LUNA TOBAR LUIS ALBERTO

ARZOBISPO DE CUENCA.- Nació en Quito el 15 de Diciembre de 1923 en una casa que todavía existe en la calle Venezuela, donde vivían los tres hermanos Tobar Donoso con sus familias. Hijo legítimo del Dr. Moisés Luna Andrade, Abogado distinguido y de situación acomodada, luego Gerente del Banco de Abastos y prominente dirigente conservador “que tenía el don del consejo dentro de ese partido”. Presidente vitalicio de la Conferencia San Vicente de Paul, los domingos de mañana acostumbraba visitar a los pobres en sus casas. Era un hombre callado y “raro” que al regresar de su trabajo se encerraba en su cuarto a leer, a leer, a leer, y de Ana María Tobar Donoso “que en todo le acompañaba.”

El séptimo de trece hermanos que vivían desde 1933 en una casa propia en la Manabí entre García Moreno y Venezuela. Había recibido las primeras letras directamente de suhermano mayor Julio Moisés, fallecido prematuramente de solo doce años, a causa de un reumatismo cardiaco. “Tenía una gran colección Araluce (x) que la devoré con él y la releí después de su muerte. También asaltaba la biblioteca magnífica de mi padre y leía lo que lograba mantener en mis manos. Mi padre se dio cuenta pero jamás me prohibió. A mí me impactó Corazón, pienso que fue tan impresionante como determinante, es una sagrada aventura la descrita y nos impresionó mucho”.

Hizo la primaria en el Pensionado “Pedro Pablo Borja” que supo formarle con disciplina, severamente. En 1936 cursó el primer año de secundaria en el Colegio “San Gabriel” de los padres jesuitas, quería ser torero y manejar automóviles. Aficionado práctico a los toros, se lanzaba al ruedo a escondidas de sus padres. Su primer toro fue en la hacienda Avelina cerca de Latacunga, luego toreó hasta con sotana, pero como el ambiente familiar era muy religioso había sido tentado para que fuera a la Casa de formación de los jesuitas en Cotocollao y un amigo de su padre quería que se haga lazarista. Durante esas vacaciones realizó una excursión con varios compañeritos Boy Scout a la misión carmelitana de Sucumbíos y de inmediato se sintió atraído por esa vida de servicio.

“Mi padre había prestado su nombre para que los Carmelitas tengan sus propiedades en el Ecuador y quizá por eso yo había oído en mi casa, siempre, de ellos. El día de nuestra decisión ingresamos cuatro: César Duran

Ballén Cordovéz, Eduardo Arosemena Monroy, José Arreaga Bucheli y yo, pero todos ellos se salieron enseguida, solo yo persistí en la vocación”. Tenía solamente quince años de edad.

En 1938 fue enviado a realizar sus estudios religiosos a España durante la Guerra Civil de esa nación. Esperó el barco en las islas Canarias y subió a un tren en Cádiz, que le llevaría a Burgos. El 3 de Agosto de 1939 fue el primer ciudadano ecuatoriano en tomar el hábito de la Orden de los Carmelitas Descalzos en Burgos de Osma y al año siguiente hizo su profesión religiosa. Existe una fotografía que le muestra en el claustro, pequeño, delgado, jovencito, imberbe, con cara de niño intelectual, curioso e inteligente y en alguna carta que le refería a su padre las dificultades que tenían lo Carmelitas para conseguir alimentos,recibió como única respuesta un lacónico consejo que decía ¡Adáptate al hambre¡

Desde 1940 al 46 estudió paralelamente el bachillerato español y los cursos de Filosofía y Teología que requería por su condición eclesiástica. Finalmente alcanzó la licenciatura en ambos órdenes en Burgos y en Oviedo respectivamente, pero quedó tan agotado por el esfuerzo que tuvo que descansar un mes porque siempre fue de contextura delicada. Su especialidad fue la mística española, especialmente la obra de San Juan de la Cruz.

