RESTREPO JARAMILLO MARCO A.

EMPRESARIO.- Nació en la casa de su abuelo materno Juan Crisóstomo Jaramillo Ruiz, ubicada en la finca de su propiedad llamada “La Palmera”, en el valle del rio San Andrés cercano al pueblo de Rio abajo, Departamento de Antioquia, Colombia.
Fueron sus padres legítimos Marco A. Restrepo Posada, agricultor y comerciante y Magdalena Jaramillo Roldán y cuando su padre adquirió el almacén de Río abajo en diez mil pesos, pagaderos a un año plazo, se trasladó con los suyos y aprendió el negocio, pero entonces advino la Guerra de los Mil Días y permaneció varios meses escondido en un bosque cercano para evitar que lo engancharan en el ejército del gobierno y eso que solo tenía diez años pero ya era maltoncito.
Terminado el conflicto su padre lo mandó a administrar la finca “La Chorrera” que acababa de comprar a un señor Medina y la trabajó un año hasta que ingresó al Colegio de los Jesuitas y de allí al de San Luís en Yarumal, nueva residencia de los suyos aunque al poco tiempo, por defender a su hermano, golpeó al profesor de matemáticas en plena clase y en castigo su padre lo envió de gañan, con otros peones, a realizar trabajos de campo. Mas, al enterarse de la causa que había motivado su salida del Colegio, lo puso detrás de un mostrador y en poco tiempo planearon instalar otros almacenes con mercadería sacada a crédito en Medellín.
De veinte años se enamoró de Teresa Eusse, hija de una amiga de su madre y al poco tiempo contrajo nupcias y se fueron a vivir al pueblo de San Andrés y tuvo que enfrentar los malos negocios de su padre a quien salvó en varias ocasiones y finalmente hicieron un corte y tanteo y éste le entregó la mitad de “La Chorrera”. De esos tiempos fue una apuesta que terminó ganando, de hacer en solo catorce horas de caballo el camino de Yarumal a Medellín. Su familia había comenzado y deseoso de tecnificar los trabajos en “La Chorrera” entregó a su padre la mejor parte con casa y potreros y se quedó con la parte inculta que convirtió en tierra productiva.
Un año más tarde, a causa del robo de unos choclos de su propiedad, persiguió a los ladrones y en el enfrentamiento mató a uno de ellos en buena lid. Perseguido y apresado, le llevaron a Medellín pero logró escapar y despidiéndose de los suyos se trasladó a pie hasta Cartago bajo la identidad de su primo segundo Alejandro Cadavid Restrepo pues la policía le seguía los pasos. En Buga corrió peligro cuando tres policías quisieron atraparle. El 1 de Diciembre de 1915 cruzó la frontera por Tulcán. El dia 2 estuvo en Ibarra y finalmente arribó a Quito. Tenía planeado radicarse en Buenos Aires y cuando se bajó del tren en la estación de Riobamba, supo que cerca de Huigra existían dos hermanos antioqueños de apellido Nichols, dueños de la hacienda “Yalancay”, a los que visitó y propuso entrar en sociedad.
Poco después empezó a trabajar en “Yalancay”, primero realizó un gran desmonte con gente que hizo venir de Antioquia y sembró papas cuyo precio había subido en la costa a ocho sucres el quintal, pero al enviar la primera cosecha a Guayaquil, fue comisada por el abusivo Intendente, Enrique Baquerizo Moreno, que las hizo pagar a solo cinco sucres. Pese a este primer fracaso decidió quedarse en el Ecuador y escribió a su esposa para que lo fuera a esperar en Panamá con sus hijos. Hubo un retraso y ella se vino al Ecuador tras varios días de espera. El encuentro finalmente se realizó en “Yalancay”. Restrepo estableció a los suyos en Riobamba y con la parte que le correspondió por la venta de “La Chorrera” alquiló la hacienda “Sillahuan” por siete años. El contrato se firmó en una Escribanía. Su dueño creyó hacer un buen negocio cobrando un alto arriendo pero reconociendo cincuenta centavos por cada eucalipto que se sembrara y alcanzara un metro de altura. Mas, de inmediato, los comuneros de Lican comenzaron a hacer de las suyas y como al mismo tiempo el dueño se asustó de la velocidad con que Restrepo sembraba, demandó la rescisión del contrato, más daños y perjuicios. El asunto subió a la Corte Suprema y aunque ganó el juicio prefirió devolver la hacienda, pues había descubierto otros negocios ya que a causa de la Guerra Mundial habían cesado los transportes navieros de Australia que aprovisionaban de madera al ferrocarril y éste corría el peligro de parar sus máquinas por falta de leña.. Por eso, en sociedad con varias personas, empezó a comprar bosques que aserraba y enviaba la leña a la estación de Riobamba. Pronto cubrió las necesidades de otras estaciones y se transformó en el único proveedor, a tiempo que compraba monedas en Riobamba porque había descubierto que se podían vender con sobreprecio en Colombia por la cantidad de plata que contenían, dada la depreciación del dinero ecuatoriano. I tan bien le fue en estas andanzas que llegó a adquirir monedas de plata de otros países en sitios tan distantes como Lima y Piura.
