JOUVIN ARCE JACINTO

INDUSTRIAL.- Nació en Guayaquil el 27 de Noviembre de 1883. Hijo legítimo de Juan Bautista Jouvín Díaz comerciante que falleció joven en 1895 y de Adelaida Arce Bodero, guayaquileños.

Fue el segundo de una familia compuesta de cuatro hermanos que crecieron en el barrio del Conchero. Estudió la primaria en la escuela y de once años quedó huérfano de padre, dedicándose con ahínco al bachillerato en el Vicente Rocafuerte y a ganarse la vida los fines de semana como fotógrafo en los parques para ayudar a su madre y hermanos, pues eran muy pobres.

En 1901 se graduó de bachiller fue miembro del Círculo de Bellas Artes y lo presidió. Entonces siguió la carrera de Jurisprudencia pero como su situación no se lo permitía al tercer año de estudios prefirió ser profesor de una escuela primaria de Puná, donde permaneció algunos meses hasta obtener un empleo como reportero diurno y cajista nocturno en el periódico “El Grito del Pueblo” de propiedad de Federico Reinel, quien lo apreciaba y aconsejaba paternalmente. Allí aprendió el arte de la tipografía.

El 5 de Junio de 1905 con mil sucres prestados adquirió una pequeña imprenta al Dr. Aurelio Noboa Baquerizo, que se componía de un chimbote de tipos, una cizalla de mano, una prensa antigua marca Liberty No. 5 a pedal, para la impresión de sobres, formularios, papel de cartas, etc, al comercio y a la banca, que instaló en una covacha existente en la calle Chille 305, entre Luque y Aguirre, que terminó comprando cinco años después, donde construyó una casa de madera. Los domingos y feriados trasladaba su impresora a la glorieta morisca del parque seminario y elaboraba tarjetas de visitas, de presentación personal y de pésame bajo el nombre de Imprenta La Reforma y con el lema de “calidad, precio justo y buen servicio”. Antes de un año la deuda estaba saldada.

Entonces, a los seis años de alejamiento de las aulas, se matriculó nuevamente en la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad de Guayaquil.

El 10 de Agosto de 1908 fundó con su cuñado el poeta Gonzalo Liona Marchena el semanario gobiernista “El Mercurio”, de claro ideario radical alfarista, editado en la imprenta Latina. Liona fue su Director y Jouvin el administrador, pero tuvieron que cerrarlo al año siguiente porque no se alcanzaba a atenderlo bien y “un periódico mal controlado, más que un servicio, es un peligro para la sociedad”. Allí escribió bajo el seudónimo de “El Fiscal Matraca” y dedicó uno de sus artículos a Leonidas Plaza y a Manuel J. Calle bajo el título de “El amo y el perro”

En 1909 figuró en la Guía Comercial, Agrícola e Industrial del Ecuador como Imprenta y Papelería, representando en el país a la Casa Ferd, Flinsch G. m. b. H. de Berlín y a August Liessem de Hamburgo y ofreciendo trabajos de impresión, papel de la mejor calidad, encuadernación e impresiones en relieve y aprovechando la electricidad que acababa de instalarse en la zona céntrica de la urbe adquirió otra maquinaria de imprenta movida por esta fuerza motriz.

En 1910, de veinte y siete años de edad, contrajo matrimonio con la profesora María Obdulia Cisneros Moreno natural de Ambato a quien había conocido un día que ella entró a la imprenta acompañada de sus dos hermanas correspondiendo a su propietario recibirlas. Ese año derrumbó la covacha donde venía funcionando su imprenta y construyó un edificio de planta baja y un alto que habitó con su esposa. Sustentó su tesis “Extracto de Derecho Internacional Privado y Criminal” en 37 pags. recibió el título de Licenciado y en su imprenta editó un pequeño álbum o guía tamaño bolsillo “Guayaquil en la mano, directorio de Guayaquil” con numerosas fotografías y grabados de nuestra urbe porteña tomados por el acreditado artista Enrique de Grau e Iscla, que fue un buen negocio por su fácil venta ya que contiene un directorio de profesionales y oficios, así como de almacenes comerciales, la presentación del editor destacando los atributos de una ciudad en permanente cambio y destinada a convertirse en un emporio de trabajo y progreso. Ese año su imprenta giraba con un modesto capital declarado de diez mil sucres, que en la siguiente década aumentó a veinte y cinco mil.

En 1913 egresó con excelentes notas y Premio Contenta pero no se doctoró porque era mal visto que un profesional se dedique al comercio o a la industria detrás de un mostrador.

La primera Guerra Mundial del 14 al 18 trajo consecuencias desastrosas para muchas imprentas pues la materia prima alemana comenzó a escasear no así para La Reforma, pues su propietario se había aprovisionado de un fuerte stock de papel cuando aparecieron las primeras noticias del conflicto por los periódicos. Ese año inició las labores de la editorial con el “Almanaque Ilustrado Ecuatoriano” en 333 pags. manteniendo la estructura de la Guía anterior, para difundir en el exterior las bondades de nuestro país. Los costos se cubrieron con la venta de publicidad al comercio y a la industria.