Al enterarse de la invasión peruana en 1941 se presentó ante el Cónsul ecuatoriano en Sevilla, José Rumazo González, ofreciéndose de soldado voluntario, pero no fue aceptado dada su condición eclesiástica. El 42 falleció su padre en Quito y como ya era parte de la Orden y no le permitían escribir a su familia, ni se enteró de ello, aunque su familia se lo comunicó por carta, que fue interceptada por algún padre Superior fanatizado y obtuso, que pensó que no debía distraerlo de sus estudios para no perjudicar su vocación en ciernes.

El 25 de Julio de 1946, a los veintidós años y medio, fue ordenado Sacerdote en la Cartuja de Miraflores de Burgos. Fue un acto muy solemne del que guarda feliz memoria. Enseguida le enviaron a Quito, al llegar recién se enteró de la muerte de su padre y el 23 de Noviembre cantó su primera misa en la Iglesia de Santa Teresita, donde laboró incansablemente como Párroco durante veinte y dos años hasta 1968, con éxitos insospechados, pues llegó a convertirse en el sacerdote de moda y no había bautizo, confesión, ni matrimonio que no lo celebre porque siempre gozó de un cierto carisma para inspirar confianza, de manera que sin quererlo se convirtió en el buen consejero de cientos de personajes de la política y el mundo social de la capital.

Su primo Jorge Luna Yépes había sido en Febrero de 1942 uno de los principales fundadores del grupo político de derecha denominado primeramente Acción Republicana Nacional Ecuatoriana ARNE como inmediata respuesta a la suscripción del Protocolo de Río de Janeiro. Este movimiento era profundamente nacionalista, hispanófilo, continental e integrador, buscaba la unión de los estados Hispano Americanos bajo la égida de España, tuvo un importante órgano de prensa en el periódico “El Combate” que salía los sábados de mañana en Quito y llegó al poder en 1953 durante la presidencia del Dr. Velasco Ibarra. Luna Tobar se sumó a él como ideólogo optimista y ayudó a la dirigencia nacional durante muchos años.

En 1947 editó su ensayo “Estética del Éxtasis” en 312 págs. en octavo menor, editorial Monte Carmelo de Burgos, obra en la que ya se advierte al erudito sacerdote de fino y delicado estilo literario.

En 1948, el Ministro de Gobierno, Dr. Juan Tanca Marengo, le designó Secretario de la Junta Orientalista Nacional JUNO y representante en ella de todas las Misiones católicas. Desde el 48 hasta el 54 fue Procurador Jurídico de la Misión carmelitana de Sucumbíos y desde 1947 hasta el 68 Procurador Jurídico de la orden del Carmen en el Ecuador.

En 1954 publicó en Quito “Las Siete Palabras de Cristo en la Cruz” y a partir de Octubre fue llamado a dar clases en la Universidad Católica del Ecuador, a la que se perteneció como catedrático hasta Abril de 1968, habiendo dictado los Tratados Teológicos de Gracia, Sacramentos y Moral Profesional en las Facultades de Pedagogía, Ingeniería, Economía y Derecho. También dio varios cursos de Psicopatología en la Facultad de Pedagogía, y Psiquiatría Forense en la de Derecho.

El 68, después de haber ejercido varias veces los cargos de Superior de los Carmelitas de Quito y Legado Provincial en el Ecuador, fue llevado al Gobierno General de la Orden del Carmen en Roma, honor muy merecido. En el Instituto Teresiano dictó tres curso: Dos de “Oración y Análisis de la Intimidad” y uno de “Enfermedad Mental y Vida de Gracia”.

Durante sus años de gobierno se le confió la misión de Visitador General de ella en los idiomas español y portugués, en cumplimiento de lo cual debió recorrer casi todo el mundo (los cinco continentes) Fueron años de constantes viajes y trabajos muy duros y penosos, había sitios donde aún la Orden no estaba bien asentada y tenían problemas que se requería conocer y resolver; pero, como era el amigo de todos, que hacía el bien general, que solo buscaba la paz a través de palabras de generosidad y consuelo, de argumentos de unidad, pudo lograr grandes beneficios.

