ACTRIZ.- Nació en Génova, Italia, el 6 de Diciembre de 1946 y fueron sus padres legítimos el Teniente Pierino Salvarezza Tasshella, natural de Sarissola en la Liguria, aviador que combatió en la Fuerza Aérea Italiana durante la II Guerra Mundial y estando en el destacamento de Mostar en Albania el 8 de Septiembre de 1943 fue tomado prisionero por sus compañeros alemanes debido a que Italia acababa de salir del conflicto. Conducido con otros compatriotas a Frankfurt, permanecieron concentrados e incomunicados hasta Abril del 45 que los liberaron.
Durante esos dos años y medio sobrevivió en medio de grandes necesidades pues los alimentos escaseaban al punto que comían cáscaras de papas y pedazos de pan viejo y rancio.
De regreso a Italia se reunió con su esposa Bianca Dainese Caldon, de Padua en el Veneto, se especializó en mecánica de motores a reacción y con tal motivo trabajó en diferentes fábricas italianas, viajando por el país hasta su jubilación en 1975 en Milán, donde residió con su esposa.
Marina fue hija única y creció feliz. En las vacaciones viajaba donde sus abuelos. Realizó la primaria en diversas escuelas de Génova, Noviligure, Vicenza, Lecce y Milán y la secundaria en el Colegio Alessandro Manzoni de esta ciudad. Su compañera Marcela Mariotti, que era hija de artistas, le sugirió dedicarse al teatro porque notó que tenía la voz de una contralto fuerte. Bailaba ballet clásico, cantaba en grupo de amigos y durante tres vacaciones de verano viajó a Hechingen a aprender el alemán en el hogar de los esposos Heberle que no tenían hijos.
Durante esos años trabajó en la obra “Trece a la Mesa” del autor francés Feideau, en “Goospel y Blues” que fue más bien un recital de poesía y de canciones dedicadas al folklore afro – norteamericano, donde tuvo papel protagónico y recitó poesías espirituales, en “La Mujer del Mar” de Esra Pound, etc. Las presentaciones eran gratuitas y en diversos colegios de Milán y otras poblaciones vecinas, grata experiencia humana que marcó permanente su vocación hacia el teatro.
En 1960 ganó un Concurso promovido por el Arzobispo de Milán sobre temas religiosos con el ensayo “Presencia del espíritu santo en la vida de un estudiante” y recibió de premio un mes de vacaciones en un convento situado cerca del río Arno en Florencia, conociendo museos, sitios de interés histórico y la llevaron a Pisa y otras poblaciones cercanas, hermosa experiencia que aún recuerda.
Graduada de Bachiller en la especialidad de idiomas y hablando francés, inglés y alemán, aparte de italiano que es su lengua materna, la madre de su amiga Mariotti la motivó a participar en el Concurso de admisión de la “Academmia dei Filodrammatici” fundada por Napoleón en 1803 y patrocinada desde entonces por la alta nobleza de Milán, que funciona en un Palacio del mil setecientos, remodelado para Teatro de bolsillo y Escuela en la vía Filodrammatici, lateral al edificio de la Scala.
Se presentaron cuatrocientas concursantes al ingreso que fue muy duro y estuvo entre las veinte escogidas. La enseñanza es gratuita y los profesores son antiguas actrices y actores que gozan de buenos sueldos y del honor de pertenecer a tan antigua institución. Tuvo de profesora de dicción a Dora Setti, de arte dramático a la gran Speria Sperani que tenía casi ochenta años y había sido discípula de Isadora Duncan. También recibió cursos de expresión corporal, esgrima, historia del Arte, historia del Teatro, canto, actuación, maquillaje, etc. como parte del pensum que es muy completo. Actuó en diferentes obras y recibió la Distinción a la Mejor actriz juvenil.