En ambos negocios logró formar un capital que invirtió en bosques, camiones, herramientas y en más de trescientos bueyes para arrastrar los troncos de los árboles; aunque a veces existían contradicciones como sucedió en 1923, cuando de regreso de uno de sus viajes a Colombia, fue detenido en Tulcán bajo la acusación de contrabandista de mulas para el ejército revolucionario del Coronel Juan Manuel Lasso porque se rumoraba que éste se encontraba complotando contra el gobierno del Dr. José Luis Tamayo. Mientras se aclaraba el infundió guardó prisión en casa del Cónsul colombiano Galindo y le tocó soportar el terremoto que asoló esa población.
En el invierno del 25 el fuerte invierno se llevó un trecho de línea férrea y las locomotoras pararon. El inglés Mr. Dobbie fue contratado por el gobierno para la reconstrucción y Restrepo le auxilió con una cuadrilla de doscientos hombres, superando la emergencia en el tiempo previsto. En Julio, al triunfar la revolución de los militares, fue apresado en un cuartel acusado de peculado con el presidente del ferrocarril y recobró la libertad porque el autor de la denuncia anónima no se presentó a declarar.
Desengañado del ferrocarril adquirió la hacienda “El Pongo” que cambió de nombre por “Los Alpes” en el camino de Machachi a Quito y comenzó a sembrarla. El 26, el nuevo dictador Isidro Ayora le reclamó el pago del 4% sobre las ventas de leña, dinero que según el contrato debía ser pagado directamente por el ferrocarril. La prensa capitalina comenzó a llamarle extranjero pernicioso y le calificaron de “El Rey de la leña”. A los pocos dias le fue embargado un camión y se vió obligado a abonar, pero demandó personalmente al dictador por el abuso cometido. En esas se encontraba cuando recibió una llamada amenazante y el Subsecretario de Hacienda le exigió la presentación del contrato que al serle presentado por Restrepo retuvo mañosamente en su poder y como el cobrador del gobierno seguía presionando semanalmente, tuvo que viajar a Bogotá y solicitó la ayuda de su gobierno que puso mil hombres de caballería debidamente armados en la frontera. Entonces el Subsecretario se ablandó y el asunto fue arreglado amistosamente, pero Restrepo decidió llevar a los suyos a Los Angeles, California.
Al volver el Ecuador recobró el dinero que le habían arrebatado por los impuestos y con un socio adquirió la hacienda “Leito” cerca de Patate, que tenía grandes extensiones de bosques y les costó un dineral. (1) Mientras tanto Mr. Dobbie había tomado a cargo la construcción del ferrocarril Quito Esmeraldas y le pidió que lo aprovisione de leña y de doscientas mil durmientes, mas el negocio no llegó a hacerse por falta de acuerdo en el precio. Entonces Mr. Dobbie adelantó cuarenta mil sucres a los hermanos Ing. Federico y Julio Miguel Páez para las primeras durmientes y como esos buenos para nada idearon transportar los maderos de un lado a otro de un río, al tratar de hacerlo se les rompió el débil cable de media pulgada y perdieron plata y dinero. Mr. Dobbie, dandose cuenta del fiasco volvió a llamar a Restrepo y cerraron trato pero como el Ministro de Obras Públicas declaró concluída la concesión, nada se pudo hacer. Mientras tanto tuvo un serio altercado con el Teniente Político de Machachi que era alcohólico y prefirió vender “Los Alpes” a su socio en Leito, quedando con dicha hacienda como unico dueño, que siguió trabajando hasta su total transformación..
En 1928 estalló un fenomenal escándalo en “Leito” porque siendo un agricultor muy competente y un trabajador incansable, usaba de métodos muy duros con los indios en su propiedad y con los comuneros y vecinos del sector, al punto que se le tenía miedo. En esa ocasión se le ocurrió desviar toda el agua a su hacienda y ocurrió un feroz levantamiento indígena que a duras penas pudo ser sofocado con el auxilio de la fuerza pública y dejó un saldo de varios muertos. El asunto dio orígen a un juicio penal y desde el diario socialista “El Día” se le persiguió implacablemente. Restrepo escapó del escándalo y se fue a su tierra porque había adquirido en Antioquia algunas fincas que estaban siendo invadidas y solo regresó cuando amainó el escándalo en el Ecuador.
A principios de 1934 volvió a tener problemas en Leito con los Comuneros de Poatug y Patatehurco y el Presidente Velasco Ibarra ordenó echarlo del país, pero el 3 de Abril el Ministro de Gobierno, José Rafael Bustamante le citó en despacho para darle la razón porque al no tener los Comuneros ninguna cerca mal podían alegar derechos de posesión de otras tierras. Después le ocurrió un peligroso incidente en un hotel de Ambato y el nuevo Ministro Rodolfo Baquerizo Moreno le volvió a conceder la razón.
