Ríos Raimundo.

El Coronel Raimundo Ríos se presentó al día siguiente, despachado desde Riobamba por órdenes de Flores, con una fuerza compuesta de doscientos infantes y cuarenta jinetes, tropa veterana muy escogida. Bodero no tenía una fuerza igual para resistir, y se preparó para retirarse a Oña, camino de Loja, cuya provincia se había adherido al pronunciamiento de Guayaquil. Antes de retirarse, envió Bodero comisionados al Coronel Ríos, e hizo que los acompañase la esposa de éste, para que le sedujera. Ríos, oficial acreditado por su valor y lealtad, se resistió al principio a las seducciones de su mujer; pero al fin cedió, seguido de la infantería, pero no de la caballería, que a las órdenes del Comandante Romero, se retiró el mismo día a Riobamba.

El 26 de Septiembre de 1859, el Comandante de la División del Norte, el Coronel Patricio Vivero, con dos divisiones que en total cuenta con más de mil seiscientos hombres se pronuncia en Cuenca a favor del Gobierno Provisorio, conviniendo en dejar en libertad a las tropas franquistas, comandadas por el General Fernández Ayarza y Coronel Raymundo Ríos, para que abandonen la población y se dirijan a donde quieran. En efecto, dos días después, el Escuadrón Taura y dos batallones se dirigen a la costa para ponerse a las órdenes inmediatas de Franco. Cuenca queda desguarnecida, pues la División de Vivero marcha a unirse a las tropas del Gobierno provisorio. Al frente de la administración del Azuay se pone entonces al Dr. Ramón Borrero Cortázar, con amplísimos poderes para organizar la provincia.