En 1972 ingresó a la Academia Ecuatoriana de la Lengua, llegando a ocupar la silla de Miembro de Número en 1988, en reemplazo de su tío el Dr. Julio Tobar Donoso. Su discurso de ingreso tituló: El Silencio, palabra de Dios. Ese año se editó en Roma su “Enfermedad Mental y Vida de Gracia” en 217 págs. en octavo mayor.

En 1977 fue designado Obispo Auxiliar del Cardenal Pablo Muñoz Vega, Arzobispo de Quito, dedicándose incansablemente al trabajo pastoral de conformidad con las directrices del Concilio Vaticano II, que tantos problemas ocasionaba a las mentalidades católicas más tradicionales enemigas del cambio. Aun hoy el Vaticano sigue siendo un bunker frente a cualquier cambio trascendente.

Quiza para cortarle el ascenso al arzobispado de Quito, en 1981 el Nuncio Apostólico Vicente Farano le promovió al Arzobispado de Cuenca, vacante por fallecimiento de su titular Manuel Serrano Abad. Al principio se sintió sorprendido por la noticia, que no esperaba, pero fiel al ejemplo de su padre, cuya memoria admiraba mucho, porque fue un hombre recto y sencillo, que siempre decía que hay que dar a los más necesitados pan y sonrisas, aceptó alegremente y a sabiendas que le esperaban graves problemas por resolver, que su misión no sería nada fácil. La biografía del Dr. Moisés Luna Andrade está siendo escrita en la capital para su próxima publicación.

Efectivamente, ni bien llegado, tuvo que solucionar un asunto por demás absurdo, el de la Catedral antigua, convertida en lugar de prácticas pueblerinas. La religión bien entendida no puede ser objeto de culto populachero, ni tampoco debe prestarse a situaciones casi mágica, alejadas de la verdad y de la ciencia. Luego aplicó las líneas de la iglesia que pueden definirse en una sola conducta, proteger al débil y ayudar al desvalido, sin ocasionar daño ni demérito a nadie. El Ecuador es un país tercer mundista y atrasado, con una alta población campesina y empobrecida que merece todo respeto. Hacia ellos dirigió su pastoral bien entendido que permitía que cada quien fuera auténtico y tomara sus propias decisiones porque nunca actuaba como caudillo, amando y respetando la libertad sobre todas las cosas.

“Mi gusto mayor es haberme entendido con los campesinos, tenemos una armonía muy grande. Estamos trabajando en la formación

de las comunidades de base y apoyo a las organizaciones que nacen de esas comunidades” Así corría su pensamiento en Cuenca.

Posteriormente trató con cariño y verdad el problema surgido en el jardín del Cajas donde una señorita cuencana de nombre Patricia Talbot aseveraba haberse comunicado nada menos que con la Virgen Maria y de paso en español antiguo y no faltaron cándidos que le creyeron, sin faltar los que como monseñor Julio Terán Dutari, desde la Universidad Católica de Quito, realizaba viajes periódicos a Cuenca para “serrucharle el arzobispado”.

Como intelectual siempre había sido un buen escritor y excelente orador que lograba transmitir paz y bien, vivía modestamente en una villita obsequiada a la Arquidiócesis cuencana por la feligresía de Alemania, donde todo era pulcro, limpio y decente, sin caer en lujos ni exageraciones. Antes había ocupado el antiguo e histórico caserón del centro de la ciudad, construido a mediados del siglo XIX, hasta que se derrumbó parte del tumbado y se volvió inhabitable.

Articulista para periódicos y revistas, éstas últimas colaboraciones entraban en el campo del ensayo por su

extensión y calidad. En la línea de esos trabajos se debe contar con su colaboración casi permanente desde el 54 hasta el 68 en las Revistas de la Facultades de Derecho de la PUCE de Quito y Cuenca, en los Archivos de Psiquiatría y Criminología de la Casa de la Cultura de Quito, en las Revistas de Espiritualidad de España y Colombia. Durante seis años editó y escribió casi íntegramente la Revista “Carmelo Ecuatoriano” y en Cuenca ha mantenido colaboraciones mensuales en “Treinta Días,” “Iglesia” y “Avance”, revistas de buena circulación.

