PEREZ CASTRO FRANKLYN

a) PECHO BORDADO

POLITICO.- Nació en Guayaquil el 14 de Junio de 1915. Hijo legítimo de Ismael Pérez Pazmiño, propietario fundador del Diario El Universo cuya biografía puede verse en este Diccionario y de su prima segunda Herlinda Castro Santander, naturales de Machala. 

Su niñez transcurrió plácidamente en la casa paterna de Sucre y Boyacá y el 15 de Noviembre de 1922 le pusieron sobre un colchón en el suelo para salvarlo del peligro de las balas, pero él se levantó, fue al balcón de la sala, y vio como los militares asesinaban a los obreros en la esquina de la calle Boyacá. Poco después empezó a concurrir a la escuela de la Srta. Anita donde aprendió la cartilla. Recuerda que ella solía tirarle la chancleta con gran puntería cuando se distraía en clase. De allí pasó a donde el pedagogo Manuel María Valverde y fue alumno del profesor Barroso y de Blanca Salvador. El 3er. grado lo hizo en el Centro Escolar 9 de Octubre dirigido por la Segunda Misión Pedagógica Alemana. 

En 1926 hacía circular en las oficinas de El Universo un periodiquito mimeografiado titulado “El Loco” porque debido a sus constantes travesuras ya le apodaban así. 

El 27 fue enviado a Ambato con su hermano Efraín “a coger clima” pues estaban muy delgados – sobre todo su hermano – y terminó la primaria en el Liceo Juan Montalvo, ganando el 13 de Abril del 28 un ejemplar de El Espectador, de la autoría de Montalvo, en un concurso de oratoria sobre la batalla del Pichincha. Vivían cuidados por la domestica Sabina Guerrero Aguirre en un departamento situado frente al teatro Viteri. 

En 1929 estaba nuevamente en Guayaquil y fue llevado al pueblo de las Núñez con motivo de una fiesta de esa familia. Desde entonces quedó enamorado del mar y sus playas e inició tardíamente la secundaria en el Vicente Rocafuerte y participó en la huelga contra el rector Abel Gilbert apodado “Tirano Mascafreno” por su severidad, que solía visitar diariamente las aulas, retando al alumnado. “Me quedé durmiendo en el interior del rectorado tres noches y cuando ganamos la huelga me fui a casa pero mi padre me recibió con una azotaina. Para entonces yo tenía tres retratos en mi dormitorio, el de Bolívar, el de mi papá y el del poeta Pablo Hanníbal Vela que colaboraba en el Universo, quien era muy simpático y conversón y cuando nos caía de visita me llevaba regalitos. Eran mis héroes preferidos”. 

Al poco tiempo fue enviado al Mejía de Quito para que se discipline y allí siguió el segundo curso. El tercero lo realizó en el Maldonado de Riobamba. El cuarto nuevamente en el Mejía “porque mi padre salió electo Senador por El Oro y la familia se trasladó a Quito y alquiló una casa frente a la Alameda”. Para el quinto estaba en Guayaquil pero enfermó de principio de tuberculosis y fue curado por el Dr. Alfredo J. Valenzuela con el jarabe de hemo antitoxina de Rabelat – Plant, que era la última palabra contra dicha enfermedad, pero pasó acostado un año, sobrealimentándose y leyendo libros de la bibbliografia de su padre. Así conoció las obras completas de Ortega y Gasset, de Montalvo, etc. Por fin en 1935 se graduó de Bachiller y “en premio mi papá me obsequió una acción de El Universo”. 

Matriculado en la Facultad de Medicina demostró tener buen criterio clínico y en emergencia puso inyecciones intrarraquideas y realizó punciones lumbares pero no aguantó las prácticas en la morgue por la repulsión que le ocasionaban los restos anatómicos. En Octubre viajó a Quito, a estudiar en la Facultad de Pedagogía, cuyo Decano era Benjamín Carrión. Vivía en la pensión Molestina González Rubio y fue testigo de la revolución a favor de Carlos Zambrano Orejuela. El 18 de Diciembre se clausuró la Universidad Central y regresó a Guayaquil. 

Entonces su padre lo envió a estudiar a las Universidad Nacional de Santiago de Chile donde presenció las manifestaciones del Frente Popular pro Aguirre Cerda y se interesó por las izquierdas. 

