MUECKAY ARCOS LUIS

COREOGRAFO Y BAILARIN.- Nació en Guayaquil, en la Clínica Tamayo Ortega, el 16 de Marzo de 1957 y fueron sus padres legítimos Julio Mueckay Beltrán, natural de Ventanas, de ascendencia paterna china, propietario de la hacienda La Rosario cercana a Quevedo que producía banano para el grupo Comproba y luego de la crisis de este producto instaló dos gasolineras, una en Quevedo y otra en la Maná, y Angela Arcos Quiróz, de Quevedo, provincia de los Ríos.

Fue el penúltimo hijo de una familia de diez hermanos, creció en el recinto La Esperanza donde no existía la electricidad y su padre tenía la mejor casa y una tienda de abarrotes, compartiendo los juegos y escuchando las narraciones campesinas de misterios y aparecidos hasta que el 62 su familia pasó a Guayaquil.

Tímido y bajito, prefería escuchar antes que hablar y fue matriculado en la preparatoria del Colegio Mercantil, donde permaneció hasta el tercer grado, obteniendo varios premios en Aprovechamiento y como era usual en esos casos, apareció su fotografía en uno de los diarios, coincidencialmente al lado de los avisos de los cines, lo que disgustó a su abuela Rosario Beltrán Vite que era anticuada, estricta y tenía una mala opinión de los espectáculos.

Desde el cuarto grado estudió en la Escuela Internacional de la Sra. Blanca de Marriott ubicada en Boyacá entre Luque y Vélez, destacando por su facilidad de expresión, por eso le escogían para las proclamaciones de las Princesitas de Navidad. Entonces comprendió que   podía   superarse a través de la comunicación. Una tarde leyó en un texto escolar de Idioma Nacional la comedia “Se vende una burra”, sintió lo maravilloso del teatro y con el permiso de la Directora formó y dirigió un grupo que presentó dicha Comedia y el juguete cómico “El Doctor Sacamuelas”. Luego vendrían otras obras como “La Comedia de los sordomudos” figurando una compañerita de nacionalidad colombiana llamada Maria Cristina como actriz principal.

Los ensayos eran en su casa de la calle Boyacá entre Vélez y Luque y siempre les acompañaba el éxito, de manera que los compañeritos mayores dejaron de molestarle “por patucho”.

Al terminar la primaria el 68 su padre le envió a la casa de su tía Rosario Reina Beltrán ubicada en Edenhoust St. en Los Angeles a que aprendiera el inglés y fue matriculado en el “Luther Burbank Junior High School” donde nuevamente le atrajo el teatro y aprendió a dirigir pero no pudo actuar por la falta del idioma.

El 69 inició la secundaria en el Aguirre Abad y habiendo perdido su natural timidez se volvió travieso e hiperactivo pues formó parte de los Clubes de Oratoria de la Cruz Roja y de la Unesco, este último dirigido por el Profesor Ignacio Carvallo Castillo, quien acostumbraba organizar exposiciones e incentivar hacia la lectura. Sus compañeros le apodaban “Super Ratón” por chiquito y musculoso.

El 72 formó el Club de Teatro del Colegio Aguirre Abad, obtuvo la renovación del Salón de Actos y representaron “En Alta Mar” y “El Baratillo de la Sinceridad” de José Martínez Queirolo.

Gerard Raad, Director el Club de Teatro del Colegio Guayaquil, le llevó a actuar en “Los Unos versus los otros” y en “La Dama Meona” también de Martínez Queirolo, pero a consecuencia de un sonado romance con una alumna de ese plantel tuvo que suspender su actuación.

En los Juegos Florales del Dolores Sucre presentó varios cuentos de su autoría que salieron editados en “El Telégrafo”, textos de juventud que no ha recogido y tras ser nominado Escolta del Abanderado del Colegio por sus altas calificaciones, se graduó de Bachiller en 1975.

Entonces decidió ingresar a la Escuela de Literatura de la Universidad Católica pues desde siempre le habían atraído las artes y las letras y comenzó una vida de incesantes estudios y trabajo. Integró el grupo de teatro “Retablin” con Belén Rodríguez, Estela Benítes, Esteban Quintana, Mauro Guerrero que siguió de actor y trabaja en Mendoza, Argentina, y Lisandro Quintana. Presentaron “El Flautista de Hamelin” y “Dilo con amor” de Martínez Queirolo en Radio Cristal y en el cine de la Casa de la Cultura.