En los diarios de Quito escribió por años y con distintos pseudónimos sobre temas religiosos, socio – políticos y hasta taurinos, pues como herencia de su educación en España pasaba por aficionado con buenos conocimientos y mucho criterio. Escribía semanalmente en el Diario “Hoy” de Quito y en “El Mercurio” de Cuenca. Se estaba programando recopilar sus artículos que ocuparían siquiera diez volúmenes, donde aparecerá su luminoso pensamiento libre de la falta de continuidad que da el periodismo diario.

También tenía capítulos de diferentes obras escritas en coautoría, tales como: contra del llamado Bono de la pobreza que solo llega a las ciudades y es un estigma contra la dignidad del género humano y no permitió que los poderosos los humillen al punto que ahora el tal Bono se denomina de la Solidaridad y ha tenido que ser duplicado y cuadruplicado.

El lunes 14 de febrero de 1998 se conoció en Cuenca la aceptación de su renuncia. Monseñor Luna Tobar había gobernado diecinueve años esa sede con una brillantez como nadie antes que él. Al día siguiente, martes 15, ofreció su última misa en la Catedral, luego salió a pie hacia el arzobispado con la sonrisa a flor de labios y en compañía de toda la población que le vitoreaba. Se retiraba como Arzobispo Emérito de Cuenca y la figura mayor de la iglesia ecuatoriana de fines del siglo XX. A la prensa confesó “He sonreído mucho, he dado esperanza a la gente y he reclamado por las mayorías.

El pueblo y la sociedad se conmovieron desde entonces vivió en Quito un retiro espiritual, a veces interrumpido por los periodistas y particulares que le iban a visitar.

La noche del jueves 11 de Marzo del 2009 recibió un multitudinario homenaje en la Casa de la Cultura Ecuatoriana al que concurrieron unas dos mil personas de todo el país. Monseñor Luna se presentó anciano, ayudándose con un bastón al caminar. Al final, tras los discursos, la música, los aplausos y vivas, solo atinó a decir “No tengo posibilidad de develar lo que estoy sintiendo, solo puedo decir Gracias.” Indudablemente era la gran figura viva de la Iglesia ecuatoriana, aunque la jerarquía eclesiástica se negó a sumarse al acto pues estaba totalmente dominada por el Opus Dei desde que un declinante Juan Pablo II por sus múltiples dolencias (el parkinson avanzado) les entregó el mando en Roma.

El 19 de Septiembre del 2010 recibió un homenaje en Cuenca por su trayectoria religiosa y social. A principios de Noviembre, habiendo declinado ostensiblemente su salud a causa de un comienzo de anzailmer y sufriendo de lagunas mentales, sus familiares más cercanos le llevaron a la Clínica Pichincha donde estuvo unos pocos días. Ya recuperado pasó a la Casa de Salud “Plenitud ciudad de la alegría” que dirige la Fundación San José en el sector de la ciudadela Mena al sur de Quito, donde fue asilado con todos los cuidados del caso para recibir terapia de rehabilitación física y mental y una dieta equilibrada. Su dormitorio fue arreglado con adornos alusivos a la iglesia, recibiendo a las visitas en una silla de ruedas.

Le veían muchísimas personas y en entrevista a varios medios de la TV. confesó “todavía hago mis travesuras”, pues no perdía su habitual sentido del humor. Diariamente le hacían caminar por los pasillos de la Casa, daba pasos lentos y a veces torpes, hasta que le cambiaron a un dormitorio de la Casa Sacerdotal de la Armenia, al suroriente de Quito el 2010, En sus últimos cuatro años de vida fue atendido por Jimena Reinoso, su enfermera particular. Ella contaría después que Monseñor Luna era madrugador, comelón, sobre todo de cosas dulces, carismático, que luego del desayuno acudía a un jardín frutal a chupar mandarinas, leía poesías y rezaba el rosario, veía noticias por TV y un canal religioso y que cuando le insistían en algo que no le agradaba hasta se disgustaba.

En alguna ocasión durante uno de los tantos cambios políticos que sufrió el país le llegaron a ofrecer la Vicepresidencia de la República, que agradeció sin aceptar pues no consideraba que ese era su camino. Fanático de los pasillos nacionales y ^ de las películas del cómico Cantinflas.

