ARTISTA.- Nació en Guayaquil el 9 de diciembre de 1921 en los bajos de una de las casas de su padre ubicada en Chanduy
entre 9 de Octubre y Vélez frente a la Sociedad Filantrópica del Guayas. Fue el mayor de los seis hermanos Garay Vargas
Machuca hijos del Coronel Asisclo Garay Portocarrero cuya biografía puede verse en este Diccionario. Su abuelo Tomás
Cipriano Garay había arribado a Guayaquil procedente de Panamá formando parte de una Compañía de teatro y variedades
como violinista y barítono y se quedó de maestro de capilla en varias iglesias aunque finalmente lo fue del Sagrario.
También puso una tintorería. Era bohemio y artista. Fue su madre Josefina Vargas – Machuca Lemenoret.
Travieso y hablantín, desde los cuatro años gustaba cantar coplas que escuchaba en el vecindario. Su padre era masón
grado 33 pero a pesar de ello lo matriculó en el Colegio San José de los Hermanos Cristianos donde se mantuvo los cinco
primeros grados y el sexto lo realizó en la escuela Eugenio Espejo del Profesor Amable T. Quiroz en Riobamba, a donde
viajó con su familia para convalecer en un mejor clima.
De regreso entró al Instituto Nacional donde perdió el curso en matemáticas, al año siguiente le ocurrió lo mismo en el
Vicente Rocafuerte y su padre decidió el 36 llevarle a trabajar de cajero en su imprenta Sucre de Vélez entre Chile y
Chimborazo, permaneciendo dos años en funciones, pero tuvo que salir por recelos inmotivados de sus hermanos de padre,
mayores a él. Era un joven larguirucho y romántico que se exaltaba fácilmente al ver en el Cine Parisiana escenas eróticas
como aquella que trajo la película “Noches del Cairo”, en que se sumergía desnuda en una pileta la actriz de Hollywood
Mima Lloyd. Entonces pasó a estudiar Contaduría Mercantil en el Liceo América mas el 39 se enfermó de gravedad con
tifoidea y fue a dar casi un mes al Lazareto. Finalmente se graduó en Enero del 41 de Contador. Tenía veinte años de edad
pero no le motivaba nada en la vida dado su carácter enamoradizo, superficial y juguetón.
Desde el 40 venía estudiando Canto en la cuerda de la Coral Angelo Negri a quien había conocido en la Asociación Musical
situada en 9 de Octubre y García Avilés, donde concurría a ver chicas guapas. Allí encontró a Negri, quien se interesó en
cultivar su voz.
Como miembro de la Coral se presentó en una Gala del antiguo teatro Olmedo, en un Concierto al aire libre en la Rotonda
y en el Salón de Honor del Palacio Municipal. También intervino con Margarita Peña Erazo en la Maratón bailable que
organizó “El Universo” en el American Park. Bailaron 30 horas seguidas pero ella se agotó y tuvieron que abandonar la
prueba.
Incorporado de Conscripto voluntario en el Batallón de Infantería # 5 Guayas, le tocó estar en el mes de julio del 41,
durante los aciagos días de la invasión peruana, formando parte de un destacamento en Manglaralto, pues se temía que el
Perú hiciera un desembarco nocturno en esa zona, lo que felizmente no se llegó a producir. En febrero del 42 fue
licenciado con el grado de Sargento.
Nuevamente en la Coral intervino como Solista en las Misas especiales de Santa Cecilia y de Difuntos que compuso Negri.
Era barítono y cantó con la soprano María Luisa Zerega y el tenor Pablo Alvarez Chávez en las iglesias de San Francisco,
María Auxiliadora y San Agustín.
Entre el 42 y el 45 trabajó como Ayudante de Cooperativas en el Banco Hipotecario del Ecuador con ciento cincuenta
sucres mensuales de sueldo. El 43 comenzó a frecuentar la casa de su amigo el pianista Bolívar Arellano Bohorques donde
se reunían algunos músicos jóvenes a aprender numerosas arias y romanzas. Meses después tuvo la oportunidad de cantar
con el barítono Enrique Ortiz Marín y el tenor Fernando Vicenzini en la “Hora Católica” que dirigía Eloísa Marcet del Río en
la Compañía Radiodifusora del Ecuador CRE”.
