MORALES GALARZA MELQUIADES

CIENTIFICO.- Nació en El Morro, cantón Santa Elena, Provincia del Guayas, el 10 de Diciembre de 1863, hijo legítimo de Juan Luís Morales y Criollo nacido en 1827 y de Angeles Galarza nacida en 1832, vecinos y propietarios en la zona de san Jacinto del Morro y protectores del templo de dicho pueblo, al que favorecieron con varios donativos.

El tercero de una larga familiacompuesta de ocho hermanos, estudió las primeras letras en su casa y asistió a la escuelita de su lugar natal sobresaliendo por sus clarísima inteligencia y feliz memoria pues todo lo aprendía enseguida y sin necesidad de repeticiones. En 1875 sus padres le enviaron a Guayaquil e ingresó al Colegio San Vicente del Guayas. Dos años después fue monitor encargado de la cátedra de castellano, o lo que es lo mismo, ayudante del Profesor titular. En 1881 se graduó de Bachiller en Humanidades Clásicas; por entonces dominaba el latín, griego, inglés y francés que había estudiado por su cuenta con diccionarios. También traducía del alemán pero no lo hablaba. El 83 entró a la Facultad de Medicina y cursó exitosamente los seis años de estudios.

En 1889 se graduó de médico e ingresó a la escuela de Química y Farmacia. En 1892 obtuvo el doctorado y fundó la “Botica del Sur” en la calle Luzarraga con frente a la iglesia de San Alejo, que atendía por las mañanas y encargaba las tardes a Julio César Rumbea y a Juan Claudet para ejercer la medicina y aun se dió tiempo para matricularse en la facultad de Jurisprudencia; en 1.898 se graduó de Abogado y Doctor en leyes, siendo el único caso en la historia de la Universidad de Guayaquil que un alumno haya obtenido tres doctorados distintos.

En 1894 ejerció la secretaría de la Curia. El 5 de Junio de 1895 figuró entre los firmantes del Acta de pronunciamiento liberal y fundó la primera planta stazanizadora de leche que denominó “Empresas Sanitas”, trabajando a base del procedimiento creado en Italia por el sabio Stazano para purificar la leche de toda bacteria. Con las ganancias obtenidas en esa fábrica y en su botica adquirió varias propiedades urbanas y entre otras la casa de madera que antecedió al actual edificio del Club de la Unión y habiendo fallecido su padre heredó varias propiedades en el Morro y en San José de Amén, después Progreso y hoy parroquia Juan Gómez Rendón, llamadas “Soledad”, “Guadalupe”, “Pozos de adentro” y “San Luis” que dedicó a la agricultura y a la ganadería por la riqueza de sus suelos y la bondad de sus pastos.

En 1900 comenzó a explotar una cantera en Pascuales de donde extraía las piedras y cal. En su casa de Gómez

Rendón y Eloy Alfaro hizo colocar rieles sobre el empedrado del patio para movilizar unos carros forrados de zinc y tirados por mulas, destinados a la distribución de carne, que su empleado Juan de Dios Mora Fuentes adquiría en el Camal y vendía por cuenta de Morales en las tercenas del centro de la ciudad.

Mientras tanto habia culminado sus estudios privados de ingeniería y matemáticas, profundizó en cálculos infinitesimales, fórmulas algebraicas y logaritmos, y estando en la mitad de su vida decidió cambiar rumbos y dar rienda suelta a su vocación por los números; de ahora en adelante sería ingeniero y contratista de la Municipalidad sin dejar por ello el cuidado de sus haciendas.

Su curiosidad científica no podía reducirse a una sola disciplina, necesitaba acción, conquistar nuevos horizontes y por ello intervino en la licitación de la obra del muro del malecón de la ría, que ganó y realizó a base de gruesas piedras sacadas de su cantera, que hizo tallar y colocar para contén de las más altas mareas. También fijó los adoquines de la calle Fco. P. Ycaza.

En 1908 inauguró su fábrica de cal en la calle 5 de Junio, con un horno de ladrillos refractarios que le costó mucho dinero. Hacia 1910 construyó el sistema de aguas servidas de la calle 10 de Agosto, desde Boyacá hasta el río. Después pavimentó la calle Chimborazo a la altura de la Catedral y el parque Seminario.