Entre el 65 y el 68 combinó sus estudios con traducciones del alemán para diversas empresas tales como “Erca”, “Tensi”, etc. vivía con sus padres en un departamento propio de la Vía Palmanovi 53 y se enamoró del estudiante ecuatoriano de arquitectura Alberto García Franco, con quien contrajo matrimonio en 1970 y residieron en un departamento de la Vía Selentani 51 (1)
Desde el 68 trabajaba en el Instituto Nacional de Radio y Televisión RAI grabando casetes para niños. Hacía la voz del narrador. El 72 se cambió al Departamento de Literatura infantil de “Fabbri Editores”. El 73 visitó en plan de paseo Guayaquil y le encantó la calidez humana de su gente. El 74 nació su hija Verónica Bianca y esperó que terminara el ciclo de vacunas para volver en Agosto del 76 a nuestro puerto.
Tomaron en alquiler un departamento en la calle Los Naranjos de la Ciudadela El Paraíso, comenzó a enseñar Teatro en el “Instituto Valdivia” propiedad de una cuñada, ubicado en la ciudadela Miraflores, e idioma alemán a los alumnos de ese Colegio. Pronto conoció al actor argentino Ernesto Suárez y al ecuatoriano Franklyn Ormaza con quienes presentó un movido juguete infantil titulado “Historia de un Chupete” con canciones, juegos, mucha alegría y movimiento, que mantuvieron largos meses en los Colegios a pesar que solo recibían dos mil sucres por presentación.
Ernesto dictaba un Taller de Teatro en la Biblioteca Municipal al que asistían Azucena Mora, Enrique Ponce, Oswaldo Segura, Luis Aguirre, Mauro Guerrero, Roosevelt Valencia, que después incursionaron exitosamente en el teatro y la televisión del país.
“Historia de un Chupete” cuenta el caso de una niñita rica que tenía muchos juguetes y un par de vecinitos pobres que no disponían de nada, pero ellos se las ingenian para ir descubriendo juegos y distracciones y al final la niñita decide compartir lo suyo con ellos. La historieta tiene una lección muy hermosa: no ser egoístas y siempre fue muy bien acogida por el público menudo que terminaba gritando y aplaudiendo las gracias y travesuras de los personajes.
El 78 nació su hijo Pier Lorenzo, empezó a dictar cursos de teatro en el Liceo Panamericano y amistó allí con Anita Von Buchwald Pons que enseñaba títeres y pintura. Con ella preparó la obra “Montesco y su señora” de José Martínez Queirolo para el taller de teatro del Banco del Pacífico y como en el programa Amiguitos del museo encontraron a la actriz argentina Alcira Mujica enseñando Expresión Corporal, empezaron a trabajar juntas. Después montarían el poema “Aullemos a Dolor” de la poetisa Ixora Zambrano como obra de Danza y Teatro sobre el maltrato al niño y a la mujer, que se presentó en el Banco del Pacífico en Enero de 1984.
Andrew Webb me solicitó que dirija el grupo “Guayaquil Players live amateur theatre in English”. Lo consideré un desafío, acepté y presentamos en inglés la comedia de Vernon Sylvaine “On wild oat” en el Centro Ecuatoriano – Norteamericano en Julio del 79, mientras Ernesto Suárez fundaba el Teatro “El Juglar” ayudado por Franklyn Ormaza y por Marina en un departamento alquilado en el segundo piso de un edificio de Boyacá al llegar a diez de Agosto.
El 81 actuó con Ormaza en el Teatro de la Escuela Politécnica con el diálogo “La Torre de Marfil” de José Martínez Queirolo. La obra es una crítica salpimentada de anécdotas y ocurrencias sobre los poetas e intelectuales de Guayaquil, tuvo gran éxito y se representó en Milagro. Entonces comprendió lo difícil que era en nuestro medio conseguir el financiamiento de un montaje. Ese año dictó cursos a medias con Anita Von Buchwald.
En Mayo del 84 abrió con Anita, Alcira y Lul de Carvajal, Profesora del colegio Alemán, pintora, musicóloga, el “Teatro Experimental Guayaquil”, en el primer piso del Centro Comercial Alban Borja, local gentilmente cedido por el Capitán Guillermo Albán González. “Fue una notable experiencia para nosotras. Presentábamos obras de Títeres, había talleres de Expresión Corporal, Música y Pintura especialmente los sábados de tarde y domingos de mañana. Diversos artistas quiteños nos visitaban trayendo su arte. El bailarín Wilson Pico, el mimo José Bacas. “Fue la primera ocasión, según creo, que se realizó este tipo de trabajos en el país. El público respondía, se llenaba el teatrito en cada ocasión”.