Componedor siempre, tenía un criterio muy amplio y tolerante de búsqueda de consensos y de diálogos, por eso no se consideraba un sacerdote rojo ni tampoco de izquierda si no de avanzada y cuantas veces la acusaban de ser comunista se reía y contestaba: Yo sé que no soy comunista pero ellos ¿Sabrán lo que es el comunismo?.

Siempre tuvo el pensamiento muy claro, era frontal. Su preocupación mayor era la defensa del ser humano, especialmente de los sectores más vulnerables. I cuando en otra ocasión le preguntaron que venía después de la muerte, contestó “Quedan los árboles sembrados, las semillas depositadas, quedará algo de lo que se ha hecho y eso será un principio de felicidad” y cuando alguien desesperado se le acercaba con sus problemas recibía como respuesta “Tranquilo, en paz, solo Dios basta”.

El 31 de Enero del 2017, debido a su insuficiencia cardiaca severa, hipertensión arterial aguda y otras complicaciones pasó a cuidados paliativos que incluían hidratación, vitaminas y alivio a cualquier dolor. Hacía varios meses que ya no reconocía a las personas, pues su mente estaba en blanco.

En la primeros meses de 1982 se encontraba trabajando en un proyecto arqueológico de una zona montañosa cercana a las ruinas de Machu Picchu y se enteró por la prensa que en la costa del Ecuador se estaban realizando excavaciones para hallar restos arqueológicos y decidió escribir a Presley Norton expresando su interés por la actividad emprendida. A los pocos días le invitaban a formar parte del equipo y las facilidades necesarias para que se le entregue una visa cultural. En Noviembre arribó a Salango en la provincia de Manabí, pero el fenómeno climático de El Niño se interpuso inundándose completamente la carretera y el sector donde se realizaban los trabajos y tuvo que esperar hasta Noviembre del 83 que bajaron las aguas y todo regresara a la normalidad. Entonces fue nombrado Jefe de los trabajos y en la Miscelánea Antropológica de los Museos del B. C. apareció un Informe firmado con Norton y N. Mayling titulado “Excavaciones en Salango, provincia de Manabí” en 63 págs.

Ya se había encontrado una secuencia cultural de 2500 a 5000 años de antigüedad de ocupación precolombina, desde un Valdivia temprano hasta un Manteño pero posiblemente debía existir algo más que fue apareciendo con el tiempo. Así salieron a la luz diversos materiales y herramientas, tumbas, complejos rasgos arquitectónicos y hasta un Centro Ceremonial.

No se trata de una iglesia, es un piso con un fogón central con forma y tamaño de una casa doméstica en donde establecieron lugares para depositar las ofrendas, una actividad que se mantuvo durante muchos años. Además tenían otro sitio para enterrar a sus muertos. En dicho centro unificaron tres dimensiones: cielo, tierra e inframundo y construyeron algo parecido a un reactor espiritual para establecer contacto con otro mundo, siendo este descubrimiento de mucha importancia pues es la primera ocasión en que se ha podido observar la arquitectura ceremonial del formativo tardío. También ha ayudado a comprender cómo era la ideología de entonces cuando se creía que el mundo era solo una dimensión en un cosmos más grande, habitado por una variedad de criaturas y por los espíritus de los ancestros. Cerros, islas y otras formaciones terrestres eran considerados casas de espíritus o puntos de ingreso al inframundo. Las criaturas terrestres eran sujetos o manifestaciones de los espíritus,de manera que la abundancia de vida silvestre, indicio de una profunda riqueza espiritual.

Se creía que era necesario el mantenimiento de buenas relaciones con los espíritus cuyo control quedaba en manos de especialistas religiosos conocidos como chamanes, que habían experimentado un largo proceso de preparación mediante el consumo de sustancias alucinógenas o tabaco, o a través de la música y el baile. El chamán podía transformarse en jaguar o en otra criatura y viajaba al mundo de los espíritus para conversar con ellos y volver con nuevos conocimientos. La representación ritual de eventos místicos servía para vincular al grupo con sus orígenes, además de relacionarlos con sus muertos o ancestros, quienes podían negar o aceptar el acceso a los recursos espirituales y materiales.

