HUASCAR

INCA.- Nació en el Cusco hacia 1490. Hijo legítimo de Huayna Cápac, XII Emperador del Tahuantinsuyo, quien fue casado primero con Colla Mama Pilco Huaco, también llamada Cusi Rimay, en la que tuvo al primogénito Ninan Cuyuchi o Arco Iris que murió en el Cusco de una epidemia. En segundas nupcias casó con la Coya Mama Racba Ocllo y tuvo dos hijos llamados Titu Cusi Hualpa o Huascar y Túpac Hualpa Yupanqui o Toparca. En la Colla Tocto Coca según parece, fue padre en el Cusco de Atahualpa, aunque el padre Juan de Velasco a escrito que lo tuvo en la princesa Shiry llamada Paccha.

En 1488 fallecido el Inca Tupac Yupanqui y cumplidas sus solemnes exequias que duraron un mes, Huayna Cápac hizo cortar el pelo a su primogénito Titu Cusi Hualpa con una pompa sin precedentes y como homenaje mandó a hacer una cadena maroma de oro de doscientas brazadas, que solamente podían levantar doscientos aborígenes, de donde se originó el nombre de Huascar, que en quechua significa “Soga”.

Al término de dichos festejos Huayna Cápac regresó al Quito a proseguir las conquistas de su padre y derrotó finalmente al Shyri Cacha, tomó a su hija la princesa Paccha y tuvo al Príncipe Illiscacha.

Mientras tanto Huascar crecía en el Cusco rodeado de la clase sacerdotal que lo absorbió y dominó, convenciendo su mente primitiva con ridículos ritos, procesiones e invocaciones a la divinidad solar y llegado a su mayoría de edad su madre lo casó con la Colla Mama Choque Uspay o Mama Huarcay.

En 1528 falleció Huayna Cápac en Tomebamba a consecuencia de viruelas, enfermedad traída por los blancos a América. Ya los Incas conocían la existencia de esos raros hombres barbados. En el Cusco, el Vilac Umu o Gran Sacerdote del sol, entregaba la mascaypacha a Huascar, considerado el legítimo heredero, pero existía sectores de la nobleza descontentos con el nombramiento de Huascar pues le consideraban sin méritos suficientes, otros temían sus planes reformistas que perjudicarían los privilegios tradicionales de las panazas imperiales o ayllus reales.

En 1529 Huascar descubrió la conspiración de su medio hermano Atauchi a quien ordenó dar cruel muerte junto a algunos nobles acusados de secundarlos. Estos eran orejones de la saya Hanan Cusco, bando que se distanció de Huascar y siguió conspirando. Huascar exigió la presencia de todos sus hermanos en el Cusco so pretexto de las llegada de la momia de Huayna Capac pero los consejeros de Atahualpa le advirtieron de no ir pues su vida correría inminente peligro. Por eso el cuerpo embalsamado de Huayna Cápac arribó al Cusco sin el acompañamiento de su hijo Atahualpa que permaneció en Tomebamba como Inca Prantín, es decir, como cogobernante, costumbre usual en el Tahuantinsuyo.

Los primeros roces entre ambos hermanos se sucedieron cuando Huascar despidió ásperamente a Kilako Yupanqui y demás comisionados de Atahualpa; sin embargo, eso no significó la guerra y ambos hermanos iniciaron sus reinados en paz, Huascar extendió fácilmente las fronteras de su Imperio al Sur por la Araucanía y la Patagonia (Chile y Argentina).

Urco Colla, Cacique mitimae de los Cañaris que propiamente eran Huayacuntos, encendió las discordias comunicándole a Huascar que su hermano Atahualpa se preparaba para coronarse y hacerle la guerra y que recibía honores de soberano sentado en las andas de Huayna Cápac que se conservaban en Tomebamba. Huascar estaba ocupado con la sublevación de los Chachapoyas de Cajamarca, contra quienes había enviado a los generales Titu Atauchi y Chuquiz Huamán y como éste último fuera asesinado, lo hizo reemplazar con Mayta Yupanqui, quien sojuzgó a los rebeldes. Enseguida decidió escarmentar a Atahualpa y pidió su presencia en el Cusco, pero éste se volvió a excusar y solo le envió a un grupo de nobles portando regalos y mensajes de sometimiento a su autoridad, mas el irritable Huascar hizo matar a los delegados y envió ropas y aros femeninos a Atahualpa en son de desprecio.

