CRONISTA.- Nació en el anejo San Cristóbal de Sustunto, actual valle de Sondondo, en la antigua provincia peruana de
Andamarcas, Soras y Lucana, después llamada de Huamanga y hoy Distrito de Ayacucho hacia 1534 y fue bautizado en la
religión católica con el nombre de Lázaro, que luego cambió por el de Felipe.
Su padre fue el Cacique Guaman Mallqui Topa, orejón cusqueño, de estirpe Yarowilca, señor de varias Provincias y Príncipe
de los Chinchaysuyos, quienes descendían de los antiguos emperadores Yarowilcas. En 1532 atendió a los Conquistadores
en Tumbes como Embajador del inca Huáscar. El 34 recibió el bautizo y el nombre de Martín. En 1547 peleó por el bando
del rey en la batalla de Villacurí al lado del Capitán Luis Arévalo de Ayala, al que salvó la vida cuando estaba de un
lanzazo derribado en el suelo. Por estos señalados servicios ganó honra y mérito como Caballero del Rey y adoptó el
apellido de Ayala hasta su muerte casi centenario, trasmitiéndolo a sus herederos. Años antes había casado en su ley con
la Palla Curi Ocllo, bautizada con el nombre de Juana, hermana de padre de Huayna Cápae y consecuentemente hija del
Inca Tupac Yupanqui.
En resumen, los padres de nuestro biografiado fueron el cacique Guarnan Poma Mallqui Topa de Ayala y la Palla Curi Ocllo,
llamados Martín y Juana respectivamente.
De tan ilustres progenitores Guaman Poma de Ayala recibió una selecta educación para su tiempo, era indio ladino que
sabía leer y escribir el castellano y hablaba como primera lengua el quechua del Incario a la perfección. La moderna
crítica etnohistórica piensa que los antepasados de Guaman Poma fueron quipocamayoc, es decir, lectores de quipos y que
este también debió serlo. “El mero hecho de haber escrito a principios del siglo XVII una Carta al Rey de mil ciento
ochenta páginas y trescientos noventa y ocho dibujos, sugiere que estamos frenta a un autor letrado, familiarizado con los
géneros narrativos históricos de aquella época, aunque sin ser plenamente asimilado a la cultura europea, pues su
redacción ha sido calificada por Raúl Porras Barrenechea de (quechuañol) Por otra parte su gran versatilidad en lo
concerniente a textos en quechua, un mal manejo de las reglas historiográficas europeas y otros detalles más le hacen
poseedor de una behetría mental”.
Las primeras noticias que se tienen de él datan de 1570, época en que figura en Lucanas al lado de don Cristóbal de
Albornoz luchando por la extirpación del movimiento de “taki onkoy”. En 1580 fue Notario, el 83 Traductor en el Concilio
limense de la Iglesia donde pudo haber establecido amistad con el fraile mercedario Martín de Murúa, quien le llevó
consigo como ayudante o secretario pues en la década de 1590 y residiendo en la zona de Huamanga trabajó como
intérprete y testigo en las composiciones de tierras, otorgando o confirmando derechos sobre terrenos a determinados
propietarios. Muchas veces estos propietarios eran Curacas indígenas. Nuestro personaje gozaba de status en esa zona,
siempre firmaba como don Felipe Guaman Poma y por eso viajaba frecuentemente a Lima para defender sus derechos
territoriales y de sus familiares, trabajando como ya se indicó en calidad de funcionario en las composiciones de tierras.
Cabe mencionar que el mercedario Martín de Murúa redactaba una Crónica interpolando láminas dibujadas por su
Ayudante Guaman Poma. Esta obra de Murúa es muy parecida a la que años más tarde Guaman Poma redactó por su
cuenta, de manera que no sería raro que el mercedario hubiera contado con la ayuda intelectual de su secretario cuando
compuso la suya, pues le tenía por sujeto inteligente, con ideas propias de la realidad indígena que vivían los andes a
principios del siglo XVII y esto de ideas propias debe ser tomado al pie de la letra pues todo en la obra que Guaman Poma
escribió después es coherente y consistente, está basado en observaciones y experiencias de una gran figura cultural –
híbrida entre lo español y lo andino – con alcances épicos, simbólicos e ideológicos y una enorme independencia, pues
escribe como portavoz y personaje histórico de un mundo andino, a un Rey desconocido y lejano, mientras que en la
Crónica de Murúa se nota que está escrita desde fuera del mundo andino, por un extranjero interpolado en él.