El 1 de diciembre del 43 interpretó el papel de Pascual en la ópera Marina y en Las Educandas de Sorrento compartió
honores con los solistas Olga Ruiz de Estrada, León Benigno Palacios y Pablo Chávez.
En enero del 44 viajó a Quito a representar Marina en el teatro Sucre con el tenor español Alex Rojo y el barítono quiteño
Humberto Carrillo Velasco bajo la dirección de Negri. El 45 completó un Curso de Teatro en la Casa de la Cultura con el
gran actor Paco Villar y cantó en el grupo que presentó Negri en el teatro 9 de Octubre. Ya trabajaba en la Municipalidad
como Oficial de emisión de especies, luego fue Habilitado pagador en el Dpto. de Terrenos y en julio contrajo matrimonio
con María Piedad Arellano Bohórques. Ese año cantó con el tenor Femando Vicenzini el dúo de la Bohemia de Puccini en el
9 de Octubre.
El 46 fue Ayudante de la Compañía de Construcciones, el 47 se cambió a la Pagaduría del Hospital Territorial con sueldo de
soldado y ensayó Caballería Rusticana”, opera que presentó Negri el 15 de diciembre con lleno completo en el 9 de
Octubre, pero su fallecimiento en plena representación dio al traste con esa época de florecimiento lírico en Guayaquil. El
48 y con motivo del aniversario de su muerte, intervino en la Misa de Difuntos de Negri tocada en el 9 de Octubre como
concierto coral.
El 52 vivió en Quito por pocos meses y fue miembro fundador del Coro “Ciudad de Quito” que dirigió su amigo el Maestro Humberto Carrillo Velaseo. Nuevamente en Guayaquil se presentó
semanalmente en Radio El Mundo cantando arias de óperas y zarzuelas acompañado al piano
por la Prof. Zulema Blaeio Galarza.
El 53 fue designado Contador revisor de la Dirección General de Sanidad, volvió al
Conservatorio Nacional de Música y fue alumno de la soprano Nadine Foster hasta el 57 pero no
se graduó. El 30 de noviembre del 53 cantó en el Olmedo el Prólogo de la ópera Boris Godunoff
de M. Moussorgsky bajo la dirección del Prof. Jorge R. Rayki, haciendo el papel de Tchelalov”.
El 57 fue Contador del Hotel Ritz y al año siguiente cantó como primer barítono de la Orquesta
Sinfónica de Guayaquil.
El 59 fue llamado por la Casa de la Cultura Núcleo del Guayas para organizar el Coro del
Conjunto Lírico, interpretando los roles estelares de varias óperas como “Caballería Rusticana” e “II Pagliaccio”, operetas como “La Viuda Alegre” y “El Conde de Luxemburgo” y Zarzuelas
como “Luisa Fernanda”, “Los Gavilanes”, etc. dirigido por el maestro Carlos González Martínez
– Arijita, más conocido como el maestro Arijita.
El 60 fue Fiscalizador del Impuesto a
la Renta. Por entonces vivió una larga y romántica temporada en Lima. Entre el 63 y el 64 fue
primer barítono del Orfeón universitario del maestro Arijita. El 64 estuvo de profesor de
Educación Musical del Colegio Americano. El 65 fue primer barítono de la Orquesta de Cámara
de Guayaquil bajo la dirección del maestro Eduardo Alvarado, también fue miembro de la
Asociación de Arte Lírico Guayaquil y como en Noviembre se aproximaban los V Juegos
Bolivarianos convocados para mediados del siguiente mes, con asistencia de los conjuntos
folklóricos de danza y canto de varios países, Rodrigo Chávez González le invitó a la Biblioteca
Municipal y enseñó el folleto “Estudios Folklóricos del Montubio y su música” publicado en
1926 en la imprenta “La Esperanza” de Chone, por Manuel de Jesús Alvarez, con la letra y
música de “La Iguana”, “El Amorfino” y “El Caminante”, instándole a que funde un conjunto
de ballet y comprometiéndose a ayudarle en la parte coreográfica.
