MENDOZA AVILES RAFAEL

ALCALDE DE GUAYAQUIL.- Nació en Guayaquil el 25 de septiembre de 1899 en la casa de madera de un piso alto propiedad de su abuelo José Antonio Avilés y Cortés, ubicada en Panamá entre Padre Aguirre y Tomás Martínez. Hijo legítimo de Eduardo Mendoza Ponce, empleado de la Casa exportadora Reyre Hermanos y luego comerciante independiente y firmante del Acta de Pronunciamiento Liberal del 5 de junio de 1895; y de Victoria Avilés Morán, nieta del Coronel Trinidad Morán, prócer de la independencia, quien desde el malecón de la ría disparó el cañoncito que ocasionó la muerte del Almirante Guisse, jefe de la armada peruana que sitiaba la ciudad; guayaquileños.

Dos puertas, color plomo, con capot plegable negro en diez mil sucres que manejó hasta su muerte, vehículo que hizo célebre en Guayaquil. En 1937 fue llamado por su amigo el doctor Miguel Alcívar Elizalde para formar parte del cuerpo de cirujanos de su nueva clínica.

El 19 de marzo de 1938 contrajo matrimonio con Josefina Avilés Tabares y fueron a una casa de madera ubicada en la esquina de Boyacá y Sucre, heredada al padre de ella, Martín Avilés Garaycoa.

En 1940 se agudizó la dilatada pugna que venía manteniendo con el doctor Teodoro Maldonado Carbo, Director Técnico del Hospital. Esta situación se mantuvo por espacio de varios meses y constituyó la comidilla del cuerpo médico, hasta que el 13 de marzo de 1941 se cursó a favor de Mendoza un nombramiento de “Médico auxiliar”, rebajando su categoría y consiguiendo su salida del Hospital.

Entonces puso consultorio en Pedro Carbo y P. Ycaza y prontamente se llenó de clientela; pero, fiel a su consigna de servir al prójimo, atendía y operaba gratis o cobraba muy poco. “Era un médico notable que no había nacido para negociar a la sombra de Esculapio y practicaba el patriotismo de las almas grandes, la sencillez y la cordialidad en el trato con sus semejantes, la modestia de quien sabe que toda gloria es pasajera. Incansable para el trabajo, caritativo para el enfermo, nunca vistió galas, un blanco mandil era su uniforme de combate”.

En 1943 fue electo Tesorero del Comité por construcción del nuevo edificio del Colegio Nacional “Vicente Rocafuerte” y “de su consultorio un día y de su cátedra otro, fue llevado a la contienda cívica en momentos muy graves para la nación, cuando Francisco Arízaga Luque dirigía “Acción Democrática Ecuatoriana” ADE. y a su lado trabajó hasta alcanzar el triunfo de la revolución la noche del 28 de mayo de 1944.

El 6 de junio se reunió la Junta de profesores de la Universidad de Guayaquil y formó una terna para ocupar el rectorado; la presidía el doctor Alfonso Belisario Larrea Alba con 177 votos y seguían Mendoza con 124 y Antonio Parra Velasco con 110, pero el gobierno eligió a Mendoza Avilés y se posesionó. A los dos días, el 8 de junio, fue designado Segundo Concejal principal del Cantón. El Ministro de Gobierno, Aparicio Plaza Sotomayor, había conformado la lista que encabezaba Víctor Emilio Estrada, quien resultó Presidente del Concejo, Mendoza ocupó la Vicepresidencia.

En septiembre se ausentó Estrada a los Estados Unidos y Mendoza se encargó de la presidencia, organizando el suministro de abasto en la ciudad. Entonces pidió licencia del rectorado, que ocupó el doctor Modesto Carbo Noboa por ser el más antiguo de los decanos (Facultad de Medicina) El 23 de octubre regresó Estrada, pero por discrepancias con el concejal Simón Cañarte Barbero se retiró del cargo y el 1 de noviembre Mendoza fue electo por unanimidad para el desempeño de la presidencia del Concejo, “que ejerció con honestidad, elevación e inagotable dinamismo y arrostró los embates del encono político y la calumnia”. Su obra fue inmensa, obtuvo la creación a favor del Concejo del impuesto adicional al consumo de cerveza, rellenó los terrenos de la antigua Quinta Pareja, desde la calle Mendiburo hasta el norte de la urbe, habilitando esta extensa zona de la ciudad, creó las boticas populares; construyó el segundo piso del Mercado Central, las primeras casas colectivas, el llamado barrio Garay y obtuvo del Eximbank un préstamo de cuatro ^ millones de dólares para extender la red de agua potable. “Trabajó con empeño aún haciendo abandono de su actividad profesional a la que siempre estuvo dedicado y en la que hubo de singularizarse por su humanitarismo y gran desinterés”.

A fines del 44 fue Diputado funcional por la Universidad de Guayaquil a la Asamblea Nacional que expidió la Constitución de 1945. El 11 de abril de ese año fue designado Profesor de Medicina Legal y Deontología de la Universidad de Guayaquil.

