PAREDES JUMBO ROSA

JOVEN IDEALISTA.- Nació en Guayaquil el 2 de Mayo de 1952. Hija legítima de Fausto Paredes Meza, conserje del Conservatorio de Música Antonio Neumane de Guayaquil y de María Jumbo, naturales de Pelileo y Catamayo, respectivamente. Cuando la bautizaron en la catedral le impusieron por padrinos a los músicos 

José Barniol y Jorge Raiky y a sus esposas. Sus padres vivían en una pobre habitación de las calles Manabí y Coronel y dos años después tuvieron un hijo al que llamaron Fausto, pero María Jumbo, la madre se cansó de esa vida de pobrezas y como además era celosa, los abandonó poco después. Entonces el pequeño Fausto fue confiado a su abuelita Rosa Meza que vivía en Ambato y Rosita quedó con su padre, que pronto la cedió a los jóvenes esposos Raiky, que la llevaron muy tierna a Suiza y se encariñaron tanto con ella que decidieron adoptarla y regresaron al Ecuador en busca del consentimiento paterno, pero éste les dijo que no, pues no deseaba “perderla.” 

Poco después apareció en la vida de la niña su madre de crianza Charito – así la llamaba cariñosamente – o sea, Emilia del Rosario Ruiz, que se había unido a Fausto Paredes Meza, consolidando el hogar y tuvo numerosos hijos. En ese ambiente pobre aunque amable, Rosita fue una niña enteramente normal. Recibió la instrucción primaria desde el primero hasta el cuarto grado en el colegio Santa Marianita de Jesús; luego, a causa de un incendio que desbastó las pertenencias, pasó con su familia a un inmueble ubicado en Tulcán y Hurtado y cuentan que el flagelo redujo a cenizas las ropas y útiles escolares de la niña, salvándose únicamente con el uniforme escolar que vestía. Los grados quinto y sexto terminó como alumna de la escuela Gabriela Mistral, anexa al Normal Rita Lecumberry, donde siguió la secundaria. 

En 1972 la rectora impuso de abanderada a una chica sin los necesarios merecimientos y poco después los alumnos del Normal Leonidas García visitaron a sus futuras colegas proponiéndoles asociarse para actos culturales; mas, la rectora se opuso y eso aumentó el clima de disconformidad existente en su contra. Rosita Paredes y su amiga María Pincay encabezaron una huelga, se tomaron el Colegio y permanecieron dos noches en él, el 10 y el 11 de Julio, mientras los alumnos del Leonidas García rondaban las calles adyacentes entonando serenatas. Al final, el Coronel Vicente Anda Aguirre, Ministro de Educación Pública, dialogó con las huelguistas y como no halló una solución decorosa que satisfaga a las partes, canceló a la rectora y se terminó el problema. 

Rosita había demostrado ser una 110 inmejorable oradora de masas y acuñó varias frases que sus compañeras no olvidarían jamás: “Doy la vida por la FESE” Federación de Estudiantes Secundarios del Ecuador – “Habrá días en que dejaremos los libros por las armas”. 

De allí en adelante participó activamente en las reuniones de la izquierda pekinesa, leía la revista “China reconstruye” y en algunos comunicados hasta llegó a firmar con el seudónimo de “María Landín”, costumbre que se había puesto de moda entre los grupos radicales de entonces, aunque jamás llegó a afiliarse a ningún partido político. Sus amigas la recuerdan por su atuendo preferido: “Un blue jean viejo y desteñido, una blusita roja y un morral” y como usaba el pelo largo y suelto, al verla llegar le decían: “Allí viene la jipicita” o simplemente “Flaquita” pues era extremadamente delgada, blanca de rostro y de estatura mas bien baja. 

Ese año se dedicó a prácticas de alfabetización en el colegio Domingo Savio, en la calle de ese nombre y Tulcán. Terminadas las clases, el padre Emilio, director del establecimiento, las acompañaba a las casas. Poco después dio su grado de Bachiller en Ciencias de la Educación con la calificación de Muy Buena y comenzó a estudiar para profesora de Música de las escuelas Primarias. 

Su personalidad fuerte ya estaba definida. Como idealista creía públicamente en la redención humana, en la justicia social, en el sacrificio y la abnegación y debido a su buen comportamiento se granjeó la simpatía de profesores y condiscípulos que conocían de su pobreza y sin pedirlo ella, la ayudaban. 

Se destacaba en Sociología, Didáctica y Legislación Escolar. Era miembro del Coro del Conservatorio y cantó en numerosísimas presentaciones en lugares públicos y privados. No tenía novio y en cuestiones religiosas no tenía preferencia ni era practicante, mas aún, ni siquiera se le llegaron a conocer sus creencias, pues no gustaba hablar de ellas; en cambio, era muy sociable, de carácter dulce y tranquilo, jamás reconvenía a nadie, pasaba por persona callada y humilde. 

El 17 de Junio de 1972 se graduó de Profesora pero por más que buscó trabajo intensamente no lo encontró, y como en Agosto de ese año la familia Paredes Ruiz se trasladó a vivir a la antigua isla Trinitaria, calle 25 y la F, en donde había levantado su padre una pequeña y rústica casita sobre el pantano, Rosita se fue al hogar de su amiga María Pincay, a cuyos padres decía “papi” y “mami”, ubicado en la Trigésima y Cuenca, donde disponía de algunas comodidades. Sin embargo los fines de semana regresaba a atender a sus padres y hermanos y por las noches estudiaba en casa de diversas amigas, pues carecía de libros y cuadernos. ¿Qué estudiaría? ¿Sería acaso, reuniones políticas? 