“El 85 con Anita, Alcira y Lul montamos la obra infantil “Mundo mágico de música, color y amor”, a base de la escenografía de Jaime Villa y colaboración directa de Luis Miranda y César Andrade Faini, bajo los auspicios de Judith Gutiérrez e Ismael Vargas que nos donaron varios de sus cuadros para recaudar fondos. Eduardo Webster hizo de escenógrafo y tuvimos durante cuatro meses el teatrito lleno”.
El 86 preparó durante nueve meses “La Casa de Bernarda Alba” de Federico García Lorca, obra difícil porque intervienen diecisiete mujeres. A finales de año alquilaron una salita en Hurtado y Lizardo García que lamentablemente no tenía aire acondicionado. El 87 lo inauguraron con “El Príncipe Feliz” de Oscar Wilde, obra de teatro Infantil y producción de Alejandro Pinto y con “El flautista de Hameling”. Con el grupo “Gestos” de Virgilio Valero actuó en “Tres actos únicos” de Tennesse Williams, con el grupo de Franklyn Hurtado “Que en paz descanse” de José Martínez Queirolo. Dirigida por Alejandro Pinto trabajó en “Mata a tu prójimo” teatro del absurdo del autor chileno Jorge Díaz que vive en España. También se dieron en ese teatrito de la calle Hurtado varios recitales de guitarra de Rudyard Kobayashi y de danza con Wilson Pico.
Entre el 86 y 87 dirigió dos obras de Henry Raad en el Teatro Candilejas del Uni Hotel. La primera fue una farsa cuya autoría fue a medias con Raúl Varela, en tres actos, titulada “La Nueva Semilla” y la segunda “Señora Democracia”. Ambas demostraron que las colonias extranjeras se asimilan rápidamente en el país, pero al mismo tiempo señaló las exageradas situaciones en que se embarcan las nuevas generaciones de ellos.
El 87 estrenó con Marta Ontaneda, Jaime Roca, Julio César Andrade, María del Carmen Montesdeoca y Prisca Bustamante “El espíritu burlón” de Noel Coward; años atrás había presentado una adaptación de dicha obra realizada por Martínez Oueirolo. Ese año recibió el Premio a la Mejor Actriz extranjera en Guayaquil.
El 88 dirigió “Dos docenas de Rosas rojas” del italiano Aldo Benedetti, comedia fina que gustó sobremanera en el Candilejas y con motivo de la nueva época del Diario “El Telégrafo” y a petición de Henry Raad, dirigió “Kathie y el hipopótamo” de Mario Vargas Llosa, cuya visita se esperaba. En esa Comedia trabajaron María Ontaneda, Antonio Aguirre, Antonio Santos, “Yo la dirigí y tuve un pequeño papel”.
En Junio siguió con “El Flautista de Hameling” para público infantil. En Septiembre estrenaron la Sala Grande del teatro del Centro de Arte con “A puertas cerradas” de Jean Paul Sartré que Marina dirigió y con “La Mujer enclaustrada en el Ritz” de Eduardo Solá, donde apareció sola, monólogo que no cansa pues es una especie de confesión con mucho movimiento en la escena. Ese año fue condecorada por la Unicipalidad de Guayaquil con la Medalla de la orden al Mérito Artístico, la designaron miembro de la Casa de la Cultura Núcleo del Guayas y del Ballet Nacional de Cámara del Pichincha.
En Junio del 89 trabajó en “Las Cuatro Verdades” comedia típica del teatro moderno francés de Marcel Aymé, junto a la primera actriz peruana Elba Alcandré, Julio César Andrade, Prisca Bustamante, Antonio Aguirre y Marcelo Galves, en el teatro del Centro de Arte.
