NOGUCHI HIDEYO

CIENTIFICO E INVESTIGADOR.- Nació en la aldea de Sanjogata, en la región de Inawashiro, Prefectura de Fukushima, parte noreste del imperio del Japón, el 24 de noviembre de 1876 y fue llamado Seisaku. Hijo legítimo de Sayasuki Noguchi, cartero de la región que por culpa de la bebida llegó a la indigencia y abandonó a los suyos que quedaron en la mayor pobreza. Su madre llamaba Shica y para ayudarse trabajaba fuera de la casa. En su ausencia el niño Hideyo sufrió una horrible quemadura en la estufa Y al cicatrizar su mano izquierda le quedaron unidos los dedos, impidiéndole todo movimiento.

Poco después ingresó a la escuela y fue el mejor alumno de su clase. Al final de la educación primaria fue felicitado por los delegados del gobierno, entre los cuales se encontraba el joven profesional Sakae Kobayashi, que ofreció ayudarlo llevándole a su hogar, donde lo cuidó con su esposa.

Durante los años de secundaria siguió siendo el mejor sin arredrarle las tres millas que lo separaban de la escuela. Después de clases trabajaba como fogonero del Hotel Matsushimaya contiguo a su casa y mientras alimentaba el fuego aprovechaba la luz para estudiar.

Un día quiso separar sus dedos con un cuchillo. Entonces, su profesor reunió dinero y pagó la operación, que realizó exitosamente el Dr. Kanae Watanabe y así pudo mover el pulgar y el índice; la oficina del Distrito, en consideración a su aplicación y actitudes, le concedió honores especiales en la graduación.

El Dr. Watanabe había llegado a cobrarle afecto y como tenía una clínica en Kaiyo Inn lo llamó a su lado, permitiéndole utilizar los libros y el instrumental, adquirido en su mayor parte en los Estados Unidos. El joven Noguchi estudiaba Anatomía por las noches y desde 1893 aprendió inglés con el profesor Senkichi Wada y alemán con Motooji Satake.

En 1894 se declaró la guerra chino – japonesa, el Dr. Watanabe se enroló en el ejército y fue destinado al frente de combate en Puerto Arturo, encargando a Noguchi el cuidado de su clínica. Cuando volvió un año más tarde, en 1895, se admiró de los progresos científicos de su ayudante, que durante su ausencia había aprendido francés y lo envió a Tokio, para que rindiera exámenes como practicante médico, recomendandolo al Dr. Morinosuke Chiwaki, quien lo empleó de conserje de la clínica dental de Takayama, limpiando pisos y preocupándose de otros menesteres menores.

Durante los siguiente meses Takayama le trató y cobró afecto y también lo apoyó para el ingreso a la Escuela de Medicina de Saiseiyakusha, donde finalmente obtuvo autorización para ejercer la medicina en 1.896, rindiendo al año siguiente sus exámenes de Practicante y ganando por concurso una cátedra en la Escuela dental de Takayama, en la cual había sido sirviente.

En 1898, de veinte y dos años de edad, pasó al famoso Hospital Juntendo y trabajó en la compilación Médica del periódico de ese Hospital. En Enero de 1899 tradujo del inglés el “Method of pathological Histology” del Prof. C. Von Kahlden. En Octubre viajó en el Barco Sanitario Internacional a Newewang, en las costas de Manchuria, como salubrista. En junio de 1900 regresó a Japón y dictó una conferencia sobre esa experiencia.

A consecuencia de una enfermedad que aquejó a la esposa de Kobayashi, se trasladó por un tiempo a su hogar, leyó una novela de Shoyo Tsubouchi en la cual, el protagonista llama Seisaku Noguchi, brillante médico joven que terminó con su vida disipada. Impresionando por ello, comentó el asunto con su protector y él le recomendó que se llamara Hideyo, palabra que en idioma japonés significa “El que quiere ser”.

