MILITAR.- Nació en Oviedo, Principado de Asturias, España, el 12 de Junio de 1771 y fueron sus padres legítimos Antonio García Villa de Moros y Bernarda de Trelles y Valdepares, hidalgos de esa jurisdicción. Fue bautizado al día siguiente en la iglesia Catedral apadrinado por su tío materno Francisco de Trelles y Valdepares, Caballero de Santiago que en 1765 había sigo designado Regidor del Cabildo de Cuenca en América.
Nada se conoce sobre su niñez y juventud, de quince años, en 1786 se embarcó al Perú en calidad de familiar del Obispo Lozano de la Vega, posiblemente por encargo de sus padres que querían verle de sacerdote.
Tras ligeros estudios en Lima, pasó a Cuenca en 1788 en calidad de Mayordomo del recién designado Obispo José Carrión y Marfil, donde ingresó al Seminario, pero como no tenía vocación abandonó al poco tiempo los estudios.
En 1795 contrajo matrimonio en Cuenca con Rosa Vintimilla y Neira, quien había sido criada por su tía materna Josefa Neira y Vélez de Guevara que le dió en dote una casa grande en Cuenca y dos haciendas: Chaullabamba en la parroquia Paccha y otra cerca de Baños llamada Yanuncay, así como varias alhajas. El no aportó nada al matrimonio. La pareja tuvo numerosa familia pero solo alcanzaron la pubertad ocho hijos, de todas maneras su sostenimiento ocasionó ingentes gastos que fueron cubiertos en parte por el comercio de productos con el noroeste del Perú – especialmente Piura y Lambayeque – que transportaban los arrieros a lomo de mula y con la venta del producto de las haciendas de la esposa.
En 1800 fue agraciado con el cargo de Contador de las Reales Cajas. Ya era Teniente de Alférez de las Milicias disciplinadas, funciones más bien honoríficas. En 1803 presentó ante el Gobernador un extenso testimonio enviado por su padre con partidas de bautizo y matrimonio de sus antecesores y la certificación de su árbol genealógico y escudo conferidos por el Rey de Amas de España. En 1804 era Administrador interino de la Real Renta de Correos y se posesionó como Juez Subdelegado de Indultos y Composiciones de tierras baldías y realengas, también era apoderado de Antonio Rada, uno de los vecinos más ricos de la ciudad. En 1806 fue Alcalde de segundo voto y Juez Subdelegado de Penas de Cámara y Administrador de Aguardientes de Cuenca.
Al conocerse el pronunciamiento de Quito del 10 de Agosto de 1809, integró el Cabildo Ampliado que se celebró con asistencia del Obispo, Gobernador, autoridades y vecinos y juraron obediencia al Rey y no obedecer a la Junta de Quito. En Octubre formó parte de la expedición armada por el Gobernador Melchor de Aymerich con 1800 soldados y al llegar a Ambato recibieron una comunicación del Presidente de la Audiencia, Conde Ruiz de Castilla, solicitando que no pasen a Quito. Entonces Aymerich designó a su Ayudante, el Capitán de Caballería García de Trelles, para que entregue en la capital una misiva del Cabildo de Cuenca.
En 1811 levantó un pelotón de Caballería de 93 hombres dentro de la Compañía de Fusileros, lanceros y blancos sueltos que en número de 1833 estaban a su cargo a fin de combatir a los insurgentes de Quito. Estas fuerzas avanzaron hasta Paredones en Febrero del año 12, al mando del Teniente Coronel Antonio Maria del Valle, para enfrentar a las quiteñas del Coronel Carlos Montúfar y Larrea. Posteriormente lucharon en Atar y en Biblián y finalmente contra la expedición del Francisco García Calderón, a quien derrotaron en el primer combate de Verdeloma el 24 de Junio de ese año y ausente Aymerich de Cuenca, García de Trilles le reemplazó interinamente como Comandante de Armas de esa Provincia y abrió causa a varios insurgentes.
En 1813 solicitó el Corregimiento de Loja y el grado de Teniente Coronel que no consiguió porque estaba suprimido dicho Corregimiento y los grados militares no los conferían las Cortes, pero en Noviembre del 14 el nuevo Presidente de la Audiencia, General Toribio Montes, le expidió el título de Coronel de las Milicias de Cuenca y poco después se opuso al nombramiento de Antonio Herdoíza como Administrador General de Correos, pues tenía el suyo conferido por el Virrey del Perú.
El 15 de Octubre de 1820 desbarató la conjura de los patriotas cuencanos junto a su yerno Antonio de Jáuregui, Alcalde de Segundo voto del Cabildo de Cuenca, pero los patriotas no cejaban en sus propósitos y lograron convencer al Gobernador Antonio Díaz Cruzado para que ceda el mando y cuando se iba a verificar la entrega del cuartel, se presentó García y tomando preso a Díaz Cruzado lo remitió a Quito. Entonces asumió interinamente la gobernación José Maria Vásquez de Noboa, en su calidad de Alcalde de Primer Voto, que en secreto comandaba a los patriotas, de suerte que el 3 de Noviembre el Teniente de Milicias Tomás Ordóñez atacó y desarmó a la escolta que asistía al pregón de unas Reales Ordenes en la plaza de San Sebastián y el Cura de Puebloviejo, Dr. José Maria de Hormaza y Gacitúa, que se encontraba de paso por Cuenca, en fogosa arenga proclamó la independencia.
Al conocer este hecho García se apersonó en la plaza principal con veinte hombres a su mando y allí permaneció atrincherado hasta el día siguiente 4 de Noviembre, que el Cura de Chuquipata, Francisco Javier de Loyola, al frente de un numerosos grupo armado en su Curato, envolvió a las débiles fuerzas de García que rindió sus armas y entregó el gobierno a los revolucionarios.
Poco después el Comandante de Dragones, Francisco González, avanzó hacia Cuenca, derrotando en el primer Huachi a las tropas del Capitán Luís de Urdaneta, de suerte que ya libre de enemigos continuó viaje hacia el sur, dejando resguardadas las ciudades de Ambato Riobamba y Guaranda. El 19 de Diciembre sitió Cuenca y al día siguiente se produjo un encuentro armado en el alto de Verdeloma que fue nefasto para los patriotas, con lo cual completó la campaña tan brillantemente iniciada. Desde entonces, al frente de la Administración de Correos, García de Trilles ya no tuvo actuaciones preeminentes y cuando el General Antonio José de Sucre ocupó la ciudad el 22 de Febrero de 1822 fue tomado prisionero y desterrado al Perú con su yerno Jáuregui y con Francisco Javier Crespo Neira pues Antonio Arteaga se hallaba prófugo.
De 51 años de edad comenzaba una nueva vida lejos de los suyos, que duraría hasta su muerte el 12 de Marzo de 1854. En Piura no ejerció funciones públicas pues dedicado al comercio y con sus bienes muy disminuidos llevó una vida no exenta de privaciones. Tampoco tuvo el coraje necesario para regresar a su nativa Oviedo donde nada le esperaba ni para volver a Cuenca al seno de su familia, de suerte que podemos presumir que estaba separado de su cónyuge y si no formó un nuevo hogar en el norte del Perú debió morir en soledad a los 83 años de edad, edad más que provecta para aquella época.
Había testado veinticuatro horas antes de su muerte, la noche del 11 de Marzo, ante el Escribano Manuel de la Vega, declarando ser católico y español. Numerosas familias descienden de él en Cuenca.