Murúa es un fraile mercedario español que a pesar de haber escuchado a los quipocamayoc del Incario, no se adentra en el
pensamiento nativo, tan diferente al hispano, llegando a criticar a sus gentes e instituciones con criterio colonialista.
Diferente en todo a Guaman Poma, que analiza el mundo andino comprendiendo su grandeza y decadencia, lamentandose
por ello y tratando de alcanzar un trato justo para los suyos (buen gobierno)
En 1600 sufrió en Huamanga un írrito proceso Judicial incoado en su contra por alguna autoridad malqueriente, que
terminó con sentencia que le declaraba “Indio embustero y pobre, que se arroga el título de Cacique”. Además se le
quitaron sus tierras, se le puso multa y condenó a sufrir una pena de doscientos azotes y el destierro de dos años fuera de
la Comarca de Chiara.
Hasta hace poco tiempo se desconocía la exacta razón de este juicio pero ahora la moderna investigación presume que las
autoridades sospecharían de sus actividades subversivas, como enseñar a sus iguales a leer y a escribir para que pudieran
redactar raclamaciones legales a fin de recuperar las tierras perdidas. No debemos olvidar que por entonces escribir era
un grave delito en un indio y que Guaman Poma no fue el único que sufrió por esta causa. El Corregidor de Otavalo
hostilizó al también Cacique Jacinto Collahuaso, autor de la más antigua Crónica escrita sobre estos territorios,
quemándosele el primer original en la plaza pública de Caranqui.
Tras el destierro Guaman Poma pasó a la región de Lucanas en Andamarca, que conocía muy bien por haber trabajado en
ella y mientras escribía para Murúa debía Guaman Poma decirse a si mismo, yo puedo hacer algo parecido pero mejor al
tiermpo que sus relaciones se fueron deteriorando entre 1604 y el 6 y terminaron abruptamente a raíz de un incidente
triste, cuando Guaman Poma se dio cuenta que el mercedario – por libidinoso – le estaba birlando a su mujer.
Producido el rompimiento entre los cronistas, Guaman Poma se dedicó a redactar para sí y sus familiares un largo expediente, intentando confirmar sus derechos a ciertas tierras en el valle de Chupas, a ocho kilómetros de Huamanga
Entre 1604 y el 8 murió su padre y fue declarado Apo o heredero del cacicazgo del pueblo de Chupas. Ese último año logró
su rehabilitación total y hasta consiguió el cargo de Teniente de Corregidor de Soras con jurisdicción sobre Lallcay, Hatun
Lucana, Apcara y Guayllabamba y con el noble objetivo de presentar al lejano monarca español la triste situación de los
naturales víctimas de incontables abusos y vejaciones y también para evitar la destrucción y despoblamiento de las
Comunidades indígenas, emprendió numerosos viajes por diferentes Comarcas, conversando con sus Caciques y personas
más ancianas y haciéndose leer los quipus, o leyendolos él mismo pues no sería nada raro que conociera su ciencia,
recolectando informes de los residentes y mitimaes del antiguo imperio en la región del Cusco hasta el lago Titicaca, de
donde se cree que fueron oriundos los primeros Incas. Años asendereados con trabajos de intérprete e informante de los
españoles, hasta que finalmente como consecuencia de sus estudios, empezó a lamentar esta colaboración con los
colonialistas.
Quienes le han estudiado a profundidad piensan que fue a partir de 1608 que se puso a pintar y a escribir y que entre 1612
al 15, se dedicó por entero a componer su Corónica, y que 1615 fue el año en que finalmente redactó una Carta al Rey
ofreciendole su trabajo.
Entonces viajó a Lima a entregar la extensa “Corónica” y la Carta al Virrey Francisco de Toledo para que la haga llegar a
Felipe III (1)
La Corónica está escrita en castellano con Interpolaciones en quechua y adornada por hermosos dibujos primitivos que
revelan la importancia que entonces tenían los quilcas o pictografías usadas en el Perú y que recuerdan aquellos textos
antiguos con hojas de madera de que hablaba el mismo Virrey, que estuvieron en los archivos de Puquin Cancha del Cusco,
mandados a pintar en hojas de tabla para recordar los sucesos pasados y para su compresión popular.
En la Carta indica que le ha llevado veinticinco años hacer su obra lo cual debe ser cierto pues aunque la escribió en solo
tres pudo haber comenzado a pintarla antes y definitivamente hay que aceptar que un plan histórico tan amplio y
laborioso debió ser largamente meditado.
