MEDICO. Nació en Guayaquil el 6 de enero de 1850, día de los Reyes. Hijo legítimo de Juan Andrés Boloña y Roca, comerciante, Presidente del Concejo Cantonal en 1845 y luego entre 1847 y el 49, Gobernador del Guayas en 1 849 – 50, establecido en Lima con su extensa familia en 1866 poseyó un almacén de importaciones y una casona familiar con gran patio y falleció de edad provecta en esa capital, y de su prima hermana Dolores Roca y Tama, guayaquileños.
“A la corta edad de seis años empezó a estudiar bajo la dirección del preceptor Julián Navarro, quien lo preparó para ingresar al Colegio Seminario, donde comenzó su enseñanza en 1 856 bajo la dirección del Rector José Tomás de Aguirre. En 1863 pasó al Colegio San Vicente y concluyó la enseñanza secundaria coronándolos con el honroso título de Bachiller en Filosofía. El año de 1866 se dirigió con los suyos a Lima y se matriculó en la Facultad de Medicina de San Fernando, en la Universidad Mayor de San Marcos”.
Recién iniciada su carrera sucedió que la flota española del Almirante Casto Méndez Núñez bloqueó el Callao y el 2 de mayo de 1866 se produjo el ataque a esa plaza. Entonces se movilizó con sus compañeros de medicina en los servicios de ambulancia, estuvo con otros ecuatorianos peleando en las trincheras al mando de Federico Rivera y Pacheco y por último subió a la famosa torre de la Merced donde murió heroicamente el Ministro de Guerra del Perú, Almirante José Gálvez, y allí se mantuvo hasta que los españoles se retiraron derrotados viendo la inutilidad de su acción.
En 1871 alcanzó la licenciatura con su tesis “Organicismo, sus fundamentos y fines”, en 1873 se graduó de Doctor en Medicina y Cirugía y regresó al Ecuador, refrendando su diploma en la Facultad de Medicina de la Universidad Central de Quito. A principios de 1874 estuvo de nuevo en Guayaquil y dió comienzo a su profesión dentro de la especialidad de partos, que en el puerto se venía difundiendo a través del Dr. José Cevallos, director de una “Escuela Nacional de partos”. Con el tiempo se constituyó en el mejor “tocólogo” de la ciudad, realizando con la famosa “comadrona” Herlinda Bravo Arcia, hija y nieta de connotados médicos, numerosas intervenciones.
El 9 de octubre de 1875 contrajo matrimonio con Josefa Rolando y Chico y tuvieron seis hijos.
En 1877 el Rector del San Vicente Dr. Francisco Campos Coello, decidió implantar la Facultad de Medicina del Guayas, contando con los útiles necesarios para la enseñanza que habían llegado de París, vendidos por la Casa Fourquet. Para el efecto se puso al habla con los más notables médicos, quienes ofrecieron gratuitamente sus servicios y el 15 de octubre abrió los cursos con la siguiente plana de profesores: Primer Decano Dr. Alejo Lascano y profesor de Patología Externa, Federico Matheus en Patología Interna, Pedro José Boloña en Fisiología y Obstetricia, Manuel Pacheco en Anatomía, Julián Coronel en Terapéutica, Materia Médica e Higiene; y Nicolás Fuentes en Química Orgánica. Asistiendo los siguientes alumnos: Guillermo Gilbert Estrada, Leonidas del Campo, Ovidio Lascano, Alcides Murillo Durán, León Becerra Camacho, José Vicente
Navarrete Rodríguez, Francisco Antonio Zambrano, Manuel de los Reyes Elizalde y Joaquín Martínez León.
El 7 de noviembre asistió a la solemne sesión inaugural y obtuvo en propiedad la cátedra que venía desempeñando. Al año siguiente, el 28 de octubre de 1878, también asistió a la instalación de la Corporación Universitaria del Guayas y figuró como Profesor de Fisiología y Partos, pero en el primer año solo tuvo tres alumnas porque la ignorancia y los prejuicios del medio subestimaban esta difícil y necesaria especialización creyendo que era propia de “comadronas” es decir, de mujeres empíricas.
En 1880 fue Cirujano del Hospital Militar y lo eligieron miembro de la Sociedad Filantrópica. En 1882 falleció su esposa de una infección puerperal. Para la toma de Guayaquil el 9 de Julio de 1883 cumplió con su deber en el Hospital General atendiendo a numerosos heridos. El 1 de junio de 1886 fue designado Vicepresidente fundador de la Sociedad Médica. En agosto de 1887 salió electo Decano de la Facultad de Medicina y allí se mantuvo por sucesivas reelecciones hasta 1892, formando parte de la Junta Municipal de Beneficencia como miembro nato. En 1889 fue nombrado Vicepresidente de la Sociedad Filantrópica y por entonces también fue socio protector del Cuerpo de Bomberos.
En agosto de 1890 y después de ocho años de viudez contrajo segundas nupcias con Rosa Isabel D’ Azevedo y Rolando, sobrina carnal de su primera mujer, con quien tuvo una sola hija llamada Rosita, más conocida como La Bebella.
En 1891 y con motivo de la insalubridad reinante en el puerto por efecto de la fiebre amarilla y otras enfermedades infectocontagiosas, la Junta de Sanidad Pública lo comisionó con el Dr. Fausto E. Rendón para elaborar Reglamentos y dictar medidas. A su iniciativa se debió la construcción de un nuevo Cementerio en el Cerro, la preparación de un Hospital de refuerzo y el arrendamiento de la barca “Guayaquileña” que se ancló en la mitad del río para alojar a los convalecientes.
