SALINAS LOYOLA JUAN

CONQUISTADOR.- Nació en la villa de Salinas de Añana en Castilla la vieja hacia 1492. Hijo legítimo de Bernardo Vélez de Loyola y de Guiomar Fernández, hidalgos campesinos de Vizcaya.
Pasó a las Indias hacia 1515, se halló en la conquista de México, siguió a Hernán Cortés al golfo de Higueras, puerto de Caballos y a Honduras, cuando fue en busca de Cristóbal de Olid, sufriendo muchos trabajos, necesidades y hambre, pues aconteció que a veces no tenían qué comer. En dichas campañas trabajó en todo lo que se le ofrecía, hasta que establecieron el puerto de Naco.
Con el Gobernador Diego López de Salcedo se dirigió a Nicaragua donde residió algún tiempo e hizo viajes y entradas buscando minas, persiguiendo y castigando a los naturales que oponían resistencia, sin remuneración alguna y sin recibir siquiera un repartimiento de indios.
Hacia 1531 oyó decir que Francisco Pizarro tenía necesidad de gente y decidió pasar al sur acompañando a Sebastián de Benalcázar y otros más, con sus armas y caballos. Llegados a Panamá se enteraron que había salido la expedición y continuaron hasta la bahía de San Mateo, donde se informaron que Pizarro estaba en Puertoviejo.
Salinas tenía una yegua rucia que corría mucho y en varios alcances que dieron a los indios, se halló a la delantera.
Encontrado Pizarro, le acompañaron a la península de Santa Elena y a la isla Puna, sometiendo a sus pobladores con las armas. En las costas peruanas sostuvieron varias guazabaras y pactaron la paz con los tumbecinos. En Tangarara fundaron la villa de San Miguel de Piura en 1532, continuando a Cajamarca, sorprendieron al Inca Atahualpa y le aprisionaron.
Participó en el rescate del Inca y con los quintos del rey acompañó a Hernando Pizarro hasta Jauja y Piura, por eso no estuvo cuando juzgaron y mataron a Atahualpa.
Quedóse en Jauja custodiando el oro y la plata real y combatió al Capitán Quisquís que merodeaba con gente armada, echándole de allí.
Cuando se fundó Lima recibió un solar como conquistador e hizo construir una casa digna de su condición. En Noviembre del 37 el Emperador Carlos V le concedió un Escudo de Armas personal. En Mantel, en el centro un tigre puesto en salto con una letra F de oro en la mano derecha y la izquierda asentada sobre un cofre de oro en campo azul. A la izquierda un árbol verde frutado de oro y el tronco de plata sobre campo verde y cielo de oro. A la derecha ondas de agua en azul y plata sobre campo verde y cielo de oro. Orla roja con ocho vasos de oro y plata.
Al rebelarse Manco Inca y cercar Lima y Cusco, ayudó a defender a la primera hasta que se logró romper el cerco. Después pasó a la pacificación de Tarama, Bombón, Jauja y otras provincias, con gran peligro de su vida; al final partió hacia el Cusco con el Mariscal Alonso de Alvarado, abriéndose camino por entre una multitud de indios que les dieron batalla.
Entró en dicha capital y siguió tras el Inca fugitivo a la provincia de Biticos, le dio alcance, desbarató a su gente y liberaron a cinco españoles, muchas negras y moriscas y otros negros prisioneros, tomando a los caballos, armas y ropas de los muertos robados, y quitándole cosa de quinientas vírgenes indígenas que iban a ser sacrificadas al sol, “a las que repartieron equitativamente entre la tropa para que se refoccilen con ellas”
Pacificado el reino pasó con el Capitán Pedro de Candía al descubrimiento de Abisca y con Per Anzures a Chunches, muriendo casi toda su gente de frío.
Durante el alzamiento de Diego de Almagro el Mozo se juntó en el Cusco con Pedro Alvarez Holguín, alzaron bandera por el rey y recorrieron la provincia de Huarás para asegurar la entrada del Licenciado Vaca de Castro, a quien ayudó en la batalla de Chupas a terminar con el joven Almagro.