Entregada la Corónica, la más extensa carta que jamás se haya escrito a rey alguno, debió regresar a su pueblo pues se
desconoce otro dato sobre su vida (2)
Por esa época escribió otra Carta pero nunca se ha sabido si su trabajo fue enviado a España o si algún día llegó a
conocimiento de tan abúlico Rey. La obra de Guaman Poma es densa en su lectura por el estilo bronco con que fue escrita
y por las continuas interpolaciones en quechua. Su mérito radica en que constituye un documento auténtico que narra
costumbres, tradiciones, religión y leyes y porque contiene la ideología de los antiguos Incas así como aportes singulares
sobre las edades del mundo andino, la relación oficial del Incario a través de los Incas y las Collas cogobernadoras del
imperio. También recoge la voz, raramente escuchada en tiempos de crisis, de los derrotados.
Para el Ecuador esta “Corónica” es de gran importancia porque contiene importantes pasajes históricos y sociológicos
relativos al pueblo andino en el que nuestra nación estaba insertada.
En 1908 el Dr. Richard Pietschmann, Delegado alemán al XV Congreso Orientalista Internacional celebrado en Copenhague,
descubrió en la Biblioteca Nacional de Dinamarca el manuscrito de Guaman Poma, en papel de pequeño formato y escrito
de un modo muy apretado en 1.188 páginas de textos y 398 dibujos, Catalogado con el No 2.232 de la Antigua Colección
de dicha Biblioteca. ¿Cómo llegó tan lejos una obra americana del siglo XVII? Quiza nunca podamos contestar esta
pregunta, aunque pudo haber estado en la Biblioteca de manuscritos americanos del Conde Duque de Olivares, lo cierto
fue que desde su hallazgo transcurrieron veintiocho años hasta que el eminente americanista Dr. Paúl Rivet, Director del
Museo del Hombre de París, lo insertó en 1936 en facsímil dentro de la colección “Travaux et Memoires” del Instituto de
Etnología de dicha institución. En 1944 Arthur Pasnansky realizó la trascripción paleográfica y desde entonces su fama
sigue creciendo a través del mundo como un testimonio fehaciente del poder de la voluntad de un hombre, que desde un
lejanísimo rincón de los andes se dió tiempo para dejar una protesta escrita y dibujada contra los abusos de un régimen
criminal e injusto.
En 1998 la Biblioteca de Copenhague inició un proyecto para colocar las fotografías digitales de manuscritos importantes
de su Colección en Internet pero recién en Mayo del 2001 salió la Página Web correspondiente con un extenso ensayo de la
Doctora Rolena Adorno, de la Universidad de Yale, considerada la mayor especialista mundial en la obra de Guaman Poma
de Ayala, autor que – por otra parte – concedió muchísima importancia a la imágen, casi tanta como lo hace ahora nuestro
siglo. Ello se debió, en buena medida, al Concilio de Trento, que a través de su decreto 25 declaró la importancia y
conveniencia de persuadir con imágenes a los fieles. Durante esa época se elaboró una literatura que puede denominarse
emblemática, basada en imágenes alegóricas que tenían leyendas con un mensaje moral y en ocasiones político. Es muy
importante tener en cuenta la enseñanza por medio de imágenes para entender el caso de Guaman Poma, imágenes
figurativas por cierto y con complicaciones en su significación. La estructura espacial andina tiene en sus ilustraciones
múltiples apreciaciones.
Esta suele dividirse en dos mitades: Hanan y Hurin. La primera quiere decir alto y derecho y se la asocia al poder español.
La segunda implica bajo e izquierdo y es lo indígena. Dependiendo donde se coloque la figura humana, si arriba, abajo, a
la derecha, a la izquierda o en la periferia, se extrae su significación. Por ejemplo, en un dibujo donde un sacerdote
español abusa de un indígena, encontramos el mensaje: vencedor versus vencido, pero si notamos que el indígena está en
lugar del Hanan entonces nos daremos cuenta que el mensaje se invierte y está el indígena reinvindicado. Por eso se ha
dicho que Guaman es un autor irreverente, que utilizó su Carta para abordar de una manera diferente la historia del Perú
prehispánico, bajo una perspectiva no oficial, trabajando solo, separado de todas las instituciones culturales del momento histórico que le tocó vivir, por eso su obra esta siendo reinvindicada por los estudiosos de la Literatura Andina.
Guaman Poma de Ayala es el paradigma del sincretismo en los Cronistas andinos y su obra un texto multicultural.