LOFFREDO DE KLEIN YELA

ACTIVISTA CULTURAL.- Nadó en Guayaquil el 22 de Julio de 1924 y fueron sus padres legítimos Salvatore Loffredo Calabrezzi (1888-1936) décimo hijo de una larga familia napolitana compuesta de catorce hermanos, quien arribó a Guayaquil con un hermano mayor fallecido de fiebre amarilla poco después. Salvatore se quedó en Guayaquil, fue comerciante con almacén en las cercanías del parque Montalvo donde vendía finísimas telas europeas, también era exportador de productos ecuatorianos y en 1917 fue incluido en la Lista Negra norteamericana por tener negocios con firmas alemanas y pasó penurias económicas pues no podía trabajar. Finalmente fue propietario de un Hotel ubicado en el Parque Montalvo y falleció joven, y de Julia Rodríguez Coello, naturales de Italia y Guayaquil respectivamente.

Nació en una casa alquilada en Colón y Boyacá al lado del teatro Colón y fue la décima tercera de una larga familia compuesta de catorce hermanos. Su padre era alegre, cantaba, tocaba la mandolina y la ocarina.

Yela se llevaba bien con sus hermanos y con Francisco a) Chichingo, jugaban con el barro de la calle. De seis años la Profesora Zoila Luisa Campodónico de Caputti la llevaba de la mano a la escuela Municipal No. 4 Manuel María Valverde ubicada en Chimborazo y Sucre y aprendió las primeras letras, a cantar, a recitar y hasta se disfrazaba para las fiestas infantiles.

Como toda muchacha extrovertida era muy novelera, vivían en un departamento de Pío Montúfar y Ballén y el 36, justo el día que se aprestaba a celebrar sus doce años falleció su padre de un violento infarto, dejándola en el desamparo pues era su engreída; su madre tomó las riendas del hogar y como era muy hábil para la costura pudo sacar adelante a la familia. Entonces pasaron a vivir a Colón y Seis de Marzo y el 39 se cambiaron a un barrio más céntrico en Vélez y Seis de Marzo, casa de la Junta de Beneficencia, mientras estudiaba en el Colegio Guayaquil y seguía cursos de ballet con el profesor Raymond Maugé.

El 40 fue delegada al Concurso de Reina del Círculo de Ajedrez Guayaquil, salió electa reina Caisa. Allí conoció al joven Paúl Klein Wolf quien comenzó a enamorarla.

En Enero del 42 se graduó de Bachiller En la Escuela fue discípula de Alfredo Palacios en Escultura y de Theo Constante en Pintura. El ambiente era grato, existía un buen sentido de compañerismo porque la mayoría eran jóvenes que no hacían diferencias. Fue una excelente estudiante, asistía puntualmente a sus clases de dos jornadas diarias de lunes a viernes de 8 a 12 de la mañana y de 3 a 5 de la tarde. Entre el 60 y el 64 recibió el Premio de la Sociedad Filantrópica del Guayas, el 64 el Primer Premio en Escultura que anualmente concedía la escuela, el 66 el Tercer Premio y el 68 el Segundo Premio de escultura del salón Municipal Fundación de Guayaquil.

Hernán Rodríguez Castelo, a quien seguiremos, indica que Yela arrastraba un cierto academicismo de artificiosa estilización, al margen de las grandes propuestas de deformación neofigurativa de la escultura contemporánea; sin embargo, el 67, dentro de la Exposición Colectiva “Testimonio Plástico del Ecuador” realizada en Quito, Yela mostró una sorprendente mujer sedente, de gesto cansado, de formas apenas insinuadas, pieza calificada de equilibrada y noble, de sutil intensidad expresiva. Otras obras de este período, numerosas, indica el crítico, testimonian calidades, como “En la piscina”. Por entonces había pocos escultores en Guayaquil y Yela llenó un vacío de prestigio convirtiéndose en la primera y mayor artista de la ciudad.

I a la par de esta carrera ascendente surgía el deseo de servir a su ciudad y al país. En la Sociedad Italiana Garibaldi trabajó al lado de su Presidenta Ligia Frugone de Vitola, el 66 fundó la “Asociación Cultural Las Peñas” que presidió algún tiempo y hasta ahora coordina “pues es necesario motivar a la ciudadanía por el barrio y el arte”. Por eso viene ofreciendo al pueblo las Exposiciones de Pintura y Escultura del 25 de Julio en las Peñas y de Semana Santa en el vecino balneario de Salinas, que reúnen cientos de artistas plásticos del país y aún del exterior y son matizadas con números musicales, desfiles con bandas, etc. Otro aspecto significativo es el respaldo que se brinda a los miembros porque la solidaridad es una de las principales virtudes de la Asociación y por su constante apoyo y protección al artista pobre y por su preocupación hacia la Asociación, ostenta el título de Presidenta Vitalicia y cariñosamente la llaman la madre de los artistas.

