INCA.- Nació probablemente hacia 1470 mientras su padre el Inca Tupac Yupanqui sometía la nación Cañan’ y fue su madre la princesa Mama Ocllo. Recibió por nombre Titu Kusi Wallpa pero cuando creció le pusieron por apelativo Wayna Cápac.
Su padre Tupac Yupanqui se dedicó a tratar de conquistar a las naciones del norte del Tahuantinsuyo y en dicho empeño estuvo muchos años, fundando Tomebamba en esas fronteras. Después murió envenenado por su concubina Chuqui Ocllo, quien quería la borla Imperal para su hijo Capac Huari.
El joven Huayna Cápac destruyó esa conspiración con la ayuda de su madre y del general Huaman Achachi e hizo ajusticiar a los sediciosos pero siendo rnó algún tiempo con el Incaprantin Apo Wallpalla, quien quiso derrocarlo hacia 1493 pero fue muerto por el propio Huayna Cápac y su leal General Huaman Achachi, que volvió a ayudarlo.
De allí en adelante luchó por mantener la paz en el imperio y en 1496 inició la segunda invasión a las naciones del norte, instaló en Huancabamba su ejército, lo regularizó y proveyó de todo lo necesario para la larga y penosa campaña y sólo entonces se trasladó a Tumbes y envió una embajada de paz a los Punaes, quienes contestaron pidiéndole que los honrara con su visita. Entonces pasó a la isla, fue recibido con demostraciones de vasallaje y luego de algún tiempo regresó a Túmbes dejando a los avancuscos y orencuscos para que le siguiesen después pero éstos fueron ahogados por los puneños.
Entonces al Inca regresó enfurecido y cometió tales desafueros en la isla que solamente dejó vivos a las mujeres y a los niños, siguiendo luego hacia el norte donde sometió a los Huancavilcas y en castigo les obligó a que se sacaran los cuatro dientes frontales por su complicidad con los punaes, costumbre que persistió hasta la llegada de los españoles. También formó la vanguardia, a cuyos flancos estaban los afamados, Sicalpas y Huiñatucses, al centro los Lictos con los Nabucs, Sanancahuanes, Gompuenes, Quincahuanes, Chumugs, Achambos, Quimiags, Cebadas y otros, a la retaguardia los Xuncis, Tahualags y de batidores los Clumbis, Secaus y Quishuguares.
Calicuchima estaba rodeado por su estado mayor formado por Conllocando señor de Lican; Chamba, Pacana, Llagurima y otros Jefes de valor y pericia comprobados”. “Huayna Cápac mientras tanto observaba los movimientos del enemigo y mandó que formaran las avanzadas los Cañaris por ser más conocedores de esos parajes y a la retaguardia puso a los disciplinados orejones mandados por los Generales Tuqui Toma, Mihi y Colla Tópac. Al medio día los arenales ardientes se llenaron de los gritos de los combatientes, el caos, los golpes sordos y mortales, el desgarramiento de carnes y la muerte no daba respiro ni descanso”.
“Chocaban las vanguardias y se entrelazaban los hombres en lucha cuerpo a cuerpo. Rodaban, se caían, volvían a rodar bañados en sangre y por último quedaban inertes. Los que avanzaban, pisoteaban los cuerpos sin vida. Todo era horror, muerte, sangre y exterminio. Y por doquier se escuchaban los ayes de los heridos, arrastrados por la arena en busca de un lugar de refugio, por las madres, hijas, esposas, que los habían seguido para proveerles de alimento y restañar sus heridas”.
“El Shiry Cacha, por su imposibilidad física no estaba al frente de su ejército, pero había enviado la esmeralda que simbolizaba poder y patria para que el estandarte de oro refleje sus destellos, infundiendo valor a los combatientes, quienes le habían situado en lugar alto y visible, resguardado por una escolta de gente escogida”.
“El Inca se encontraba observando el desarrollo de la lucha y animaba a sus fuerzas con su ejemplo, y tras largas horas de exterminio, cuando ya el sol descendía al ocaso, la batalla aún seguía indecisa. Entonces los Orejones comenzaron a retroceder ante el ímpetu de los guerreros Shirys y en el momento en que la victoria sonreía a éstos, surgió la traición convenida y el ala izquierda huyó en desbandada y dio lugar para que los Orejones realizaran un movimiento envolvente formando una serie de tenazas. Ante esa grave situación, el ejército Shiry retrocedió presa del pánico y el enemigo atacó con mayores bríos”.