Durante la dictadura velasquista del 30 de marzo de 1946 siguió fiel al gobierno y se malquistó con la izquierda del país. Entonces el mendocismo constituía una fuerza política de primer orden en la provincia del Guayas, eran los inicios del Populismo que aún perdura. Mendoza, comprendiendo su hora histórica, fundó ese año el partido “Unión Popular Republicana U.P.R.” y poco después, el Ministro de Gobierno, doctor Carlos Guevara Moreno, ofreció al U.P.R el apoyo oficial del régimen para robustecer la agrupación. Por entonces eran tantos los trabajos y tareas que asumía como fundador de un partido político en las que también estaba involucrada su cónyuge, que su hermano Alfredo, para ayudarle en Concentración de Fuerzas Populares C.F.P. y volvió a perder las elecciones de Alcalde, nuevamente por culpa de la discutible votación que obtenía su oponente en las parroquias, Mendoza siempre ganaba en la ciudad, pero en esta segunda ocasión ocurrió un hecho por demás importante ya que el Dr. Raúl Clemente Huerta, Presidente del Tribunal Provincial Electoral del Guayas le declaró oficialmente electo, empero el gobierno del Presidente Galo Plaza hizo que los escrutinios finales se realizaran en Quito donde ganó el candidato oficial, que casualmente era sobrino segundo del mencionado Presidente, ocasionando la repulsa popular y la renuncia del Dr. Huerta, que jamás se prestó para esta clase de componendas políticas.

El 15 de julio Guevara Moreno trató de tomarse el poder con ayuda de la Policía pero no lo consiguió y los principales dirigentes cefepistas fueron apresados. Mendoza no había participado del proyecto, ni siquiera lo conocía y evitó la prisión escondiéndose y finalmente optó por salir al exilio y se mantuvo en el Perú varios meses. A su regreso en 1951 se desafilió del C.F.P. y fue candidatizado a Alcalde de Guayaquil por el partido liberal pero perdió frente a Guevara Moreno que estaba en su mejor momento después de una larga campaña política contra el presidente Galo Plaza. En esta etapa Mendoza tuvo que sufrir los continuos insultos de sus otrora conmilitantes, que a través de la revista política “Comentarios del Momento” llegaron inclusive a burlarse de su familia política.

Guevara Moreno ascendió a la Alcaldía y solo estuvo pocos meses ya que en 1952 Velasco lo mandó a coger preso por medio del Comandante Félix Guerrero Zárate, quien pistola en mano subió al Palacio municipal y lo condujo detenido al aeropuerto, llevándolo a Bogotá. Entonces Mendoza fue designado Alcalde de Guayaquil por decreto presidencial de Velasco y entre sus logros principales está la donación de los terrenos de la actual ciudadela universitaria, el contrato de pavimentación y repavimentación de Guayaquil y actuó hasta 1953 en que fue depuesto, igualmente por decreto.

“Acaso por decepción y explicable repugnancia, se negó en lo sucesivo a intervenir en las luchas locales o nacionales, dedicándose únicamente a su quehacer profesional y así siguió su misma línea de costumbre”.

El 25 de septiembre de 1953 reingresó a la Universidad de Guayaquil como profesor de Medicina Legal con dos mil setecientos mensuales de sueldo. “Era el modesto y ejemplar ciudadano, incapaz de un resentimiento para aquellos que lo habían ofendido.

En 1962 visitó al Alcalde Assad Bucaram para solicitarle un permiso especial de reparación de la casa de su cónyuge que amenazaba ruina. Bucaram se lo concedió y le dijo: “Ud. podría tener muchas casas pero prefirió ser honorable. ¡Se merece mi permiso, reciba mi admiración!”

Sobre su bondadoso corazón se relataban muchas anécdotas, algunas increíbles. José Luís Ortiz cuenta que cuando era su discípulo en la cátedra de Medicina Legal, en cierta ocasión y jugando con otros compañeros destruyó el valioso esqueleto que servía al Dr. Mendoza para explicar sus lecciones y que cuando éste ingresó al aula preguntó ¡Quien ha sido? Ortiz se levantó de su puesto, caminando al estrado, aceptó su culpa. Mendoza le quedó viendo un rato y luego le dijo: Siéntese joven… no es nada.

En 1963 fue designado “Mejor ciudadano de Guayaquil” y le fue otorgada la condecoración al “Mérito Cívico”.

En 1966 se discutía la necesidad de construir el puente que habría de unir a Guayaquil con la vecina población de Durán y con las vías de comunicación que enlazan al litoral con la zona interandina y como ocurre con toda obra para Guayaquil, esta era atacada por esbozados enemigos del progreso. El 12 de mayo Mendoza se puso al frente del movimiento guayaquileño en pro de la construcción impostergable del puente y creó el Comité, en memorable sesión realizada en el Yacht Club de Guayaquil a la que asistí y que desde aquel instante laboró sin descanso porque se hiciera realidad la obra. Así pues, comenzó por obtener la declaratoria del gobierno de que el puente era “ de interés nacional, de vital y urgente necesidad”, encomendándose la construcción al Comité Ejecutivo de Vialidad.

Poco después tuvo que volver a intervenir para que no se declare nula la licitación ganada en buena ley por una empresa italiana, cuando un goloso Secretario de Estado quiso hacer el agua lodo y volverla a licitar a favor de sus amigos. Así pues, tras larga brega, logró verla concluida el 25 de julio de 1970 y fue el primero en cruzar el puente, en su gastado

Cabildo porteño. Fluimos recibidos bondadosamente, nos trató con mucho humor y se emocionó al despedirnos. Se veía fatigado y a pesar de ello terminó el año, luego su vida se fue extinguiendo muy lentamente, falleció este santo laico el 23 de abril de 1977, a los setenta y ocho años de edad y fue conducido al Salón de Honor de la ciudad y al día siguiente sus restos mortales recibieron el homenaje de la Universidad de Guayaquil y reposan en un simple nicho del Cementerio como corresponde a quien vivió y murió en pobreza, más “su espíritu selecto, que halló luz y más luz en los ámbitos de la eternidad y del misterio” seguirá guiando al sentimiento cívico de su ciudad con el recuerdo de sus hermosos hechos.