LARREA LEÓN AMBROSIO

POETA.- Nació en Riobamba el 7 de Diciembre de 1742, Hijo legitimo del Maestre de Campo José de Larrea y Dávalos natural de Aloagcerca de Quito, agricultor en las extensas propiedades de su esposa la riobambeña Teresa de León y Villavicencio, rica propietaria en laactual provincia del Chimborazo.

Fue el noveno de una larga familia compuesta de trece hijos que aprendieron   las   primeas   letras en Riobamba. En 1754 ingresó alSeminario de San Luis en Quito donde al poco tiempo se le unió su hermano Joaquín menor en casi dos años y juntos estudiaron Filosofía y Teología en la Universidad jesuita de San Gregorio Magno.

De esa etapa ha indicado Pablo Herrera que era costumbre la realización de hermosos certámenes poéticos para estudiantes, existiendo algunos cuadernos de recuerdo. En el certamen de 1761 figuraron Ambrosio y Francisco Rebolledo, Francisco Orozco, Santiago Herrería y los hermanos Ambrosio y Joaquín Larrea, éste último aportó unas coplas burlonas en versos de pie quebrado para zaherir la memoria del Rey Herodes, el matador de niños. De la composición de Ambrosio no se guarda memoria.

En 1767 y siendo solamente novicios en el Colegio Máximo de Quito sufrieron los efectos de la Orden de Extrañamiento contra los jesuitas de España y sus dominios en América y partieron a Guayaquil, donde hallaron otros jesuitas esperando los barcos que lesllevarían a Europa.

Primero arribaron a Panamá pero el clima les hizo daño y enseguida siguieron a la Habana. Alojados en el Palacio del Marqués de Oquendo, que resultaba estrecho e incómodo para ochenta personas pues allí también estaban numerosos jesuitas

mexicanos, pasaron por diversas penurias: les abrieron los baúles, no les era permitido hablar entre sí, ni con los que estaban de afuera y trasvarías semanas se hicieron a la mar con mal tiempo que anunciaba borrasca. La travesía duró más de tres meses y el 30 de Marzo de 1768 arribarona Cádiz, hallando una gran cantidad de jesuitas de las más diversas nacionalidades que esperaban la orden de pase a los Estados Pontificios.

La suerte seguía cebándose en ellos pues en mitad del viaje a Italia hicieron una escala imprevista en la Isla de Córcega entonces en guerra y padecieron lo indecible hasta que el Mariscal de Marborough dispuso la partida de los 3.314 jesuitas reunidos. Desde el puerto de Sestri en Italialos desperdigaron por Ravena, Faenza y Rimini, pero lograron mantenerse unidos y hacer vida de comunidad hasta que en 1774 el Papa Clemente XIV abolió la Orden y fueron obligados a vestir de Abates y empujados por las circunstancias   algunos   hasta se casaron. Ademásvivían muy pobremente, de una miserable pensión que les pasaban a nombre del Rey de España y que a duras penas alcanzaba para cubrir losgastos más perentorios, por eso empezaron a trabajar y a producir por su propia cuenta.

Los hermanos Larrea León aprendieron el Italiano y el dialecto toscano, al tiempo que se distraían en diferentes modos. Joaquín fue profesor de los niños de la familia Liorfi en Verona con sesenta pesos anuales de sueldo, poca cosa para entonces; pero así se iba el tiempo de los jesuitas del destierro que para distraerse y matar la ociosidad escribían poesías, algunas de las cuales recogió el padre Juan de Velasco envarios cuadernillos que hacía circular entre sus amistades como simple divertimento.

En 1783 moraban ambos hermanos en Ravena, muy molestos por las bandas de mosquitos y de ladrones que los asolaban. El 91 les llegó unpaquete conteniendo las “Primicias de la Cultura de Quito” y escribieron emocionadísimos y poseídos de admiración por el talento de Espejo.Para entonces querían traducir al idioma italiano la historia del padre Juan de Velasco, pero no pasaron de la simple intención.

Al año siguiente Velasco entregó a su sobrino el padre José Dávalos y Velasco su colección manuscrita de poesías recogidas por “un ocioso en laciudad de Faenad” en cinco tomos, divididos en libros para su mejor entender y escritos con su bella caligrafía y mucho esmero.

El libro Quinto está destinado a las poesías indiferentes, principalmente contiene poesías de Ramón Sánchez de Viesca, Ambrosio Larrea yJosé Llopis, así como de otros autores como Agustín Gutiérrez pero en menor número. En el Libro Octavo existe una composición de AmbrosioLarrea dedicada al padre Casimiro           Siestrenczewicz, Obispo jesuita polaco y emisario al Papa en 1779 por la emperatriz Catalina deRusia, al que sigue otro poema de su hermano Joaquín para la heroica vocación a la Compañía de Jesús en la Rusia, de don IgnacioTenorio, joven americano de la ciudad de Popayán. De estas composiciones indica Juan León Mera, se desprende un aprecio por laversificación generalmente fluida y rica, lo expresivo de las ideas y lo tierno de los afectos. Ambrosio cantó el nuevo sepulcro del Dantemandado a construir por el Cardenal Gonzaga, a la santísima Trinidad, a la madre santísima de los Dolores, al sepulcro del padreFrancisco Javier Clavijero, a la sordera total de don Juan de Velasco. La colección ha conservado cuarenta y seis composiciones suyasescritas en 52 páginas, la mayor parte de ellas vertidas al idioma italiano aunque con estructura castellana, como lo demostrófehacientemente Alejandro Carrión Aguirre en su valioso estudio sobre los poetas quiteños del ocioso en Faenza y no podía ser de otramanera pues el italiano era un idioma prestado y recién aprendido después de los veinticinco años. En lo formal Larrea prefería el Soneto sobre cualquier otra versificación aunque también escribía décimas, romances, endechas, etc.

Nada más conozco de su vida en Italia a no ser que su muerte ocurrió en Faenza, a la temprana edad de cincuenta y cuatro años en 1796.