IGLESIAS TOLEDO JOSE BENIGNO

PARROCO.-Nació en la población de Cañar, provincia de ese nombre, el 12 de noviembre de 1892, hijo legítimo de Benigno Iglesias Vázquez y de Zoila Toledo Alvarado, su círculo familiar era conservador, fue el segundo de seis hijos.

Su madre jugo un papel importante en su inicio y formación. Llegada la noche, bajo la tenue luz de las velas, impartía enseñanza cristiana, remendando de fe el ambiente y logrando que el niño empiece tempranamente a vivir la religión, por eso se las ingeniaba para conseguir telas y vestirse de cura, el juego predilecto que después sería su vida misma, siendo sus mejores amigos Andrés F. Córdova e Ignacio Molina.

En 1896 se insurreccionó el Azuay contra el régimen liberal y el Coronel Antonio Vega Muñoz se levantó en armas pero fue derrotado por las fuerzas del gobierno que entraron triunfadoras en Cuenca. Su padre Iglesias estuvo entre los derrotados y tuvo que buscar refugio por algunas semanas en una de las haciendas de las montañas vecinas donde pronto se le unieron su esposa e hijos, entre ellos el tierno José Benigno, de aproximadamente cinco años de edad.

Tras este episodio medio aventurero José Benigno ingresó en la escuela dirigida por Angel María Vicuña. Era normal en todo hasta en las pequeñas travesuras propias de su edad pues solía escaparse de clase pero su madre le hallaba detrás del cementerio y su padre al conocer de estas travesuras, remedió la situación con una fuerte reprimenda. Luego siguió estudios en la Escuela Central de Cañar. El director Fernando Andrade, impulsaba moralmente a José Benigno a que no desmaye en sus estudios y aproveche sus cualidades y virtudes, estímulo que se vio coronado al ser presentado como uno de los mejores estudiantes de este establecimiento. Era considerado por pertenecer a un círculo tradicional, aunque luego de la revolución había entrado la pobreza en su hogar pues le fue difícil a su padre conseguir trabajo.

De doce años fue estudiante en la Congregación de Padres Oblatos de Cuenca pero a las pocas semanas abandonó el establecimiento y regresó a Cañar para comunicar la decisión de hacerse sacerdote a sus padres, estos entraron en un silencio abismal. La decisión causaba hermetismo pero no extrañeza pues el Director Julio Matovelle era persona difícil por estricto y fanático. Ingresó entonces al Seminario de Cuenca, teniendo poco tiempo para poder visitar a su familia, su madre comenzó a viajar de a Cuenca, la travesía se realizaba a caballo y duraba hasta dos días. Su hermano Humberto Iglesias contaría años más tarde que en ocasiones el Canónigo Guillermo Arias Morales, Rector del Seminario no le permitía las visitas. Era capellán el Canónigo Juan Bautista Cordero, y fueron sus profesores Nicolás Brito y Alberto Ordóñez que ocupaban las cátedras de Teología; el Dr. Juan Cuesta enseñaba Teología Moral; Lizardo Abad Derecho Canónigo; el Padre Jesús Arriaga Sagrada Escritura; Nicanor Aguilar, Historia y el Dr. Leopoldo Cordero, Música. Como se ve, el pensum académico ignoraba por completo a la modernidad y a las ciencias, tan atrasados estaban los estudios eclesiásticos en el Azuay. Como seminarista José Benigno sobresalió con luz propia entre sus compañeros inspirando admiración y respeto, queienes comentarían posteriormente que más temor infundía el seminarista Iglesias que el propio Rector, sujeto bondadosisimo con el alumnado.

En 1918, ante el Obispo Manuel María Pólit; y los padres Alberto Ordóñez Crespo y Hermida, rindió sus últimos exámenes; fue una exposición sin obstáculos. Monseñor Pólit dispuso que se le conceda una beca para continuar en el Colegio Pío Latinoamericano de Roma, pero tan laudable intención se vio frustrada por su situación económica.

El 27 de Julio siguiente se ordenó y el 2 de agosto celebró su primera misa en Cañar, la conducción de esta ceremonia estuvo a cargo del Padre Manuel Balladares, la familia había escogido como padrino de Vinajeras al Dr. Miguel Moscoso, quien posteriormente invitó a un acto preparado en honor del nuevo sacerdote.

