GILBERT PONTON ABEL

VICEPRESIDENTE DE LA REPUBLICA.- Nació en Guayaquil el 17 de Enero de 1889. Hijo legítimo del Dr. Guillermo Gilbert Estrada, nacido en Guayaquil en 1849, alumno fundador en 1877 de la escuela de Medicina de la Junta Universitaria de Guayaquil, graduado de Médico en 1885, profesor de Anatomía Topográfica y Física Médica, Ginecología, Pediatría y Anatomía Patológica. En 1886 fue Jefe del Servicio San Alejo y luego del San Guillermo de Cirugía del Hospital Civil, en 1895 Médico del Hospital Militar, Consejero municipal y Presidente del Concejo Cantonal el 96, condecorado ese año por sus servicios durante el Incendio Grande, Contralor del Hospital Militar, de los fundadores de la Sociedad Médico Quirúrgica del Guayas, fallecido el 8 de Septiembre de 1935 a consecuencia de un cáncer prostático operado en Panamá por el Dr. Henrick con la técnica de la talla vesical mediante orificio en la vejiga y de Pastora Pontón Cevallos, quiteña, nacida en 1858, pasó a Guayaquil en 1878 siendo “una eficiente funcionaria del hospital” como novicia enfermera de las hermanas de la Caridad, allí conoció al entonces estudiante de medicina Guillermo Gilbert con quien casó en Marzo del 83.

El quinto de una larga familia compuesta de diez hijos que crecieron en la casa vecina a la que habitaba el General Alfaro en la Planchada y que se quemó en 1896, entonces pasaron a vivir con la familia de Miguel Palomeque amigo de su padre. Semanas después alquilaron una casa de caña provisional, recién construida en los extramuros de la ciudad, calle Huancavilca entre Chile y Chimborazo, hasta que se normalizó la situación.

Aquejado de una leve afasia (trastorno cerebral relacionado con el lenguaje) que logró superar con el tiempo, siguió los estudios primarios en el Colegio de San Luís Gonzaga al lado de la Catedral y los secundarios en el Vicente Rocafuerte destacando como excelente alumno y dibujante.

Durante la época invernal solía viajar con su familia a la hacienda Chojampe que daba para el rio Taura y estaba frente al fortín de Punta de Piedra, era arrocera y ganadera, adquirida por su padre y administrada por su tío Juan Gilbert Estrada que nunca se casó.

Dotado por la naturaleza de una estatura elevada, a través de ejercicios al aire libre logró una fuerte musculatura y al graduarse de Bachiller en 1900 enseñó Gimnasia sueca durante dos años en el Cuartel de Artillería, ganando el aprecio de los Oficiales y tropa.

Ya había comenzado la   carrera de medicina en la Universidad de Guayaquil y fue discípulo de los Doctores Antonio Falconí, Ismael Carbo Cucalón, Miguel H. Alcívar, etc. Su padre era Médico y Cirujano en el Hospital y le enseñaba manualidades útiles como el dibujo de las operaciones que el joven copiaba fielmente en distintos colores para facilitar la comprensión de sus compañeros de curso; por eso comenzó a destacarse en Anatomía, considerada la materia más difícil de los primeros años y en el Anfiteatro llegó a ser un gran disector. El profesor José Payeze y Gault que enseñaba esa materia, le designó su ayudante de cátedra poco antes de morir en 1928 y le dejó de sucesor.

Esa tendencia suya hacia la Cirugía le llevó desde el cuarto curso a asombrar a compañeros y profesores por la seguridad técnica e insuperable habilidad operatoria en intervenciones importantes, especialmente abdominales y urológicas, en la época en que más destacaban los Dres. Teófilo Fuentes Robles, introductor de la escuela francesa que daba gran importancia a la sepcia y a la antisepcia, que Gilbert adoptó, sin dejar por ello de observar las conquistas que la rapidez de la Cirugía confería a Miguel

H. Alcívar, con quien llegaría a ser concuñado pues Alcívar casó con María Luisa Elizalde Bolognesi, y realizó por primera ocasión en Guayaquil una gastroenteroanastomósis y una prostatectomía.

En 1910 acompañó al Presidente Eloy Alfaro a la frontera con el Perú. Situaron el campamento en Machala y le ocurrió la siguiente anécdota: Los médicos recibían alimentos de sus parientes de Guayaquil. Una mañana llegó una canasta conteniendo varias docenas de huevos, otros comestibles frescos y algunas botellas de vino tinto, con parte de lo cual prepararon las monjas una sabrosa caspiroleta que salió de color oscuro por el vino.

