DIRIGENTE CAMPESINO.- Parcelero de la Comuna indígena de Juan Montalvo en el Cantón
Cayambe, Provincia del Pichincha, nació en 1867 en la hacienda “Changalá”, notable por la
feracidad de sus terrenos y por sus inmejorables criaderos de ganado, propiedad de Gabriel García
del Alcázar, hijo de García Moreno.
se concretó el acuerdo entre la Municipalidad de Cayambe y los propietarios afectados Rafael
Hidalgo y Gabriel García del Alcázar, por el cual de allí en adelante, a los habitantes de
Cayambe que llevaran a pastar sus animales a los páramos de Santo Domingo y Sayaro, no se
les exigiría contribución alguna; también podrían aprovisionarse de leña para sus menesteres,
se donaría la suma de veinte y cinco mil sucres para una obra pública a juicio de la
Municipalidad, se expropiaría una franja de terreno cercana a la población para destinarla al
juego de pelota y otros deportes populares y el ganado de rejo pastaría gratuitamente en los
potreros más cercanos de Santo Domingo, pero del acuerdo solo salieron gananciosos la
Municipalidad y unos cuantos jugadores de pelota y no el pueblo, que al conocerlo, reaccionó
con enojo.
Las protestas fueron unánimes en Cayambe, mil quinientas personas suscribieron una
exposición condenando dicho Acuerdo mientras García del Alcázar, en conciliábulo con los
munícipes de Cayambe, siguió explotando a los comuneros.
Gualavisí era popular entre los suyos, algunas personas que le trataron han contado que era un
líder nato con don de mando y carisma para dictar órdenes prudentes y honorables, enemigo
de todo abuso y violencia. Más, cuando era de defender los derechos de su Comunidad llegaba
usualmente al sacrificio, de allí su fama de conductor honorable, su nombradía logró mayor
prestigio cuando consolidó el primer Sindicato indígena del Ecuador llamado “Sindicato de
Trabajadores Campesinos de Cayambe”, resultando electo Secretario General, cargo en el que
se mantuvo hasta su muerte.
La mayor parte de los sindicalizados eran campesinos de la zona o pequeños propietarios agrícolas que completaban el
sustento con trabajos a jornal en las haciendas vecinas o en las obras públicas. No faltaban tampoco los Yanaperos que
hacían labores gratuitas en las haciendas como pago por el pastoreo de sus animalitos en los páramos y potreros ajenos.
Les unía sin embargo una vida comunal y la figura de Gualavisí, quien pasó a Quito en Mayo para la Asamblea que fundó el Partido Socialista Ecuatoriano, siendo el primer indígena ecuatoriano en asistir a un Congreso de un partido político,
participando activamente en las discusiones relacionadas con el campesinado. Entonces mocionó para que se salude a
dicha clase y pidió unalucha intensa por su reivindicación. Con Ricardo Paredes Romero y Gregorio Cordero y León obtuvo
la creación de una oficina en Quito para la defensa de los trabajadores y al finalizar las reuniones empezó su lucha – sobre
todo en las haciendas de la Asistencia Pública – para un mejor trato a los agricultores. En dicho Congreso se eligió Director
del recién creado Partido Socialista al Dr. Ricardo Paredes quien viajó en 1927 a Moscú donde permaneció seis meses.
En aquellos tiempos se peleaba contra los propietarios, el gobierno y la fuerza pública. En Noviembre de ese mismo año 26
comandó a un grupo de campesinos que atacó a la policía en Changalá al grito de Viva el Socialismo. Pronto Gualavisí logró
agrupar a otros comuneros y se formaron los Sindicatos de El Inca en la hacienda Pesillo, Tierra Libre en la hacienda
Moyurco y Pan y Tierra en la hacienda La Chimba.
En 1930 Augusto Egas, Director de la Junta Central de Asistencia Pública que administraba las haciendas de propiedad del
estado, aseguró que los indios preparaban una huelga general en La Chimba para el 1 de Septiembre y la insurrección
amenazaba propagarse a Pesillo el día 4, en respuesta a la detención de dos campesinos miembros del Sindicato, por sus
gestiones de organización.