El 15 de febrero de ese año fue electo Presidente del Concejo Cantonal de Guayaquil por seis votos contra uno que obtuvo el Dr. Fausto E. Rendón y uno de Antonio Ycaza Paredes. A fines de año presentó un Informe de Labores y el 20 de diciembre fue reelecto por diez votos contra uno que sacó Simón Amador y Santistevan. En el Informe de Labores correspondientes a este segundo periodo anotó que su administración había coincidido con la llegada del agua potable a las Peñas, la inauguración de la estatua de Olmedo en cuyo acto leyó un discurso a nombre del M. I. Concejo, los festejos conmemorativos del IV Centenario del descubrimiento de América y para honrar dignamente a los próceres de la Revolución de Octubre mocionó y obtuvo la constitución de un Comité especial que se preocupó de contratar una columna alegórica en Europa.
En 1893 fue nombrado Médico ad-honorem de la Sociedad de Beneficencia de Señoras y comenzó a percibir sueldo como profesor de la Facultad de Medicina a razón de S/100 anuales. En 1894 fue electo Senador por el Guayas y solicitó rentas para la Municipalidad de Guayaquil.
El 5 de junio de 1895 firmó el Acta de pronunciamiento liberal y a la llegada de Alfaro se encargó de organizar las ambulancias militares. En Julio figuraba como Jefe de esa sección y el día 16 partió con la primera Compañía de Ambulancias hacia Alausí, donde estaba acantonada la vanguardia del ejército, “luciendo como uniforme, un capote blanco con su respectiva capucha, pantalón azul y kepí blanco y una cruz roja en el kepí y otra en el brazo”. El 6 de agosto asistió bajo las órdenes del General Cornelio E. Vernaza al combate de San Miguel de Chimbo, después organizó en dicha población un Hospital de Sangre con veinte heridos y sesenta enfermos.
“En 1896 fue nuevamente electo Decano de la Facultad de Medicina y Vicepresidente de la Academia Libre de Medicina e inició una Sociedad Anónima con los doctores Fausto E. Rendón y Emilio Gerardo Roca Andrade, para establecer un edificio al oeste del manicomio Vélez, dedicado a la asistencia médica de aquellos que no tuvieran familia en la ciudad, previo pago de una módica pensión. El edificio contaría con tres pisos, pensiones de 1a. y 2a. categoría y estaría a cargo de las Hermanas de la Caridad”.
Para el Incendio Grande del 5 y 6 de octubre trabajó sin descanso y al final del segundo día se le veía paseando por el corredor del primer piso alto del Hospital Militar con un pañuelo amarrado a la cabeza para aliviarle los dolores que le habían comenzado a molestar. Días después de la catástrofe reinició sus clases en la botica “Fuentes” habilitada provisionalmente en Pichincha y Francisco P. Ycaza con la misma puntualidad y orden de antes y como si nada hubiera pasado.
En Septiembre de 1897 y como Decano más antiguo, figuró de Rector accidental de la Universidad de Guayaquil por indisposición de salud del titular Dr. Alejo Lascano y por no estar posesionado el Vicerrector Dr. José Antonio Vallejo, pero en Octubre se le complicaron los dolores de cabeza con mareos muy fuertes y preocupado por su estado viajó a Lima, donde sus colegas peruanos le diagnosticaron un tumor cerebral que entonces no se operaban y tras una dolorosa enfermedad, sobrellevada con paciencia y resignación, falleció en esa capital el 25 de Junio de 1898 a los cuarenta y ocho años de edad y allí está enterrado.
La noticia se conoció al día siguiente en Guayaquil traída por el cable y la Universidad celebró una sesión extraordinaria, comisionando a los profesores Drs. Cesáreo Carrera Padrón y Manuel J. de Arzube Franco para que pronunciaran los discursos de orden. Actualmente una calle de Guayaquil lleva su nombre.
“En la práctica de su carrera profesional fue su ideal la unidad del Cuerpo Médico, discutiendo siempre los asuntos que se presentaban, con un espíritu levantado, evitando por consiguiente que de una discusión científica, pueda surgir enojosos desagrados. Sus vastos conocimientos, lo elevado de sus pensamientos y una asombrosa facilidad de abarcar todos los detalles y describir con suma minuciosidad los más imperceptibles fenómenos fisiológicos, hacían de él un profesional inmejorable.
En la Cátedra se transfiguraba, una explicación suya era bastante para hacer comprender a cualquiera el fenómeno más obscuro de la naturaleza. Sugestionaba a sus alumnos para inculcarles sus conocimientos, al extremo que parecíamos estar observando el fenómeno que explicaba. Lo selecto de su lenguaje, el estilo brillante de sus lecciones, hacía que se le escuchara con deleite. Sus descripciones eran claras, expresivas, gráficas. Sus comparaciones felices, oportunas y adecuadas. Junto a estas dotes singulares se caracterizó por su rectitud, puntualidad y demás cualidades de su carácter bondadoso y vertical”.
Estatura baja, ojos negros, tez trigueña, pelo y grandes bigotes canos, mirada inteligente y autoritaria, modales parsimoniosos, y en su trato diario, locuaz y sumamente servicial.