Llegada la hora del almuerzo le fue brindada una copa y sorprendido del color oscuro, preguntó la causa, siendo respondido ¡No se preocupe, que la hicimos con los huevos del Dr. Rolando¡ refiriéndose al Dr. Carlos A. Rolando que era muy trigueño, a lo que Gilbert replicó ¡ Ahora me explico el colorcito¡ Dos meses después concluyó la movilización nacional a la frontera y reinició sus estudios en Guayaquil.

En 1911 inició el Internado en el Hospital, el 12 contrajo matrimonio con Leonor Elizalde Bolognesi y fue a vivir en un departamento alquilado en el centro. De los cuatro hijos sobrevivieron Aracely y Roberto pero el matrimonio terminó con la prolongada enfermedad de ella y su muerte.

El 18 de Diciembre de 1917 se graduó de Doctor en medicina con la tesis “La Gastroenteroanastomosis en el tratamiento de la úlcera péptica.” y recibió el Premio Contenta. Era considerado uno de los líderes jóvenes más importantes de Guayaquil, no solamente por su atractiva figura y gran personalidad, sino también por las ideas abiertamente modernas y de tinte socialista así como por sus actuaciones humanitarias.

Su maestro Alfredo J. Valenzuela le llevó de Cirujano a su clínica particular y en un viaje a Quito tuvo la oportunidad de operar junto al Dr. Ricardo Villavicencio Ponce y declaró “Trazo mis esquemas y hago mis dibujos de lo que voy a operar. Método, escuela propia, producto son de mi inclinación vocacional, pues me he formado desde estudiante en la práctica hospitalaria cotidiana.”

El 12 de abril de 1919 fundó la Clínica Guayaquil con el propósito de dotar a la ciudad de un centro de atención médica de la mejor calidad, porque solo existían las llamadas Casas de Salud, término tomado del francés Maisons de Santé, siendo la del Dr. Angel Cortés García la más antigua y acreditada en Guayaquil y sin embargo no pasaba de ser un simple puesto de primeros auxilios con un quirófano y cuartos para los enfermos. La Guayaquil funcionó en Pedro Carbo y Clemente Ballén, edificio de las hermanas Carrera Sánchez – Bruno, y de inmediato se convirtió en puesto de socorro de las emergencias como es fácil observar en las notas de prensa de los diarios, pues era un hombre sencillo y sensible a los sufrimientos del pueblo. Como primeros colaboradores tuvo a sus amigos los Dres. Edmundo Vera y Juan Verdesoto, luego trabajaría con los Dres. Armando Pareja Coronel, Jorge Wagner Gilbert, Antonio Trujillo, Pedro Bellolio y Rodolfo Peralta.

En 1921 fue electo Concejal del Cantón, el 22 Vicepresidente del Concejo y profesor de Higiene del colegio Vicente Rocafuerte. Ese año le diagnosticó tuberculosis a Jorge Elías Francisco Adoum, recién llegado al país, a quien recomendó vivir en Ambato donde un mejor clima podría ayudarle. Adoum siguió el consejo, viajó a la sierra y llegó a ser el más notable escritor de obras de filosofía hermética que ha producido el país.

En Noviembre estalló una huelga en la fábrica de Luz y Fuerza, se mostró solidario con los reclamos y a las tres de la tarde del día 15 de ese mes, prestó el balcón de su Clínica para que desde allí tomen la palabra los Dres. Carlos Puig Vilazar y José Vicente Trujillo, enseguida el pueblo se dirigió a pedir la libertad de los panaderos detenidos en uno de los cuarteles. A las cuatro de la tarde comenzó la masacre, Gilbert recorrió las calles recogiendo a los heridos y durante cuarenta y ocho horas seguidas atendió gratuitamente a docena de ellos. I cuando se decretó el exilio de los Dres. Puig y Trujillo, concurrió de noche al cuartel donde permanecían y en su automóvil Packard los condujo al muelle, para que embarquen en la lancha hasta la nave que les llevó a Chile.

Acciones como estas le granjeaban una gran popularidad entre los trabajadores que por esos días dieron en repetir una de sus célebres frases “Yo solo tengo mis manos honradas para trabajar y estas no me pertenecen aún del todo, pues son del rico cuando las paga y del pobre cuando las necesita.” Meses más tarde el Cabildo le entregó un Diploma de agradecimiento.