En 1938, nuevamente en Guayaquil, fue incorporado al Círculo de Periodistas del Guayas.El 39 y como corresponsal de El Universo en Salinas informó sobre el accidente aviatorio causado por el estado etílico del piloto Galo Almeida Urrutia; desafiado a duelopor dicho aviador, aceptó batirse a pistola y designó padrinos a Leopoldo Benítes Vinueza y a Telmo N. Vaca del Pozo. Médico fue el Dr. Alfredo Valenzuela Barriga, pero llegado el momento y estando todos en la Atarazana, como se había convenido, los padrinos de Almeida salieron con la excusa de que la superioridad militar lo había trasladado a Quito, y se retiraron avergonzados de la conducta de su ahijado, impropia en un militar. 

El 41 regresé a Guayaquil y editó el semanario “El Suplemento” consistente em uma sola hojita tres columnas, en una pequeña imprenta que le cedió su hermano Efraín situada en Sucre y Boyaca al lado de la funeraria Moncayo; pero como era una publicación de oposición a la dictadura civil de Arroyo del Río, un buen día cayó la pesquisa y se llevó la imprenta, que después fue a parar a Quito, “ingresé a la facultad de Jurisprudencia y me eligieron presidente de la Escuela de Derecho”. 

El presidente Arroyo lo confinó arbitrariamente a Babahoyo por varios meses, “Tuve que permanecer algunos días escondido y alguien vinculado al régimen le sopló a mi padre que mi vida corría peligro y que era prudente que saliera del país. Así fue como viajé a Cali en Octubre de ese año donde trabajé de ayudante de Alfonso Rumazo González en “El Espectador” y luego como secretario de un compatriota de apellido Del Mónaco que era muy rico. Una tarde Rumazo me llevó a presentar al Dr. Carlos Guevara Moreno, con quien discutí agriamente porque se burlaba de Velasco Ibarra, a quien yo admiraba. Desde entonces nuestras relaciones fueron muy diplomáticas. 

Acogiendose a la amnistía del Congreso volvió a Guayaquil y en los años siguientes. Pedro Saad nos daba conferencias muy ilustrativas y me presentó a los camaradas Alejandro Idrovo, Armando Cruz Bahamonde, Manuel Medina Castro y Elías Muñoz Vicuña, miembros de la Fracción Universitaria del Partido Comunista. Con ellos y con Eduardo Borja Illescas, Alejandro Aguilar Ruilova, Jorge Maldonado Renella, Manuel de J. Real, Carlos Julio Arosemena, José Salazar Barragán, su primo Gil Barragán Romero, José Vicente Ordeñana Trujillo fundamos en 1942 la FEUE y poco después celebramos en Quito el I Congreso Nacional que sirvió para darle un contenido de unidad política al estudiantado”. 

“Yo escribía en el Universo bajo el seudónimo de Pedro Montes en oposición a mi hermano Efraín que era Leonidas del Mar. Mis artículos eran de índole pacifista, democrática y antinazi. Después seguí colaborando como Spartaco y Amianto hasta que en 1945, a la muerte de mi padre, dejaron de salir por la oposición de mis dos hermanos mayores”. 

“El 1 de Mayo del 42 había contraído matrimonio civil en Durán y eclesiástico en La Merced con Nelly Cereceda Sangster y fuimos a vivir a la casa de mis suegros en la Avenida Cuba frente al colegio salesiano Cristóbal Colón, después nos cambiaríamos pobremente al cuarto piso de la Portavianda, casa del Dr. Ceballos Carrión, así llamada porque solo tenía una chaza de frente. Conocí a Nelly durante unas vacaciones en Salinas, ella había llegado donde su tía Ana Wauge de Durán, estudiaba en el Colegio Guayaquil, donde había salido reina pero ese año 41 no hubo las fiestas anuales estudiantiles a causa de la guerra con el Perú. Yo comía en el Comedor Popular que estaba situado frente al Parque Seminario y para sobrevivir le compré a crédito a mi amigo Carlos Béjar Sánchez una maquinita para hacer rollos de papel para máquinas registradoras, rollos que vendía en la imprenta y papelería de mi hermano Büchner. El 43 nació nuestra primera hija, ya para entonces habíamos iniciado otra violenta campaña de oposición contra el régimen. Los pesquisas me volvieron a apresar con Marco T. Oramas y Francisco Mora Guerrero y nos pusieron en una celda desnuda con el piso de cemento mojado y sin zapatos, y cada cierto tiempo nos aplicaban descargas de electricidad. Después de algunas horas nos trasladaron al primer piso pero vi una soga y logré deslizarme al patio y por allí escapé saltando una cerca alta de caña. El asunto fue muy comentado pero no trajo consecuencias”. 

