GARAY ARELLANO EZIO

INVESTIGADOR.- Nació el 14 de Julio de l952. Hijo legítimo de Guido Garay Vargas-Machuca, folklorólogo, cuya biografía puede verse en este Diccionario y de Maria Piedad Arellano Bohorques, guayaquileña.

Nació en la clínica Alcívar y le trajo al mundo el Dr. Morán Vega ginecólogo de dicho centro de salud, “el día que salí de la clínica recién nacido me llevaba mi abuela Josefina Vargas – Machuca Lemenoret envuelto en una colcha, cuando en ese momento ingresaba el político Carlos Guevara Moreno herido de un atentado o algo por el estilo. Los porteros se asustaron creyendo que yo era una bomba, revisaron a mi abuela y se asombraron cuando encontraron que llevaba a un niño, pues no eran usuales los nacimientos en una clínica especializada en traumatología”.

Fue el segundo de una familia compuesta de tres hermanos. Sus padres alquilaban un departamento en Rocafuerte y Julián Coronel en una de las casas de propiedad de Federico Groepel de donde arrancan sus primeros recuerdos, pero de cinco años fueron a vivir a una de las tres propiedades de su abuela Josefina esquina de Luque y Esmeraldas, en compañía de su tío Bolívar Arellano profesor de piano muy conocido en la ciudad, soltero y bonachón, que quiso enseñarle a tocar dicho instrumento. “Del tío Bolívar tengo uno de los mejores recuerdos, me críe escuchando ocho horas diarias sus estudios de piano con Czerni, Chopin, Brahms, Bethoven, Grieg, etc, era muy religioso casi beato, por eso aprendí a confeccionar los nacimientos de la casa, a pintar el cielo, los papeles, teñir aserrín de color verde y café arte que él había aprendido de su profesor de piano el maestro español de origen catalán don Francisco Nuguéme llevaba a ver los nacimientos de las iglesias y en especial el que hacía en su casa Ibrahim Parducci.

Estudió la primaria en el Liceo Ecuador, siempre fue un aprovechado estudiante, sobre todo en historia, pero como era inquieto le ponían mala en

conducta y como solía acompañar a sus padres a las reuniones líricas de música y canto en que ellos intervenían, se fue formando culturalmente. De diez años leyó las tragedias de Shakespeare en un libro de su abuela. De esa época recuerda las navidades, fines de año con sus numerosos tíos Garay en el domicilio de ella, por la cantidad de regalos que recibía, la cena y la quema de cohetes y petardos.

En 1964 comenzó la secundaria en el Liceo Juan Montalvo y en las horas de matemáticas se escapaba a la vecina Biblioteca Carlos A. Rolando de autores nacionales a fin de leer el libro de genealogías de Guayaquil de Pedro Robles y Chambers y los Boletines del Centro de Investigaciones Históricas pues desde siempre había sentido una gran curiosidad por conocer el pasado de los suyos y de las familias de la ciudad y el país. Su padre y Rodrigo Chávez González, a) Rodrigo de Triana, fundaron el 65 el Cuadro folklórico del litoral y menudeaban los viajes a diversas poblaciones cercanas así como las representaciones teatrales pero era su hermano Guido quien había sacado la vena artística paterna ya que a Ezio más le entusiasmaba el estudio callado en la biblioteca Rolando y el 72 acompañó a las auxiliares Esperanza Cárdenas y a Delia Torres al domicilio del Dr. Rolando, quien acababa de fallecer, para transportar a la Biblioteca los libros que allí había dejado.

Por entonces se hizo farrista, repitió el sexto curso y le cambiaron al Colegio Trece de Abril donde finalmente se graduó de Bachiller en l973 y entró a la Universidad a estudiar Arquitectura, carrera que pronto le desanimó porque su vocación eran las letras más que los números. Al siguiente año ingresó a Derecho mientras realizaba trabajos a medio tiempo en la fábrica de muebles de Herbert Elste, padrastro de su amiga Josefa Lofruscio Parodi, ubicada en Mapasingue, percibiendo S/. 400 mensuales. El 73 salió para mejorar el sueldo en la Importadora TDK ubicada en La calle El Oro, propiedad de John Thur de Koos Muñoz. Primero fue vendedor, finalmente llegó a asociarse en la empresa hasta que ocurrió la muerte de John en l985 y se terminó el negocio. Ya era Licenciado en Derecho.

Fueron años asendereados y su vocación por la historia seguía en ascenso. El 74 Genaro Cucalón Jiménez le había llevado a la casa del gran genealogista guayaquileño Pedro Robles y Chambers a quien entregó sus apuntes e investigaciones sobre los apellidos maternos. “Pedro quiso saber el segundo apellido de mi abuela Inés Lemenoret pues le habían referido que era Bodero, no aclaré en nada este error en ese entonces a pesar de haber tenido contacto con las señoras García Balladares que eran parientas de la bisabuela. En el año 1992 encontré el bautizo en la iglesia del Sagrario, celebrado en 1863 y resultó ser hija de León Lemenoret y de Inés Torres.”