El 24 atendió en su Clínica al gran crítico literario Miguel Angel Granado y Guarnizo que sufría una severa crisis nerviosa, que agudizada con el tiempo le llevó a terminar sus días en el manicomio. Una tarde operó el corazón del bombero raso Luís Navas, lesionado de suma gravedad en un incendio. Suturó sus heridas y le devolvió la vida. El suceso despertó la curiosidad de la nación y fue comentado ampliamente por la prensa del país por ser una importante intervención quirúrgica para la época, después volvería a suturar otros corazones, el de un obrero accidentado empleado de Enrique Maulme.

Tras la revolución del 9 de Julio de 1925 le fue propuesta una de las vocalías de la Junta de Gobierno pero se excusó. Otros médicos propuestos fueron los Dres. Leopoldo Izquieta Pérez y Miguel Angel Carbo Cucalón quienes recomendaron los nombres de jóvenes guayaquileños que si aceptaron: Francisco J. Boloña Rolando, Pedro Pablo Garaycoa Cabanilla y Francisco Arízaga Luque.

El 27 de Noviembre de l926 un voraz incendio destruyó por completo la vieja edificación de madera donde funcionaba su Clínica, pero debido a la campaña iniciada por el diario “El Telégrafo” que abrió una suscripción pública y a la benevolencia del pueblo que contribuyó con el dinero, pudo reedificar la casa y la Clínica Guayaquil abrió nuevamente sus puertas. En 1927 fue electo Rector del Vicente Rocafuerte, plantel secundario que entonces era mixto. Ese año falleció su esposa de ictericia. El 28 asistió como Senador funcional por la Agricultura de la Costa a la Asamblea Nacional Constituyente que se reunió en Quito, ocupó la Vicepresidencia, fue autor del proyecto de canalización de Guayaquil y luchó por la igualdad de los hijos ante la Ley.

En 1930, a causa de la disciplina que imponía, la severidad que usaba a diario y que le llevaba a visitar las aulas para controlar a alumnos y profesores retando cuando lo creía menester, los alumnos le declararon una huelga. Tirano masca freno le decían. La noche anterior a la toma del edificio unos cuantos muchachos de los años superiores pusieron un letrero en la estatua de Rocafuerte pidiendo al ínclito don Vicente que exija la inmediata salida de Gilbert y a la mañana siguiente se aproximaron al edificio del Colegio, ubicado donde hoy se levanta el Correo, con caras de pocos amigos, pero Gilbert, que siempre fue valiente hasta la temeridad, se paró con los brazos cruzados en el dintel de la puerta principal de la calle Aguirre y les gritó ¡Avancen de cuatro en cuatro¡ pero lo sorprendieron los chicos con mucha picardía pues en lugar de avanzar de frente, se colaron por atrás del edificio con toda comodidad derribando la puerta de la calle Ballén y como no hubo forma de sacarlos, el rector y el personal que le acompañaba tuvo que retirarse y renunciar a la semana de escaramuzas para evitar   mayores   escándalos. A este movimiento estudiantil se denominó la Gran Huelga, siendo la segunda que registra los anales del Colegio Vicente Rocafuerte, pues la primera se había producido en Julio de 1895 justo al mes del triunfo de la

revolución liberal, cuando una mañana los alumnos internos colocaron las sotanas del Canónigo José María de Santistevan Plaza encima de su escritorio y procedieron a quemarlas como protesta por tantas misas, rosarios, letanías y oraciones que les obligaban rezar. Al enterarse de este abuso el benemérito Rector renunció indignadísimo como es fácil suponer y el Colegio San Vicente del Guayas se transformó en una institución educacional moderna para su época pues el Presidente Alfaro designó nuevo Rector a Francisco Campos Coello, quien se inspiró en los programas positivistas tan en boga durante el siglo XIX, dando primacía a la enseñanza de las ciencias exactas y naturales sobre las prácticas piadosas y de religión.

El gobierno del Presidente Ayora en 1930 designó a Angel Andrés García, un profesor muy apreciado y candidato de los muchachos, para el rectorado del Vicente y en desagravio le fue impuesta a Gilbert la Medalla de la Orden Nacional al Mérito en el grado de Gran Oficial, de manera que ambas partes quedaron satisfechas.

