HAGIOGRAFO.- Nació en Quito a principios del siglo XVII, hijo legítimo de Cristóbal de Gijón y Oronoz, natural de Fuenterrabía, España y de la riobambeña Manuela de León y Chiriboga, matrimonio que tuvo nueve hijos.
Decidido desde su juventud por la carrera eclesiástica ingresó a la Universidad de Santo Tomás de Aquino y logró el doctorado en Teología, pasando a la de San Gregorio para obtener el título en Sagrados Cánones. Por su talento fue designado Examinador Sinodal del Obispado, después Canónigo Racionero de la Catedral de Quito, Párroco de Cotocollao y estando en esas funciones fue electo por el Obispo Dr. Juan Nieto Polo del Aguila y por el Cabildo, como Procurador de la causa de beatificación de la venerable Sierva de Dios Mariana de Jesús Paredes y Flores.
El 15 de Febrero de 1751 salió a Roma donde arribó después de un gran rodeo por varias regiones de España en 1754. Acogido favorablemente e iniciada la causa publicó el “Compendio histórico de la prodigiosa vida, virtudes y milagros de la Venerable sierva de Dios Mariana de Jesús Paredes y Flores, conocida por la Azucena de Quito”, que dedicó a don Sebastián de Eslava, en Madrid, imprenta del Mercurio, en 218 páginas y una viñeta con el rostro de Mariana de Jesús, hoy clásica en el país, retrato del que se han sacado las copias que andan difundidas en escuelas y colegios religiosos; pero pocos meses después y cuando nada anunciaba su triste fin, falleció en 1756, en dicha capital, a consecuencia de un fulminante ataque de apoplejía, dejando interrumpida la marcha del proceso canónigo; sin embargo, al año siguiente, el Consejo de indias nombró a Bartolomé de Olarán para que viaje a Roma y prosiga los trámites.
Se cree que la obra sobre Mariana de Jesús fue compuesta por Jijón durante su viaje entre 1751 y 54; en ella se da cuenta de “varios milagros y sucesos prodigiosos que le ocurrieron a él” y que no se consignan en los Procesos; su estilo es bastante denso, su lectura difícil y la casi totalidad de sus datos son repeticiones de los que constan en la biografía escrita por el padre Jacinto Moran de Buitrón y Rendón, S. J. que consultó Jijón y utilizó casi sin ningún cambio, pues no fue un intelectual como su hermano Miguel, el gran Conde de Casa Jijón.ANGEL HONORIO JIMENEZ COLOMA
MUSICO Y COMPOSITOR.- Nació el 14 de Junio de 1907 en la parroquia Guanujo, Cantón Guaranda, Provincia de Bolívar, siendo el quinto y último hijo del matrimonio formado por Honorio Jiménez, agricultor y comerciante en ganado que reunía para transportar y vender en la costa, generalmente en Guayaquil, donde obtenía mejores precios y Elisa Coloma, muy hábil para la confección y bordado de mantelería fina, viuda del rico comerciante Manuel Segura, en quien había tenido dos hijos varones.
Niñez feliz y tranquila en el campo comarcano, de seis años fue matriculado en la única escuela de su pueblo, que era unitaria, mixta y estaba regentada por su fundador Angel Real, quien impartía las clase a los seis grados de primaria.
De ocho años de edad aprendió sin maestros a tocar el bandolín y la guitarra. A los diez se dedicó al violín sin cambiar el orden de las encordaduras, lo cual constituyó una hazaña porque era zurdo. Sus dotes musicales le llevaron a participar en varias Estudiantinas. De trece años inició la secundaria en el Colegio Nacional Pedro Carbo de Guaranda, ciudad en la que permaneció hasta obtener el título de bachiller en Filosofía y Letras el 19 de Julio de 1927.
De vuelta a Guanujo le nombraron director de la escuela fiscal de niños Vicente Rocafuerte, fundada sobre la escuela unitaria de su antiguo maestro el profesor Real, quien se había desplazado a Quito y habitaba una casa propia en la plazoleta de la Victoria, dedicado al comercio y casado con su hermana mayor Carmen Amelia Jiménez.