En Julio dirigió y tuvo el papel de la reina María Antonieta en la obra “Pobre Bitos” cuyo subtítulo es “Cena para diez invitados y un verdugo” de Jean Anouilh. El papel protagónico corrió a cargo del Primer actor Raúl Varela que representó a Robespierre, secundado por Antonio Aguirre, Marcelo Gálvez y Hugo Avilés. La obra es sumamente fuerte y fue montada a todo lujo por la Alianza Francesa y el Diario “El Telégrafo” en el teatro Candilejas.
También para la Alianza Francesa inició un Festival de Teatro Breve Latinoamericano que duró hasta el 90 con “Doca actos únicos” de diversos autores como el mexicano Emilio Carballido y el guatemalteco Carlos Solórzano. El Director didáctico de la Alianza, Jean Louis Silvy, que había vivido siete años en México, escogió las obras, pues disponía de un vasto repertorio de ese país y aún de Centroamérica. También se presentaron “Doce Fábulas” de Jean Anouilh.
El 89 comenzó un Programa para Telesistema en el Canal 4, dirigido a la mujer actual, que llamó “Mama Poli (tica) para la mujer actual” y presentó a diversos personajes, entre ellos al actor Luis Mueckay, con quien decidió montar en Febrero del 90 una farsa de él para el elenco del “Colectivo de Teatro y Danza Sarao” y así apareció en Abril, en el candilejas, la obra “Amor Tiguando” cuyo argumento cuenta doce horas de la vida de una mujer común que se levanta a barrer el piso de su casa a las seis de la mañana, prepara la lonchera de su hijo y empieza a contar sus vivencias y sueños mientras continúa realizando las tareas domésticas. Tuvo el papel principal y el acompañamiento de Mirella Carbone, del actor y bailarín Jorge Parra y del propio Luis Mueckay. “Amor Tiguando” agradó muchísimo pues debido a su género farsesco no llega a cansar. Es ligera, propia para todo público y contiene mucho espacio de danza, por ello se agilita aún más la escena.
En Octubre estrenó con Luis Mueckay en el Centro Cívico, para el Programa El Ecuador Estudia, la obra infantil “Concierto Mágico” que es pura danza y pantomima. “Hice de payaso y después me transformé en el elefante”.
En Abril del 91 dirigió el monólogo “Las Penas no saben nadar” del autor cubano Abelardo Estorino, cuyo libreto había sido solicitado a la Habana por Melania Mora de Hadatty y entregado a Elba Alcandré para que trabajara con él. La trama se inicia cuando una actriz vieja y fracasada anuncia que va a presentarse en un Concurso de Monólogos con la obra “La Voz Humana” de Jean Cocteau, pero de pronto se desvía y comienza a contar lo suyo, su propia historia, descarnada y casi brutal por los recuerdos dolorosos que contiene. Finalmente, a la hora y media, se entiende que jamás llegará a presenta la obra de Cocteau, pues está terminada. Elba demostró en esta ocasión ser la gran Primera actriz de siempre, con gran rapidez aprendió de memoria la obra y dio todo de sí, cosechando prolongados aplausos.
Ese año Julio César Andrade le propuso dirigir “En el Parque” del autor ruso Alexander Guehman escrita para dos actores solamente, un hombre sentado en una banca y una mujer que se le acerca a pedir lumbre para su cigarrillo. La conversación gira principalmente sobre las dificultades de las relaciones interpersonales en las grandes ciudades donde nadie se conoce ni recuerda, pues él había olvidado un furtivo encuentro sexual. Marina viajó a Milán y cual no sería su sorpresa al leer en los diarios que la obra que recién se acababa de presentar en el Festival de Teatro de Cuneo era “En el Parque” justamente.
De regreso en Agosto dirigió y actuó con Marta Ontaneda, Julio César Andrade y Antonio Aguirre en cuatro piezas cortas de autores internacionales como Somerset Maugham, Jaime Salóm, Mario Fratti y Ephraim Kishom en un espectáculo llamado “Juegos de Amor”. También estrenó el monólogo “El arrebato de Sol V. Stein” de Margarite Duras en adaptación suya para el programa “Encuentros” de la Sociedad Femenina de Cultura celebrado en el teatro pequeño de esa entidad.