“Calicuchima se multiplicaba para evitar que se produjera el desastre pero todo fue inútil y con algunos centenares de combatientes leales retrocedió frenando siempre el embate enemigo, hasta formar guerrillas que hostigaban por diferentes partes”
“Huayna Cápac pudo entrar en Liribamba, la antigua capital Puruhá, donde admiró la ciudad de los Duchicelas y observó su gobierno, templos, palacios, tambos y depósitos de elementos bélicos, sus hermosos jardines en las márgenes del río Guacona; sus mujeres, su clima suave y acogedor y desposó a Quispi Duchicela, hija del Gobernador de Licto. De allí en adelante siguió victorioso hasta Anguato y confirmó que aún necesitaba vencer otra resistencia, la de Pillahuaso, Gobernador de Píllaro, que le esperaba impasible”.
“Por eso los combates siguieron sucediéndose por varios meses hasta que Pillahuaso cayó prisionero y el Inca, buscando su confianza, desposó a su hija Narl Ati y le incluyó entre sus más destacados consejeros”.
“De allí siguió a Tacunga donde peleó con los Panzaleos, Poalos, Toacasos y mas cacicazgos y tuvo que despachar al General Auqui Toma, que en movimiento envolvente hacia el norte llegó a ponerlos en fuga. El Inca, en cambio, arribó a Lli y enfrentó a la curaca Quillango, la derrotó y tomó prisionera, pero viendo que tenía buena presencia, la solicitó a ella, que aceptó y le entretuvo con algunos achaques nacidos de su voluntad. El Inca muy gentilmente le dio libertad y ella regresó a su palacio, donde hizo cavar un hoyo profundo en su recámara y le mandó a llamar, pero el Inca tuvo noticia de esa felonía y al llegar a la dicha recámara, tomó al lado de la puerta y la empujó, haciéndola caer en el pozo, que fue sepultura de su cuerpo y de algunas de sus criadas, porque dieron voces y gritos”.
“Después siguió hasta las fortalezas de Cochasquí y Guacchalá, baluartes de los Caranquis y luego de tomarlas por la fuerza ordenó la persecución de los derrotados, que fueron a dar a Atuntaqui, reducto de los Otavalos, capitaneados por los Generales Nasacota Puento, Pintac y Quivi”.
“Huayna Cápac y Auquitoma pusieron sitio a Atuntaqui y una madrugadacreyeron tomarla por sorpresa pero las legiones del Shiry estaban prevenidas y ofrecieron tan ruda resistencia que una ala incásica flaqueó y se desbandó. Auqui Toma quiso contener a sus despavoridos soldados mientras en el otro extremo el General Guanca Auqui resistía el empuje de los Quilcas, que trataban de poner en fuga a los Orejones; mientras en el centro Huayna Cápac con los Avancuscos y Orencuscos batallaba contra Nasacota Puento y Píntac. Todo era un solo griterío y los soldados mordían la tierra en su caída y se levantaban con mayor furor. Por doquier se volvían a escuchar los ayes y lamentos de los heridos y agonizantes y la situación se empezó a tornar angustiosa para los Incas. Pintac cargó con furor y violencia y logró cercar a Huayna Cápac, que cayó herido y fue salvado por cuatro bravos capitanes que ofrendaron sus vidas, sacándole del cerco mortal que le rodeaba. La tropa ya le creía muerto y en el campo Shiry se escuchaban gritos de frenética alegría”.
“Después de tan dura experiencia Huayna Cápac pudo retirarse a Tomebamba con sus diezmadas tropas, mientras el Shiry Cacha construía dos fortalezas más, una en Resillo y otra cerca del río Chota; pero el Inca obstinadamente regresó casi enseguida y aunque propuso la paz, fue rechazado. Un nuevo ataque, que duró diez días, reinició las operaciones. El Shiry en persona intervino en la lucha estimulando con su presencia a su gente desde su litera de enfermo y en lo más recio del combate Auqui Toma realizó un movimiento envolvente y colocó a sus hombres al pie de los terraplenes de la fortaleza, instantes en que fue aplastado por una gran roca que le echaron de arriba y como la batalla se paralizó por la sorpresa de su muerte, un Orejón lanzó su arma a distancia y logró atravesar a Cacha por el costado, matándole de contado”. El Padre Juan de Velasco dice que con su muerte decayó el ánimo y el valor de los suyos y que el héroe legendario murió con las armas en la mano, defendiendo la libertad de su Patria.
Enseguida el ejército Shiry depuso toda acción en el mismo campo de batalla y ante los despojos de su soberano, en franco reto al invasor, proclamó a su hija Paccha. El gesto hizo ver a Huayna Cápac lo inútil de toda lucha y promulgó un perdón general a los vencidos, asistiendo a los Funerales.