“Por esa época ingresé a Acción Democrática Ecuatoriana ADE, formé las Guardias Populares y comenzamos a preparar la lucha política a través de la organización de Comités Populares. También sacaba un periódico llamado “Democracia”, órgano de la Unión Democrática Universitaria, tambíen ven una sola página, que imprimía en mi hogar”. 

En Junio del 43 fue comisionado especial por el Movimiento Antinazi para la formación del comité en la península de Santa Elena y con tal objeto organizó varias manifestaciones populares en los teatros de La Libertad y Salinas, dándose cuenta de los atropellos que cometía en la base militar norteamericana el capataz Herbert Hoover Jr. con los trabajadores ecuatorianos, a los que pegaba e insultaba cuando le placía, apoyado incondicionalmente por las autoridades arroyistas de Salinas, que se hacían de la vista gorda y a veces hasta llegaban a apresar a los trabajadores cuando así lo disponía Mr. Hoover. Igualmente comprendió la criminal política seguida por la Anglo Ecuadorian Oilfield desde finales de los años veinte para la construcción de las casas de los campamentos de Ancón y de la Refinería de Puerto Rico en La Libertad por que talaba sistemáticamente los bosques peninsulares, terminando con la agricultura de la región al dejarla sin lluvias y convertida en un desierto, como es hasta hoy. 

Esa política era compartida por los gringos de la base, que entre el 42 y el 43 cortaron por medio de sus trabajadores ecuatorianos nada menos que diez mil grandes árboles casi centenarios de guasango, para llevarlos a la base militar de las Galápagos con el fin de construir casas y como no las hicieron, aún estaban en la década de los años ochenta tirados en diversos sitios de las islas, unos podridos y otros preservados por la sequedad. En fin, Franklyn y sus colaboradores Guillermo Stay y Carlos Luis Tauriz, tenían que obrar en tres frentes: contra los espías nazis, contra los abusos del Anglo y contra los belicosos gringos de la base, tan perjudiciales éstos últimos como los primeros, pero las autoridades de Salinas los denunciaron como conspiradores ante el Ministerio de Gobierno, fueron perseguidos y tuvieron que esconderse. Dichas denuncias fueron halladas meses después, por el propio Framklyn, cuando ocupó la subsecretaría de dicho Ministerio y aún las conserva de recuerdo. 

“A principios de Mayo del 44 Enrique Gil Gilbert y Simón Zambrano me comunicaron el pacto de ADE con ciertos militares y que ya era segura la revolución. Comencé a reunir mi grupo y la noche del domingo 28 que se celebraba el día de La Madre estábamos en la casa de un carpintero amigo nuestro en la calle García Moreno cuando oímos un disparo, que era la señal convenida. Entonces salimos a la carrera al Cuartel Villamil, ubicado en García Moreno y C. Ballen , donde ya nos esperaba el Teniente Sergio Enrique Girón. De allí me fui a la Casa de Andretta en Luque y Boyacá a comunicar el éxito inicial a Enrique Gil Gilbert, Pedro Saad, Angel Felicísimo Rojas y Alfredo Vera con quienes regresé al Villamil donde ya había llegado Simón Zambrano y los suyos. Entonces seguí para mi vecindario en Padre Solano y Boyacá y siendo mas de la media noche empecé a gritar a todo pulmón que bajaran pronto, pues la revolución se había iniciado y era de ver como todos bajaban a medio vestir o vistiéndose y se fueron conmigo hasta 9 de Octubre y Boyacá, donde les hice formar en columnas de a cuatro, marchando pasamos frente a la Zona Militar que estaba desierta y llegamos al Villamil, donde les dieron armas y de allí nos fuimos al Cuartel de los Carabineros en Chile y Cuenca, a darnos de bala con los últimos esbirros del arroyismo. Yo había preparado en mi hogar – cuarto piso en La Portavianda – con una semana de anticipación, más de seis docenas de bombas molotov en frascos de leche que previamente había pintado de blanco y sólo merced a estas armas, que lanzamos desde la calle Chimborazo, pudimos a las seis de la mañana prender varios fuegos en el interior del edificio de los Carabineros y obligarles a huir o a entregarse, pues a punta de bala hubieran seguido resistiendo siquiera uno o dos días más”. 