Su habilidad en el uso del teodolito era proverbial, pues acostumbra medir distancias y alturas a base de complicados cálculos. Una mañana despejada calculó la altura del cerro Taura, tomándola desde el antiguo puente del Estero salado. En otra ocasión descubrió el peso de las campanas de la Catedral midiendo su diámetro y altura, y diariamente controlaba las mareas del río y del estero salado. Era muy meticuloso: mencionaré el siguiente caso que le sucedió con unos ingenieros ingleses que le había regalado una valiosa brújula que en manos de Morales sufría una ligerísima desviación y se pasó tres meses tratando de descifrar la causa hasta que descubrió que al utilizarla con las manos sudadas, la humedad producía el daño. Entonces gritó “Eureka” y se llenó de gusto por su triunfo, mandando a confeccionar unos guantes de gamuza que le sirvieron para el manejo de dicho instrumento.

Por esa época la sequía que empezó a azotar la península le ocasionó la pérdida de sus cosechas y la muerte de la mayor parte del ganado. Y sufrió una grave crisis económica originada también en la multiplicidad de sus actividades que le impedía ejercer una eficiente vigilancia.

Como era un hombre honestísimo convocó a sus acreedores avisandoles que sus negocios no marchaban bien y les propuso la entrega inmediata de sus bienes urbanos y rurales para asegurar los créditos pero recibió reiteradas muestras de confianza y nuevos plazos para pagar, que le permitieron cancelar la totalidad del pasivo a corto tiempo, porque prefirió venderlo todo antes que correr el riesgo de ocasionar perjuicios. Entonces comenzó de nuevo desde cero.

En 1920 vendió las piedras para la construcción de la Iglesia de San José de los padres jesuítas, también trabajó por las mañanas en la construcción del barrio del Centenario, vistiendo overol y usando un casco protector en la cabeza. A las doce del día llegaba a su consultorio médico, cambiaba su indumentaria y atendía a numerosos pacientes que lo estaban esperando. Era un hombre múltiple y muy trabajador (1)

Por entonces desempeñó por corto tiempo la cátedra de Matemáticas Superiores y Geometría en el Colegio Nacional Vicente Rocafuerte pero sus alumnos lo rechazaron por estricto y por raro, pues tenía el prurito de exigírles que conocieran raíces griegas para una mejor comprensión de las fórmulas. Con tal motivo, hasta le sacaron unos versitos zumbones que comenzaban así // En la parroquia del Morro / para mal de nuestros males / nació Melquiades Morales / como la fuente de un chorro / como de la vaca el ternero / y como de la perra el cachorro… //

En 1922 fueron requeridos sus servicios por los arquitectos italianos Ruffilli, Bartolli, Boyarda, Lignarolo y Macaferri llegados a Guayaquil para la construcción del Palacio Municipal. Diariamente lo visitaban para intercambiar opiniones sobre la

(1) Su hijo Juan de Dios contaba que en cierta ocasión y estando de vacaciones en Posorja gritó desde la calle a un hermano que estaba en el corredor de la casa ¡Lánzame el sombrero que se encuentra sobre la silla! Don Melquiades se asomó y le reconvino diciendo: No está correcto el uso del verbo, mejor suena y con más propiedad, arrójame el sombrero ¿No te parece? Si papá, fue la respuesta del respetuoso hijo, que jamás olvidó la lección.

resistencia del suelo de la ciudad y demás problemas de la obra.

En 1925 realizó el trazo de la carretera estable Guayaquil-Playas y en la revista “Costa Azul del Ecuador” publicó un notable trabajo sobre la península. Entonces presentó al gobierno Nacional un “Plan de irrigación de la Península de Santa Elena” para combatir los perjuicios que ocasionaba la sequía. El proyecto fué considerado una obra maestra en su género y la irrigación una necesidad impostergable; pero, jamás se lo aplicó por falta de medios económicos.

En 1927 ocupó la Dirección Provincial del Educación del Guayas; en noviembre, durante un viaje de inspección entre Balzar y Colimes, se accidentó y tuvo que guardar cama por tres semanas. Siendo reemplazado temporalmente por el Dr. Abel Gilbert, Rector del Vicente Rocafuerte.

A principios de 1932 enfermó de gravedad con cáncer al estomago y guardó cama por varios meses. La tarde del 24 de Agosto aún tenía fuerzas para estudiar como lo había hecho diariamente desde su infancia. Estaba sentado en la cama resolviendo un complicado problema de cálculo ayudado por una tabla de Logaritmos ^ y el Tratado de Matemáticas de Terry

Ribas, cuando entró uno de sus hijos y le preguntó ¿Qué haces papá? – Estoy con mi novia – ¿Cual es su novia? – La ciencia, ella es mi eterna novia, hijo mío…

Momentos después sufrió un desmayo, entró en coma y murió al día siguiente 25 de Agosto de 1932, sin haber recobrado el conocimiento. Tenía sesenta y ocho años de edad, dejó una valiosísima biblioteca y muchos amigos y conocidos pues siempre gozó de gran popularidad en nuestro medio.