En el formativo tardío se elaboraron artefactos y vasijas ceremoniales y se principió el culto a los ancestros en los centros ceremoniales. Hoy se ha recogido una gran cantidad de vestigios de ese pasado en el museo del pueblo administrado por la comunidad de Salango, que muestra el uso y función de las piezas, la tecnología alfarera, así como la interrelación con la naturaleza y la vida cotidiana de esos grupos precolombinos en sus diferentes etapas de su desarrollo cultural. La colección está formada por doscientas cuarenta y cinco piezas. El 87 escribió con Andy Mudd el trabajo titulado “Una estructura del formativo tardío excavado en Salango conteniendo el análisis de una parte de dicha estructura y regresó a su país a Inglaterra a escribir la tesis doctoral que finalmente sustentó el 2001 en Cambridge.

Entre el 88 y el 91 fue Asesor Arqueológico en su país, el 93 fue designado Asesor Arqueológico del Museo de Salango, el 95 al 2001 Candidato Doctoral en Inglaterra, donde pudo haberse quedado a vivir definitivamente gozando de una buena situación y un sueldo aceptable como Doctor en Arqueología con “Archeology at Salango, Ecuador: An Engoroy ceremonial site on the south coast of Manabí” pero decidió regresar al Ecuador para completar el trabajo que había quedado inconcluso, consistente en miles de páginas, dibujos y fotos que era preciso procesar para obtener conclusiones y el 2002 aceptó desempeñarse como Investigador Arqueológico en Salango, pequeña población costera a diez minutos solamente de Puerto López. El 2006 ascendió a Asesor Cultural del parque nacional de Machalilla, el 2008 Asesor Arqueológico del proyecto ruta de Spondylus, el 2009 fue director del proyecto de rescate de los artefactos arqueológicos y el 2010 pasó a trabajar en el proyecto de recuperación patrimonial del Cerro Jaboncillo bajo la dirección de Jorge Marcos Pino.

Entre el 2003 y el 10 escribió sobre la cerámica, la herencia cultural, la diversidad biológica, la Casa Ceremonial del formativo tardío, su evolución como sitio ceremonial, la catalogación de artefactos en Salango. Para el Museo de Arqueología de Guayaquil filmó un cortometraje explicativo y didáctico y escribió sendos artículos sobre el águila arpía y los monos y sobre el colgante en forma de colmillo como símbolo de poder. Para la Municipalidad de Puerto López en Manabí sobre figurines ancestrales y para la de Ciudad Alfaro en Montecristi sobre el cerro Jaboncillo. Para el libro Vida y costumbres del Ecuador antiguo editado en Milán envió un artículo de 22 págs. sobre “El arte secreto del Ecuador precolombino.”

Suele concurrir a los Congresos científicos. El 85 asistió con ponencia al Congreso Internacional de Americanistas celebrado en Bogotá, el 97 al de Quito, al 2004 al Coloquio sobre los encuentros culturales en Guayaquil, el 6 a la reunión anual de la Pre hispanic latin american cultures reunido en San Juan de Puerto Rico, y al II Congreso de Antropología y Arqueología ecuatoriana en Quito. El 10 presentó en la XI Conferencia Internacional del ICAZ en Paris un trabajo en conjunto con Philippe Béarez y Patrick Gay sobre “The earliest tuna fisheries from Ecuadro, description and evolution through time.”

También ha dictado talleres científicos para los guías nativos de Salango y para los del del Parque Nacional de Machalilla.

El 2008 fue entrevistado por el diario El Universo. Entonces manifestó que la arqueología ecuatoriana estaba atravesando un momento de transición pero que le avizoraba mejores días con el Ministerio de coordinación del Patrimonio natural y cultural para que en un futuro se le haga justicia al pasado de los ecuatorianos.

Estatura más que mediana, constitución delgada, rostro quemado por el sol, ojos celestes y calvicie pronunciada.