Pocos meses estuvo al frente de la escuela pues más pudo su ambición de progreso y en 1928 se trasladó a Quito, habitó en casa de su hermana, matriculó en la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad Central y dando rienda suelta a su vocación por los estudios artísticos, ingresó al Conservatorio Nacional de Música, adaptó su mano derecha, logró equilibrarla con la izquierda a base de fuerza de voluntad para obtener una correcta interpretación y comenzó a practicar al plano. También recibió clases de teoría y solfeo y poco tiempo después dejó la Jurisprudencia y solamente se dedicó al arte.
En el Conservatorio permaneció diez años que fueron de constante entrega y sacrificio porque aparte de las materias académicas se formó como pianista y violonchelista. Su esfuerzo fue más notable aún porque desde el tercer curso comenzó a producir diversos Temas para plano que numeraba y cada vez fueron más complejos. De esta época son varios tangos, pasodobles, danzas ecuatorianas, valses, pasillos, yaravíes, sanjuanitos, chilenas, jotas y hasta un bolero, en síntesis, piezas populares.
Mientras tanto su situación económica se había depauperado por la crisis general que vivía el país en los años treinta, que redujo la fortuna paterna, de manera que en los últimos años de estudio debió ayudarse con trabajos que le proporcionaban pequeños ingresos y pudo abonar las clases particulares que recibió durante algún tiempo de maestro Belisario Peña Ponce, quien se había formado académicamente en el Conservatorio de Milán.
En lo personal, por su temperamento tímido, usualmente era callado y circunspecto, vivía de introspecciones y por eso casi no tenía amigos, pero en la intimidad era alegre y muy pegado a sus sobrinos a quienes mimaba y engreía con pequeños regalitos. Pulcro y nítido en el vestir, acostumbraba lavar y planchar en persona sus camisas que siempre brillaban por blanquísimas y almidonadas. Jamás sus pantalones perdían la raya del medio, ni siquiera cuando llovía y se mojaban, pues cada cierto tiempo los alisaba con las palmas de las manos.
Graduado de Músico en 1938 en solemne ceremonia efectuada en el teatro Sucre, se dedicó a dictar clases particulares y en 1940 fue designado profesor de música de los Hogares de Protección Social y Director de la banda del regimiento de Carabineros Quito No. 1, entonces cobró experiencia como arreglista y recibió pedidos de otras bandas militares, de colegios y de aficionados. Fue el arreglista oficial de la orquesta de Luís Aníbal Granja y por contacto con los niños compuso numerosas piezas infantiles tales como Canción de niños, Canción de niñas, La Pelota, Plegaria del banco escolar, diez Rondas Infantiles, en total llegó a componer 34 canciones escolares, 2 canciones de cuna, 10 Himnos diversos, etc. En 1942 fue premiada su obra Yaraví. Sus variaciones sobre el Carnaval de Guaranda revelan estilizaciones contrapuntísticas.
En 1943 la Orquesta Sinfónica de la BBC de Londres instrumentalizó y grabó su obra para piano denominada La Aldeanita enamorada. En Diciembre ascendió a profesor de Armonía Analítica, Fraseología y Transposición en el Conservatorio con mejor sueldo. El 45 organizó la Orquesta de Cámara del Conservatorio. El 46 contrajo matrimonio con Ligia Echeverría a quien había conocido en casa de su amigo el también músico Pedro Pablo Echeverría Terán. Tuvieron dos hijos, el primero falleció de pocos días de nacido.
De esta época – que fue de madurez artística – corresponden Coros a cuatro voces con acompañamiento de piano y varias composiciones de notable belleza que titulaba simplemente Romanzas, Minuetos, Concierto No. 1, Sinfonía No. 1. En 1955 se encargó de la dirección de la Orquesta Sinfónica del Conservatorio.
A petición de un sobrino que se había trasladado a Venezuela aceptó el cargo de Director de la Banda de Música del Estado de Mérida y viajó en compañía de su esposa e hija Raquel. En esa ciudad y dado su profesionalismo le pidieron que también inicie una Academia de Música y en esas labores se encontraba cuando sufrió un fulminante infarto que le ocasionó la muerte el 10 de Diciembre de 1966 a los cincuenta y seis de edad.
Dejó numerosos discípulos en Quito y en Mérida que han continuado sus pasos. Su biografía ha sido publicada por uno de ellos, el maestro Claudio Aizaga.