LOPEZ DE SOLIS LUIS

IV OBISPO DE QUITO.- Nadó en Salamanca, España. Sus padres legítimos Francisco de los Ríos y María López de Solís eran de noble condición, muy joven tomó el hábito agustino y profesó el 9 de Mayo de 1553.

Hallándose en Cádiz en 1558 con los demás padres destinados al Perú, ocupado en disponer las cosas necesarias para el viaje, mientras iba y venía de la posada a la playa, encontró a un hombre que pasaba por fisonomista, quien, mirándole fijamente, le preguntó ¿Padre, a dónde es el viaje? – A las Indias – Pues no vaya a las Indias, váyase más bien a Roma y será Papa. Riéndose, fray Luis le dijo: Yo soy un pobre fraile, así no tengo un solo cuarto conque pagar a Ud. por el pronóstico. Padre, veo que Vuestra Reverencia tiene cara de ser muy feliz y por eso juzgo que llegará a obtener la primera dignidad eclesiástica en el lugar adonde vaya. Como la mayor del mundo es la de Papa, le aconsejo que vaya a vivir en Roma, donde tengo por cierto que conseguirá. Fray Luís se despidió del hombre, sin hacer ningún caso del pronóstico, que sin embargo se cumplió al pie de la letra.

Llegando a Lima se ordenó de sacerdote, enseñó Filosofía en el recién creado Convento agustino, después pasó a Trujillo donde se estableció la cátedra de Teología que leyó por varios años. En 1570 se graduó de Maestro. El 71 fue electo Provincial de su Orden en el Perú por dos años y el 87 volvió a serlo. El 73 compró una casa y el martes 9 de Julio se cambió en altas horas de la noche con toda la Comunidad y tomó posesión del local ante el Alcalde Ordinario Pedro de la Vega, pues no tenían la necesaria autorización.

Los religiosos de Santo Domingo y de la Merced pusieron pleito para arrojarles de su nuevo alojamiento y comprando una casa colindante se introdujeron allí a deshoras y asaltaron a aquellos, quitándoles la campana que ya tenía colocada, con otras violencias. La autoridad tuvo que intervenir para que los dominicanos se retiraran a su Convento y los Agustinos extendieron sus dominios abrazando toda la manzana. El 74 colocó la primera piedra del templo que hizo levantar con toda munificencia.

Durante su obispado de doce años fundó cuatro parroquias y dos conventos de monjas costeando sus edificios, igual cosa realizó con el Seminario de San Luis que entregó a los jesuitas. Estableció una Casa y Hospicio para mujeres, monasterios en Loja, Cuenca, Riobamba y Pasto. Inauguró una etapa de mayor tensión espiritual y de exigencia a encomenderos y españoles.

En lo personal se había impuesto como regla invariable de vida vestir un sayal de lana tejida de negro que era su hábito y no tener en su casa sino a personas de virtud probada. Distribuía el tiempo levantándose antes del amanecer para rezar, asistía a los oficios, administraba las cuentas, recibía visitas siempre que fueran rápidas, almorzaba con gran parquedad, volvía a los Oficios, daba órdenes y disposiciones y se acostaba tarde después de otros rezos en su oratorio, por lo que dormía muy poco y casi no comía. En sus disciplinas corporales de sangre era riguroso y se las aplicaba por las noches y muy severamente. Los viernes se iba a pie a Guapulo a celebrar misa los sábados de mañana. Caritativo con los pobres, solía dividir las rentas del Obispado entre las construcciones y ciertas ayudas al prójimo.

En 1602 mantuvo competencias muy ruidosas con los Oidores de la Audiencia a causa de la lectura de la Bula de la Cena, así llamada porque era usual publicarla en Roma cada Jueves Santo y establecía gravísimas excomunicaciones a los que atentaban contra la jurisdicción eclesiástica o de cualquier manera perjudicaban a la iglesia, a las personas o cosas sagradas. Dicha Bula estaba aun en discusión en la Corte que había apelado ante el Papa y su aplicación en Quito fue por orden del Arzobispo Mogrovejo.

En 1604 el Virrey Luís de Velasco prohibió que se hiciera cargar a los indios. Cuando el decreto fue conocido en el Cabildo de Quito, su Procurador Gonzalo Hernández Cortés solicitó la opinión del Obispo quien manifestó que los indios, por su propia inclinación y naturaleza, son haraganes y , que no era buena la libertad para el vicio y el pecado y perezosos y ¡Oh sorpresa] que las pequeñas cargas que llevaban a sus espaldas no era contra la inclinación de ellos, sino muy conforme a su gusto y que se las quitaban desaparecería la población de españoles, que miraban como cosa indigna dedicarse a los trabajos necesarios para la vida como acarrear carne, agua, labras las sementeras, etc.

