Santacruz Reimundo.

Como si no hubiese existido en verdad la ruta del Napo, se debatían los jesuitas en Mainas, en la imposibilidad de comunicarse con Quito por un camino mas corto. Encontrar este camino desde Mainas era lo indicado. El Padre Raimundo de Santacruz fue desde Borja hasta la desembocadura del Napo en el Amazonas, y siguiendo por el Napo aguas arriba, como antes Texeira, llegó a Quito, en donde fue recibido triunfalmente. Se había encontrado un derrotero mejor para ir de Quito a Borja, pero aún era extenso. Pero el Padre Santacruz no quedó satisfecho con este nuevo derrotero y se propuso encontrar una mejor salida de Borja a Quito. Y Surca de nuevo el Pastaza y al llegar a la parte alta de este rio tomó la dirección hacia el Napo, en una odisea trágica, plena de desnudez, hambre y enfermedades en la montaña hasta que dio con un rio que no era el que buscaba, sido el Curacay, y sin poder resistir más la inclemencia, regresó a Borja. Hombre de energías extraordinarias y persuadido de la urgencia que había de acortar la distancia del Amazonas a Quito, el Padre Santacruz emprendió una nueva jornada siempre por el Pastaza.

En este viaje llegó a Canelos, y como no quería salir a Baños, sino a Latacunga, sin recursos y sin salud regresó de nuevo a Borja, para de nuevo emprender una tercera expedición pro el Pastaza. En esta vez se dirigió desde Canelos por el derrotero que había concebido, y x tras una larga lucha con la maleza de las montañas, desorientado, desfallecido, sin alimentación, llegó hasta un sitio en el cual, desde la cumbre de un árbol, creyó divisar ese paso que llamaba “Boca del Dragón” , que permio el éxito de su empresa, y convencido de su descubrimiento, pero sin Pero el tía fuerzas para continuar la marcha regresó a Canelos, se embarcó en una balsa en el Bobonaza, con rumbo a Borja, pero al bajar en los rápidos de este rio, dio su pequeño esquife contra un árbol atravesado en el río, y fue arrebatado por la corriente sin poder ser salvado por sus compañeros. El Padre Santacruz ibarreño, unió en su fama de Santo su corazón de patriota. Tuvo la clara visión de la urgencia de un camino por el cual, la presidencia de Quito tenga el dominio fácil y pleno en la hoya amazónica.

Especial mención merecen las del P. Raymundo de Santa Cruz, primitivas, casi toscas en lengua y estilo, pero de gran valor documental, Del P. Santa Cruz debemos anotar también sus trabajos de lingüística: su Arte y vocabulario de la lengua cocama. Cf. E.51.