Samaniego Filoteo

Nace en Quito en 1928. Los estudios primarios y secundarios los realiza en su propia ciudad. Años más tarde se traslada a Europa y realiza estudios universitarios en el Instituto de Ciencias Políticas de París.

Gran actividad literaria desarrolló Samaniego en Francia, abordó temas de actualidad y sobre todo llenó de caudalosos matices estilísticos su acerbo literario. Ha publicado como estudios “Poesía Francesa del siglo XX” y ” A 20 años de la muerte de Alfredo Gangotena”

TRADUCCIONES: “Poesía de Alfredo Gangotena, en colaboración con Gonzalo Escudero”. “Crónica de Saint John Perse”. “El Angel de Paul Valery”. “La cabra de Francis Ponge”.

Libros originales de poesía: “Agraz”, “Relente”, Editorial Casa de la Cultura Ecuatoriana, Quito, 1958 “Umiña”, Quito, 1961; y, “Signos”, Quito, 1963. Colabora en la prensa de todo el país como periodista y comentador y crítico literario, especialmente en el Diario el Tiempo con el seudónimo de “Campanero”. Es miembro de la Casa de la Cultura de QuIto. Filoteo Samaniego ingresa a nuestro estudio con derecho pleno, Poeta de la prosa magnífica, poeta de la síntesis verbal, poeta sin falsos alardes de métrica cursi. Dice el Padre Miguel Sánchez Astudillo al dedicarle un estudio analítico y de estilo en su libro “Del cielo y de la Tierra” que el día en que Ecuador levante su Antología del Poema en Prosa como lo han hecho Francia y España, dos libros y dos autores habrán de ser pilares en la valoración: PALABRAS CON FLORDELINA de Luis Aníbal Sánchez, y, RELENTE de Filoteo Samaniego, quien escribe en prosa y al hacerlo poetisa con trascendencia y original dulzura, sí que es poeta. Nadie pone en duda esta alta cualidad de Samaniego. Desde su primer libro que fue de versos ya asomó el privilegio de su sentido metafórico y pictórico en la palabra. Buscó su camino y nos trajo el RELENTE su cargamento de fuerza, al mismo tiempo que de fresca poesía. La concisión, el fluir rítmico y una mixtificación de égloga y saudade recorren por sus páginas. Poesía por simple vinculación de conceptos prosopopéyicos a veces hiperbólicos a la manera de Juan Ramón Jiménez o Tagore. Poesía tan simple para leerla donde quiera, pero penetrante por su hálito de pródigo asimilable, aunque la explicación no sea con ella.

El mismo Padre Sánchez Astudillo encuentra las exigencias caudalosas: poesía, belleza verbal, sentido en ritmo, filosofía y al otro extremo, equilibrado o señalado la ruta a madurar la falta de austeridad; el prosaísmo, la falta tenuisima en el lenguaje y precisamente de este balance torna seguro el