El 77 asistió al II Taller de Teatro que dictó en los salones de la Biblioteca Municipal el notable Director argentino Ernesto Suárez. El 77 su Profesora Nila Velásquez le llevó a trabajar a Ecuavisa con S/. 2.000 mensuales a que escribiera los libretos del Show de Shows. Vivía con los suyos en la casa del Dr. Nelson Guim en Vélez y Luque y formaba parte del Club de Jóvenes Chinos- ecuatorianos “Chian Nin Huy” que se reunían en el edificio de Jacinto Wong y hacían fiestas sociales. El 78 figuró entre los fundadores del grupo “El Juglar” de Suárez, que abrió su Sala en Boyacá y 10 de Agosto y entre otras obras presentaron “”La Carrera de Juan Nadie” de Tiwin.”Entonces comprendí que para ser actor debía salir al exterior y aunque mi papa me había querido ver de médico y vivía frustrado con mis planes, pues siempre me había apoyado, dándome empleo en sus gasolineras, tras algunas discusiones, optó por darme su consentimineto para viajar a México, país que por esos días se presentaba como el más propio para la satisfacción de mis caras ilusiones”.

“El Profesor Justo Campaña, novio de una de mis hermanas, me regaló el pasaje, hoy es su cuñado. Mi padre me facilitó el dinero para los primeros tiempos y el 24 de Mayo del 79 arribé a esa capital. Al principio viví en una módica pensión pero al localizar a una amiga mía, Desiré Castro, logré establecerme en un mejor sitio. Mi aplicación al Centro Universitario de Estudios Cinematográficos fracasó porque desconocía la historia de las principales películas del país y no supe contestar bien en el examen. Enseguida opté por el ingreso a la escuela de Comunicación de la Universidad Autónoma Metropolitana UNAM y comencé enseguida”.

“Mi vida se tornó agitada, tomaba Talleres de Expresión Corporal y Creación Dramática en el Centro de Arte Dramático de Héctor Azar. Allí conocí a Raúl Flores Canelo, Director del Ballet Independiente de México quien me aconsejó ingresar a La Escuela de Danza Contemporánea del Instituto Nacional de Bellas Artes y recibí clases de los Profesores Marcela del Río en Danza Contemporánea y Flores Canelo en Coreografía. Integré el grupo “Vámonos Recio” de Armando García, con bailarines y actores tan famosos como Sergio Magaña, Julio Castillo e Isabel Hernández”.

“El 81 conseguí una ayuda económica del Banco Central, también actuaba en coreografías, daba clases particulares de danza, vislumbrando a través del trabajo fuerte y disciplinado un horizonte de posibilidades artísticas en gran libertad, pero solo dormía entre 5 y 6 horas. Con el ecuatoriano Arturo Garrido y otros bailarines más conformé el grupo de Danza Barro Rojo. También trabajé con Cecilia Apleton, Directora del grupo Contradanza. En muchas ocasiones emprendíamos giras por provincias y conocí esa gran nación. Con Patricia Aulestia participé en un servicio social en el área de publicaciones del Centro de Información y Documentación de la danza mexicana y hasta escribí Notas en el órgano informativo”.

El 82 fue escogido para bailar un solo, creando especialmente una coreografía propia, pues dada su pequeña estatura no podía ser solista. Así surgió la obra “Marque una X donde le duele el alma” título de un poema de Fernando Nieto Cadena y con dicha actuación ganó el Premio de Coreografía del Instituto Nacional de Bellas Artes de México. Su profesora era una bailarina belga ya retirada por su avanzada edad, que le acompañaba en todas sus presentaciones, en una ocasión –poniendo las manos de Lucho sobre su rostro – le dijo: Siente estas lágrimas que son de felicidad por ti…”Yo no sabía si salir al escenario a agradecer los aplausos o quedarme con ella abrazado, pero la maestra me empujó e hizo salir.

El 88 fue contratado como bailarín y coreógrafo huésped de la Compañía Nacional de Danzas de la Cámara de la Universidad Autónoma de Costa Rica con sede en San José, dio clases en la Escuela de Danzas Contemporánea de Guadalajara con la obra “Largo paño eterno”, danza sobre la paz y con la bailarina Ileana Alvarez y el escenógrafo Ronald Villar formaron el grupo “Sarao” -que significa Fiesta de amigos que bailan y cantan- como grupo de teatro y danza más bien gestualista.

Durante esos años se daba tiempo para visitar el Ecuador en vacaciones y en uno de esos viajes fue de los fundadores del Frente de Danza Independiente en Quito, que sirvió para unir a varios coreógrafos y fomentar la Danza contemporánea en nuestro país.