El 32 envió a su hijo Roberto a estudiar a Alemania. El 34 su sobrino Enrique Gil Gilbert cobraba los arriendos de sus propiedades. El 36 le diagnosticaron un cáncer, viajó a la Clínica de los Dres. Mayo en Rochester y el Dr. Clagett le operó de un páncreas aberrante sin consecuencias malignas. En Enero del

38 le condecoró la Universidad de Guayaquil con la Medalla al Mérito. El 39 adquirió a las hermanas Bárbara y Tívita Medina unos terrenos fangosos ubicados al norte de la urbe que habían formado parte de la llamada Quinta Medina y desprendiéndose de todas sus propiedades capitalizó lo suficiente para construir un edificio de cemento armado, pero soportó durante largo tiempo a un vecino que le armó juicio de demarcación de linderos hasta que firmaron un acuerdo transaccional y el Ing. Shimaneck pudo comenzar los trabajos de la nueva Clínica.

El 42 cumplió las Bodas de Plata profesionales, recibió el homenaje de la Sociedad Médico Quirúrgica del Guayas y de la Universidad de Guayaquil. En Diciembre inauguró el nuevo edificio de la Clínica con frente a la calle Padre Aguirre No. 401 y Córdova, tuvo de primer colaborador a Camilo Nevares Vásquez y se trasladó a vivir al tercer piso en compañía de sus hijos Roberto y Aracely y de su nieta Marcia Gilbert Baquerizo, pero mayor satisfacción experimentó al comprobar como su hijo Roberto, recién llegado de Alemania, iniciaba sus prácticas quirúrgicas con vehemencia, humildad, honestidad y amor.

El 43 adquirió la hacienda “El Recreo” en Duran a la sociedad formada por Norton y Yoder y comenzó una ganadería fina de leche. El 44, de cincuenta y cinco años, contrajo segundas nupcias con María Luisa Vernimen Torres sin descendencia. El 45 figuró entre los miembros fundadores de la Casa de la Cultura Ecuatoriana y ocupó la Vicepresidencia del Núcleo del Guayas. El 47 con Félix González

– Rubio Acevedo y otros propietarios más promovió la Asociación de Ganaderos del Litoral, fue electo Vice rector de la Universidad de Guayaquil y por ausencia del Rector José Miguel García Moreno le reemplazó en varias ocasiones. En este período trabajó arduamente para la construcción de la ciudadela universitaria.

El 48 conformó el binomio presidencial con Galo Plaza quien triunfó, no así Gilbert, que perdió la Vicepresidencia ante el candidato conservador Manuel Sotomayor y Luna y Orejuela, pero salió electo Senador y Vicepresidente de esa Cámara. Le tocó presentar la ley de erradicación de la malaria, la de potabilización del agua de los conglomerados humanos, el anteproyecto de la Ley de Reforma Agraria y de la Conscripción Agraria, la del camal frigorífico y el anteproyecto de la ley de repoblación ganadera en el litoral ecuatoriano. Como médico condenó la eutanasia, defendió la vida desde el momento de la concepción y combatió la pena de muerte cuando los conservadores quisieron imponerla nuevamente en el Ecuador. Entonces se alzó vibrante su voz de denuncia y exclamó “En vez de levantar los negros patíbulos, edifiquemos las blancas escuelas”. También se le recuerda por su ardua labor en la reconstrucción de las poblaciones destruidas por el terremoto de Agosto del 49 que asoló la provincia del Tungurahua.

Ese año 49 se creó la “Empresa para la repoblación ganadera C. A. a fin de propender y fomentar la reproducción ganadera y el mejoramiento de los vacunos existentes en las haciendas lecheras y habiendo fallecido el Vicepresidente Sotomayor y Luna, le correspondió sucederle hasta l952, retirándose de cualquier otra actividad para servir al país en Quito, por lo cual renunció a la cátedra de Técnica Quirúrgica que por tantos años había dictado con maestría en la Universidad de Guayaquil y en la que dejaba numerosos discípulos y a la dirección del servicio hospitalario.

El 51 presidió la recién creada Empresa para la Repoblación Ganadera y en Mayo trajeron por Panagra, en un avión carguero Clipper 7412, once vaconas preñadas de la raza Brown Swiss desde Brownsville en el estado de Texas, por ser animales de doble propósito, tanto de carne como de leche.