Pedro ofreció ayudarle por la rama de Arellano escribiendo al Director del Archivo de Piura Carlos Robles Rázuri, pero éste jamás contestó. En 1984 Ezio viajó al Perú, conversó con Robles Rázuri y se enteró que la carta nunca había llegado a sus manos; “entonces localicé a las primas hermanas peruanas de mi madre que vivían en Tumbes y a la tía Pina que vive en Piura y obtuvo los datos que necesitaba, investigando también en la Biblioteca Nacional de Lima.

Nuevas lecturas de las obras tradicionistas de José Gabriel Pino y Roca y Modesto Chávez Franco y de los primeros artículos de prensa, salidas desde 1972 y recogidas en varios volúmenes del Diccionario Biográfico del Ecuador de Rodolfo Pérez Pimentel que empezaron a aparecer y coleccionó con ahinco, aclararon aún más su vocación. Por esos días encontró en la biblioteca Rolando el Tratado de Paleografía de Jorge A. Garcés que le enseñó los secretos de la letra manuscrita encadenada y diplomática española de los siglos XV al XIX y a través de Roberto Leví Castillo a principios del 84 hizo amistad con el otro gran genealogista nacional Fernando Jurado Noboa, domiciliado en Quito, que le tomó a cargo e hizo ingresar a la Sociedad Amigos de la Genealogía que él presidía” Entonces comencé a visitar Quito más frecuentemente, en especial la casa de Fernando, conocí a su esposa Elena Piqueras, a sus hijos, con quienes compartí verdaderos momentos de amistad y camaradería, al tiempo que investigaba en los archivos de la capital. Fue un ir y venir, un interminable canje de información genealógica – histórica, y gracias a Fernando quien me apoyó y publicó casi todos mis trabajos genealógicos ahora tengo un espacio en la cultura regional y nacional. También conocí a muchos genealogistas del resto del país, a otros colombianos, al español Duque de Tovar y a los desaparecidos Ricardo Descalzi del Castillo, los padres Pedro Porras y José Maria Vargas, Diego Garcés Giraldo, el Sr.

Guzmán, el Sr. Santa Cruz casado con una prima hermana de la tercera esposa de mi tío Galo Garay Vargas – Machuca, en especial a la tía carnal de esta, la Sra. Mercedes Clavijo Peñaherrera de Endara, también genealogista y una adorable dama a la que recuerdo con mucho cariño, que siempre fue recíproco”, menudearon los viajes por el país y por el sur de Colombia donde Jurado Noboa celebra sonadas y beneficiosas Jornada Culturales y empezó entre ambos un valioso intercambio epistolar que duró diez años y que acaba de reanudarse el 2002.

Por Fernando Jurado amistó conmigo Guillermo de Rubira Orellana quien tenía casi terminado el libro de la familia Santos de Manabí. l984 fue un año de incesantes viajes por los archivos parroquiales de Piura, Cuenca y Guayaquil, el decisivo en su formación, gravitando en la órbita de Jurado hasta l990 que se asoció con Guillermo de Rubira Orellana.

A principios del 85 Guillermo lo presentó a Julio Estrada Icaza y en Marzo comenzó a trabajar con S/.

17.000 mensuales de sueldo como técnico operativo e investigador del Archivo Histórico del Guayas, en el piso 11 del Banco Central. Ezio era un experimentado elaborador de árboles genealógicos a través de un fichero que había ido formando con gran paciencia y por sus conocimientos de los ascendientes y descendientes de personajes destacados en el país, Estrada le permitió trabajar con entera libertad y Ezio le ayudó en la obra “Las Calles de Guayaquil”, en la parte de las Ordenanzas, merced a la generosa ayuda de su amigo el Secretario municipal Walter Novillo que siempre ha sido un perfecto caballero.

“Colaboré con Julio Estrada Icaza, persona erudita en la historia local, a quien una lastimosa enfermedad que ya la padecía en ese entonces, había agriado su carácter, pero conmigo tuvo la mejor apertura y estuve junto a él desde enero del año 85 a febrero del 88 que renunció al Banco Central, dejando un vacío cultural. Don Julio, como lo llamábamos, nunca me arrestó ni me amonestó jamás, a pesar de haberme encontrado en grandes algarabías en horas de trabajo con el resto de compañeras, pero conmigo bromeaba y aceptaba mis sugerencias”.

Ezio contribuyó a clasificar el Fondo Peñaherrera de fotografías del Guayaquil antiguo, la mayor parte de ellas sobre vidrio. Realizaba las Guías

de las Exposiciones ayudando a la Dra. Inés Flores en las biografías de la Pinacoteca. En estas labores trabajaba con Susana Loor en documentología y con Lidia Quiñónez en bibliografía. Otros investigadores del Archivo por esa época eran Casia Delgado Granizo, José Alejandro Guzmán Rodríguez, Silvia Coello Quintana, Jackeline Mora Menéndez y Melvin Hoyos Galarza.