En 1915 hizo un provechoso viaje a New York con la finalidad de adquirir nuevas maquinarias. A su regreso en 1917 trajo seis nuevas representaciones de otras tantas casas exportadoras norteamericanas. Ese año presidió la Asociación de Empleados y consiguió una ayuda pecuniaria de la Municipalidad para el sostenimiento de la escuelita nocturna de la entidad.

Entre 1918 y el 19 escribió para “El Telégrafo” y “El Nacional” con el pseudónimo de “Fulton”. En 1920 fue Concejal a cargo de la comisión de Cárcel, formando parte del bloque baquericista. Se preocupó del trabajo de los presos en las canteras, de la prolongación del edificio de la Cárcel Pública Municipal, de los reclusos hambrientos, y de la Escuela de Artes y Oficios.

Sus consocios de la Asociación de Empleados le ofrecieron un agasajo conjuntamente con Víctor Palacios Orellana. En “La Semana a golpe de Crayón”, columna satírica y caricaturesca en verso, que dibujaba Virgilio Jaime Salinas, aparecieron las siguientes líneas // La vieja Asociación ha agasajado / con ágape exquisito a dos pingüinos / el joven abogado / y el impresor de los trabajos finos. // El uno siente anhelos de reforma / pero

teme incurrir en desatinos / y el otro, como norma / con su limpio prestigio se conforma. //

Ese año amplió su imprenta con nuevas y más modernas maquinarias – un linotipo adquirido a largo plazo a los fabricantes – y tuvo que alquilar la casa de un piso esquinera de Chile y Luque propiedad de los herederos de Rafael Valdés Cervantes, que para 1923 terminó comprando. Allí empezó a editar libros para ayudar a los escritores y literatos del país. Varios textos de la célebre Colección Bruño de los Hermanos Cristianos, otros más de los profesores José María Sáenz y José Miguel Freile Larrea, el poemario “Gobelinos” de su amigo el poeta Francisco J. Falques Ampuero y “Ecos del alma” de su cuñado Liona, aparecieron entre 1919 y el 21. El 23 “Himno Gigante”. El 24 “Cantos Vespertinos”. El 25 “Telas Áureas” todos de Falques.

También en 1920 concurrió con algunos trabajos finos a la Exposición de Manufacturas Nacionales y extranjeras verificada en Guayaquil con motivo del Centenario de la independencia y figuró entre los accionistas fundadores del Banco de Descuento.

En Octubre de 1922 falleció su esposa a causa de un ataque de eclampsia dejando cinco huerfanitos y su suegra Dolores Moreno Vda. de Cisneros con tres hijas solteras se hizo cargo de la familia, viviendo en la misma casa con el viudo; una de las tías estaba tuberculosa y tuvieron que enviar a los mayorcitos a educarse internos en el Colegio San Gabriel, en Quito, para evitar el contagio.

En 1923 colaboró en el diario “Los Andes” con temas nacionales. Tenía una bien cortada pluma y fue electo Diputado por la Provincia del Guayas. En el Congreso presentó varios proyectos para la canalización y pavimentación de Guayaquil y otros destinados a vialidad.

Ese año pasó unas cortas vacaciones en Riobamba, aprovechando para sondear el ambiente publicitario, pues tenia en mente editar “El Libro Azul” con propaganda.

En 1925 celebró con sus clientes y amigos los primeros veinte años del negocio, tenía sesenta empleados de los cuales dieciséis eran señoritas. Gerente era Alcides Pereira y Contador Leonidas Cazares.

Era una organización madura y en pleno auge, que se había ampliado hacia ambos lados de la calle Chile, hacia el sur ocupaba la planta baja del edificio propiedad del Dr. Luís Felipe Cornejo Gómez y hacia el norte hasta la esquina de los herederos de Valdez.

Al caer de las tardes se formaba en la puerta un mentidero. Jouvín hacia sacar sillas para Modesto Chávez Franco, Asisclo Garay Portocarrero, Francisco J. Falques Ampuero, el joven Miguel Martínez Serrano, etc. Había tardes que concurrían más personas, pero los nombrados eran infaltables.

El 26 editó los primeros números de la célebre revista “Savia” de José Maria Aspiazu Valdés y Luís Gerardo Gallegos, también “Primavera Interior” obra inicial de Jorge Pérez Concha y Demetrio Aguilera Malta. El 27 los seis números de la revista “Voluntad” de Pérez Concha con Alfredo Pareja Diezcanseco. El 29 “Hojas de Acanto” de Falques, a quien Jouvín, cuando veía llegar a su imprenta le tocaba el hombro sonreído y decía “reincidente,” pues el 30 sacó la segunda edición de “Gobelinos” . También de ese año fueron las “Crónicas Fugaces” de Clotario Paz, que firmaba como Kurt von Friede, su nombre, pero traducido al idioma alemán.

