CACIQUE.- Nació en Píllaro hacia 1482 aproximadamente. Fueron sus padres el inca Huayna Cápac y Nary Ati, princesa de Píllaro; hija de Pillahuaso, Cacique o Ati de Píllaro, San Miguel, Mulalillo y Panzaleo y de la reina Choazanguil, cuyo nombre quiere decir “serio o vientre sagrado”, nativa del pueblo de Huainacurí. Pillahuaso era hijo de Pillajo, el más antiguo Cacique o Ati de San Miguel que se conoce.
El verdadero nombre de Rumiñahui es Pillahuaso, tomado de su abuelo. Rumiñahui solamente es un apodo que significa “Cara de Piedra” y así lo llamaban por tener un berrueco o tumorcillo en la niña del ojo. Posteriormente los Cronistas de Indias lo nombran “Orominavi”, corrupción fonética de Rumiñahui, que se prestó para que muchos pensaran que era dueño de minas de oro. Actualmente el Ministerio de Educación ha confundido aún mas a las gentes designando a varias escuelas y colegios de la República con la denominación de “Ati II Pillahuaso”, para diferenciar a Rumiñahui de su ilustre abuelo el “Ati Pillahuaso”, que vendría a ser el primero.
Pillahuaso es voz de orígen “Quitwa”, más antigua que el quichua. En cambio “Ati” es quichua y significa “Vencedor, invencible..” título que usaba el viejo Pillahuaso en tiempos de Huayna Cápac, habiéndolo transmitido a su nieto Rumiñahui que vendría a ser el apodo; 2) Orominabi es la corrupción fonética; 3) Pillahuaso es el nombre verdadero y 4) Ati II Pillahuaso es el nombre moderno.
Explicados así los nombres que históricamente se le ha concedido a Rumiñahui, veamos lo que se conoce de su historia.
Debió tener cincuenta y un años de edad aproximadamente en 1533 cuando Atahualpa fue preso en 1532 en cajamarca. Entonces Rumiñahui y otros caciques se dirigieron a Cajamarca para hacerlo huir pero viendo que era imposible, “aullando de dolor” regresaron a sus tierras para preparar la guerra contra los invasores. Aún vivía en Píllaro su casi centenario abuelo el gran Cacique “Pillahuaso”, que había gozado con su familia de mucha tranquilidad, formando parte del Gran Consejo de los Ancianos de Huayna Cápac, y que con otros señores fué depositario de su testamento en Quito y luego sostuvo a Atahualpa contra su hermano Huáscar; por ello era considerado sabio y respetable, de suerte que debió aconsejar a su nieto Rumiñahui y cuando el 29 de Agosto de 1533 las candelas anunciaron que Atahualpa había sido ajusticiado en Cajamarca y la noticia se regó por el imperio; Rumiñahui se proclamó Shyri de Quito por ser hermano mayor del Inca.
Legalmente no le correspondía dicho título, no tenía ascendencia con los Shyris y su padre el Inca había dejado otros hijos con mayores derechos. En Quito vivía el hermano menor de Atahualpa llamado Illiscacha (Illescas según escribieron equivocadamente los cronistas de Indias) habido en la reina Paccha y en el Cusco estaba Manco Capac, también hijo de Huayna Cápac en su prima Mama Runtu; pero, los tiempos no estaban para este tipo de reflexiones y Rumiñahui, como guerrero más preparado para resistir al enemigo, asumió el mando, preparó los ejércitos, los disciplinó y salió a encontrar a los invasores que subían por la sierra al mando del Capitán Sebastián de Benalcázar.
Con Rumiñahui estaban los grandes Caciques ancianos Nazacota, Jacho y Pillahuaso; también los jóvenes como Zopozopangui, Gobernador de Quito; Píntac, Quimbalimbo, Chaquitinta, Nuenango, Mainaloa y los Angos, que querían escarmentar a los traidores mitimaes cañaris que eran oriundos del Cusco y a su Jefe el Cacique Chapera, puestos de parte de los españoles, como hábiles guerreros y astutos guías de las fuerzas de Benalcázar.
Rumiñahui destacó una división de 4.000 hombres al mando del general Chaquitinta para interceptar el paso de Benalcázar en el desfiladero de Achupallas; pero, los indios, al escuchar el ruido de los arcabuces y contemplar la carga de la caballería, huyeron despavoridos y Chaquitinta fue castigado y pereció decapitado por ese fracaso.
Enseguida se situó en el valle de Alausí donde dió la primera batalla que terminó indecisa y se retiró ordenadamente a la fortaleza de Tixán, disponiendo hoyos y zanjas disimuladas para aniquilar la caballería que tanto temor causaba a sus huestes; esas maniobras fueron conocidas por los Cañaris, quienes pusieron sobre aviso a Benalcázar, que tomó otro rumbo.
En Sibambe se enfrentaron nuevamente y la osadía del Cap. Hernando de la Parra permitió a los españoles desalojar a los indios de las alturas y mediante hábil juego táctico los dos ejércitos llegaron a la llanura de Tiocajas en Mayo de 1534. Benalcázar contaba con 6.000 indios Cañaris, 130 españoles a pie y 70 a caballo. Rumiñahui con 12.000 guerreros dispuestos a vencer o a morir. El primero no quiso presentar batalla y se desvió por la ruta de Chimbo hasta la laguna de Colta y por allí a Riobamba. Otro combate hubo después en el llano de Shamanga que no dió la victoria a ningún bando, y entonces Rumiñahui fué a la laguna de Colta a pasar la noche; mas, súbitamente se estremeció la tierra y el volcán Cotopaxi hizo su primera erupción, de suerte que los indios superticiosos como eran abandonaron el campo, dejándolo con algunos jefes que custodiaban a los hijos de Atahualpa y a los tesoros reales.
Rumiñahui se vio perdido y optó por huir a Quito donde hizo asesinar a su hermano el Inca Illiscacha y a las vírgenes del templo del sol; luego destruyó y quemó los edificios para que nada cayera en manos de los españoles, se retiró a Jatun Sicchos a ofrecer nueva resistencia y escondió los tesoros en algún sitio cercano a Píllaro, en la zona de los Llanganatis, donde aún deben estar y no en las cercanías del monte Rumiñahui, conforme se ha aseverado equivocadamente.
A principios de Enero de 1535 el Capitán Hernando de la Parra se había metido por Aloag con varios compañeros entre los que se recuerda a Miguel de la Chica, Alonso del Valle, Juan del Salto y Juan Enríquez, dio con las pampas de Chiac y en uno de los promontorios del “Topalibi” – que significa “el rodadero del gran jefe” –vio a un indio adornado de collares, brazaletes y llautu que brillaban con los rayos del sol, en circunstancias en que se arrojaba al vacío, pero se quedó enredado y colgado en uno de los espesos matorrales de Chilca. Bajado por unos soldados dijo llamarse Rumiñahui y fue trasladado en parihuelas a donde estaba Benalcázar, que lo hizo torturar con otros caciques para que indicaran el paradero de los tesoros del Inca, sin conseguirlo, de suerte que cansado de tanto silencio mandó ajusticiarlos, asándolos a fuego lento y sobre una parrilla, en la placeta de la fundación de Quito, porque aún no se había trazado la plaza mayor.
Rumiñahui está considerado el héroe de la resistencia nacional indígena de 1534 y uno de los más valientes exponentes de la raza. Un cantón de la República y numerosas escuelas y colegios llevan su nombre.