Como eran tiempos de cosecha la policía intervino para proteger los intereses de los arrendatarios. Egas sabía que los
campesinos estaban en su derecho de organizar Sindicatos pero resolvió no permitir la sindicalización porque lesionaba sus
intereses personales.
El 30 de Diciembre de 1930 se levantaron los indios de las haciendas Pesillo y Moyurco en la misma zona de Cayambe. La
Casa hacienda de Pesillo fue asaltada y los empleados tuvieron que huir, los funcionarios del gobierno se escondieron. El
gobierno envió ciento cincuenta soldados y cinco líderes fueron detenidos y enviados en tren a Quito para ser
investigados.
El 7 de Enero de 1931 Gualavisí realizó con otros líderes la primera huelga contra los arrendatarios de las mencionadas
haciendas Pesillo y Moyurco, José Delgado y Julio Miguel Páez, respectivamente, pidiendo aumento y pago de salarios,
estabilidad de los huasipungueros que eran compelidos a abandonar sus pequeñas parcelas, disminución de las agotadoras
jornadas de trabajo, supresión de los maltratos y de la denigrante costumbre de las servicias, las indiecitas núbiles que
debían concurrir a las casas de los patrones y mayordomos a realizar labores domésticas y que casi siempre perdían su
virginidad y hasta quedaban embarazadas. La huelga duró tres largos meses, tiempo en el cual los indígenas lograron
desplazarse por dos ocasiones a Quito, a pedir justicia a las autoridades.
Finalmente se llegó a un acuerdo: los peones sueltos ganarían cuarenta centavos diarios con derecho a tener los animales
que quisieran, los huasipungueros percibirían treinta centavos en los días de cosecha, las mujeres – que antes no ganaban
– tendrían veinte centavos diarios en los desnaves, faenas que eran ocasionales y serían de tres a cuatro días a la semana,
quedando el sábado de descanso.
Pocos días más tarde ejercería la presidencia Isidro Ayora el gobierno emprendió una feroz represalia contra los
huelguistas para evitar que se reúna el I Congreso de Organizaciones Campesinas en Cayambe. Muchos resultaron heridos y
cruelmente torturados, otros expulsados de las haciendas y sus casas incendiadas con todos sus enseres. Mediante juicios
de secuestro se llegó a retener sus animalitos para obligarles a cancelar “las deudas”
Durante varios meses Cayambe vivió bajo un estado de sitio. Las tropas detuvieron todo movimiento en el Cantón. El
Mayor Ernesto Robalino, Jefe de la guarnición de Quito, visitó la pequeña población para supervigilar la situación y
asegurar que los arrendatarios de la Asistencia Pública cumplan con el Acuerdo de Enero.
El 10 de Marzo Gualavisí y los suyos emprendieron una caminata hacia Quito. Iban campesinos, dirigentes, mujeres y
niños. Salieron de Cayambe a las tres de la mañana, al mediodía tomaban un descanso en Guallabamba y continuaban a
Calderón, a donde llegaban al caer de la noche A la siguiente mañana arribaban a Quito, donde pasaban varios días e
inclusive semanas hasta presentar sus peticiones. Egas acordó arreglar una reunión con el Presidente de la República y
solicitar a los arrendatarios de las haciendas que eleven el salario en cinco centavos más al día, pero la policía intervino e
hirió a varios indígenas, entre ellos a Virgilio Lechón,
Rosa Catucuamba y al niño José Amaguaña; sin embargo, a pesar de todo esto, lograron algunos objetivos, pues
concurrieron ante el Senado de la República a denunciar al Jefe de los Pesquisas, al Director de la Asistencia Pública
Augusto Egas y al piquete de tropa. El gobierno se vio obligado a dictar un Decreto ordenando el pago de las casas
destruidas pero tampoco se cumplió.