Enseguida despachó a su General Atoc, que significa el Zorro, quien se alió a los Cañaris, sorprendió y derrotó a los quiteños en las llanuras de Tomebamba. El mismo Atahualpa cayó prisionero y fue encerrado en la fortaleza pero logró escapar con una treta, la leyenda deformada dice que se transformó en culebra para hacerlo.

Nuevamente en campaña Atahualpa se hizo acompañar de Quisquís y Calicuchima y en audaz contragolpe derrotaron a Atoc en Ambato y Mocha y le hizo decapitar, escarmentando a los Cañaris con una feroz matanza donde no perdonó ni a mujeres ni a niños y hasta hizo sembrar las sementeras con sus corazones, para ver qué frutos daban corazones de traidores.

Enterado Huascar despachó un segundo ejército al mando del General Huanca Auqui, quien combatió cerca del Chimborazo y fue totalmente derrotado. Libre el camino, los quiteños avanzaron victoriosos por el norte del Perú librando constantes combates en Mullutuyru y Kusipampa, luego en Pumachaka o puente de León, entre los ríos Puccha y Huayochaca, hoy provincia de Huari, en cuya margen derecha existe una mole de piedra donde se inmolaron a miles de vencidos por orden de Quisquís.

Auqui resistió en Bombón y fue nuevamente derrotado pero se reorganizó en Yamamarca, provincia de Jauja, librando sangrienta batalla que duró un día y dejó setenta mil muertos para ambos bandos. Entonces se replegó hacia el Cusco para defenderla. Corría el año 1532 y Pizarro desembarcaba en Túmbes. Allí le recibió el Cacique de los Huayacuntos, Huaman Malqui Topa, que a nombre de Huascar le pidió castigar al alzado Atahualpa. Pizarro se dio cuenta de la división del imperio y ofreció tomar partido por Huascar, enseguida marchó, siguiendo por los ríos, a Cajamarca, donde sabía que se encontraba Atahualpa.

Huascar recibió las noticias de la llegada de esos extranjeros barbados y pensó que solo podían ser los anunciados Viracochas, forjándose malos presagios para el futuro del Imperio. Mientras tanto su General Mayta Yupanqui con solo dos mil orejones resistía a Quisquis en la margen derecha del río Mantaro, pero al no recibir ayuda en un mes tuvo que retroceder al Cusco, a tiempo que Huascar contraatacaba personalmente en Towaray. De allí en adelante se generalizaron los combates cerca de la capital con suertes varias.

Huascar pudo envolver a los quiteños acorralándolos en unos altos pajonales a los que prendió fuego, pero no aprovechó la ocasión para perseguir a los vencidos que se reagruparon en las laderas de Chontacajas y consiguieron la victoria final en la célebre batalla de Kipaypan. Huascar fue tumbado de la litera y tomado prisionero por Quisquis. Esta batalla puso fin al Imperio del Tahuantinsuyo.

Quisquís lo condujo al Cusco. Calicuchima le obligó a presenciar la matanza de numerosos familiares de Huascar, especialmente a los miembros de la panaka Cápac Ayllu, descendientes de Túpac Yupanqui. Así murieron ahorcados, desgollados o despeñados ochenta de sus hijos y más de doscientos de sus hermanos, tíos, sobrinos y otros parientes de sangre real, muchas mujeres embarazadas y niños que fueron colgados desnudos y desviscerados en su presencia. De allí en adelante su suerte se volvió triste pues fue sometido a grandes humillaciones y a la tortura de la “collera” o perforación de las clavículas para ser jalado con las manos amarradas hacia atrás.

Casi desnudo y descalzo le llevaban a Cajamarca para comparecer ante su medio hermano Atahualpa, cuando en mitad del trayecto, en Parko, Provincia de Huánuco, se encontraron con los enviados de Pizarro, quienes iban con varios comisionados del Inca a desmantelar el oro del Cusco para pagar el rescate. Huáscar ofreció más por su libertad y sabedor de ello Atahualpa, ordenó secretamente su muerte, siendo ejecutado por degollamiento en el pueblo de Andamarca, cerca de Huamachuco. Su cuerpo fue arrojado sin miramientos a las aguas del río Tuilumayo donde desapareció.