En el 89 intervino en el Festival de Jóvenes Coreógrafos del Teatro Nacional de San José con las obras “Adrian y Beba a las puertas del paraíso”, “Minuit” y “Una grieta en la mejilla” con danzas de fuerte estilo teatral, de mas interpretación que virtuosismo técnico, signos en última instancia.

“En Diciembre Nelson Pico nos invitó a Ileana y a mi y al bailarín Terry Araujo de Quito, a conformar un espectáculo “Los ángeles caídos en la noche”, recital de danza de corte muy urbano que luego Shubert Ganchoso presentó en la Sala experimental del Centro de Arte de Guayaquil.

Con tal motivo decidió quedarse en Guayaquil pues sintió que todo estaba por hacerse en nuestra ciudad mientras Ileana se regresaba a San José y Terry a Quito.

“Entonces volví a vivir con los míos que alquilaban un departamento en Colón y Pichincha y Miguel Donoso Pareja me llevó de Director de la Escuela de Danzas del Núcleo del Guayas de la CCE con S/. 150.000 mensuales de sueldo. Enseguida di forma al nuevo Sarao con la actriz Marina Salvarezza y los bailarines Jorge Parra Landázuri, Tanny Flor y Mireya Carbone de nacionalidad peruana, y presentamos en el teatro Candilejas la obra “Amortiguando, relatos de amor paranormales, recopilación de algunas danzas mías en línea muy teatral, en seis piezas, que también fue presentada el 91 en el Festival de la Primavera de Lima y con la orquesta Sinfónica de Guayaquil presentamos una obra basada en el Rincón de los Niños de Claude Debussy, obra didáctica que gustó mucho y sirvió para fomentar la apreciación de la Danza como arte mayor”.

Igualmente el 91 “Sarao” ganó el Premio a la Excelencia Coreográfica en el I Concurso de Coreografías celebrado en el teatro Sucre de Quito con la obra “Muetavieja” que bailaron Jorge Parra y Mireya Carbonne, distinciones que rubricaron su fama de introductor de obras coreográficas en Guayaquil, modelo nuevo en nuestro medio, pues nadie antes que él lo había hecho.

En 1993 obtuvo el Primer Premio en el Concurso Nacional de libretos para niños organizado por el Banco Central. En 1994 estrenó “Diario de un loco” adaptación de un cuento breve de Nicolai Gogol.

En 1995 presentó con enorme éxito en Sarao, una obra propia entre teatro y danza, relacionada con la música de Julio Jaramillo, titulada “No puedo verte triste porque me mata” del género de las tragicomedias musicales escénicas a lo café concert parisien donde actúa, baila, canta y llora en el escenario. Cuando la obra fue llevada a México, un crítico ramplón escribió una astracanada que nadie entendió por falta de toda lógica: El señor Luís Enrique Mueckay actúa, canta, baila y llora en el escenario y en México la única vedette es Silvia Pinal”.

El 97 estrenó en “Sarao” la obra “Stela Maris” musical y dramática, donde los artistas de variedades hacen lo imposible para no aburrirse pues han sido abandonados en el barco de ese nombre, que va a la deriva.

De allí en adelante ha seguido conquistando éxitos con “Diario de un Loco”, con el monólogo irreverente de la profesora “Normalixta” quien dice muchas verdades, con los diálogos de “Tuco y Manuco” a medias con Ramón Zambrano, personajes que se han hecho querer del público ecuatoriano por su sinceridad y comicidad y está preparando adaptaciones muy propias de obras serias del teatro griego como “Antígona”.

El 2008 fue designado Director de Promoción Cultural del Ministerio de Relaciones Exteriores y desde entonces ha viajado constantemente en el desempeño de dichas elevadas funciones llevando nuevas incitaciones a festivales, foros, encuentros y ferias.

De estatura mediana, tez canela, pelo negro y ojos café, menudo, de sonrisa constante y frases reflexivas y cómicas a la vez, este incansable trabajador por el arte ha logrado abrir una Sala de presentaciones, dicta clases particulares de expresión corporal, motiva a otros al teatro, escribe, viaja por el mundo con el título de “Embajador de la risa” que le concediera el Vicepresidente Lenin Moreno pues sus personajes Normalixta, Manuco y Fatalicio Vaca le han permitido espigar en el alma de los ecuatorianos y especialmente en la complicidad pública de los habitantes de su ciudad.