Aceptado el reto de su amigo y sintiendo que desde siempre había querido hacer algo por la
música del litoral ecuatoriano, renunció a su carrera de barítono de música clásica, formó en
su casa de Luque No. 1803
para la escena. Por dicha razón pasaron por el grupo 136 integrantes en un lapso de diez años,
suma grande de jóvenes si se considera que el grupo jamás llegó a tener más de cinco parejas y
hubo ocasiones en que sólo actuaba una. En otras eran cuatro varones los que hacían de marco
mientras Guido cantaba, lo que no le afectaba porque no era su intención pasar por un gran
coreógrafo sino convencer al pueblo que si teníamos nuestra propia música, danza y canción, que
no le pedían favor a la música foráneay que aquello que se conocía con el nombre de música
nacional no era, pues costa y sierra son zonas diferentes y la música de éste última solamente es
música andina.
En 1967 también organizó con Rodrigo un Conjunto de Teatro que llegó a representar catorce
obras vernáculas escritas por Rodrigo, a saber: las Comedias musicales en dos actos “Patrón,
Torcuato y Nicanora”, estrenada en el Olmedo en Septiembre del 67; “Los Manabitas somos así” en
Diciembre de ese mismo año; “Pedro Vinces el bandolero romántico” en el Olmedo en 1968,
“Machete, garabato y corazón” en el Olmedo en Diciembre siguiente; “Ya llegó Vargas Torres” en
el Olmedo en Junio del 69; y “Los Lanceros del Daule” en el Olmedo en Octubre de 1970. Las
Comedias “Así somos los montubios” y “El sobrino de Catarama” en el Olmedo en Abril de 1970;
“El espectro del descabezado” y “Torcuato oligarca” en el teatro del Núcleo del Guayas en Junio
de 1971. “La dulce piña de Milagro” en el Olmedo en Septiembre de 1970: “No hay taco para el
banano” en Octubre del 71, y los Saínetes “Así somos los Montubios” y “Cuando entra la picazón”
en el Capitol de Manta en Agosto del 69; los Diálogos “Torcuato oligarca”, “Patrón y Torcuato” en
Marzo del 75, y “ Torcuato y Nicanora” y el Monólogo “Amor fino no seas loco”.
En cuanto a Danza, Guido y Rodrigo resucitaron “El Galope”, “El Moño” y “La Iguana”, difundieron
“La Contradanza”, “La Danza” y “La Polca”, salvaron del total olvido a las canciones “La Casita
Lejana” y “Amor de Capitán marino”. En el folklore esmeraldeño resucitaron las danzas “El
Andarele”, “La Caderona”, “La Caramba”, “El Torbellino”, “Agua Corta”, “Agua Larga” y
“Berejú”. El 6 de Octubre del 70 estrenaron en el Olmedo “Los Lanceros de Daule”.
Al mismo tiempo – desde 1968 hasta el 2000 – empezó a publicar en “El Universo” varios ensayos sobre la vida montubia,
sus personajes, usosy costumbres, siendo los principales “Proyección Folklórica costeña”, “Común origen de los bailes
hispanoamericanos”, “La Música nacional” y “Bailes tradicionales ecuatorianos”, etc.
En Marzo del 72 vivió algunos meses en Chone formando el Conjunto Folklórico del Colegio Eugenio Espejo que
intervendría en el primero y único Festival de Grupos Folklóricos de Normales del país a celebrarse en Quito bajo la
dirección de la Prof. Virginia Rosero Verdesoto. Poco después grabó dos discos de larga duración titulados “Fiesta
Montubia” y “Alma Montubia” con canciones vernaculares costeñas y el Colegio Nacional Ana Villamil de Guayaquil le
contrató de Profesor de Bailes Folklóricos. Ya lo era de Educación Musical de las escuelas municipales.