El 25 de Septiembre de 1972 participó activamente en las manifestaciones estudiantiles en respaldo de los alumnos del Aguirre Abad y en la esquina de Alcedo y Pío Montúfar se opuso tenazmente a la detención de Manuel Chum Salvatierra, estudiante del Colegio San Francisco, acusado de lanzar piedras a establecimientos comerciales y de haber provocado el choque a un patrullero de la Comisión de Tránsito del Guayas. En el forcejeo Rosita llegó a arañar la cara de un oficial de la Policía y fue conducida presa, pero al día siguiente la soltó el Comisario IV de Policía, Ab. Enrique Rodríguez Bowen y la noticia salió publicada en los diarios. 

Después, con el propósito de vivir siempre al lado de sus padres, obtuvo del Comité Defensores del Suburbio, la autorización para levantar una casita, y como no tenía dinero gestionó un cargo en el magisterio municipal, presentó sus papeles y el 15 de Julio del 73 el Alcalde Juan Péndola Avegno le extendió su nombramiento de Profesora especial de Música y Canto con S/. 2.000 mensuales de sueldo, para prestar servicios en cuatro escuelas a la vez. 

A los pocos días de su posesión, aún sin percibir un solo centavo de sueldo, viernes 10 de Agosto se despidió de los suyos siendo las dos de la tarde y fue al centro de la urbe, a participar en la Concentración de la Dignidad del Magisterio, que se había programado junto a la vieja Casona universitaria pero se presentó la policía fuertemente armada y trató de dispersar a los congregados, produciéndose varios enfrentamientos. 

La policía persiguió a los maestros por la calle 6 de Marzo y justamente a la altura del cine Apolo una bomba de gas lacrimógeno lanzada por un oficial impacto en la frente de Rosita y la lanzó al suelo. Inconsciente y en estado comatoso por la explosión, fue recogida por varias personas caritativas que pugnaron con la policía, que también trataba de llevársela. Eran las cinco y media. 

Primero fue conducida a la clínica Vargas y luego a la Julián Coronel, donde murió a las dos y media de la tarde siguiente, Sábado 11 de Agosto de 1973, sin haber recobrado el conocimiento ni salido del estado de coma. Tenía solamente veinte y un años de edad. 

La Unión Nacional de Educadores (UNE) Núcleo del Guayas, decretó tres días de duelo y el Gobernador Civil y Militar el toque de queda. La conciencia del país se rebeló por primera ocasión contra la dictadura del General Guillermo Rodríguez Lara que tenía un año y pocos meses de instaurada y que a base del slogan de “Gobierno Nacionalista y Revolucionario” venía gobernando a espaldas de los intereses del pueblo, malgastando el dinero del petróleo que comenzaba a ingresar en burocracia y negociados como el de los cuadernos y útiles escolares que fue denunciado prontamente por los maestros, mientras mantenía al Magisterio en gravísima situación de pobreza y marginalidad. 

Esa misma tarde su cadáver fue conducido al paraninfo de la Universidad e innumerables representantes de organismos relacionados con el magisterio, compañeros, estudiantes y miembros del partido Comunista marxista y leninista del Ecuador del que Rosita era simpatizante, desfilaron ante su Capilla ardiente y rindieron un sentido y emotivo homenaje a la joven maestra y luchadora clasista, caída en defensa de sus altos ideales. La oposición hizo oír por primera vez su voz de protesta. Numerosos miembros de la UNE, FESE, FRIU permanecieron haciendo guardia de honor, hubo muchas ofrendas florales, la muchedumbre entraba y salía silenciosamente de la vieja casona en peregrinación obligada de civismo y por ello no se produjo incidentes ni hechos de fuerza, pues todo fue puro en ese velatorio de honor y la policía no tuvo necesidad de actuar ni el ejército tampoco, aunque había salido con tanques a patrullar las calles y mantenía a sus efectivos a prudente distancia. 

El sepelio se realizó el Domingo 12 a las doce y media de la mañana, y fue presidido por el Rector de la Universidad Dr. Edmundo Duran Díaz y por el ex-Vicepresidente de la República Dr. Jorge Zavala Baquerizo; sin embargo, al día siguiente, se supo que la Intendencia de Policía había exhumado el cadáver del cementerio para que los médicos legistas pudieran practicar la autopsia de ley, lo que no solamente fue un acto absurdo sino también una profanación. Esta práctica fue realizada por el Dr. Isidoro Martínez, Decano de la Facultad de Medicina de la U. de Guayaquil. 

Las protestas contra la dictadura continuaron por varios días. En Guayaquil falleció el estudiante E. Valencia García, en la U. Central de Quito el estudiante Edgard Jijón Rodríguez. 

Han transcurrido los años, Rosita Paredes Jumbo sigue siendo recordada como la maestra joven, rebelde y llena de ideales que luchó por un Ecuador mejor, y cada mes de Agosto coincidiendo con la fecha de su muerte, se realizan festivales juveniles y populares de arte y música en muchas provincias del país. 

Conocí y traté mucho a su padre en la Vieja Casona pues de portero del Conservatorio pasó a Jefe de Conserjes de la U. de Guayaquil y puedo decir que de tanto vernos diariamente llegamos a tener excelentes relaciones de amistad. Era de mediana estatura, rostro canela, bigotes blancos, pelo negro y en su trato siempre caballeroso, al punto que llegó a ser popularísimo y muy querido, tanto por los alumnos como por el profesorado en general.