Al poco tiempo ingresó de ayudante al Instituto del Dr. Shibasaburu Kitazzato, conocido bacteriólogo, que le recomendó especializarse en esa difícil rama de la medicina. A principios de 1901 arribó al Japón el célebre Dr. Simón Flexner y solicitó al Instituto un asistente para sus trabajos, siendo escogido Noguchi por su conocimiento del idioma inglés. Con Flexner realizó varias investigaciones y cuando éste se ausentó volvió Noguchi al Instituto Kitazzato y fue oficial de Sanidad en Yokohama, descubriendo la existencia de una bacteria capaz de provocar una rara enfermedad, que hubiera causado una peste.

Enseguida fue enviado a Manchuria en un grupo de quince médicos sanitarios a prevenir una plaga y al finalizar su contrato pasó por corto tiempo a servir en la armada rusa, reportando sus descubrimientos a Flexner, cuya amistad nunca descuidó.

A fines de 1901 viajó a los Estados Unidos con la ayuda de sus protectores los esposos Kobayashi que le entregaron doscientos yens, sus ahorros de muchos años. Desde ese día Noguchi les rogó que fueran sus padres adoptivos y siempre les escribía con dicho tratamiento.

Al arribar a Filadelfia encontró que Flexner había sido trasladado de la Hopkins University a la Universidad de Pennsilvania y tuvo que esperar a que regresara, realizando varios trabajos esporádicos y una notabilísima investigación sobre la “Acción del veneno de las serpientes en los animales de sangre fría” en 250 páginas, que le sirvió para probar que a pesar de los vacíos de su autoeducación era un investigador genial. Desde entonces nació entre ambos una gran amistad. Flexner le dio la oportunidad de leer los documentos de sus investigaciones en la convención de la Academia Nacional de Ciencias celebrada en Filadelfia.

De allí en adelante obtuvo una beca de mil dólares anuales y el cargo de Asistente de Patología de la Universidad de Pennsilvania. Luego fue invitado a Alemania y a Dinamarca, trabajando con el inmunólogo Dr. Madsen, en el Instituto Seroterápico de Copenhague.

A su regreso a los Estados Unidos en 1904 entró al Instituto Rockefeller, recientemente creado para ayudar a las investigaciones médicas y donde su amigo Flexner acababa de ser designado Director. En dicha posición pudo emplearse a fondo en diversos trabajos científicos. En 1.909 descubrió un procedimiento químico para determinar las condiciones anormales del líquido cefalorraquídeo en los casos de parálisis general provocada por la tuberculosis meningea y por la parálisis infantil.

En 1910, de sólo treinta y cuatro años de edad, publicó “Serodiagnóstico de la sífilis” y al año siguiente demostró el cultivo puro de la espiroqueta pálida con su trabajo en inglés denominado “Serodiagnóstico de la sífilis y la reacción de Luctin”, obteniendo el doctorado en Medicina y fama internacional por sus descubrimientos en el género de los treponemas; pues fue el primero en trasmitir la sífilis a ciertos animales con cultivos puros del treponema pálido, probando que la espiroqueta encontrada en la sífilis era la etiología de esa enfermedad. Igualmente aisló otras formas de microorganismos en espiral. También creó el método de la luctina para detectar la sífilis, con el Dr. Flexner comenzó el estudio de la poliomielitis y el suero contra la meningitis cerebro espinal e inventó ciertos procedimientos de coloración que permitieron hacer visible el germen de la parálisis infantil. También de esa época fue el descubrimiento del germen de la rabia en uno de los estados del ciclo de vida de las formas granuladas. Por tales éxitos el gobierno imperial del Japón le discernió el título de profesor y en 1912 contrajo matrimonio con Mary Dardis sin hijos.

En 1913 representó al “Círculo Médico Americano” en un ciclo de conferencias en Austria, exponiendo los últimos adelantos obtenidos sobre la sífilis y la hidrofobia. Este año se empezaron a conocer algunos de sus estudios en las publicaciones científicas de numerosos países. En Guayaquil apareció en el Boletín de la Sociedad Médico Quirúrgica del Guayas “Estudios culturales sobre el virus de la rabia” en 67 páginas. Después pasó a Alemania y en el Instituto del Kayser Guillermo, de Berlín, estrechó la mano del Emperador, quien lo presentó en la ceremonia de graduación.