El 69 concurrió invitada por el Embajador Miguel Roca Osorio a exponer en México. La noche de la inauguración tomó la palabra Demetrio Aguilera Malta, pero debido a la altura y al cansancio propio del montaje, Yela sufrió un principio de infarto, fue llevada a una clínica y a los dos días, ya repuesta, regresó a Guayaquil, ciudad que por estar a cuatro metros sobre el nivel del mar ofrece mayor seguridad y protección.

Su arte seguía siendo figurativo pero su inspiración impactada por el medio, la remitía a las figuras y caritas de niños, cholas, tipos populares, trabajadores como el vendedor de lotería, el cortador de caña, los albañiles, confeccionadas en su taller de Padre Solano y Escobedo, bajos de su casa, donde trabajaba a puertas abiertas, de suerte que pronto se hizo conocer de los vecinos del barrio, que pasaban saludándola.

Entre 1972 y el 76 dirigió el Museo Municipal de Guayaquil durante la alcaldía del Arq. Juan Péndola Avegno, revitalizando el ambiente cultural de la ciudad que había venido a menos. En el Museo no tenía horarios en jornadas seguidas de hasta veinticuatro horas; quizá por eso, el último año perdió la vista por un violento trombo en ^ la retina y tuvo que ser operada de urgencia en la Clínica del Dr. Vasco Posada en Medellín pero se repuso enseguida. El 75 había comenzado a enviar sus dibujos a los tejedores de Guano para que confeccionaran unas hermosísimas alfombras. También inició una línea de joyería, diseñando pectorales, anillos, collares y aretes de fino acabado y motivación telúrica de origen precolombino. Con gracia asegura que cuando se siente enferma y la obliga el médico a guardar cama, como no puede esculpir se dedica a diseñar joyas como simple divertimento y sin embargo son obras de arte exquisito.

El 78 expuso en el Staff Asociation de Washington. Viajaba mucho con su esposo, recién designado Arbitro Internacional de Ajedrez, a Europa y los Estados Unidos.

Las figuras que salían de sus manos fluían hacia un abstraccionismo simbólico. Mujeres voluminosas con formas entrantes y salientes para conseguir luces y sombras, para lograr calidades como lo aconsejara Rodin. Del ecuatoriano Manuel Rendón adquirió la técnica del tratamiento de los volúmenes y comenzó a formar una Colección privada de obras de diversos pintores ecuatorianos que adornan las

elementales, sin rostros, con superficies ricas en anfractuosidades, todo con gran economía de recursos expresivos y con un arte propio dentro de los esquemas de la Plástica ecuatoriana del siglo XX y era una líder cultural de su ciudad por haber unido a los artistas en una Asociación de más de treinta años de triunfos consecutivos por alcanzar el ideal.

Constituía el prototipo de mujer realizada en una sociedad de varones que a veces le había sido hostil debido a que no era común que una mujer ejerciera influencias.

De esbelta figura, rostro blanco pecoso, pelo negro, ojos hermosamente melados y una femineidad y dulzura que conquistaba corazones. Inquieta por toda nueva forma expresiva, había trajinado por los caminos del arte, incansable, tesoneramente. Era la madre y consejera espiritual de los artistas de Guayaquil, a quien todos acudían en momentos de necesidad.

En 1999 recibió el premio Nacional de Cultura “Eugenio Espejo” para las artes plásticas. En Agosto del 2000 perdió sus ahorros en la quiebra del Filanbanco y se quedó sin poder pagar las cuotas de un vehículo que había adquirido a plazos. El diario El Universo le rindió un homenaje de desagravio, poco después recibió papeles por sus ahorros y tuvo que venderlos perdiendo el 40%. Este incidente, sin embargo, no la desanimó.

El 2003 lanzó su libro “Yela” con hermosas fotografía a colores, en ceremonia apoteósica en el Palacio de Cristal. El 2004 inauguró el Centro Cultural del remodelado Parque Guayaquil con una hermosa exposición de sus obras. A finales de Enero del 2012 sufrió una caída en el interior de su departamento y llevada de urgencia a la clínica Guayaquil a media noche, fue intervenida quirúrgicamente en la cadera. Desde entonces usaba una silla de ruedas para transportarse.

En Octubre del 2014 celebró sus noventa años de vida con una exposición retrospectiva de su obra en el Art Gallery de Mirco Rodic. Entonces se dijo que la artista conservaba toda la juventud en sus esculturas de marmolina, metálicas y de resina a las que su espíritu daba una especial plasticidad.

El 2016 apareció su libro sobre la cultura Valdivia e inauguró en el puente lineal sobre el Estero Salado su escultura “Venus Valdivia” fundida en bronce por el Ing. Guido Ochoa.

Desde entonces su salud empezó a desmejorar y comenzó a sufrir de neumonías hasta que fue declinando paulatinamente y sin sentirlo.