Su primera misión fue Azogues, donde permaneció siete meses como Coadjuntor y logró ganar el cariño y respeto de la gente por su elocuencia y elegancia. En febrero de 1919 fue enviado a Gonzol en el cantón Alausí, provincia de Chimborazo, allí permanece casi un año, su trabajo se centralizó principalmente en lo que es la evangelización y la ayuda social. Conjuntamente con el Padre Sarmiento formaron un equipo de trabajo eficiente y el proceso de evangelización iba por buen camino cuando de pronto recibió la orden de viajar a la pequeña población de Ingapirca en la provincia del Cañar, donde se había producido un incendio de grandes proporciones que arrasó con la Iglesia y el convento. Su llegada puso la imagen de esperanza en la

población y en apenas once meses logró reconstruir lo que parecía imposible, cabe indicar que la ayuda de la población fue fundamental y considerable.

En 1921 le llegó la orden de trasladarse a Huigra donde la gente lo recibió con afecto. Para esa época el sector del país se había convertido en un emporio económico pues se fundía oro. Su faena se inició caracterizada por la ayuda social pues estrechó una gran amistad con el Gerente del ferrocarril Mr. Dovil y luego con Mr. Harman y su esposa la Sra. Kennedy, de quien comienza a recibir ayuda económica para sus proyectos y obras. Luego contaría también con la ayuda de los Sres. Rofredi. I tanta era la pobreza de la parroquia que Mr. Tobbit, alto funcionario del ferrocarril, le concedió un trabajo por horas a fin de que se ayude en el plano personal, aunque casi todo ese dinero lo empleaba en fines sociales.

Cuando tenía 32 años de edad, en marzo de 1924 recibió una nueva orden, que sería la última en su vida, dirigirse a Biblián, pues el padre Daniel Muñoz – Cura en esa población – sintió gran alegría al saber que llegaba a acompañarlo, estaba muy viejecito.

En los primeros días golpeó las puertas llegando a la mendicidad pero continuó acercándose al pueblo y este le comenzó a querer y respetar, entre las personas que estuvieron siempre con ideas e inquietudes podemos citar a César Ullauri, su esposa Encarnación Sacoto de Ullauri, Ramón Pacheco, Tomás Sacoto, José Elías Vicuña, Miguel Argudo, Roberto Muñoz, Honorato Carpio y Calle, Manuel María Carpio Sarmiento, Segundo Arévalo, Luis Solórzano, Luis Benigno Bustos, Eulogio Cárdenas, Manuel Ortiz, Luis Idrovo; fueron ellos quienes conocieron con mayor profundidad su sentido de ayuda a los demás.

Uno de sus mayores anhelos fue sostener el convento y por ende a los religiosos y religiosas que vivían en el y nada raro era observar a José Benigno rondando la plaza central de Biblián pidiendo contribuciones y ayuda y entregando a cambio como muestra de reciprocidad unos simples caramelos. Este anhelo suyo tenía que cumplirse. Consiguió de Sor Laura Montoya, la orden para que se instale en Biblián – lo que hoy es Nazón – la comunidad de Madres Lauritas o Hermanas Misioneras de María Inmaculada; pero conseguir este objetivo no fue nada fácil porque tuvo que viajar a Medellín para realizar

todas las gestiones.

Su madre, que le acompañaba a todo, vendió su casa en Cañar y alguna otra propiedad, y logró un capital de cuatro mil sucres, con lo que adquirieron un terreno en dos mil sucres a una familia Calle, una quinta denominada “El Paraíso”, lugar en donde nuestro joven sacerdote solía aislarse del mundo a meditar.

Por entonces algunos cándidos se dieron a comentar que el país pronto se vería invadido de diversos grupos que pregonaban doctrinas contrarias al catolicismo, y ante esta preocupación intentó traer a los Padres Redentoristas para “que salven a la gente de Biblian” lo cual se ve frustrado por la falta de apoyo, sin embargo consiguió recolectar tres mil sucres, que finalmente fueron repartidos entre el sector indigente de la población rural.