Los famosos cocteles molotov los había 194 escondido debajo de la cuna de su hija Isabel, tapándolos con la tela del toldo para que no se vieran, en previsión de que los pesquisas pudieran allanar su vivienda y precaviendo que ese sería el último sitio que ellos buscarían. No consideró, en cambio, el peligro mortal que significaban no solo para su hija y su familia, si no para el resto de las familias que habitaban en el edificio, que como la mayoría de esa época, era de construcción de madera y de fácil combustión. 

“El día 29 renunció el tirano y se asiló en la embajada colombiana, una semana después fui designado Subsecretario del Ministerio de Gobierno. Mi padre se emocionó y me perdonó, que me hubíera casado sin su consentimiento, fijándome una pensión de mil sucres mensuales para que pudiera subsistir con cierta decencia. En la Subsecretaría tuve numerosos contratiempos. Los pueblos se reunían y elegían libremente a sus nuevas autoridades, saliendo de la etapa de opresión en que habían vivido, pero los gamonales se trasladaban a la capital y hablaban con Guevara Moreno o con Velasco Ibarra y reponían a los antiguos opresores. Por todo ello renuncié y me vine a Guayaquil. Poco después lo hacía el Ministro Dr. Aparicio Plaza Sotomayor, con quien nunca tuve ningún contratiempo pues aunque sufría del corazón, era muy sacrificado y cumplidor”. 

“Fui candidato a Diputado a la Asamblea Nacional Constituyente, triunfé en las elecciones, pero no concurrí por estar en la Subsecretaría y me reemplazó Alejandro ldrovo, pero nuestro bloque solo contaba con catorce miembros y no hacíamos mayoría”. 

Terminadas las sesiones Velasco Ibarra fue electo Presidente el 45 y comenzó a enviarme telegramas para que me hiciera cargo de la Jefatura del Movimiento Popular de Guayaquil. Yo jamás le contesté, como tampoco a Guevara Moreno, porque sabía que todo era una trampa para traicionar la revolución, pero ellos insistieron varias semanas y cuando al año siguiente ocurrió el golpe de estado del 30 de Marzo del 46 y Velasco Ibarra proclamó la dictadura, su Ministro Guevara Moreno inició una de las peores persecuciones que registra la historia del país contra la izquierda. A mi me cogieron y fui a parar mes y medio a la Cárcel Pública Municipal de Guayaquil desde donde me trasladaron al Panóptico. Allí organicé una fuga masiva pero nos traicionó un militar, así es que comprendí que debíadesconfiar de todos y fugarme sólo y como tenía el pelo y la barba crecidos, el día anterior al planeado para la fuga, me corté el pelo y al momento de retirarse las visitas me afeité rápidamente y vestí con elegancia y poniéndome detrás de los familiares del preso José María Roura, pude salir con ellos. El escándalo fue nacional y todos los periódicos mencionaron mi fuga con burlas para el gobierno. Al principio tuve que vivir donde un obrero amigo por espacio de un mes, luego me fui a Guayaquil disfrazado y como mi única herencia era la tercera parte de un edificio de cemento en 9 de Octubre entre Boyacá y García Avilés, cuyos arriendos entregaba al Partido, mi situación siguió siendo muy pobre. “Pues no podía trabajar porque la pesquisa – ahora velasquista – me buscaba a sol y a sombra” mientras mi familia vivía de las dádivas de la parentela. 

Algunos pícaros dirigentes del Comunismo porteño se aprovechaban de la inocencia de Franklyn para disfrutar de esos arriendos invirtiéndolos en obras para el partido, pero sin rendir cuentas a nadie, de manera que la plata se hacía agua en sus bolsillos mientras Franklyn, su esposa e hijos vivían prácticamente en la inopia. Tan fanatizado estaba que ni se daba cuenta de que encima que le timaban se burlaban a sus espaldas. 

