SALGUERO BRAVO NATACHA

NOVELISTA.- Nació en Quito el 2 de Octubre de 1952 y son sus padres legítimos Sixto Salguero Venegas, natural de Saquisilí, hombre de teatro y socialista utópico y María Virginia Bravo Arauz, natural de Quito, mujer muy ilustrada.
Recibió su nombre por la obra “Nuestra Natacha” de Alejandro Casona, vivían en una casa propia en el barrio El Dorado, su padre la familiarizó con el teatro pues leían en alta voz a numerosos autores, entre otros a Shakespeare, había un teatrino y actuaba con sus hermanitos tomando los personajes de la obra “Sueño de una noche de verano.” Entre los 5 y 6 años comenzó a actuar en el Teatro Experimental Universitario haciendo papeles de niña.
Pronto entró al Colegio Americano donde siguió la primaria y secundaria. En el tercer grado el profesor le dijo al ver una de sus redacciones “oye, esto te lo ha dado escribiendo tu mamá” y tomó conciencia de que lo suyo le salía bien. Al poco tiempo escribió y dirigió una obra de teatro para la clase de inglés basándose en el cuento de la Caperucita Roja. Era excelente en matemáticas, su padre le explicaba el Materialismo histórico y una tarde el profesor de sexto grado tuvo la ocurrencia de llevarla a su clase para que sacara la raíz cuadrada de un número que había escrito en el pizarrón y cuando lo consiguió, dirigiéndose a sus alumnos, dijo “Ya ven como hasta una niña de tercer grado puede hacerlo.”
Su juventud transcurría rica en opciones intelectuales, en libros y artes plásticas, ganó varios Concursos del Libro Leído y otro de Oratoria, estudió danzas clásicas con la Profesora Sabina Naundorf por diez años, después Danzas Folklóricas con su prima Patricia Aulestias y llegó a tener su propio Grupo que presentó varias veces en Quito.
A los trece años, como su madre le había abierto una cuenta corriente en la Librería Selecta, adquirió la Enciclopedia de las Ciencias Ocultas, en ella aprendió Cartomancia, Quiromancia, Astrología, Fisonomía, Grafología, etc. Comenzó a leer las manos en el Colegio, que era de la aristocracia y la alta burguesía liberal de Quito.
El 69 terminó la especialización en Físico – Matemáticas y egresó como la Mejor Bachiller del Colegio pero le fue escamoteada una beca de estudios en Idaho para favorecer a la hija de la Profesora de Educación Física, que siempre había sido una alumna muy mediocre. Le atraía el esoterismo, leía libros sobre la doctrina Yoga, hablaba y escribía perfectamente en inglés. Había programado seguir Arquitectura, Ingeniería, Física o Psiquiatría pero su madre le aconsejó entrar en la facultad de Periodismo y Bellas Artes porque escribía bien y le gustaba pintar. Fue alumna de Oswaldo Viteri, extraordinario maestro de dibujo, hizo Pop Art en carteles sobre papel de empaque y luego los quemaba, también le agradaba el surrealismo y el teatro de lo absurdo a lo lonesco, Becquet, Jean Jenet, Michael de Ghelderode y desde et 71 trabajó eventualmente como operadora internacional en Ietel con tres mil sucres mensuales.
En la Universidad le atraía el marxismo, respetaba todas las religiones. quiso hacer el bien común y se acercó a la Democracia Cristiana cuyos jefes eran Oswaldo Hurtado, José María Egas, Rubí Rodríguez Castelo y Antonio Mortensen. En Bellas Artes la candidatizaron al Consejo Universitario y como por su popularidad apareció en dos listas diferentes y contradictorias, sus compañeros pensaron que había palanqueado y prefirió no intervenir. Por esa época escribió una novela de aproximadamente 100 págs. sin título, que metió en su mochila y con ella se fue a pasear por Colombia en calidad de hippy. En Bogotá unas amigas le pidieron que se integrara a la guerrilla cerca de Tunja, después le robaron la mochila con la novela.
De vuelta a Quito coincidió que el Presidente Velasco Ibarra clausuró el 72 la Universidad Central y se quedó sin estudios; por eso fue enviada a la casa de su hermana Rocío de Viedma en Santiago de Chile, siguió Dibujo en la Casa de la Cultura del barrio de Providencia durante cinco meses y apreció la revolución socialista del Presidente Salvador Allende en ese país que finalizó en un caos económico y a capazos.