En 1925 dio inicio a la construcción de un Santuario, obra monumental, hoy considerada reliquia nacional por su estructura arquitectónica, ornamental y física, aunque en aquella época era solo una mísera construcción de madera y barro. Siendo su historia la siguiente: Se vivía una época de terribles epidemias, el tifus exantemático azolaba la campiña azuaya dada la miseria y falta de higiene en los campesinos, en su mayor parte indígenas, que habitaban chozas de barro con pisos de tierra en insalubre comunidad con animales domésticos como el cuy. Aldeas, caseríos y poblados eran diezmados, la confianza, el ánimo y hasta la fe en Dios se perdía pues para colmos no llovía pero un veinte de enero Biblián se roció con la mano divina, llegó la lluvia, reverdeció la fe, amaneció nuevamente la esperanza y María Santísima, en la advocación de la Virgen del Rocío, quedó desde esa fecha como patrona del pueblo.

Su presencia vendrá a reforzar esa fe y recibiendo la colaboración de la población, inició el Santuario de la Virgen del Rocío pues la población subía la altísima colina perdida entre el follaje y la hojarasca, llevando arena en sus espaldas. Posteriormente incrementaría una construcción destinada a hotel, una visión conocedora de lo que representa el turismo, agregaría también una construcción de bóvedas que resultaron a la postre un ingreso eficiente para sostener y costear todos los gastos que demandaba el mantenimiento de esta gran construcción. Toda la obra era dirigida personalmente por el sacerdote, asesorado por vastos conocedores de la arquitectura.

En 1927 fundó el Centro de Socorros Mutuos, institución de objetivos sociales que en su célula agrupaba a un sector connotado y selecto de la sociedad, esta institución fue también bastión fundamental en labores espirituales y culturales, había despertado el pueblo. También le preocupó los pobres y los niños, logrando establecer un taller de zapatería bajo la dirección de Francisco Ochoa, hábil y destacado artesano de Cuenca, esto sin duda benefició a la clase obrera de la localidad y permitió que aparezcan nuevos maestros en esta rama y que servirían de maestros para las futuras generaciones.

Una de sus inclinaciones era hacia la literatura y el arte, dramas y trabajos en prosa, el pueblo de Biblián logró representar ciertos dramas de su autoría, lamentablemente nunca dio a conocer a nadie sobre estas obras y no se sabe nada mas de ellas. Fundó el Club Deportivo “24 de mayo” y el Club de Tiro “General Angel Isaac Chiriboga”.

En cuanto a su tarea catequizadora avanzó algunos peldaños con la ayuda de Manuel Miranda. Para 1940 era ya toda una institución, los pequeños asistían a clases de religión los sábados por la mañana y los días domingos por la tarde en el convento parroquial, dándose instrucción por grupos; recibían conferencias bíblicas y luego pasaban al catecismo; su profesor, conjuntamente con las catequistas y el Párroco entregaban notas extras, que serían cambiadas por juguetes durante la navidad; quienes querían ganarse estas notas extras debían asistir puntualmente a las clases de catecismo y escuchar misa todos los domingos y días feriados.

Su pasión fueron los niños, gustaba hacer cualquier sacrificio con el fin de verlos sonreír; los dotaba de implementos deportivos y constantemente estimulaba con premios y sorpresas, añoraba verlos crecer junto a el; claro está que muchos le tenían recelo y miedo hasta que le conocían.

En 1944 Biblián tomaba otro sendero con su cantonización, en la que tuvo una gran incidencia,   pues fue Vicepresidente del Comité pro Cantonización y su asistencia a las reuniones fue fundamental. El 1 de agosto murió su padre.

En 1958, el Arzobispo de Cuenca, Manuel de Jesús Serrano, le extendió el nombramiento de Canónigo Honorario de esa Diócesis; además le fue otorgada la dignidad del Examinador Sinodal de Teología del Seminario Mayor de Cuenca. Debía continuar este homenaje con el título de Consultor Diocesano de Azogues y Prelado Doméstico o Capellán de su Santidad Paulo VI, adquiriendo desde entonces la jerarquía de monseñor, este acto tuvo lugar durante la permanencia de Monseñor Raúl Vela Chiriboga en la provincia del Cañar.

Biblian se había convertido en un próspero Cantón, el sector era una granja productiva y la sociedad cobraba ribetes de vida colectiva. Había noche en que se encerraba en su biblioteca, que era muy completa. Durante estas meditaciones dejaría escrito en hojas sueltas, la historia de Biblián, su propia historia, lo vivido, episodios, gestas, triunfos, sufrimientos y sucesos, lamentablemente nada publicó por descuido y/o humildad y a su muerte se perdió. Aquí viene otro pasaje triste de su vida, aproximadamente en 1959 murió su madre, su compañera.