“Entonces ocurrió un episodio que fue comentadísimo en toda la ciudad y motivó reacciones contradictorias. El Partido Comunista, al que me pertenecía con mi señora, inició una colecta pública para reunir fondos y editar un periódico que sería el órgano oficial del Comunismo en Guayaquil y llamaría El Pueblo, así es que me tomé la libertad de entregar nuestros anillos de matrimonio, cuando la marcha pasaba por el boulevard portando una gran bandera tricolor que recibía las donaciones del público espectador pues nada más teníamos para dar. Eso fue todo, sin imaginarme lo que la gente dio en decir…” Claro, la gente dijo que estaba insano, que adolecía de una paranoia desenfrenada y desde entonces le comenzaron a mirar con grandísima desconfianza, como a un ser raro por loco y peligroso.. 

El 48 organizó las caravanas de trabajadores de Guayaquil a La Libertad como parte del “Movimiento de Partidarios de la Paz” que luchaba contra la guerra fría que por esos días estaba en todo su apogeo. Su posición en el Partido iba consolidándose hasta que llegó a activista del Comité Central y se dedicó a las células provinciales y a la fundación de las librerías populares que se llamaron “Claridad”, pero tras ocho años de entrega y sacrificio constantes, en 1956 se hastió de la actitud entreguista de sus líderes, a veces sectarios por cerrados a la realidad del país y el mundo y en otras hasta derechistas por razones de acomodo. 

I habiendo llegado a la mitad de una vida quiso cumplir con su viejo anhelo de vivir en la península de Santa Elena. “Desde que conocí la zona supe que algún día inexorablemente debía terminar mi vida allí” y se estableció en el recinto Valdivia con un almacén distribuidor de cervezas, colas, hielo, pero el negocio le dio pérdidas porque la clientela sacaba a crédito y no pagaba. Al mismo tiempo instaló una casa en La Libertad, era corresponsal de El Universo y escribía sus remitidos con el seudónimo de “Pecho Bordado” o bajo la columna “Las garúas de Manglaralto” que pronto se hizo famoso en todo el país. El origen de este apodo radica en unas guayaberas bordadas que acostumbraba usar en esa época y que fueron las primeras que se conocieron en la Libertad provandola sorpresa de los sencillas habitantes de esa religión. 

I queriendo ser útil al pueblo empezó a combatir el caciquismo del velasquista Simón Yagual, amo y señor del Municipio de Santa Elena y de Carlos Espinosa Larrea que por más de veinte años dominaba en Salinas; dio vida a la “Juventud Revolucionaria Peninsular” y fundó el bisemanario “La Verdad” donde fustigó a las trincas, que intentaron comprarlo y como no pudieron hacerlo le dieron bala en su domicilio. El 60 salió electo concejal de Salinas, pero ante la dictadura del voto mayoritario espinosista, prefirió abandonar esas funciones y seguir denunciando desde afuera, con mayor impulso al movimiento que lideraba, que el 62 ganó la presidencia del Concejo de Santa Elena con Jones Lino y el 63 triunfó en las elecciones de Salinas, pero Espinosa hizo fraude en Guayaquil con la complicidad del Tribunal Provincial Electoral del Guayas, fraude que fue tan escandaloso que se trató hasta en el Congreso; mientras tanto Franklyn se había tomado el edificio del Municipio, fue desalojado por el ejército que le encerró en el cuartel, de donde lo liberaron a las pocas horas las masas populares entre aplausos y aclamaciones. 

En Julio de ese año la Junta Militar de Gobierno destituyó a Espinosa Larrea y en vez de premiar su patriótica lucha contra los caciques, persiguieron a Franklyn con saña inaudita, solo por ser comunista. Su casa de La Libertad fue allanada, los muebles destruidos, los enseres robados a vista y paciencia de la población, los libros incinerados en la vía pública – allí se quemó la única colección del bisemanario La Verdad – las máquinas impresoras embarcadas en camiones del ejército y nunca más se supo de ellas. Para colmos, quisieron arrebatarle su casa por decreto y tuvo que apurarse en venderla, perdiendo dinero. Dos veces cayó en prisión y al salir la segunda vez se escondió para no volver a la cárcel, su situación se tornó insostenible en La Libertad y en Guayaquil y viajó a la provincia de Bolívar llamado por un generoso camarada que le ofreció hospitalidad, pero allí también fue detenido por el ejército y trasladado al cuartel de Guaranda. Dos semanas después le pusieron de noche en libertad y lo obligaron a que tomara el jeep de su propiedad y se fuera manejando, sin embargo, el jeep había sido dejado sin luces y sin frenos y tuvo que maniobrar con gran pericia para estacionar a pocas cuadras de distancia, donde pernoctó bajo intenso frío. Al día siguiente arregló como pudo el jeep y se fue a Ambato, allí su amigo Cosme Romano le ayudó a que pudiera regresar a Guayaquil. 