De regular estatura, más bien gordo, trigueño, de bigotes, alumno disciplinado, profesor estricto, profesional responsable, autodidacto de vastísima cultura, predestinado para las matemáticas por vocación y al no encontrar un centro de estudios para aprenderlas, diversificó sus conocimientos en otras ciencias y ramas del saber. Tres veces doctor, proverbial por su modestia y su honorabilidad, dejó la fama de su nombre y la estela de su genio.

Había casado sin hijos con Adriana Fuentes Rivera, hija de Bartolomé Fuentes Franco y de Rosario Rivera Cáceres, con quien siempre se llevó bien y en santas paces, y enlazó

Antonio le dio dos o tres golpes más.

Ante el escándalo y por ser Viernes y día de feria en la plaza principal cercana, se amontonó tal cantidad de gente que si no hubiera intervenido el Jefe del batallón Auxiliar José Moledo, llevando detenido a Llorente al interior de la casa de un vecino llamado Lorenzo Marroquín, lo hubieran matado.

Agolpados los criollos, gritando y lanzando mueras a los chapetones, se armó un gran tumulto que avanzó hacia la plaza donde se dividieron en grupos que tiraban piedras a las vidrieras de las casas de los españoles, pidiendo la entrega inmediata de Llorente, de sus más íntimos amigos y de los odiados Oidores de la Audiencia.

Aprovechando la confusión Llorente se había cambiado de ropa y salió oculto en una silla de mano con destino a su casa, pero fue descubierto y tuvo que intervenir el Alcalde Ordinario José Miguel Pey, quien le llevó detenido a la cárcel, salvándole prácticamente la vida por segunda ocasión.

Entonces los amotinados se lanzaron contra las casas de José Trillo y de Ramón de la Infiesta y penetrando en ellas tomaron preso a de la Infiesta. Esa noche seguía la bulla y pidieron Cabildo Abierto y Junta, pero el Virrey Antonio Amar y Borbón se hizo el sordo, hasta que no pudiendo resistir más aceptó dicho acto, que terminó con la instalación de la Junta Suprema del Nuevo Reino de Granada, presidida por el propio Virrey muy a disgusto, aunque a los pocos días le llevaron los patriotas a la cárcel y a su esposa al divorcio o cárcel de mujeres. De allí en adelante fueron deportados por Cartagena de Indias hacia España.

Conformado el gobierno revolucionario del cual eran parte Francisco Morales como Vocal del Ministerio de Guerra y su hijo Antonio como Secretario del de Gracia. Justicia y Gobierno, se dio paso a la configuración del nuevo orden de cosas. Los realistas hicieron rodar la siguiente coplilla: // La chusma de los Morales / mirados de cualquier modo / son en un todo por todo / una recua de animales. // Pero si el diablo Sorzález / caso de necesitarlos / salir pudiera a buscarlos / del infierno en que se hallan / peores que esta calaña / no ha de poder encontrarlos.//

Se vivía por esos días tal estado de exaltación revolucionaria que Antonio Morales reemplazó en su casa las imágenes de los santos por figuras mitológicas, colocando en la sala

fanales de cristal verdes y morados en lugar de las urnas del niño Dios que pasaron a los dormitorios.

El día 20 se Incorporó al Regimiento Auxiliar de Infantería, el 29 fue ascendido al grado de Capitán. En Octubre fue designado Seretario de la Junta Legislativa para reformar la constitución del Supremo Gobierno. En Octubre de 1811 salió en la expedición militar al río Magdalena bajo las órdenes del Comandante Hermógenes Maza y del Subteniente José María Ortega a fin de restablecer la navegación por ese río, salvando a las poblaciones de Ocaña y Mariquita amagadas por bandas realistas provenientes de Santa Martha..

En 1812 volvió a Bogotá y sus libres expresiones disgustaron al General Antonio Nariño, Jefe del gobierno centralista en pugna con el Congreso de la Unión de provincias Federadas. Aún más, como su cuñado José Maria Espinosa era centralista, se llegó a distanciar de él aunque vivían bajo el mismo techo.

Incorporado, pues, con fervor, al bando de los Federalistas o Carracos, partió en el ejército que salió de Bogotá a combatir a los Centralistas ^ o Pateadores y tras un primer triunfo

en Mata Redonda, fueron sorprendidos y derrotados en Venta Quemada y en Usaquen, donde salvó su vida huyendo a pie hasta arribar a Tunja, ciudad en la que estaba el ejército Federalista y el Presidente Camilo Torres, a quien se presentó. Entonces fue puesto bajo el mando del Coronel Bolívar, que llegaba derrotado de Venezuela.

