GIL CALDERÓN ENRIQUE

DIRECTOR DE COROS.- Nació en Guayaquil el 14 de Mayo de 1935, en un departamento alquilado

en Mendiburo y Baquerizo Moreno, y fueron sus padres legítimos Enrique Gil Gilbert y Alba

Calderón de Gil, cuyas biografías pueden verse en este Diccionario.

Nació asfixiado pesando 10 1/2 libras – durante toda su vida conservó la cicatriz de los fórceps y el

Dr. Oscar Paladines le revivió – pues su estado era crítico. Poco después sus padres se cambiaron a

la casa familiar de madera de doña Alejandrina Gilbert de Gil ubicada en la calle Villamil entre

Calderón y Gutiérrez, en cuyos altos vivían los Vásquez Gilbert.

Tuvo una niñez libre y feliz, la Mamaleja le decía “mi queridito” y el niño en su lengua mocha

repetía kililito – de donde le quedó para siempre el apodo de kili o kilito, también lo llevaba los

domingos a misa en San Alejo y para las vacaciones aprendió a nadar en la poza de la hacienda

Chojampe de su tío abuelo Abel Gilbert Pontón.

De siete años inició la primaria en la

escuela Modelo 9 de Octubre donde tuvo de profesores a Celia Ricaurte y a los normalistas Carlier

y Gavilanes.

El 45 dejaron la casa vieja del barrio Villamil y pasaron a Eloy Alfaro y General Franco, casa de su

tío Pedro Menéndez Navarro. Crecía escuchando conversaciones de mayores pues sus padres eran

visitados por la intelectualidad de la ciudad. Su madre le hacía participar de su proceso creador y

le llevaba al barrio Garay que entonces quedaba por las afueras de la ciudad, donde ella pintaba

las casitas y sus gentes. El 48 ingresó al Vicente Rocafuerte, hizo deportes y campeonó en remo en

el Estero Salado. El 49 comenzó a estudiar piano en el Conservatorio Nacional de Música con

Pepita Amador Márquez, luego aprendió el corno francés con el Profesor Abdón Quiroz, integró el

Coro del Maestro Jorge Raikie y la Orquesta juvenil del Conservatorio. El 52 trabajó cuatro meses

en la hacienda de los padres de un amigo en Playas de Montalvo. De regreso volvió a estudiar y

ganó un debate de Problemas Filosóficos defendiendo la tesis materialista de la vida. Su padre le

decía siempre que no quería verlo de burgués con todo lo que implicaba serlo pues pensaba en la

proximidad

pasó al departamento que alquilaba su tía Hilda Calderón en casa de los González- Rubio en las

Peñas y cuando ella viajó a los Estados Unidos en 1.964 quedó el departamento libre y se unió

Enrique con sus padres, pues aunque habían cesado las persecusiones, la villa seguía ocupada

por el ejército.

El 64 se dedicó a vender ropa interior femenina, el 65 fue Profesor de Música en el Instituto

Nacional y en los Colegios Luís A. Uquillas y Atahualpa ganando S/. 10 la hora. En los V Juegos

Bolivarianos celebrados en Guayaquil formó un Coro ad-hoc de 80 voces, que tuvo una lucida

actuación en el Estadio Modelo, cantando los himnos de los países con el acompañamiento de

la banda de música de la II Zona Militar. Fue una prueba difícil pues corrió con los arreglos

musicales, la preparación, etc. Tantos problemas habían terminado con su matrimonio. El 66

fue secretario de la Sección Música del Patronato Municipal de Bellas Artes. El 67 casó con

Miriam Estrada Castillo y tuvieron tres hijos. Ese año entró a gerenciar el Almacén Topi de

electrodomésticos en Pedro Carbo y Ballén de propiedad de Alberto Grunauer. El 70 la Alcaldía

de Francisco Huerta Rendón le concedió la Medalla al Mérito Artístico, pero al instaurarse la

dictadura del presidente Velasco Ibarra, fue destituido Huerta y en gesto altivo rechazó la

presea que quisieron entregarle los nuevos ediles.