A mediados de 1605 fue ascendido al Arzobispado de Charcas y tuvo que salir de Quito a ocultas y sin que nadie lo advirtiese para evitar que la gente acudiera en tropel a despedirle. Dejó, sin embargo, como mejor recuerdo suyo, su sobriedad en todo y el trato especial demostrado en la protección e instrucción de los indios y como cosa mala el haber perseguido con rigor y severidad a los clérigos que habían participado en la revolución de las Alcabalas.

González Suárez en su Historia General del Ecuador al referirse a la labor desplegada en el obispado dice: en el claustro modelo de religiosos, en el solio modelo de obispos y en vigilancia y mortificación ningún Obispo le ha aventajado.

Arribó a Lima el 28 de Junio y se dirigió a su convento donde le recibieron cantando un Te Deum, se aposentó en la misma celda que había ocupado antes, estaba con ciertos achaques de salud nada serios pero presintiendo su cercano fin exclamó “He aquí que moriré en mi propio nido” al séptimo día pidió el Viático y la Extrema Unción, tomó un Crucifijo y en fervoroso coloquio le rodaron gruesas lágrimas por la mejillas. Finalmente ^ dijo Jesús, Jesús y expiró en horas de la mañana del 5 de Julio, a los setenta y dos años de edad. Toda Lima le llamó el santo Obispo. Fue sepultado con gran pompa y acompañamiento en su templo agustino, en una fosa común con sus hermanos que le habían precedido en el viaje definitivo, pues así lo había pedido, por eso no existe su tumba. Actualmente está en proceso de beatificación.

Días antes de su muerte le había llegado una carta del Duque de Lerma, válido del Rey Felipe III, en que le comunicaba haber solicitado el arzobispado de Lima para él. Un familiar le comentó que se cumpliría la profecía de Cádiz, pero fray Luís replicó “Yo no iré al arzobispado sino al sepulcro”.

Tuvo facilidad de expresión, su prosa fue funcional, clara y eficaz, animada por sentimientos fuertes y casi apasionados. Fue celoso por la verdad. Su carga emocional se traducía en devociones, trabajos y cólera.

Doctor, predicador, prudente, de ánimo esforzado para todo asunto del espíritu, gustaba construir templos y monasterios, en religión era cumplido, de gran ejemplo y severidad. Su fisonomía adusta, la delgadez de su fundada Cajas de Pensiones como jefe del servicio de Otorrinolaringología y oftalmología. A finales del 138 editó su tesis doctoral titulada “Contribución a la aplicación de la alta frecuencia en oto-rino-laringología,” obtuvo una beca para seguir estudios de postgrado, trabajando en el Hospital “Brugman” de Bruselas, pero en Septiembre del 39 se declaró la II Guerra Mundial y tuvo que salir de Bélgica, que fue el primer país en ser invadido.

Instalado en Barcelona, trabajó en el “Hospital de San Pablo” durante dos meses y a fines de año tomó pasaje para la zona del canal de Panamá; a principios de 1 940 operaba en el “Gorgas Hospital” con los doctores Egan y Spaulderg, adquiriendo pericia y práctica en intervenciones quirúrgicas en oídos, nariz y garganta. De allí siguió a New York y fue miembro del grupo de cirujanos del “Manhattan Eye, Ear and Troat Hospital y en el “Columbian Presbiterian Medical Center”, adquirió el equipo e instrumental necesario para operar en el Ecuador.

En 1942 comenzó a figurar entre los más notables especialistas de Guayaquil, ya estaba casado en segundas nupcias con Angela Suescum Salazar, tendrán cuatro hijos y un matrimonio fliz, ingresó a la Sociedad Médico Quirúrgica del Guayas y en sus “Anales” publicó dos artículos titulados “Curas radicales de las supuraciones crónicas del oído por medio del vaciamiento preto- mastoideo total” y “Poliposis naso-sinusal” y en la Revista de la Asociación Escuela de Medicina salió “Tonsillas y adenoides”

En 1944 asistió al II Congreso sudamericano de Otorrinolaringología celebrado en Montevideo, pasó a la Argentina, siguió un curso de laringología dictado por el Prof. Armesio en la “Universidad Nacional del Litoral” y estuvo con los doctores del Sel y Juan M. Tato en la “Universidad de Buenos Aires”.

En 1945 volvió al Hospital General con el doctor Hermán B. Parker y fue Jefe de servicio de Otorrinolaringología de las salas Santa Beatriz y San Eduardo. Ese año viajó a Chicago y fue electo miembro de la “Sociedad Ecuatoriana de Otorrinolaringología filial de Guayaquil. A su regreso realizó las primeras radiografías contrastadas de diagnósticos lipioradiográficos de sinusitis, siendo el pionero en las operaciones de sinusitis frontales bilaterales y otitis crónicas por la vía Lampert, audiometrías eléctricas y endoscopias perorales con la técnicadel doctor Chevalier Jackson y lavados de senos paranasales por el método Proetz. igualmente y con el método ideado por el doctor Lima del Brasil, practicó vaciamientos pansinuales transaxiliares.