En 1813 fue ascendido a Sargento Mayor. En 1814 regresó finalmente a Bogotá tras dos años de ausencia. En Mayo del 16 acompañó al ejército patriota que se retiraba a los llanos de Casanare tras abandonar Bogotá, por las cercanías del Pacificador Pablo Morillo.

La situación era desesperada para la Patria y para la familia Morales no podía ser peor; en Abril había fallecido el abuelo español, su padre y su hermano tuvieron que esconderse en la hacienda Saldaña, propiedad de los Caicedo, muy cerca de Bogotá; de allí fueron sacados, juzgados y condenados. El Padre a muerte por fusilamiento como si fuera un traidor y el hermano a dos años de destierro en Santa Marta. En ambos casos se decretó la confiscación de todos los bienes personales.

A Antonio no le iba mejor porque

dejó de perseguir salvandose de morir quinientos ochenta y seis soldados patriotas; por eso se ha expresado que la intervención de Morales fue no solo oportuna sino eficacísima.

Enseguida siguieron los Comisionados a Pasto donde entraron en medio de gritos airados de la población pero la sangre fría de Morales hizo que fuera posible llegar a un acuerdo ventajoso con el Gobernador realista Basilio García y con el obispo Salvador Jiménez de Enciso, conviniendo en que el río Mayo era la línea divisoria entre ambas zonas. Poco después continuó a Quito, siendo recibidos por el General Melchor de Aymerich con quien suscribió un Armisticio el 21 de Febrero de 1821, del cual quedó fuera la provincia de Guayaquil por pertenecer al Virreinato del Perú y haberse puesto bajo la protección de San Martín.

A mediados de Marzo de 1821 y por orden del Libertador Bolívar arribó a Guayaquil anticipándose al General Sucre y encontró a la ciudad dividida en bandos, unos querían ser absolutamente libres, otros pertenecer al Perú, algunos a Colombia y finalmente no faltaban los realistas contumaces que no perdían oportunidad de complotar contra la Patria. Entonces empezó a organizar las tropas auxiliares de Colombia contando con la colaboración del General Tomás Heres. La Junta de Gobierno le pidió que traiga a las tropas colombianas acantonadas en Tumaco. En el viaje le cogió una gran tempestad y de regreso fue designado Jefe de Estado Mayor de la División Libertadora, acompañando a Sucre en la suscripción del Convenio de colaboración con la Junta de Gobierno de Guayaquil.

Entonces ocurrió su romance con la chinta Mora relatado en detalle por el cronista Gabriel Pino y Roca, asunto que tomó vuelo y ocasionó la reacción realista del Coronel Nicolás López y del Comandante Ramón Oyague – su rival de amores – que casi acabó con la libertad de Guayaquil.

Solucionada la contrarrevolución de ambos jefes realistas por las armas, mientras Morales quedaba en Guayaquil de Comandante militar de la plaza, Sucre iniciaba operaciones y fue derrotado en el segundo Huachi cerca de Ambato.

Posteriormente y con solamente un mil doscientos efectivos el General Mires triunfó en Cone el 19 de Agosto de

1821 frente a los tres mil soldados del General realista González, tras reñido combate que transformó en victoria y salvó a Guayaquil de una invasión armada.

Felizmente llegaron las lluvias en Diciembre y se salvó nuevamente la ciudad, porque los caminos se volvieron fangales intransitables y llenos de mosquitos. I viendo Morales que por ese lado no se podía ganar la guerra, aconsejó a Sucre cambiar la ruta de las operaciones, invadiendo la sierra por Saraguro y Loja hacia el sur, para subir a Cuenca, plaza que había vuelto al dominio realista.

Durante las ausencias de Sucre le reemplazaba Morales como Jefe Militar encargándose de todos los negocios de la República, de suerte que la historia le ha culpado de las violencias acometidas en las calles con motivo del reclutamiento, las calumnias que se propagaban para desacreditar al gobierno y las constantes y falsas alarmas de revolución; por otra parte obra a su favor porque fue él quien adoptó el nuevo plan de operaciones y Sucre le ascendió a Jefe de Estado Mayor de la División, que el 25 de Enero de 1822 partió a la sierra, a fin de unirse a la División Auxiliar que ^ enviaba San Martín desde el Perú.