En el alzamiento de Gonzalo Pizarro fue obligado a acompañarle por la fuerza y contra su voluntad; mas, aprovechó la orden dada al Capitán Alonso de Mercadillo para que pasara a la conquista de la provincia de los Paltas y las Zarzas para desprendérsele y con Mercadillo viajó al norte y gastó mucho dinero de su hacienda en dichas guerras.
De regreso decidió con el Capitán Diego de Mora ir hasta Cajamarca a apoyar al Visitador La Gasea que estaba en Trujillo, participó de la vanguardia durante la célebre batalla de Jaquijaguana y le acompañó a la visita que realizó al Cusco, recibiendo a cambio una Encomienda en Loja de mil pesos anuales de renta.
Al fin viajó nuevamente al norte, estuvo en la fundación de Loja con el Capitán Alonso de Mercadillo, sacó un solar en la plaza mayor. Siguió hacia el oriente y encontraron a Hernando de Benavente que venía saliendo. En Octubre de 1549 retomaron camino y fundaron Zamora.
En 1556 fue nombrado Gobernador de las provincias de Yaguarzongo y Pacamoros en una extensión de doscientas leguas por el Virrey Marqués de Cañete.
El 57, de sesenta y cinco años de edad, casó en Lima con Bernardina de Alderete Mercado y tuvieron por hijo único a Gaspar de Salinas Loyola.
El 12 de Abril ayudó a Gil Ramírez Dávalos en la fundación de Cuenca, recibió dos solares en la esquina de la plaza y una encomienda de indios a cargo del Cacique don Martín.
El 8 de Junio de 1557 inició su viaje a la provincia de los indios Malacatos para de allí internarse hacia el oriente. La expedición le costó más de cuarenta mil pesos de su propio peculio y estuvo formada por españoles y naturales del lugar. Los siguientes lugares fueron Vilcabamba y Yangana y por el nudo de Sabanilla descendieron hasta las orillas del río Palanda, en cuyas márgenes fundó la ciudad de Valladolid y pasó al río Numbala, cuyo inmenso valle recorrió hasta traspasar la cordillera donde pasa el río Vergel y había estado el asiento de los indios Bracamoros llamado Cumbinamá. En dichos parajes fundó la ciudad de Loyola y por el río Santiago fundó el 24 de Julio de 1558 Santiago de las Montañas que luego trasladaría a una barranca del río Santiago para servir de astillero. Treinta leguas distante fundó Santa María de Nieva y regresó por el Santiago hasta dar con el Marañón a través del famoso salto o pongo de Manseriche, que atravesó sin miedo y con su tropa de sesenta hombres, algunos de los cuales murieron ahogados, luego pasó al país de los Iscaicingas soportando varios motines desbaratados por su leal amigo Juan Navarro para finalmente arribar a la provincia de Mainas, de gente muy lucida.
Por el Marañón navegó hacia abajo cosa de cien leguas a las provincias de Benorina y Tocama y entró a los ríos Pastaza, Huallaga y Ucayali con muchos padecimientos por la gran distancia recorrida. Finalmente llegó a la tierra de los indios Pariaches y a la de los Icatara en la parte posterior a las tierras del Cusco y viendo que se venía el invierno y que el río comenzaba a crecer, acordó volver a donde había dejado los caballos y soldados. Nuevamente tuvo que repasar el pongo donde se le trastornó la canoa que fue rescatada por un negro y un soldado, pero después de un gran rato salió con la cabeza golpeada.
El 28 de Agosto de 1559 volvió a Loja tras una expedición de dos años y un mes, que le permitió el descubrimiento de la cuenca del gran río Marañón hasta su confluencia con el Ucayali, origen del río de las Amazonas, sin embargo durante su largo ausencia algunas de las ciudades recién fundadas se habían despoblado.
Dejando a los soldados partió hacia Lima a fin de extender su Gobernación por el Marañón al oriente, pero el Virrey no pudo atenderle favorablemente por haberla otorgado a Pedro de Ursúa, De allí salió la noticia y mucha gente de Salinas se juntó a Ursúa y otros se desparramaron por diversos pueblos del Perú.