“El 64 el Partido comunista estaba dividido en dos alas, la de Pedro Saad y la de Rafael Echeverría, a quien traicionaban sus principales colaboradores Jorge Arellano Gallegos, Mario Cárdenas y Luis Vargas, agentes encubiertos de la CIA y de la dictadura como después se supo. Trabajé algunas semanas con Echeverría y hasta tomé contactos con Jaime Galarza Zavala y Alfredo Vera Arrata para organizar una guerrilla, pero nada pude hacer porque los traidores Arellano, Cárdenas y Vargas pusieron sobre aviso a las autoridades. El restante tiempo de la dictadura, hasta el 66, lo pasé a salto de mata, huyendo, cambiando de domicilio, siempre escondido y sin poder regresar a la península, donde me hubieran arrestado enseguida. La Juventud Revolucionaria Peninsular había sido deshecha, a los principales dirigentes los habían comprado con puestos públicos”. 

“Mi ayudante Montenegro presidía el Consejo de Salinas y al caer la ominosa Junta regresé a Valdivia e instalé una finca, la Herlinda, que produjo sandías, tomates, melones y pepinos con buen éxito, al punto que hasta empecé a comprar maquinarias, el 67 – contraje matrimonio con Vixia Murillo Villacrés y el 68 nació mi hija Raquelita y reedité La Verdad en su segunda etapa, pero el 72 enfermé de infarto y estuve hasta el 74 sin poder trabajar”. 

“Tres meses permanecí en la clínica Kennedy, tres meses más recuperándome en casa de mi hermano Büchner y para distraerme por las noches, porque sufría de insomnios, comencé a escribir una columna en Expreso que titulé Cartas de un desvelado, bajo los siguientes seudónimos: Filosorate, Musculado, Pi es igual a 3,1416 y finalmente Desvelado”. 

“El 75 viajé a un chequeo médico en los Estados Unidos y a mi regreso empecé a construí una villa mixta sobre un terreno que tenía en la ciudadela Costa de Oro, cerca del carretero Libertad – Salinas. Entre el 77 y el 79 apareció La Verdad en su tercera época y me casé con Nínive Noboa Tola”. 

“Ese último año ingresé de Coordinador activista a la Asociación de Cooperativas Agrícolas del Ecuador ACAE que dirigía Efraín Robelly y allí estuve hasta el 80 que pasé a coordinar la Federación de barrios de La Libertad”. 

“En Septiembre del 82 el Ministerio de Recursos Naturales me designó con igual cargo para que organizara la Federación de Comunas Indígenas de Achupallas en Alausí, para terminar la explotación que un tal Lara, sobrino del ex-dictador Rodríguez Lara, quien venía haciéndose rico a costa de los trabajadores, con unas millonarias concesiones recibidas en el gobierno de su famoso tío, sobre las minas de mármol de Sula, al pie del río Chanchán”. 

“Lara era socio de un sádico Coronel Merizalde, que tenía por costumbre castigar con látigo y alcoholizar a los indios de los contornos, según fuere el caso. Nadie podía entrar a esos territorios porque era asesinado por orden de Lara y Merizalde, pero yo me armé de valor y con la ayuda de Monseñor Leonidas Proaño y de los curas de Tixán y Alausí logré reunir a más de treinta comunidades de las zonas paupérrimas próximas a los pantanos y a la laguna de Osogoche y tras varios meses de intensos trabajos durante los cuales se atentó dos veces contra mi vida, conseguí la unidad de más de ocho mil indígenas, que obtuvieron la devolución de sus minas de parte del Ministerio. 

“Por este éxito fui contratado nuevamente por ACAE, pero meses después el gobierno de la Democracia Popular de Olwaldo Murtado, quitó graciosamente la concesión a sus legítimos propietarios los indígenas, para dárselas a unos italianos recomendados por la Central de ese partido transnacional en Roma, que para colmos resultaron socios de Merizalde y Lara y todo volvió a ser como antes, látigo, alcohol, abuso, violencia”. 