El 71 viajó a Quito cuando se inauguró el restaurant de carnes “La Tablita” en el Hotel Polonés

y lo tomó a cargo pues siempre ha tenido éxito social en la preparación de carnes y salsas y

dadas sus múltiples relaciones le fue desde el principio muy bien, pero no se acostumbró a la

idea de tener un negocio tan diferente a su formación artística como Director de Coros, volvió

a Guayaquil y “’La Tablita” se transformó aunque en otras manos, en el afamado restaurant

“El Tártaro”. El 71 viajó con el Coro a Lima y a México.

El 72 también hacían gingles para las radios. Ese año se dividió el Coro, surgiendo de entre sus miembros el Coro

Madrigalista de Luís Mata Mera. El 73 entregó el Coro Guayaquil a la Universidad de Guayaquil y desde entonces tiene una

cátedra a tiempo completo y viajó con el Coro a México con éxito. “El Día” de esa capital calificó sus interpretaciones de

gran calidad por el acoplamiento de las voces, el sentimiento de emoción en cada elemento, concentración. Si no son

profesionales lo hacen tan bien como estos y terminada la función unalluvia de abrazos y deseos de éxito. “Era casi

imposible luchar contra el mar de gente que se agolpaba en el pasillo y preferimos esperar a que se calmara la tormenta”.

Con el apoyo de la Universidad fundó el 72 el Festival Internacional de Coros de Guayaquil bajo el lema “El Canto Coral

hermana a los pueblos” Dicho encuentro se ha convertido en un evento de enorme trascendencia artística que se viene

presentando bajo los auspicios de la Municipalidad de Guayaquil y de numerosas instituciones que proporcionan los

pasajes, estadía, etc. (1)

Poco después también formó el Coro de alumnas del Colegio 28 de Mayo.

Para el Festival 75 José Guerra Castillo desde “Expreso” calificó a su trabajo de persistente, disciplinado y de entrega

total al arte. Obra titánica en una ciudad tan reacia a la cultura como es Guayaquil. El 77 Rafael Díaz Icaza manifestó en

“El Universo” recia, impalpable, torrencial y alada, la presentación del Coro…. Era considerado el reiniciador del

movimiento coral de Guayaquil y en el país pues su ejemplo había servido para la formación de numerosos grupos en

Colegios e instituciones bancarias. El 80 el Coro recibió la Medalla al Mérito Artístico de la Municipalidad de Guayaquil.

Entre el 80 y el 82 Enrique presidió el Núcleo del Guayas de la Casa de la Cultura.

El 82 viajó con los integrantes del Coro a Europa. Ya eran de Cámara. En Roma tuvieron un éxito clamoroso. En el

Encuentro de los estudiantes de la cátedra de dirección Coral de Moscú, el Coro demostró un programa amplio y variado

que abarcaba obras de compositores desde el siglo XVI hasta el XX, con fraseo impecable y coordinación extraordinaria. El

Diario Pravda calificó su actuación de suave y transparente, espontánea como para contagiar con su sinceridad, de suerte

que provocó tal entusiasmo que el auditorio se levantó en un solo arrebato y por largo tiempo no les dejó salir de escena.

Su maestro Tevlin reconoció la alta maestría profesional, una variada riqueza en el repertorio, brillante interpretación

emocional. El Embajador ecuatoriano, Juan Carlos Faidutti, escribió una simpática crónica. El Coro se componía de 40

voces, interpretó antiguos clásicos europeos y obras folklóricas y populares. Eran sus solistas Nelly

Chávez de Rivas, Piedad Candel, Pilar Guerra, Pablo Rodríguez, Miguel Bunces y Fernando Silva. Durante esta Gira Enrique

manifestó que el canto coral es un acto de amor pues se olvidan las individualidades y se canta casi de manera anónima, priorizando al conjunto.

El 84, durante la gira por Colombia y Venezuela, la crítica de Cali le calificó de artista insigne del movimiento coral

latinoamericano. Una parte de sus conciertos fue dedicada a la música polifónica. I a la par que obtenía tales éxitos

incursionaba en negocios agrícolas con la piladora La Espiga en el Triunfo y después en una hacienda cercana denominada

La Nueva en la Zona de Porotillo, Parroquia Boliche, productora de arroz y caña, ambas de propiedad de su suegro el Dr.