En 1567 se alzaron los indios de Valladolid y la incendiaron, murió el Teniente de Gobernador Francisco de Mercado, tío de la mujer de Salinas y la gente de Loja tuvo que socorrer a sus vecinos. El 69 hubo otra sublevación que también fue vencida y por litigios con el nuevo Virrey Conde de Nieva embarcó en Junio con destino a San Lúcar de Barrameda y a la corte donde se presentó a Felipe II haciéndole conocer sus luchas y hazañas, descubrimientos y conquistas, fundaciones y aspiraciones acompañando tal información con una pepita de oro que pesaba tres cuartos de arroba.
En 1570 quiso quedarse en España, siempre y cuando le facultaran ceder a su hijo el gobierno, aunque a la postre obtuvo que le concedieran nuevamente el título de Gobernador y Capitán General de las provincias de Yaguarzongo y Pacamoros con sus minas y repartimientos, 4.000 pesos en tributos vacos y autorización para nombrar sucesor. El 71 insistió en el título de Adelantado. En 1574 compró una tapicería de seda, oro y plata que valía 6.000 ducados, una cama de brocado, varias armas, etc., y trajo a las Indias a sus parientes, encabezados por su hermano el Dr. Diego Vélez de Loyola, sus sobrinos Juan de Salinas Guinea y Bernardino Vélez de Loyola, un cuñado el gentil hombre Juan de Alderete y un tío político el Maestre de Campo Diego de Mercado.
En Loja organizó una expedición al Dorado o reino del Marañón y como el Virrey se opuso, encargó al Capitán José Villanueva de Maldonado la fundación de Sevilla de Oro en la margen izquierda del río Upano y a su sobrino el Capitán Bernardo de Loyola la de Logroño de los Caballeros en la confluencia del río Paute con el Zamora.
Logroño fue cercada después por dos mestizos pero Salinas pudo salvarla a tiempo. El 77 mantuvo pendencias con la Audiencia de Quito en razón de los límites de su gobierno, y para solucionarlas tomó la vía de Guamote, donde fue hecho prisionero y aunque se defendió y pidió fianza, le mantuvieron un año en tal condición.
Mientras tanto la Audiencia le hizo 416 cargos entre los cuales vale citar que visitaba los pueblos en andas y a hombros de indios al estilo de los Incas, que llevaba en su séquito un Alguacil con el doble oficio de corchete y verdugo, un sacerdote para las absoluciones, dos esclavos negros, dos lebreles blancos grandes y feroces para aperrear a los indios, un pastelero con un gatillo para sacar por diversión las muelas y dientes de los indios, un Licenciado-médico en su casa, mercaderes protegidos por él y hasta que vivía amancebado con una mujer casada con un principal de Loja.
Para 1581 había arreglado sus pleitos y volvió al uso y goce de sus derechos. Tenía ochenta y nueve años y una salud de hierro. Las minas producían muchísimo metal y la riqueza abundaba en la zona de su Gobernación. Ese año tasó los tributos indígenas a nombre del Rey y pensó viajar a España llevando documentos para defenderse del injusto juicio de residencia que había sido enviado a la corte, pero como se encontraba casi centenario y enfermo, delegó a su hijo, quien viajó por él.
Sintiéndose peor, hizo testamento y falleció en Loja el 19 de Enero de 1582, de noventa años de edad, dejando un cuantioso legado para la construcción de un hospital de indígenas en Cañaribamba. Sus honras se celebraron en la capilla mayor de la iglesia de Santo Domingo.
Fue inteligente, aguerrido, muy discreto y prudente. Descubrió el terrible pongo de Manseriche, que consiste en varias cascadas peligrosísimas por lo rápido y revuelto de sus aguas y la caída de setenta metros de altura en una distancia de menos de un kilómetro, fundó ciudades y recorrió el río Marañón en una gran extensión, hasta casi llegar a las fuentes del Ucayali en los macizos de la cordillera del Cusco.
Su hijo Gaspar murió antes de los veinte y cinco años violentamente, pero estando en cama pidió al rey que nombrara a su hijo Bernardino Loyola habido en su matrimonio con Jerónima de Hinojosa, quien sólo recibió 3.000 pesos de renta de los repartimientos que había sido de propiedad de su abuelo, que finalmente terminaban pasados a la corona.