En estas luchas sociales figuraron por entonces Ignacio Alba y Segundo Lechón de la hacienda Pesillo, Florentino Nepas de
la Chimba, Benjamín Campués de San Pablo Urco y Virgilio Lechón de Moyurco. Gualavisí era el encargado de conseguir
provisiones y ayudas económicas, promover la solidaridad de los demás indios y sostener tan larga huelga, que no obstante
los resultados prácticamente negativos, sirvió de acicate para futuros movimientos sociales, no solo en dicho sector sino
también en otras comarcas de la sierra donde se conoció su lucha.
Estas acciones indígenas iniciaron un proceso de cambio en el Ecuador, que ya no pudo detenerse, de suerte que otros
líderes con Gualavisí se enfrentaron al estado para plantear sus necesidades y solicitar mejoras.
En 1935 se programó el I Congreso Indígena para formar una Conferencia de Comunidades en el Ecuador. Las autoridades
se asustaron pensando que iban a tomar la población de Cayambe con resultados difíciles de proveer y se apresó a los
dirigentes, entre ellos a Gualavisí, que formaba con otros más el ala radical del Socialismo conocida como Partido Comunista. Ricardo Paredes y Luis Maldonado Estrada fueron perseguidos. Paredes fue tomado a buen seguro por la
escolta para evitar que los pobladores levantados en masa contra los indígenas y sus cabecillas le hicieran daño (sic)
Maldonado Estrada logró ocultarse y se libró de tal protección, que más tenía de prisión que de otra cosa, pues la policía
del Ecuador jamás ha protegido a los líderes de izquierda sino muy por el contrario, los ha perseguido. El Senador Pedro
Leopoldo Núñez denunció los hechos como un abuso de fuerza del gobierno contra el campesinado indígena de la
República, al que se le privó del legítimo derecho de reunión en Cayambe.
Actuó en Cayambe el batallón Yaguachi comandado por el Coronel Alberto Enríquez Gallo. Se dijo que las medidas tomadas
para impedir el I
Congreso Ecuatoriano de indios habían sido acertadas impidiendo un segundo 15 de Noviembre como el ocurrido en
Guayaquil en 1922. Gualavisí luchó en Cayambe con numerosos dirigentes, entre otros, con una mujer que destacaba por
sus nobles cualidades espirituales: Dolores Cacuango,
cuya biografía puede leerse en este Diccionario.
Disuelto por la fuerza el Congreso indígena, dispuso el gobierno la creación de los llamados Comités de Defensa de la Raza
indígena que debían velar para que nadie les usurpe sus tierras, se respeten sus huasipungos, se investigue el pago y
cuantía de sus míseros salarios, etc. Mas, estos Comités, fueron entregados a los Jefes Políticos que debían actuar con un
representante de los Patrones y otro de los propios indígenas, designados por el Ministerio de Gobierno a solicitud del
Párroco, el Director de la escuela y el Gobernador de cada provincia…Demás está decir que dichos Comités nunca
llegaron a funcionar ni prestaron servicio pues desde su conformación estaban viciados, el ejército volvió a intervenir
contra los indígenas y el 36 se convocó en Quito la i Confederación de cabecillas indígenas con delegados de todas las
provincias, que dejó sentadas las bases para futuros trabajos de promoción social. Gualavisí intervino y formó parte de
algunas comisiones. Poco después ascendió al poder el dictador civil Federico Páez y encargó a la Caja del Seguro la
adquisición de la hacienda “Chaguarpungo” en un valor muy superior al que realmente tenía, mientras permitía que las
tierras de Guachalá fueren vendidas por lotes a otros latifundistas de la zona, burlando las aspiraciones populares de
Cayambe, que precisaba de tierra para su crecimiento.
Casi enseguida se dictó la famosa Ley de Defensa Social que sirvió para perseguir furiosamente “a los indios comunistas de
Cayambe y Juan Montalvo” que habían vuelto a las andadas, es decir, a sus reclamaciones sempiternas de tierra.