Pablo Estrada Valle. El 86, durante la gira por la Argentina, su coral triunfó en Buenos Aires, Mendoza, etc. La prensa le

dedicó amplia información. El 90 ocurrió su segundo divorcio con derecho a uso y habitación de por vida sobre la villa que

habitaba pues era de propiedad de sus hijos.

El 92 ocupó la alcaldía de Guayaquil su amigo el Ing. León Febres Cordero Rivadeneira quien designó una partida

presupuestaria anual de ciento cincuenta millones de sucres para el Festival y la Municipalidad ha continuado

entregándola durante la alcaldía de Jaime Nebot. Debidamente dolarizada desde el año 2000. Igualmente recibió la

Medalla al Mérito Cultural de Primera Clase. En agosto del 95 el gobierno nacional le concedió uno de los Premios Eugenio

Espejo y como el Presidente Sixto Durán Ballén y el Ministro de Educación se despreocuparon “dadas las múltiples

ocupaciones del primer mandatario”, el Premio no fue entregado el 9, Día Nacional de la Cultura, de manea que siete

meses más tarde, en marzo del 96, accediendo a la petición del dirigente deportivo Isidro Romero Carbo, el Presidente

Duran Ballén concedió en ceremonia pública la Carta de Ciudadanía ecuatoriana a un futbolista argentino, lo cual llamó

mucho la atención, pues mientras el mandatario se daba tiempo para un asunto tan pueril como intrascendente, olvidaba

lo medular. Por eso Enrique, en gesto digno y que le honró, renunció públicamente al premio, denunciando el abandono en

que se encontraba la cultura y su actitud mereció el reconocimiento unánime de la opinión pública, que le respaldó. El

presidente y su criminal ministro se pero a las pocas semanas realizaron la famosa sesión de entrega de premios contar

con Enrique por supuesto. En cambio Enrique formó el Coro del Centro de Arte.

En esa década fundó el Instituto Experimental de Música de la Universidad de Guayaquil para formar íntegramente a los

niños y a los jóvenes que deseen convertirse en músicos.

Vivía en la Ciudadela Los Esteros donde el 18 de noviembre del 2008 recibió de mano del presidente Rafael Correa el

Premio Nacional de Cultura Eugenio Espejo en gesto de desagravio que el país apláudo. Gozaba de generales simpatías en

los medios artísticos y culturales del país pues su dedicación y entrega total al arte le hacían un hombre de música y un

gestor cultural.

El 2009 sufrió serios quebrantos de salud pues en Febrero le detectaron una leucemia. Sometido a tratamientos no

mejoró, la Universidad de Guayaquil el 15 de Agosto le concedió el doctorado Honoris Causa. Días más tarde cerró su vida

artística asistiendo al Festival de Coros que había fundado. Sus amigos organizaron una presentación con coros y cantantes

que se llevó a cabo en el Centro Ecuatoriano Norteamericano.

En octubre empezó a sentir mucho decaimiento y el día sábado 6 de Diciembre fue pasado a la Clínica Guayaquil donde

falleció en la madrugada del jueves 11 de Diciembre de 73 años de edad. Su sepelio se llevó a cabo con numerosa

concurrencia en la Sala No. 4 de la Junta de Beneficencia y debió prolongarse la velación de sus restos hasta horas de la

tarde dada la numerosa asistencia de alumnos, amigos y familiares.

Calificado de hombre de izquierda, de gestor de la paz a través del canto y de padre del canto coral en el Guayaquil

contemporáneo, siempre fue un dirigente disciplinado y exigente, un hombre risueño y bromista, que en sus últimos días

hizo suya una frase literaria: He vivido por la alegría y con la alegría muero, que mi nombre nunca sea asociado con el

dolor.

Su estatura más que mediana, rostro trigueño al igual que su ilustre padre, contextura musculada, ojos y pelo negro y

ensortijado. Gozó de un especial earisma para infundir confianza a los miembros de sus Coros, que le seguían con

especial devoción.

(1) Desde la muerte del Maestro Angelo Negri en 1947 el canto coral había decaído notablemente en Guayaquil. Esfuerzos particulares como el de los Maestro

Jorge Raiki y Carlos González Arijita se hacían sentir de vez en cuando aunque muy levemente, de manera que corresponde a Gil Gilbert el haberlo restaurado

en Guayaquil.