Terminado el mandato cívico volvió a sus actividades científicas y ganaderas. I aunque en sus últimos tiempos comenzó a sufrir de una insuficiencia cardiaca, nunca dejó su profesión del todo, pues seguía en la Clínica y a veces operaba, de suerte que continuó sintiéndose útil a la ciencia y al prójimo.

Era Profesor honorario de la Facultad de Ciencias Médicas y Cirujano honorario de los Hospitales de la

H. Junta de Beneficencia, hablaba y escribía en francés e inglés y era socio del Country Club y del Club de la Unión.

Tenía a su haber una lista impresionante de intervenciones quirúrgicas exitosas desde la cardiografía por heridas del corazón y la cirugía del ganglio de Gasser en la neuralgia del trigémino que por primera ocasión se realizó en el Ecuador – hasta la craniectomía descompulsiva por trauma, la técnica moderna de traqueistomía, algunas modificaciones a la cirugía clásica de la carótida, la cirugía de la glándula tiroides, la tirectomía parcial en la enfermedad de Basedow, entre otras muchas que sería largo enumerar.

Al final de sus días repartió parte de su hacienda entre los peones. Sus hijos los Gilbert Baquerizo (habidos en los años veinte con Mercedes Baquerizo Ayluardo) vivían tiempo atrás en California y no han vuelto al Ecuador. En l964 fue declarado el Mejor Ciudadano de Guayaquil, se emocionó por el honor y aunque estaba muy anciano y cansado concurrió a recibir la presea sin ningún mal visible.

A principios del 65 comenzó a sufrir del hígado y estuvo tres meses indispuesto

¿Cirrosis? Su hijo Roberto le llevó en Mayo a descansar a Salinas. Pocos días después le dijo: Hijo mío, creo que me voy a morir, llévame a Guayaquil porque quiero confesarme. Le trajeron, se confesó con el Arzobispo César Antonio Mosquera y falleció el 26 de ese mes, de setenta y seis años de edad.

Liberal en el más amplio sentido de la palabra, amó y sirvió al pueblo y aunque su corazón bondadoso se prestaba para toda acción generosa, no experimentó apetencias religiosas sino hacia el final de sus días. En lo personal era agradable y hasta chistoso con sus semejantes. Amaba a los niños y a los pobres. Su nieta Marcia recuerda que en alguna ocasión la tomó cariñosamente en sus brazos para explicarle que una señorita de edad senil y apellido Tola, que se hospedaba en el segundo piso de la Clínica y solía repetir frases incongruentes en voz alta provocando la hilaridad de algunos presentes, lo hacía por enferma que no por loca, y que no debía burlarse de ella.

Blanco, alto, viril y fornido, de voz fuerte e imperativa, ojos ligeramente claros y pelo oscuro que pronto se tornó plateado y lucía en orgullosa melena que daba el toque final a su figura de por si imponente y majestuosa, aunque en el trato diario se le atendía y respetaba más bien por bondadoso; pero cuando defendía una causa justa demostraba honda preocupación, coraje y decisión invencible. De continuo en la Clínica usaba el blanco mandil de médico, pero en la calle vestía elegantes trajes de dril y corbata negra de lazo, sin desdeñar la tradicional cotona y botas de montar con espuelas cuando trabajaba su hacienda, pues desde joven en Chojampe amaba la naturaleza y disfrutaba del campo.

Después lo haría en el recreo.

Frente a la Clínica Guayaquil se levanta el edificio del Centro Médico que lleva su nombre y en su entrada su busto en bronce. El Hospital del suburbio de Guayaquil también se denomina Abel Gilbert.

A partir de 1965 la Clínica Guayaquil estuvo a cargo del Dr. Roberto Gilbert Elizalde cuya biografía puede verse en este Diccionario y desde el 95 de su hijo Roberto Gilbert Febres – Cordero, profesional médico con excelente preparación académica obtenida en Suiza, Alemania y Estados Unidos en la especialidad de cirugía de corazón (implantación de hemoductos, prótesis valvulares y vasculares y padecimientos congénitos de corazón) El área cardiológica clínica está dirigida por el Dr. Lelio Alvarado Villavicencio, el área de hemodinamia por el Dr. Raúl Intriago López, la unidad coronaria por el Dr. Otto Delgado Rivadeneira. La tecnología avanzada con que cuenta le permite realizar todos los exámenes cardiológicos tales como ergometría, ecocardiografía, gammagrafía cardiaca, hemodinamia diagnóstica e invasiva, angioplastia e implantación de stent de la más alta tecnología.