En 1938 Gualavisí solicitó con otros líderes agrarios, a la Asamblea Nacional Constituyente de ese año, la parcelación de
las haciendas “Guachalá”, “Chaguarpungo” y “Santo Domingo” dejando sin efecto las ventas de tierras por los herederos
de García del Alcázar, para ser repartidas en lotes no mayores de cinco hectáreas a los pobladores pobres de Cayambe y
Juan Montalvo, quienes pagarían sus valores en el término de quince años. También solicitaron que los terrenos incultos de
“Pesillo”, “Pucará”, “La Chimba” y “Moyurco” fueren parcelados en beneficio de los trabajadores expulsados de sus
huasipungos, pagándose dichos precios en el plazo de quince años al Banco Hipotecario; que otorgaría prestamos para la
cancelación total de la deuda a la Asistencia Pública, con la garantía de dichas tierras. Más, la Asamblea, entregada a
discusiones de orden político, ni siquiera prestó oídos a tan justo reclamo.
En 1942 organizó la gran recepción indígena que recibió en Cayambe al Presidente de la Confederación de Trabajadores de
América Latina, Vicente Lombardo Toledano y que tanto le impresionó. En Marzo de 1943 asistió al Congreso que unificó a
los trabajadores ecuatorianos en un solo organismo de carácter nacional y que fue disuelto por el gobierno de Arroyo del
Río.
Por eso vivía inmerso en la dura y diaria lucha social campesina y tras la revolución del 28 de Mayo de 1944 logró ver
convertida en una hermosa realidad la creación de la Federación Ecuatoriana de indios FEi siendo electo Presidente por
aclamación y fue en los siguientes años varias veces reelecto.
Su vida había rendido frutos, junto a él trabajaban otros dirigentes de importancia nacional como Tránsito Amaguaña,
Dolores Cacuango, María Luisa Gómez de la Torre, etc. que promovían la organización de Sindicatos indígenas en las
provincias de la sierra a fin de robustecer el movimiento nacional. Numerosas escuelas surgían por doquier, escuelas
campesinas en quichua y otras bilingües, pues la población indígena ecuatoriana seguía siendo mayoritariamente
analfabeta y desconocedora del idioma castellano.
Múltiples prisiones, persecuciones, escondidas en casas de amigos tanto en Cayambe como en Quito, matizaban de
sinsabores su existencia de aguerrido militante comunista y cuando Pedro Saad comenzó a contemporizar desde su
posición de Senador de los Trabajadores a fin de poder acordar con los detentadores del poder, Gualavisí continuó su
indeclinable lucha doctrinaria y partidista, sin caer en desmayos ni renuncias. Por eso en Cayambe ganaban los comunistas
múltiples escaños en el Concejo Cantonal y en la parroquia Juan Montalvo, donde vivía, dicho Partido era el más poderoso,
caso raro en la
República. En varias ocasiones fue electo miembro del Comité Central del Partido y recibió una especial distinción del país
cuando salió su figura en una estampilla, con motivo de la campaña de Alfabetización emprendida a nivel nacional.
Finalmente, cansado de tantos trabajos pero no rendido, a finales de 1962 falleció este gran trabajador del sindicalismo
ecuatoriano en su nativa Cayambe, a la avanzada edad de noventa y dos años.
Existe su biografía escrita por Oswaldo Albornoz Peralta donde se dice que volverá a nacer cuando el sol del socialismo
alumbre los páramos andinos, así como los cuatro costados de la Patria y un poema de Reinaldo Miño le canta así:
(fragmento) // Ha golpeado la muerte en tus trigales / Jesús Gualavisí! / Ha llamado la muerte a su cosecha / Jesús
Gualavisí! / Tronco enhiesto de soles madurando / nudoso y fuerte y alto capulí, / tu barro que amasó la sementera, /
todo se fue contigo en esta aurora / mientras lloraba el aura paramera, / mientras temblaba en Flor el colibrí; / cuando empezaba el canto de los mirlos / y era un Cimborio de oro tu Cayambe / fulgiendo para ti…//