En 1916, tras una larga ausencia de casi diez y seis años volvió al Japón a visitar a sus ancianos padres y a sus amigos protectores, arribó a Yokohama, siguió a Tokio y luego a su pueblo natal. Estuvo en el templo, en el cementerio de sus antepasados y en su hogar. Con sus amigos formó una “Asociación de jóvenes camaradas” llamada Chikubakai, que aún existe en su honor “para guardar el tesoro de su recuerdo”. Dictó conferencias, impresionó bien por su naturalidad y tras sesenta días de continuos viajes volvió a América. Entonces enfermó gravemente con   fiebre   tifoidea y cuando sanó fue operado del apéndice. Quedó débil y no pasó un examen médico para tomar un seguro. Desde esos meses comenzó a sufrir de diabetes; mas, su fuerte voluntad le hizo recuperar el ritmo de trabajo.

En 1917 investigó en New York y el 15 de junio del 18 viajó en la Comisión de Salubristas que presidía el Dr. Michael O’ Connor, financiada por el Instituto Rockefeller para erradicar la fiebre amarilla y obtener el saneamiento de las costas sudamericanas. Con el Dr. O´Connor arribaron a Guayaquil el 8 de Julio, a bordo del vapor peruano Urubamba, varias notabilidades médicas como los Doctores Guiteras, Kendal, etc. Noguchi quedó en Panamá pero llegó el día 15 en el barco Ucayali para incorporarse a la Comisión trayendo un equipo bacteriológico, los instrumentos, sesenta cobayos o conejillos de Indias, todo lo cual instaló en un lazareto especial que se había instalado en la Atarazana de esta ciudad.

Como antecedente cabe indicar que en 1916 había arribado una primera Comisión Salubrista norteamericana financiada por el Instituto Rockefeller con expertos en el manejo de la fiebre amarilla. La segunda Comisión (1918) estuvo conformada por los Dres. Arthur Kendall y Mario Loffredo para trabajos de saneamiento, Charles Elliot para los clínicos, Noguchi para los bacteriológicos y el Dr. Redenbaugh para los metabólicos. Al grupo se sumó el personal del Hospital inglés de Ancón; el Director del Hospital de Fiebre Amarilla de Guayaquil Dr. Wenceslao Pareja y Pareja quien estuvo destinado a colaborar en los estudios clínicos y bacteriológicos y a practicar las necropsias y el Director General de Sanidad Dr. León Becerra, las autoridades en general y el personal de las Fuerzas Armadas.

La Comisión trabajó intensamente por espacio de dos meses hasta el día 3 de Septiembre, en que sus médicos partieron en el vapor inglés Chile, de vuelta hacia los Estados Unidos.

Principalmente se habían dedicado sus miembros a la revisión de los depósitos de agua de bebida y uso doméstico, tanques, cisternas, etc. que eran criaderos de larvas del mosquito Aedes egipcio, que se sospechaba era el trasmisor de la enfermedad, y sentó los métodos que se han continuado usando desde entonces en Guayaquil. Lo curioso del caso es que aconsejaron con enorme éxito que al interior de los tanques de agua que se conservaban en los domicilios ricos y en los exteriores de los domicilios pobres se colocara una lisa o un guanchaco (ambos peces de agua dulce) para que al alimentarse de las larvas de mosquitos, purificaran las aguas.

Este método, aunque primitivo, surtió gran efecto, pues desde entonces la intensidad de la fiebre amarilla disminuyó ostensiblemente en la ciudad y sus alrededores.   Por eso se ha dicho que esta Campaña de Saneamiento inicial tuvo un éxito sin precedentes pues merced a sus métodos y normas de trabajo, que se han venido sucediendo desde entonces, en la actualidad no se reportan casos de fiebre amarilla en Guayaquil.