En 1935 realizó una entrada a las misteriosas montañas de los Llanganatis situadas al fondo de su hacienda Leito. En compañía de tres porteadores recorrió más de una semana los páramos, quebradas y lagunas bajo una impenetrable niebla. Regresó con numerosas muestras de minerales y denunció una mina. Varios vecinos de la población de Baños le visitaron para que les repartiera el tesoro de Atahualpa que según se comentó con mucha imaginación había descubierto y se fueron resentidos cuando les contó que no lo había hallado. No contentos con la respuesta hicieron una entrada a la zona, pero por más que buscaron no descubrieron el tesoro ni las minas.
El 2 de Febrero del 41, nuevos incidentes en Leito ocasionaron la muerte de un Comunero, que fue enterrado con gran acompañamiento en Ambato. El día 6 volvieron a ponerse las cosas difíciles pero no pasó nada. El Presidente Arroyo del Río, queriendo desagraviarlo porque también se sentía como él colombiano, le concedió la Orden Nacional al Mérito, que Restrepo no aceptó porque el gobierno nada había hecho por ayudarle y el Ministro de Agricultura mantenía en forma demagógica el precio oficial de la papa por debajo de los costos de producción, ocasionando la quiebra de los agricultores de la sierra.
A principios del 44 le solicitaron dos mil sucres para Velasco Ibarra que se encontraba pasando necesidades económicas en el sur de Colombia y como el gobierno se enteró de la entrega de esa ayuda, le hizo apresar.
Felizmente recobró su libertad a las pocas horas aunque su revolver fue decomisado. Triunfante la revolución, el nuevo Ministro de Agricultura Mariano Suárez Veintemilla se lo hizo devolver y le entregó la Condecoración, a tiempo que el presidente Velasco Ibarra y su Ministro de Gobierno Carlos Guevara Moreno empezaban a molestarlo.
El 45 adquirió el latifundio “Pinandro” productora de maíz y caña de azúcar que también sembró de trigo, instaló varios trapiches para destilar aguardiente. En Octubre del 48 tuvo roces con los Comuneros de Poatos pues, a pesar de sus anteriores experiencias, no cambiaba sus métodos de trabajo rudo, y al ocurrir el terremoto del 5 de Agosto del 49 “Pinandro” solo sufrió daños materiales, pues se cayeron sus construcciones más antiguas y solo se perdió una vida. La hambruna azotó a la provincia del Tungurahua. Ese año había viajado a comprar semillas de trigo en Buenos Aires.
En Octubre del 52, a consecuencia de nuevos enfrentamientos en Leito y Pinandro, el Presidente Velasco Ibarra le ordenó arreglar sus papeles y desocupar el país. El Ministro de Gobierno Luis Antonio Peñaherrera le puso en prisión y en Ambato se organizaron manifestaciones pidiendo su cabeza. Pasadas varias semanas, tras la entrega de Leito a las Comunidades, seguía guardando prisión. El ganado había sido vendido y las maquinarias destruidas. Peñaherrera se cayó del ministerio y fue reemplazado por Camilo Ponce Enríquez. Estaba de Canciller Teodoro Alvarado Garaycoa, que viajó a la posesión de Jacobo Arbenz en Guatemala y al pasar por Bogotá , su colega Juan Uribe Cualla le expresó malhumorado que “Colombia no toleraría más infamias.”
El 29 de Junio del 53 la Cancillería colombiana telegrafió a Quito manifestando que el affaire Restrepo era político y se consiguió la desocupación y entrega de Leito a su dueño, quien viajó a Bogotá cansado de tantos problemas dejando a sus hijos al frente de Leito y Pinandro pues estaban capacitados en el exterior para dirigir los dos latifundios, bien es verdad que tuvieron que comenzar a cero pues nada había quedado a no ser la tierra.
En viaje de placer recorrió Guatemala, México, Estados Unidos, Holanda, Grecia, Egipto y otros países y recién volvió al Ecuador al terminar su presidencia Velasco Ibarra el 56 y como encontró correcta la administración de sus haciendas prefirió seguir a Medellín, estableciéndose en un cómodo hotel. Con todo el tiempo libre y gozando de perfecto estado de salud, decidió escribir una autobiografía que tituló “El Rey de la Leña” y publicó en 409 pags. en Buenos Aires. Existe una segunda edición en 391 hojas. Quito, 2010 Tenía 69 años de edad, se encontraba optimista a pesar de tantos avatares y planeaba nuevas empresas y aventuras.
Nuevamente en Quito retomó sus actividades y falleció en 1964.
Sobre Restrepo existen versiones contradictorias pues mientras sus ex empleados le califican de patrono progresista que acostumbraba tratarlos bien y pagarles un salario justo siempre y cuando cumplieran con sus faenas agrícolas a la perfección, la opinión generalizada es que con sus vecinos los Comuneros tenía un trato diferente por despótico y hasta inhumano, de allí los continuos enfrentamientos que sostuvieran ellos.