Liberada Cuenca y unificadas ambas fuerzas patriotas, subieron al norte, tomaron Riobamba y finalmente el 24 de Mayo se produjo la célebre batalla del Pichincha, donde lucieron su valor los jefes patriotas, Mires, Córdoba, Cestaris, Santa Cruz, Morales y murió heroicamente el joven abanderado Abdón Calderón.

Sucre designó a Morales para la redacción y firma del Convenio de Capitulación del gobierno español. Esa batalla abrió al Libertador las puertas del sur pues el 6 de Junio suscribió un acta en Pasto, el 16 ocupó Quito y el 11 de Julio arribó finalmente a Guayaquil para anexarla a Colombia. Morales estaba nuevamente de Comandante Militar del puerto, intervino en la célebre entrevista entre los Libertadores Bolívar y San Martín y como seguía siendo un mujeriego incorregible, para cerrar su único flanco descubierto contrajo segundas nupcias con Carmen Vítores y Campe.

En Agosto partió en campaña hacia el Perú integrando la Comitiva del Libertador. En Noviembre concurrió con el General Francisco Araoz a Pativilca, a fin de lograr la unidad de las fuerzas de Riva Agüero y Torre Tagle,

infructuosos intentos por llegar a un arreglo pacífico con Valdivieso, ambos ejércitos se situaron muy cerca de las llanuras de Miñarica.

Morales puso como señuelo una columna casi desguarnecida y el General Isidoro Barriga, Jefe del Ejercito Nacionalista, cayó en el engaño, la atacó con sus dos mil hombres hombres, sin considerar que el grueso del ejército de Flores y Rocafuerte estaba escondido tras la colina de Santa Rosa y que con este ataque aparentemente exitoso, se entregaba a un carnicería, como efectivamente sucedió; pues, los nacionalistas fueron rodeados y alcanzados por las espaldas cuando huían en total derrota. Así murieron ochocientos ecuatorianos, lanceados, víctimas de nuestras guerras civiles.

En enero de 1835 volvió a ocupar la Gobernación de Cuenca hasta Agosto del 36, mientras su esposa e hijos residían en Guayaquil. Ese mes pasó al ministerio del Interior y Relaciones Exteriores en la presidencia de Rocafuerte y le correspondió firmar el decreto de restauración de las pirámides de Caraburo y Oyambaro en memoria de los Geodésicos franceses del siglo XVIII.

En Enero del 37 abandonó el Ministerio y volvió a Guayaquil, pero dada la insalubridad de la estación lluviosa, se llevó a los suyos a Cuenca, donde los niños se acostumbraron tan bien que después no querían regresar. Morales y sus hijos mayores, en cambio, venían siempre, a vigilar las propiedades rurales de su esposa, que producían cacao.

Entre 1837 y el 45 no hay mayores datos. El 20 de Julio de 1847, aniversario de la independencia que había ayudado a lograr, le fueron concedidas sus Letras de Retiro y el despacho de General efectivo de la República. Estaba pobre, viejo y enfermo; la antigua casa en el barrio de la Candelaria de Bogotá había sido vendida para pagar los gastos de educación de su hijo mayor en los Estados Unidos. No le quedaba ningún bien.

En Bogotá fue designado Comandante de Armas y Gobernador del itsmo de Panamá. Siguió a Panamá, se estableció en la población de Penonomé, no conocemos si pudo posesionarse del cargo o qué tiempo estuvo en funciones. Desde allí escribió un Memorial al gobierno colombiano solicitando la honra de pertenecer nuevamente al ejército de la tierra en que había nacido. El Secretariode Guerra, Valerio Francisco Barriga le organizó un proyecto de Hoja de Servicio para los efectos de que empiece a gozar de una pensión, que le fue fijada en ochocientos reales mensuales. El 20 de Julio de 1847 se le llamó al Servicio activo como Comandante de Armas en Panamá, en cuyo cargo le sorprendió la muerte.

Testó en esa ciudad el 6 de Junio de 1852 ante el Escribano Manuel de la Barrera y Muñoz, declarando unos cuantos muebles y sus objetos personales. Falleció dos días después y fue enterrado con dobles de campanas. Existe su descendencia en el Ecuador.

De estatura más que regular, facciones firmes, blancas y severas. Tuvo carácter, don de mando, inteligencia y discreción para el manejo de los negocios públicos. Era General y Doctor en Jurisprudencia al mismo tiempo. Corpulento, viril, fuerte, marcial y decidido. Usaba bigotes, los ojos y el pelo negros; su bofetada al español González Llorente ocasionó la asonada popular del 20 de Julio de 1810 que dio la independencia a Bogotá e inició el movimiento insurgente en Colombia.