LIZARRAGA Y OBANDO REGINALDO

CRONISTA.- Nació en la población de Medellín, provincia de Badajoz, Extremadura, España, hacia 1540. De diez años viajó a Quito con sus padres y bajo su propio nombre de Baltazar de Obando y habiendo decidido ingresar al sacerdocio recibió la tonsura del Obispo García Díaz Arias en 1555.

Luego pasó con sus padres a Lima y abrazó el hábito de la Orden dominicana en el Convento del Rosario de esa capital en 1560 de manos de fray Tomás de Argomeda, bajo el nombre de fray Reginaldo de Lizarraga que usó desde ese momento según era costumbre en aquellos tiempos. Al año siguiente profesó, estudió con aprovechamiento y fue enviado como Predicador General a las provincias.

En 1570 recorrió el Partido de Guayaquil que describió magistralmente. El 72 pasó a Chuquisaca y estando en dicha ciudad la visitó el Virrey Francisco de Toledo. Lizarraga se opuso al envío de una expedición para someter a los indios Chiriguanas.

El 81 fue designado Vicario del reino de Chile y fundó los conventos dominicanos de la Concepción, Villarrica, Valdivia y Osorno. El 84 fue Maestro de Novicios en el Convento del Rosario de Lima, el 87 ocupó el priorato e hizo construir el antiguo tajamar a las orillas del río para librar al convento dominicano de una inundación, porque las aguas crecientes habían destruido una calle intermedia y amenazaban muy de cerca el edificio, particularmente el claustro de la enfermería. El 89 fue Provincial de San Lorenzo Mártir en Chile.

Después ocupó todos los empleos de la Orden, vivió en el Cusco, y en Jauja. El 94 se enroló como Capellán del buque Almirante mandado por Beltrán de la Cueva y Castro, que junto a otros dos había fletado el Virrey del Perú, García Hurtado de Mendoza, Marques de Cañete, para acosar al Corsario inglés Richard Hawkins, quien fue apresado. Acabada esta aventura fue Regidor de una de las doctrinas del valle de Jauja cercano a Lima, donde dedicó buena parte de su tiempo a sus escritos teológicos.

El 97 el Virrey pidió a Felipe II que le presentara para Obispo de la Imperial Falleció en Asunción del Paraguay en 1615, de aproximadamente setenta años con fama de hábil escritor y eximio orador sagrado. Raúl Porras Barrenechea ha dicho que fue “Observador ameno y sagaz y sus apuntaciones sobre la sicología colectiva de algunas ciudades y de los Virreyes Cañete y Toledo tienen originalidad y colorido”. En el convento dominicano de Lima se conserva su retrato al óleo en tres cuarto.