En 1946 ingresó a laborar en el Departamento de Higiene Escolar y fue designado profesor de Otorrinolaringología de la Universidad de Guayaquil, pero no aceptó por falta de tiempo. En 1949 reingresó al “León Becerra” y allí trabajó tres años. En 1951 se estableció en Quito como profesor de la “Escuela Nacional de Enfermeras” y cirujanos del “Hospital Baca Ortíz” y la “Asociación Médico Quirúrgica de Quito” lo recibió de miembro.

En 1953 pasó a Riobamba como cirujano del “Hospital San Juan de Dios”’. En 1956 volvió a Guayaquil y comenzó una magnífica campaña leonística en favor del sordomudo y demás seres con problemas de audición, voz y lenguaje, introduciendo las técnicas modernas de enseñanza al minusválido por primera ocasión en el país. En 1958 fue designado miembro del “International College of Surgeons” y del capítulo de Guayaquil del “Panamericano Medical Asociation”. En 1960 estuvo entre los fundadores de la “Sociedad Ecuatoriana de Alergia”. En 1961 visitó el “Hospital de New Orleans”.

Entre 1962 y 63 trabajó de cirujano en el “Asilo Mann” y colaboró activamente en el “Proyecto Hope”, como parte de ese programa, con los doctores Morrow, Hoover y Dysar. Ese año fue designado presidente del Capítulo del Ecuador del “Colegio Hispano- Americano para el estudio de los problemas de la audición, la voz y el lenguaje”.

En 1963 fue electo presidente de la “Sociedad Ecuatoriana de Otorrinolaringología y Broncoesofagología”. En 1964 fundó la Escuela de Sordomudos en Durán. La Municipalidad de Guayaquil le donó diez mil metros cuadrados en Durán donde se construyó una Unidad Educativa Especial y Fiscal y fue presidente y asesor técnico del “instituto Médico Pedagógico para la Audición y el Lenguaje” (IMPAL).

El 65 creó la Fundación contra el ruido brindando más de ciento cincuenta charlas a diferentes niveles sobre el daño cerebral que puede ocasionar el ruido excesivo.

En 1968 regresó al Asilo Mann y allí se desempeñó hasta 1976 que se jubiló. En 1970 había completado cursos sobre infecciones del oído medio y mastoideo en el Hospital “La Raza” de México y en 1973 sobre audiología en la “Universidad de Bogotá”. Entonces comenzó a trabajar en alergología, rama de la otorrino con un campo de investigación aún por descubrir. En Junio encontró por primera vez en el Ecuador un ejemplar del ácaro asmógeno “Dermatophagoudes pteronisymus”. Después viajó al “Hospital Militar” de Caracas para estudiar el funcionamiento del servicio de alergias. En 1977 concurrió a la “Ohio State U.” de Columbus y practicó en su “Acarology Laboratory” y en el “Entomology Laboratory” de Lexington.

Entre el 78 y el 84 dictó nuevas conferencias gratuitas en los salones de la Cámara de industrias sobre lenguaje y adaptación social y familiar entre sordomudos y sordociegos pues llegó a dominar tales formas de expresión corporal.

En 1982 concurrió como representante del Ministerio de Salud Pública del Ecuador al Congreso Mundial de Alergología celebrado en Bruselas y preparó para la Cámara de industrias de Guayaquil varios trabajos Sobre “Alergias en la industria”.

En 1983 y con otros miembros del grupo Alpha, formado por antiguos condiscípulos del Colegio Rocafuerte, inició una nueva y masiva campaña contra el ruido, concientizando a la masa sobre los peligros que representa. En 1985 recibió la condecoración al Mérito Científico de la Municipalidad de Guayaquil. El 86 le rindió un homenaje el Colegio Médico. El 87 la fundación Natura y fue electo Presidente de la Asociación contra el Ruido que realizó una gran campaña nacional alertando a la ciudadanía.

Por esos años dejó de manejar y vendió su automóvil, pero no usó bus, coletivo o taxi, pues prefería caminar – como lo había practicado siempre por salud – y lo hacía erguido, con los hombros hacia atrás, sin jorobarse.

El 92 fue condecorado por el Congreso Nacional, ya no atendía en su consultorio en la planta baja de su casa de la calle Baquerizo Moreno en cuyos altos vivía, pero leía y estaba al día en los adelantos científicos de la medicina mundial, sobre todo en los de su especialidad, la alergología.

Su estatura mediana, piel blanca, ojos y pelo negro canoso, contextura delgada, musculado pues fue un atleta, rápido y activo en sus ademanes y movimientos. Falleció en Guayaquil de causas naturales, más bien de vejez, a las 4 y 30 de la madrugada del 9 de Febrero del 2000, de noventa y seis años de edad.