Su vida se había convertido en un tráfago de trabajos, llegaba casi siempre a la una de la mañana a su casa, tras cumplir
diversos compromisos como intelectual y artista. Su esposa le servía café y encendía un cigarrillo. El acostumbraba sentar
a sus hijos para que escuchen música clásica de Caruso o Verdi en un tocadisco.
El 73 escribió “La Proyección estética costeña” en 32 págs. Resumiendo sus experiencias obtenidas a través de
investigaciones y trabajos de campo, con una explicación de lo que debe entenderse por folklore o costumbrismo. El 78
fue Coordinador artístico del Consejo Provincial del Guayas. El 87 colaboró en la revista “Opus” del Banco Central que
también le editó “Proyección estética costeña” conteniendo nociones de folklore social para profesores y alumnos de las
escuelas y colegios de la costa ecuatoriana.
El 89 editó bajo los auspicios del Colegio de Abogados de Guayaquil una recopilación de sus artículos que tituló “Estampas
de Guayaquil” en 243 págs. que ha conocido una segunda edición y contiene un recuento del folklore citadino y montubio,
los teatros y la ópera, el canto coral, la música nacional y unas cuantas necrologías, y en el teatro Candilejas presentó la
obra “La Casa de los girasoles” bajo la dirección de Poén Alarcón, donde hizo el papel de abuelo.
El 93 lanzó “La proyección estética costeña”, abandonó su casita vieja situada en la esquina de Luque y Esmeraldas que
amenazaba ruina, donde había vivido desde el 44, pero se quedó por el sector, en un departamento que alquilaba en
Luque y Los Ríos, dedicado por entero al folklore, dictando seminarios sobre danzas y canciones del litoral y atento al
progreso de las expresiones vernáculas costeñas. También colaboraba en el programa radial “Guayaquil de ayer” de la Dra.
Katia Murrieta Wong.
El 96 apareció “Expresiones de Folklore costeño” en 709 págs. recopilación de sus actividades, las de su amigo Rodrigo
fallecido el 91 y unas coplas del folklorista Sergio León Aspiazu. En 1998 “La Música de antaño”. El 2000 salió “Recuerdos
de un viejo guayaquileño”
El 2004 falleció su esposa causandole una profunda pena pues a pesar de su carácter irresponsablemente juguetón,
siempre habían sido muy unidos. Desde entonces ya no volvió a ser el mismo pues decía que debía pagar por sus pecados
de egoísta mujeriego. El 2005 fue condecorado por el Congreso Nacional. Vivía en el departamento de su hijo Ezio,
intelectual notable como su padre, dedicado a la lectura de los periódicos y de cinco libros al mismo tiempo, debido a su
constante deseo de cambio, costumbre que había conservado desde siempre. La música clásica no faltaba en su domicilio,
en gran volumen para disipar su soledad hasta que el 15 de Enero del 2009 eso de las cinco de la tarde mientras
conversaba distraídamente con su hijo Gregory en la sala de su departamento, de improviso le sobrevino un infarto y dejó
caer su cabeza sobre el pecho. Falleció como siempre había querido, casi sin darse cuenta, sin dolores ni sufrimientos, a
los ochenta y seis años de edad.
Alto, robusto y atlético sin ser corpulento, medía más de 1,80 mtrs. Trigueño, ojos café obscuros, pelo y bigotes negros, se
dejó crecer una melena gris. Sus cumpleaños eran celebrados en haciendas por cuanto no faltaban seguidores que le
engreían. Modestamente se titulaba un cómico, así, a la antigua, y un romántico, y sin embargo era el más importante
folklorista del litoral y uno de los mayores costumbristas ecuatorianos del siglo XX.
El 2009 el “Pueblo Montubio del Ecuador” lo declaró “Icono de la cultura montubia”, el 2010 la Municipalidad de
Guayaquil “Pionero en el rescate de la identidad del Montubio de la costa ecuatoriana” y en Noviembre del 2015 se
inauguró su monumento.
Su legado en pro del conocimiento de lo montubio, realizado por medio siglo, sin ayuda de las autoridades, evitando
siempre que a los montubio se los ignore e invisibilise, le recomienda ante las presentes y futuras generaciones
ecuatorianas.