JIJON BELLO MANUEL

HIGIENISTA.- Nació en Quito el 9 de Septiembre de 1838. Hijo legítimo del Dr. Francisco Jijón y Toledo y de Ana Hernández-Bello y Puigvert.

Hizo la enseñanza primaria en la escuela del Dr. José J. Bucheli y la secundaria en el San Gabriel. En 1881 ingresó a la Facultad e Medicina y por su consagración al estudio fue nombrado alumno interno de la Sala San Vicente de varones en el hospital San Juan de Dios.

En 1883 actuó como Ayudante del Anfiteatro Anatómico, comenzó a demostrarse innovador y progresista, logró que se adquiriera el instrumental apropiado para la práctica de las disecciones y equipos especiales para miología, osteología y neurología y hasta proyectó que el anfiteatro tuviere lo necesario para los trabajos de Anatomía Comparada y Antropología. “Su paso por el Anfiteatro fue de afanes y alcances, en lo que pudo, que fue mucho, porque era tenaz y entusiasta en todo lo que se ocupaba y atendía”.

El 88 logró el título de Doctor en Medicina y Cirugía y pasó a dictar como profesor sustituto la cátedra de Terapéutica y Materia Médica, prestando durante doce años consecutivos, dichos servicios.

El 3 de Junio de 1897 se posesionó de las funciones de Médico de Higiene Municipal. “Fundó el Laboratorio, hizo exámenes bromatológicos, emprendió una activa campaña de higiene alimenticia, de los lugares públicos, recolección y alejamiento de basuras, higiene del matadero, donde encontró carne de cerdo con larvas de tenia y ganado vacuno con distoma hepático, denunciando su peligro. Se ocupó de las epidemias de la ciudad, de su agua de bebida y su canalización; de la venta de bebidas, en especial de la cerveza; de la sofisticación de alimentos y fue de los primeros en iniciar una lucha contra la tuberculosis. Activo, atento a las necesidades de higiene de Quito, progresista y siempre dispuesto a recibir las nuevas ideas y los nuevos métodos, observaba e informaba al Municipio con una perseverancia digna de elogio. Fue el primer higniesta de la época y Quito tuvo en él un Asesor de la salud”.

En Abril de 1898 hizo un estudio de las condiciones higiénicas de las escuelas, también recomendó la necesidad de hacer practicar gimnasia al alumnado a través del Manual escrito en francés y publicado en París por el profesor primario Roberto Cruz, que Jijón se comprometió a traducir, pues conocía dicho idioma.

Analizó la leche y obtuvo que dictaran la Ordenanza sobre la venta de leches. En su laboratorio examinaba temperatura, densidad, lactimetría de las leches de consumo. Visitó los hospitales y dejó iniciada la Higiene Hospitalaria. Pidió al Municipio la publicación de sus informes para enviarlos al IX Congreso de Higiene y Demografía a reunirse ese año 98 en España.

En 1899 recibió de Alemania el microscopio pedido para el Laboratorio Municipal, que hasta entonces había servido con un microscopio de su propiedad. También arribaron un alambique, un ebulliscopio, varios aparatos para análisis de vinos, cervezas, harinas, leches y mantecas.

En 1900, a instancias suyas la Municipalidad de Quito creó el Cuerpo de Salubridad integrado por dos médicos municipales, un Concejal médico si lo hubiere, un Químico y un Comisario Municipal.

“Sus afanes le llevaron a ingeniarse en levantar una estadística demográfica y climatográfica de Quito a base de observaciones personales. Quería orientarse respecto del clima de Quito, que no contaba con una observación metereológica ni ningún dato anterior de observaciones sostenidas, a mas de las que buenamente pudo conseguir en el Observatorio Astronómico de la

Alameda. También preparó una Reseña de la Higiene de Quito para enviar a la Exposición Panamericana de Búfalo de 1902, a la que fue invitado, pues tenía conexiones internacionales buscadas por él mismo, en tiempos en que sus colegas poco se interesaron en mantener dichas relaciones. El pensamiento médico del positivismo naturalista en todos sus aspectos: observación, realismo, preparación técnica para dominar las fuerzas de la naturaleza con fines a servir a la sociedad, su sentido de servicio social y de buscar ámbito internacional, inspiraban todas sus actividades”.

La tuberculosis le preocupó en 1902, preparó e hizo aprobar del Concejo Cantonal su respectiva Ordenanza sobre dicha enfermedad, que estaba tomando caracteres de verdadera epidemia.

En 1903 escribió “Ligera Reseña Higiénica de la ciudad de Quito”, muy completa descripción sobre las condiciones de la capital y en la revista de la “Corporación Estudios de Medicina” publicó “Higiene Escolar en el Ecuador”.

En 1906 fue profesor titular de Clínica Interna pero al poco tiempo renunció ante los reclamos del Dr. López Echeverría, que alegaba la cátedra en propiedad.

El 7 fue designado miembro de la Comisión Nacional de Control de la Tuberculosis por el Dr. John S.Sutton, Presidente de esa Comisión, y aunque no participó en el III Congreso Internacional celebrado en Washington, envió la ponencia “La Tuberculosis en el Ecuador”.

En 1912 fue ascendido a Director de Higiene y seguía ocupando el cargo de Médico de Higiene Municipal, pero como por incomprensión o ambición le restringieron sus funciones, renunció. Al año siguiente se incorporó dicho servicio a la Subdirección de Sanidad de Pichincha. Para entonces ya estaba retirado como higienista, vivía casado con Matilde Baquero y gozaban de una familia feliz.

“Tenía la figura de los maestros franceses de la época, de alto cuello almidonado, ancha corbata horizontal y negra casaca abotonada hasta el tope. Vivaz, siempre moviéndose, siempre ocupado y preocupado de sus proyectos y labores que fueron el afán de su vida para bien de su ciudad, a la que sirvió con talento y desinterés, murió en Quito el 5 de Abril de 1924 a consecuencia de una miocarditis aguda que amargó los últimos meses de su existencia”.

“Escribió muchos meditados, ordenados y bien redactados informes sobre sus proyectos, incansables labores de su cargo y otros folletos sobre variados asuntos”.

Delgado de rostro, con bigote retorcido y barbilla puntiaguda, ojos pequeños y relampagueantes, siempre observando, nariz afilada, pelo negro y corto.