus cimientos el Convento de los Redentoristas, su amplia huerta y el hermosísimo cementerio.
También la casa central de la familia Ordóñez Lazo frente a la plaza mayor. Para las Monjas de la Inmaculada Concepción que padecían de grave escasez de agua, excavó un pozo bastante profundo y lo proveyó de una polea. También fueron obras suyas el templo de Picpus para las religiosas de los Sagrados Corazones, el Colegio de los Hermanos Cristianos, el Orfanato, el Hospital, el Monasterio de la religiosas del Buen Pastor, el Colegio de las religiosas de Santo Domingo de Gualaceo y el de las Madres de la Providencia en Azogues. El templo del Santo Cenáculo de Cuenca dedicado a la adoración nocturna del Santísimo, tomó la forma de una custodia debido a su ingenio, pues lo remodeló.
En el Convento del Carmen Antiguo de Cuenca instaló un órgano y en el Carmen Moderno adaptó el monasterio a las exigencias de la vida regular, así como el Oratorio público que quedó elegantísimo con un altar, emblemas, pinturas, etc., siendo calificado de conjunto sencillo pero de refinado gusto.
En 1883 realizó una estatua de mármol de la virgen del Perpetuo Socorro. En 1884 construyó una iglesia neogótica en Cuenca, que perduró hasta los años de 1970 en que la derrumbaron para aprovechar el terreno.
En 1885 el Obispo de Cuenca, Miguel León Garrido, le mandó a llamar para conversar sobre la construcción de la nueva Catedral. Los primeros planos realizados por Stiehle fueron rechazados porque el plan maestro no reunía las dimensiones que el ambicioso prelado aspiraba. “La Catedral deberá ser grande como mi fe…” y tuvo que rehacerlos atendiendo a las exigencias del Pastor, quien firmó un contrato con los Redentoristas y dejó al Cabildo catedralicio la supervisión del proyecto, dedicándose en persona a la recolección de los fondos.
Mientras tanto Stiehle debía satisfacer a los Redentoristas de Buga en Colombia, que le habían solicitado los planos de la Iglesia y Convento de dicha ciudad. Igualmente a los Redentoristas de Cauquenes en Chile con los planos de la Iglesia y Convento y para los de Lima diseñó los planos para el mobiliario del templo, aunque recién en 1900 el gobierno de esa nación formalizó la entrega de dicha construcción.
Entre 1886 y el 90, como Director del Departamento para la construcción de puentes, erigió los puentes sobre el río Sayausí entre Capulí y Sorrocucho. El puente sobre el río Burgay, los de Rumihurcu y Charasol. Cuatro puentes en Chuquipata, el maciso sobre el Machángara y el Salado. El 85 estuvo un mes enfermo con varicela. En 1.886 Cuenca sufrió un violento sismo y la erupción del Tungurahua que se hizo sentir hasta tan lejos. Las gentes le pidieron que revisara las casas y edificios públicos para ver si podían seguir habitados. Por ello el pueblo dio en llamarle “El Médico de las Casas” pues se le veía a todas horas visitándolas.
Ese año comenzó las excavaciones para los cimientos de la nueva Catedral en cuya edificación gastó los últimos años de su vida. Las excavaciones fueron profundísimas y se comentaba que por ellas se podía divisar el infierno. También comenzó las bases y no pudo andar más rápido debido a los altos costos ocasionados por la amplitud y elegancia del edificio.
Al principio construyó el ábside y una parte de la cripta hasta dejar los muros a un metro de altura sobre el nivel de la calle que pasa por detrás de la Catedral. El estilo es románico tardío, la planta cuadrangular posee amplios espacios para el ingreso de la luz. La Cripta subterránea colocada debajo del altar mayor contiene una Capilla y es utilizada como enterramiento. Los maestros constructores que le sucedieron a su muerte se apartaron de los planos primitivos y comenzaron las dificultades. Por eso, cuando se quiso finalizar las torres no se pudo porque sus bases amenazaban ruina y quedaron solamente de 41 mtrs y no de 53 como estaban planeadas.
En 1891 dio su opinión al Gobierno sobre el estado y avance de varias obras públicas. Le había disminuido en mucho la vista por su avanzada edad y ya no montaba a caballo, pero seguía activo, levantándose muy por la mañana para vigilar el adelanto de sus numerosas obras.
En 1895 comenzó a sentir el efecto de unas molestosas várices en ambas piernas, con agudos dolores que soportaba con paciencia. El 96 presenció los daños de la guerra civil y la toma de Cuenca por las tropas alfaristas, pero fiel a su consigna de no participar en las luchas intestinas del país, ni actuó ni fue molestado.
Después le volvieron los dolores que se le agudizaron, tenía las piernas negras hasta las rodillas por la mala circulación pero seguía trabajando aunque estaba casi ciego. El 7 de Enero de 1899 se confesó conciente de la proximidad de su muerte, con su director espiritual el Padre August Bruchez. Desde el día 8 guardó cama.
El 11 recibió el Viático y falleció tranquilamente el día 20 de Enero, a las tres de la mañana, en presencia del Rector y del hermano Hilario, pidiendo que se escriba a una tía y a su hermano Crisóstomo, como efectivamente se hizo el 28, en latín, por la mano del Padre August Kaiser.
El cadáver fue trasladado a la Iglesia redentorista de San Alfonso Maria Ligorio, velado con grande acompañamiento, su entierro resultó lucidísimo. Hubo gran concurrencia de pueblo, autoridades, Canónigos y sacerdotes. Todos exclamaban “es un santo” y pedían reliquias suyas pero después se les pasó el entusiasmo.
Exactísimo en la observancia. Vivió como pobre según su condición de simple hermano redentorista. Aborrecía las vanas cosas de este mundo y hasta recogía lo inútil haciéndolo servir, los sobres usados de las cartas y los periódicos leídos, los utilizaba para escribir o dibujar.
Muy obediente con sus superiores, solía repetir: “Prefiero morir antes que desobedecer.” Con todos agradable, blando y servicial, siempre el primero en llegar al Coro de rezar y usualmente el último en salir. En su enfermedad fue muy visitado, incluso por el Obispo León que le quería y apreciaba en altísimo grado, de suerte que se puede decir sin equivocación que el hermano Stiehle solo dejó recuerdos gratos.
Fue un genial artesano y constructor. Dejó un libro manuscrito con sus dibujos, planos y cálculos utilizados para la construcción de la Catedral.
La Catedral de Cuenca tiene capacidad para ocho mil personas cómodamente instaladas en su interior. Entre sus obras en madera figura el altar mayor de la Iglesia de San Alfonso y un altar con ornamentos de oro. Un retablo de Navidad y tres ángeles adorándole, están hoy en la Iglesia de Dachingen.
En 1992 se publicó su biografía por Franz Holsmann y Eugen Baldas.