MIEMBRO DE LA EXPEDICION DE LA VACUNA. Nació en Toledo, España. Miembro de la Expedición Filantrópica de la Vacuna
para América y las Filipinas que presidió el Dr. Francisco Javier Balmis y Berenguer, pero se separaron en México y Grajales
pasó a Cartagena de Indias con el Dr. José Salvani, Ramón Ochoa y Antonio Pastor.
En 1805 arribó con la Expedición a la Presidencia de Quito, Grajales había sido comisionado para dirigir al grupo de
ayudantes y niños portadores de la linfa antivariólica. En la costa estuvo en Portoviejo, trabajó algún tiempo y hasta dejó
un ayudante para continuar a Guayaquil donde hizo un triunfal arribo el 24 de febrero de 1806 y fue recibido por el Fiel
Ejecutor del Cabildo, José Moran de Buitrón y del Castillo.
La ciudad entera esperábale con ansiedad. “Se deseaba conocer a este personaje benefactor, se loquería ver trabajar con
la vacuna y se preparaba a los niños para someterlos al procedimiento” (1) El Gobernador Bartolomé Cucalón había
dispuesto la contratación de una casa para la habitación del Dr. Grajales que era el vacunador oficial y para los niños
inoculados, fuentes de la vacuna porque entonces se inoculaba de brazo a brazo. Además, se les proporcionó un criado
para los oficios de la casa y un Mayordomo competente, de reconocida probidad que ayude de su mejor asistencia y corra
con el gasto.
Ese día comenzó a inocular a cuarenta niños y sin descanso continuó con su misión salvadora. El de abril, tras la
vacunación de más de dos mil en toda la provincia pasó a Tumbes y siguió a Lima y Santiago de Chile, donde se instaló
como miembro de la Comisión de la Vacuna y tras las guerras de la independencia puso consultorio médico, gozó de gran
popularidad y enorme clientela.
En 1822 fue de los fundadores de la Junta de Sanidad de esa capital. El 25 solicitó la construcción del primer Anfiteatro
Anatómico en Santiago. Benjamín Vicuña Mackenna ha dicho: Era vivo, espiritual y tocaba la vihuela. Generoso,
humanitario, expansivo, loco, de alegre y bulliciosa naturaleza. Finalmente salió del país. En España inventó la famosa
agua que lleva su nombre, que hasta hoy se conoce como agua de Grajales y sirve como tónico para levantar el ánimo de
las personas de edad.