Su pensamiento conservador aunque no anacrónico hacía que la gente no le viera como el político mentiroso, era al cordón que ataba el reclamo justo pues en muchas ocasiones se enfrentó con los sectores representativos de la clase oligárquica explotadora de los pobres, sobre todo con el sector del sombrero de paja toquilla.

Esta participación política   sirvió de base para que entablara una gran amistad con Jacinto Jijón y Caamaño, llegando a visitar en algunas oportunidades su propiedad, y hasta escribió constantemente para el periódico conservador.

También aprovechaba los momentos libres para visitar en una de sus haciendas a su cordial amigo Alfonso Andrade Chiriboga pues ambos compartían una gran afición por los caballos.

En su ancianidad una comisión formada por Nila Carpio Flores, Elvira Samaniego y Laura Cabrera realizaron una serie de actos, rifas, bailes, dramas y otros para conseguir dinero, y con este le entregaron un vehículo Jeep Nissan, en una memorable ceremonia, Monseñor Iglesias se sintió muy agradecido y emocionado por el hecho, aunque en el fondo sentía pena por el recuerdo de sus viejos y leales caballos, a los que ya no podía montar por sus achaques.

Siempre puso por encima la necesidad de los demás sobre las la suya, en cierta ocasión recibió de manos bondadosas cierta cantidad de dinero; le fue entregado por el pueblo como demostración de su afecto en el día de su onomástico, se celebraban las festividades del Colegio Camilo Gallegos Domínguez. Al conocer que la institución tenía problemas económicos, donó el dinero recibido a esa institución y dijo: El rector y los Profesores del Colegio merecen toda felicitación por su trabajo; que siempre están animados de los mejores sentimientos y para todos es un orgullo la presencia de este colegio, que Dios y Nuestra Señora bendigan estos momentos. Mucha frustración sentí no poder conseguir el teleférico que permita un cómodo ascenso a la colina – vino un diluvio de cosas que no permitieron cristalizar este anhelo; pero trabajen, hay una juventud pletórica de entusiasmo, que suban a Biblián una grada mas, una gradita mas, hasta conseguir la gloria que Dios da por su trabajo.

Nunca se cansó de promover la fe cristiana. Un hombre persistente, de su proficua labor apostólica surgieron no menos de cuarenta capillas en las diferentes comunidades.

En 1982 falleció su hermana Judith, fue otro golpe muy fuerte pues se sentía casi solo a los noventa años de edad. En 1984 le sobrevino un quebranto en la salud, corrió la noticia y corazones bondadosos estructuran un comité pro-reestablecimiento de su salud; recuperó la salud pero ya no era el mismo.

De ahí en adelante le vinieron una serie de problemas, fue operado de cataratas, en la Clínica Santa Inés en Cuenca, antes de darle el alta se le presentó un problema de próstata, fue operado enseguida, salió a casa de su hermano Humberto para la recuperación pero se le complicó la vejiga y tuvo que ser operado nuevamente, después se le presentó un problema en uno de los testículos, que le fue extirpado, pero mejoró y sanó.

Su hermano Humberto contaba que Jose Benigno estaba en su casa cuando vino una gran cantidad de gente de Biblián y Azogues para llevarlo a su pueblo querido, contaba que era una caravana increíble de vehículos que seguían a su pastor para llevarlo de vuelta, es así que José Benigno llegó a Biblian y pronunció un discurso todo el parque Central lleno de gente, luego se vería complicado con un derrame cerebral y le ingresaron en el Hospital de Biblián, falleciendo el 16 de marzo de 1989 con 97 años de edad.

Fue un ejemplo de sencillez, humildad y trabajo, hizo crecer a un pueblo que se había estancado, físicamente y en su fe, fue uno de los impulsadores para que se de la Cantonización y fue el principal gestor para la construcción de la Iglesia de la Virgen del Rocío en plena montaña e impulsador de muchos proyectos que se hicieron realidad y otros que los soñó pero no los pudo llegar a cumplir.

Estatura más que mediana, contextura gruesa, excelente salud hasta en la ancianidad. Trabajador incansable y soñador en grande, nunca decayeron sus proyectos, que supo llevarlos a feliz éxito.