Su Casa Editora concedía crédito y a veces tomaba a cargo los gastos de las ediciones, al punto que como se vendía poco, la editorial siempre arrojó pérdidas que paliaba con las ingentes ganancias de la imprenta y la papelería, pero un día tuvo que reconocer que no podía seguir así y decidió liquidarla; sin embargo, justo es reconocer que por muchos años fue el mecenas de los escritores de Guayaquil, que estimulaba, imprimiendo y difundiendo sus obras.

Con la revolución Juliana perdió su Diputación. El 28 ofreció el agasajo de amigos brindando en el restaurante Fortich al Comandante Asisclo Garay, por su designación como Primer Jefe del Cuerpo de Bomberos.

En 1932 primeramente fue elegido Vocal suplente del Jurado de Aduanas de la República en representación de las Cámaras de Comercio y Agricultura del Litoral, luego fue Consejero Provincial de! Guayas con Eduardo Puig Arosemena de Prefecto, finalmente concurrió a la Cámara del Senado por el Guayas y tuvo una lucida actuación.

En 1933 fue ardoroso partidario del Comandante Ildefonso Mendoza Vera, candidato a la presidencia de la República por el socialismo independiente, pero salió electo el conservador Neptalí Bonifaz Ascázubi.

Ese año importó e inauguró una modernísima maquinaria de composición e impresión offset, siendo de los primeros industriales en tenerla en el Ecuador.

En esa década adquirió la casa de Pablo Arosemena Merino ubicada en Luque entre Chile y Pedro Carbo, donde construyó el 38 con el Ing. Francisco Macaferri, un hermoso edificio de tres plantas altas de hormigón armado y a los bajos pasó su almacén y talleres.

En 1936 se fundó la Cámara de Industrias de Guayaquil, el presidente de la sesión inaugural fue Teófilo Fuentes Gilbert, Gerente Comercial de la Empresa Eléctrica del Ecuador. Conseguida la personería jurídica mediante Decreto del gobierno, en Marzo de 1937 Jouvin fue electo primer presidente y con sucesivos préstamos hipotecarios al Banco de Descuento y la ayuda del Tesorero Dr. Roberto Leví Hoffman, planificó y construyó el moderno edificio de cemento en la 9 de Octubre entre Santa Elena y Chanduy siendo reelecto hasta el 39.

En 1938, con sus hijos Jacinto y Ernesto, incorporados en sus negocios desde años antes, constituyó la compañía “Litografía e Imprenta La Reforma, Jacinto Jouvín Arce e Hijos y Cia”.

Ese año editó una obra clásica en la bibliografía nacional, nada menos que la “Contribución al estudio de la Sociedad Colonial de Santiago de Guayaquil” de Pedro Robles y Chambers, quien pagó la edición de lujo en 1.000 ejemplares. Esta obra estuvo en su tiempo considerada la mejor de la genealogía ecuatoriana, por contener la mayor cantidad de familias raizales de una ciudad tan antigua y colonial como es Guayaquil, actualmente va por la tercera edición, ésta última en cuatro gruesos volúmenes, corregida y aumentada por el Lic. Ezio Garay Arellano bajo los auspicios de la Municipalidad de Guayaquil.

En 1943 transformó la Compañía Colectiva en Comandita simple, incorporando a su hijo menor Augusto. Sus hijas María y Violeta quedaban
como socias comanditarias e introdujo en el país el sistema de impresión Offset. Quien hizo de instructor del sistema Offset fue el Ingeniero alemán Dr. Charles Perpente, experto en fotomecánica, manejo y sensibilización de las planchas de zinc.

Entonces sacó los primeros cuadernos nacionales que tituló “Cuadernos Patria” y que al principio no tuvieron aceptación y hasta dieron pérdidas pues el público estaba enseñado a los franceses de la Casa Garnier de Paris que importaba directamente de Europa la Librería y Papelería Española de Víctor Manuel Janer, pero terminaron imponiendose por su excelente calidad y bajos precios y por cuanto, debido a la II Guerra Mundial, se hizo imposible continuar importando de Europa hasta 1946 que – finalizado el conflicto bélico – se volvieron a abrir los mercados del mundo.

En 1939 casó su hijo Jacinto. El 40 Ernesto. En 1946 realizó un viaje a Buenos Aires con sus hijas Maria y Violeta. De regreso a Guayaquil y en circunstancias en que iba a almorzar sufrió un derrame cerebral el 16 de Junio y aunque fue atendido con todos los cuidados del caso falleció tres días después de sesenta y tres años de edad, cuando aún podía ofrecer mucho de si a su ciudad y a la Patria.

De estatura mediana, blanco, delgado y muy compuesto. Ojos y pelo negros. En su juventud usaba grandes mostachos que con los años terminó afeitando hasta dejarlos ralos y pequeños y finalmente desaparecieron de su faz.

En 1949 sus hijos adquirieron un terreno de treinta mil mtros2 en la antigua quinta pareja para construir una planta industrial, que fue la más grande del país en su tiempo, posteriormente construyeron otra en Mapasingue, para la fabricación de textos y cuadernos y su venta al por mayor.