En Octubre ocurrió el lanzamiento del libro “Nosotras las señoras alegres” de Marena Briones, Rosa Manzo y Tatiana Cordero con una recopilación de hechos verídicos sucedidos a prostitutas de Guayaquil y Machala. Con tal motivo, ayudada por Anabel Nebel de Aspiazu, realizó una adaptación de la obra para monólogo de Teatro que resultó novedosísima en el lanzamiento del Libro en Guayaquil y posteriormente en el Salón Municipal de Machala. Varias prostitutas de esa ciudad se emocionaron y terminaron llorando. Al finalizar su actuación vio que se le acercaban algunas de ellas y le dijeron: Compañera, a nosotras nos pasó igual que a ti, pues habían creído que el monólogo era una confesión real, no una actuación. “Me sorprendí de la ingenuidad y no les respondí…” pero en el fondo me dio risa.
En Noviembre volvió a trabajar con otro grupo de actores del “Guayaquil Players” y presentaron en el teatro del Centro de Arte la comedia de suspenso en inglés de Francis Durbridge titulada “Suddenly at home”.
En Enero del 92 dirigió en el Candilejas la Comedia liviana “Todas somos compañeros” del autor español Jaime Armiñán, con Elba Alcandré, Blanca Varela, Aurora Valdes, Paola Holts y Julio César Andrade y hasta tuvo un pequeño papel. En Febrero pasó a Quito con Elba y ella repitió en el “Parque de Comedias” el célebre monólogo “Las Penas no saben nadar”
En Septiembre actuó en Quito como actriz invitada en la producción nacional de teatro clásico “Antígona” de Jean Anouilh, que reunió actores de distintas ciudades y grupos del país bajo la producción de Camilo Luzuriaga y dirección de Luis Mueckay. En Octubre la estrenaron en Guayaquil.
El 93 empezó su colaboración con “Arteamérica”, grupo dirigido por el actor chileno Alejandro Pinto y presentaron en corto tiempo las siguientes obras: “Yerma” de García Lorca, “La Celestina” de Fernando de Rojas, “La Vida es sueño” de Pedro Calderón de la Barca, “Edipo Rey” de Sófocles, “El Espíritu Burlón” de Noel Coward, “Los Grillos sordos” de Jaime Silva.
Entre el 93 y el 94 dirigió y actuó en “La Astilla” de Francois Sagan,”La Más Fuerte” de A. Strindebergy, “Apolonia y el Amor” adaptación sobre un cuento de Aminta Buenaño y “Como Agua para chocolate caliente” de Laura Esquivel. También estrenó el espectáculo “Dos voces para una noche de teatro”.
Cuando el Hotel Oro Verde absorbió al Uni Hotel y decidieron los nuevos empresarios convertir el teatro Candilejas en sala de Recepciones, no quiso ir a recoger algunas piezas de utilería para no presenciar tan doloroso acontecimiento. Desde el 86 ha trabajado en diferentes novelas para la Televisión nacional tales como “La Muerte llega mañana”, “Por amor propio”. “Una Mujer”, “Tal para cual”, “Así es la cosa”, “Los Sangurimas”, etc.
El 95 actuó en una parodia musical sobre la vida del célebre cantante J. J. – Julio Jaramillo, escrita por Luis Mueckay para el Teatro Sarao, inaugurado en la Calle Primera de la Ciudadela Kennedy, al llegar a la Avenida San Jorge. La obra se titula “No puedo verte triste porque me mata” o el Agujero Negro, que es el nombre del cabaret de mala muerte donde se realiza la acción, tiene una ambientación muy bien lograda del lumpen porteño, cuenta con numerosos aspectos folklóricos, danzas y canciones que la hacen novedosa y divertida, sobre todo inolvidable.
Alta, hermosa, blanca, de ojos y cabellos color de miel. Marina Salvarezza es una primera actriz de especial talento dramático, ama el teatro y se sacrifica por él. Su labor en Guayaquil es muy significativa pues está revitalizando la escena y como goza de generales simpatías por su bondadosa formar de ser, el público la sigue y aplaude siempre.