Noguchi fue el único de los miembros que quedó en nuestra urbe porque desde su arribo había comenzado a trabajar acondicionando un cuarto en el llamado lazareto o antiguo hospital de Aislamiento convertido desde su llegada en Hospital de fiebre amarilla, dedicado a la observación de pequeños animales y aves destinados a los diferentes experimentos. Desde que el día 24 de Julio, en las tomas de sangre de la enferma Asunción Arias, encontró lo que él denominó el germen específico de la fiebre amarilla, fabricando una vacuna que en Septiembre inyectó en Quito a veinte y dos soldados destinados al puerto principal; pero al arribar algunos contrajeron la enfermedad y entonces Noguchi reforzó la dosis con una segunda aplicación de linfa a los militares sanos.

Con estos antecedentes Noguchi declaró que había descubierto el germen que provocaba la terrible fiebre amarilla, noticia que fue celebrada en el mundo entero como un brillante paso de la ciencia moderna en su lucha contra las pestes que agobiaban a la humanidad. Lamentablemente, la euforia inicial se fue disipando y finalmente se encontró que Noguchi había equivocado al agente de la leptospirosis o ictericia infecciosa, que en algunos casos puede coexistir con la fiebre amarilla en el organismo humano, no pudiendo observar al virus que la provoca por cuanto aún no se había perfeccionado el potentísimo microscopio electrónico que funciona a base de fotones en vez de electrones y que recién se puso al uso público en 1930, aunque desde hacía cinco años ya se trabajaba en él.

I como su vacuna contra la fiebre amarilla no era la adecuada para el control de esa enfermedad fue descontinuada en 1926 y no se siguió fabricando pues la ictericia infecciosa, a pesar de ser hemorrágica, no es una enfermedad mortal. Mas su participación en esta memorable campaña realizada en Guayaquil fue valiosísima pues investigó al agente etiológico de la leptospirosis o ictericia infecciosa confundiéndole con el de la fiebre amarilla, elaboró su vacuna preventiva, estudió minuciosamente los   hábitos   del   mosquito   Aedes y confirmó plenamente su papel trasmisor. A más de eso, también investigó los caracteres clínicos y patológicos de la fiebre amarilla (1)

El 6 de Septiembre dictó una conferencia sobre la Fiebre Amarilla en el laboratorio de sanidad instalado en el lazareto. La noche del 23 de Octubre de 1918 la Comisión Universitaria le rindió un solemnísimo homenaje en el teatro Olmedo “al descubridor del germen de la fiebre amarilla”, como se dijo entonces, a quien se entregó un Acuerdo expedido por el gobierno, el título de Miembro honorario de la facultad de Medicina de la U. de Guayaquil, un artístico sable y se le asimiló al grado de Coronel y Cirujano mayor del Ejército en forma ad- honorem. El 27 de ese mes partió a New York en el vapor inglés Manabí.

El Dr. Wenceslao Pareja publicó los trabajos realizados por Noguchi en Guayaquil, en el boletín No. 125 correspondiente al mes de Octubre de 1919, de la Facultad de Medicina y Cirugía, bajo el título de “Etiología de la fiebre amarilla, sintomatología y hallazgos patológicos de la fiebre reinante”.

Ese año Noguchi   trabajó en México y el 20 en el Perú. El 21 tomó unas largas vacaciones por los Estados Unidos con su amigo el Dr. Chiwaki. El 22, su ayudante el Dr. Pareja editó “Inoculación   profiláctica    contra la fiebre amarilla” en 49 páginas, explicando la campaña emprendida en Guayaquil, pero equivocando nuevamente a la leptospira icteroide con la fiebre amarilla (2)

En 1926 falleció su padre y fue designado miembro de la Academia Imperial, ese año obtuvo cultivos de la Bartonella baciliforme, agente causal de la verruga peruana y observó que esa enfermedad puede coexistir con la malaria. En 1927 estudió el Tracoma, pero ya se encontraba muy debilitado por la diabetes y como miembro del Instituto de Investigaciones Médica de la Fundación Rockefeller viajó a Accra, en la costa de oro de África Occidental, hoy República de Ghana, a estudiar las relaciones existentes entre los gérmenes de la fiebre amarilla sudamericana y la africana experimentando con monos y otros animales, pues su amigo el Dr. Adrián Stockes había fallecido de fiebre amarilla en la cercana estación de Lagos.