“A principios del 84 ayudé a organizar la Cooperativa de Vivienda Agrícola Pancho Jácome en el Kilómetro 8 y 1/2 de la carretera a Daule, que tanto escándalo ocasionó porque sus miembros fueron acusados de invasores. Ese año contraje nupcias con Leonor Argote Doilet y pasé a organizar la Comuna de Puerto del Morro para impedir que las autoridades del IERAC y los oficiales de la Marina se siguieran enriqueciendo con el tráfico de las adjudicaciones y concesiones como es público y notorio en esas tierras camaroneras. Entre el 84 y el 87 saqué por cuarta vez el bisemanario La Verdad. El 86 edité en 48 páginas una colección de poemas titulada Vientos peninsulares en 48 págs. En Julio encabecé el Movimiento Patriótico por la libertad de Frank Vargas Pazos y recogimos más de veinte mil firmas sólo en la península”. 

“El 87 comencé mi lucha por conseguir el terreno al pié del carretero para la Universidad peninsular de Santa Elena lo cual finalmente y tras mucho empeño se logró el 91 pero volví a enfermar gravemente con varios pre infartos y estuve tres veces hospitalizado en Guayaquil. Al egresar de la clínica edité mi segundo poemario Familia y otros poemas en 90 páginas, cuyo lanzamiento se realizó en casa de mi hermano Bucho, asumí la coordinación del Movimiento Patriótico pro Frank Vargas Pazos para presidente y en la Espol saqué “En familia” en 90 págs. así como una selección general de mi poesía que salió bajo el título de Del Cerro al Mar, posiblemente en 300 páginas”. 

Semiretirado a causa de su dolencia cardíaca, no había perdido sus arrestos revolucionarios en esta segunda etapa de su vida, dedicada por entero a la península, a las Cooperativas y a las Federaciones de Comunas, en síntesis, a la causa de los pueblos, sin esperar ninguna recompensa mas que la satisfacción del deber revolucionario sin posturas sectarias ni mezquinos intereses políticos. Se consideraba un revolucionario de la extrema izquierda y un francotirador independiente desvinculado de todo partido, de todo círculo, más bien era un patriota en ideales y un anarquista en su conducta. No conocía Cuba ni Rusia pero si su Patria y como buen romántico estaba casado en quintas nupcias con Graciela Checa Castel. 

Culto, instruido y actualizado en sus lecturas. De estatura mediana, musculoso, nervioso, ágil y delgado. Ojos cafés —había perdido la visión del ojo derecho y usaba un lente negro como los piratas, que le hacía juego con su pelo, bigote y descuidada barba cana. Hablaba con la convicción de siempre, con el entusiasmo proverbial en su persona y sin sentirse disminuido o enfermo, pues era uno de los idealistas más puros del país. 

En su poesía “Por este Corazón” ha escrito: // Por este corazón que me palpita / al ritmo del clamor que nos habita / en la sed de Justicia que tenemos.. // Por este corazón, claro y contento / amo al niño vivaz que llevo adentro, / – ese niño que muchos conocemos -…// por éste, que se iba enriqueciendo / cuando bienes terrenos fue perdiendo…/ por este corazón, que se ha elevado / porque de falsas cumbres ha bajado… / por este corazón que fue creciendo / cuando iba sus prejuicios reduciendo // por este corazón, jamás venado / ante la furia atroz del potentado… / por este corazón, que ha tremolado / las banderas del pueblo rebelado… // por este corazón, que ni aún vencido / ha mordido la hiel del derrotado / y que una y otra vez se ha levantado, / de las tibias cenizas renacido… // por este corazón, necesitado / pero jamás vendido, ni comprado… / por este corazón, que ya sin susto / se va cerrando al fin, de puro gusto, / feliz de haber vivido en su verdad / ejerciéndola en plena libertad …// 

Falleció este patriota, este ecuatoriano a ultranza, una madrugada, en que la soledad y la pobreza le acompañaban como siempre, en su casa a medio construir entre Salinas y La Libertad, a consecuencias del último de sus infartos y fue sepultado ese día, que fue de luto cerrado entre los pobladores de la Península.