El 73 reinició sus estudios en Quito, al año siguiente se Licenció en Periodismo y trabajó para las Revistas Vistazo y Hogar. El 74 conoció donde su amigo Ramiro Jácome al Maestro de Danza, Coreógrafo y bailarín quiteño Wilson Pico Duque; después le vio bailar en un ensayo en la CCE y comprendió que estaba frente a uno de los más grandes artistas que ha producido el Ecuador en el siglo XX. Se casaron el 75 y alquilaron una casa en Guápulo, junto a su amigo Ramiro Jácome y visitaron a su esposa. El 76 trabajó en la “Revista Nueva”de Magdalena Jaramillo de Adoum, fue traductora técnica del inglés en el Instituto Ecuatoriano de Normalización INEN con siete mil sucres mensuales.
Entre el 76 y el 79 acompañó a su esposo en una gira por Colombia, México y los Estados Unidos dentro del Programa Internacional de Intercambio Cultural “Chilyear Culture Corps”. El se presentaba como solista en danzas propias tales como La Beata, Mujer, Runa Suerte, Tiempos de guambras y en las coreografías también propias “La suit del oprimido”, “Las Crónicas danzadas” que alcanzó gran éxito en New York como “Dance Cronicels”. Natacha dirigía las relaciones públicas y en escena ordenaba luces, telones que ella misma pintaba y en general todos los detalles para que el espectáculo, de 4 o 5 Coreografías en cada ocasión, fuera impecable. Finalmente Wilson se dedicó a dictar talleres de Expresión Corporal y fue contratado por el “Space Dance Theatre” de Houston, Texas, como bailarín y coreógrafo.
El 79 salió embarazada y regresó a Quito, su esposo la siguió al poco tiempo, arrendaron una casa en la Kennedy y nació una niña. Desde entonces prefirió quedarse a cuidarla en el hogar, ayudándose con traducciones en inglés. También pintó, hizo poesía y trabajó para el Suplemento del diario Hoy. El 81 nació su hijo, el 84 comenzó una segunda novela “El Jardín de los Grifos” que entregó a Miguel Donoso Pareja a que la leyera y como le agradó mucho fue enviada a la Colección “Cien autores Ecuatorianos” de la Editorial El Conejo en sociedad con Oveja Negra que dejó de aparecer en el tomo 37, por eso nunca salió y tampoco le devolvieron los originales, entre el 88 y el 89 la rehizo de unos apuntes que le habían quedado, la presentó al Premio Nacional de Novela “Aurelio Espinosa Pólit” con el título de “Azulinaciones” y con un pseudónimo masculino logró el primer premio. El Jurado estuvo compuesto por Juan Valdano Morejón, Marco Antonio Rodríguez y Jorge Dávila Vásquez, el premio de doscientos mil sucres lo recibió en sesión solemne. Fue la primera ocasión que una mujer obtuvo el Espinosa Pólit. La edición data de Julio del 90 pero permaneció embodegada cuatro meses por culpa de ciertos trámites administrativos de la Universidad Católica.
La misma semana que se enteró del triunfo, recibió otra noticia que la llenó de júbilo, todo por teléfono, pues se encontraba en el festival de Música, Teatro y Danza “Colombia Vive” en Bogotá, también había obtenido el Gabriela Mistral de Poesía del “Club Femenino de Cultura” de Quito, por dos composiciones.
Entre el 87 y el 92 fue Jefe de Redacción de “Trazos”, empresa que hacia revistas para periódicos de gran circulación. El 90 investigó sobre la Danza y el teatro para la CCE y tiene un tomo escrito sobre la Danza ecuatoriana en la década de los años 70 enviado al Instituto de Artes Populares del Convenio Internacional Andrés Bello para su edición. Ha estudiado el ciclo doctoral de Literatura en la Universidad Católica y se halla atareada escribiendo otra novela que trata sobre el destino de varias mujeres y que posiblemente titulará “Mujeres en torno a un ataúd”. Vive en una villa propia en la Urbanización de las Monjas.
En 1993 ocupó la Dirección del Fondo Nacional de Cultura con setenta mil sucres mensuales de sueldo. El 94 la Ministra de Educación, Rosalía Arteaga, la llevó de Directora Nacional de Cultura y al ocurrir su renuncia volvió a sus anteriores funciones, experiencias burocráticas que le han permitido observar de cerca el manejo del Estado.
De estatura mediana, rostro canela claro, ojos y pelo negro, conversación agradable, femenina y profunda por su inteligencia abstracta, está considerada una de las más importantes escritoras del Ecuador contemporáneo.