A principio de mayo de 1928 y mientras  trabajaba en esa estación, cuando inyectaba a quinientos especímenes  con sangre de enfermos de fiebre amarilla fue mordido accidentalmente en un dedo por un mono maccacus. El mono causante de la herida tenía doce días de haber sido infectado y ya había desarrollado la mortal dolencia, que contagió al científico Noguchi, que a los pocos días empezó a sentir los primeros síntomas y falleció de esa enfermedad en la noche del 21 de mayo rodeado de los miembros de su Comisión que lo estimaban y querían en alto grado dejando valiosos informes científicos sobre los más diferentes temas.

Años más tarde, cuando se probó científicamente la naturaleza viral de la fiebre amarilla, el descubrimiento de Noguchi sobre la bacteria Leptospira icteroide encontrada en 1918 en las tomas de sangre de los enfermos de fiebre amarilla en Guayaquil, permitió demostrar que ambas dolencias (la lectospirosis o enfermedad de Weil como también se la conoce y la fiebre amarilla) coexistían al mismo tiempo en nuestra urbe, siendo la primera benigna y de carácter grave y mortal la segunda.

Noguchi también comprobó   que un alto porcentaje de la ratas de nuestra localidad eran portadoras de la   leptospira en su organismo, De manera que en 1918 ocurrieron brotes epidémicos simultáneos de dos patologías diferentes, debido a que las condiciones insalubres reinantes en el medio así lo permitieron.

Sus restos fueron trasladados al cementerio de Woodlam donde reposan junto a los de su esposa Mary. El “New York Times” publicó una elogiosa necrología de tan genial autodidacta indicando que su ilustre nombre fue propuesto en varias ocasiones para el Premio Nobel de Medicina pero sin embargo jamás pudo obtenerlo. Guayaquil denominó Noguchi a la antigua calle Chanduy, en 1976 le erigió un busto en la Avenida 25 de Julio, el gobierno japonés emitió una estampilla de ocho yens y una serie masiva de billetes de mil con su retrato.

De estatura baja, contextura gruesa, pelo rizado; fue todo un carácter, poseyó una férrea voluntad, admirable inteligencia, contracción al trabajo y don innato para las investigaciones bacteriológicas.

(1) En 1901 el Dr. Walter Reed médico del ejercito de los Estados Unidos en Cuba junto al Dr. James Carrol descubrieron que el agente causante de la fiebre amarilla PASABA A TRAVES DE LOS FILTROS QUE DETENIAN A LAS BACTERIAS pues eran infinitamente más pequeños que éstas. Entre 1.927 y el 28 la Comisión de la Fiebre Amarilla del Africa Occidental de la Fundación Rockefeller, usando el novísimo microscopio electrónico y bajo la dirección del Dr. Henry Beciwkes, comprobó mediante infecciones experimentales realizadas en monos Maccacus Rhesus y en Marmotas del Brasil, al primer grupo de virus Asibi, a partir de las muestras de sangre tomadas a un paciente de fiebre amarilla llamado Asibi. La era de los virus finalmente había comenzado y el microscopio electrónico en las década de los años treinta desentrañó los misterios de los agentes que provocan numerosísimas enfermedades virales tales como el Cáncer, el Sida, la Fiebre Amarilla, etc.

(2) La venida de Noguchi a Guayaquil en 1918 sirvió de incentivo para fomentar vocaciones en nuestra urbe y surgieron investigadores de insectos de la talla de Francisco Campos Rivadeneira a) El Pollito, el sabio por excelencia en esta clase de trabajos; Juan Modesto Carbo Noboa quien equivocó caminos al dedicar sus esfuerzos investigativos al “germen” etiológico del cáncer, siendo como es una dolencia viral por excelencia, Lupercio Arteaga Martinetti que trabajó su tesis sobre la acción de los chinchorros hallados en la vía férrea a la costa en la trasmisión del Mal de Chagas y por último al Dr. Mosquito, como el vulgo dio en llamar a Roberto Leví Castillo en la década de los años 40 al 50, cuando disputó por la prensa con el sabio Campos por asuntos meramente baladíes, siendo el mayor conocedor de los mosquitos en nuestro país.