En Mayo había visitado el archivo parroquial de Montecristi. En Noviembre concurrió a las primeras Jornadas internacionales de Genealogía e Historia Social celebradas en Pasto. Ese año salió su primer artículo: Una familia cuencana que se establece en Guayaquil: los Muñoz Ochoa en

15 págs. seguido por Orígenes de don Pedro Gual en 2 págs. Censo de la parroquia de la Concepción en 27 págs. y Los Bayona en Guayaquil en 8 págs.

El 86 visitó nuevamente el Perú, estuvo en Piura y en Trujillo. De regreso investigó en Guayaquil, Guano y Riobamba y publicó los Colombianos en Guayaquil y su provincia en 7 págs. Padrón de la parroquia Matriz de Guayaquil y los padrones de Santa Lucía, Balzar, Machala, Santa Rosa, Daule y Palenque en 1832, un listado de las propiedades y los propietarios en Palenque en 1832 y unas Notas sobre las familias de Bahía de Caráquez. El

87 editó otros artículos: Vecinos de Atuntaqui en 1871, los Ramírez de Arellano en el centro y norte del Perú y en la ciudad de Guayaquil, Vecinos principales, labradores, jornaleros, negociantes y artesanos de Babahoyo, Pimocha, Puebloviejo, Sabaneta y Caracol en 1832 y la Sociedad Colonial de Piura. En Julio trabajó en los archivos de Quito. En Octubre en los de Sevilla y Madrid fruto de un viaje realizado en España.

En 1988 dio a la luz nuevos artículos: La élite económica de los negros en Guayaquil de 1742 a 1765, Relación de los Encomenderos y repartimientos del Perú en 1561, Quiteños y colombianos casados en la más antigua parroquia de Lima (San Sebastián) de 1593 a 1623, Pobladores de Yaguachi de tercera a octava clase en 1832, los Bohorques de la costa ecuatoriana, Familias indígenas de la costa ecuatoriana, Vecinos de Paute en 1871, como también de la sección de Condiyacu de Déleg y de Bulan, Los Negros guayaquileños en 1850, los Bohorques de España, México, Chile, Perú, Colombia, Quito, Latacunga, Chimborazo y Cuenca, Vecinos de San Antonio de Zaruma, y vecinos de la parroquia La Merced de Piñas en 1871. Entre Enero y Mayo investigó en el Archivo Nacional de Historia.

El 89 aparecieron: Vecinos de la península en 1832 y Los Quinde, una familia indígena (1707 a 1849). El 90 los Portocarrero en Barbacoas y en la costa ecuatoriana, dispensas y troncos familiares sobre Zaruma, los Bodero (1560- 1980) una rama desconocida de los Valdivieso, Dispensas de ultramar e informaciones de soltería en Guayaquil de 1749 a 1822, nuevos datos al trabajo los Ramírez de Arellano en el centro y norte del Perú y en la ciudad de Guayaquil, el Angel en 1871 (notas sobre seis apellidos) Colombianos fallecidos en Guayaquil de 1818 a 1843, las cosas del cabildo de Guayaquil de 1634 a 1694, Estudio sociogenealógico y contribución para la historia social de Loja, familias españolas, indígenas, negras y mestizas en el sur del Ecuador, y Dispensas matrimoniales de negros, indios y blancos en la Provincia de Los Rios.

El 91 editó Los Garay en Panamá y Guayaquil, Dispensas matrimoniales en la antigua Provincia de Guayaquil (1789

– 1820) y Dispensas matrimoniales de indios y mestizos de la antigua Gobernación de Guayaquil, e investigó en Chone, Quito y en Vinces. El 92 sacó los Balarezo o Valarezo y su difusión desde Zaruma, Vecinos y familias de Rioverde en época de García Moreno, el Negro en la historia, raíces africanas en la nacionalidad ecuatoriana, Dieciseis años de historia documentada de las compraventa, Cartas de horro y lilibertad de los negros de Guayaquil en el siglo XVII, volvió a Quito y también estuvo en Zaruma, Esmeraldas y Daule.

El 93 dio a la luz Descendencia de un latacungueño en Guayaquil: Manuel Mata Cabeza de Vaca, Latacunga ante los últimos cuatro siglos de historia, y un artículo a medias con Guillermo de Rubira sobre Narcisa de Jesús Martillo Morán. Igualmente Breves apuntes para el estudio de la sociedad colonial de la ciudad de San Miguel del Villar de Piura, que apareció en la Revista No. 19 del Instituto peruano de Investigaciones Genealógicas en

71 págs. visitó los archivos de en Samborondón y Quito y se trasladó por tercera ocasión al norte del Perú en plan de investigaciones genealógicas.

Desde el 1993 había comenzado a publicar a medias con Rubira la serie “Inmigrantes a Guayaquil de fines del siglo XVIII al XX” que aún continúa y un homenaje genealógico al Dr. Arroyo del Rio. Desde entonces han venido trabajando las siguientes obras: Los Coronel, en colaboración también con Guillermo Arosemena Arosemena. Los Wright del Ecuador” en 198 págs. en 1999 los Orrantia, también bajo la firma de Ezio, los Guzmán firmada por Guillermo y estaba próximo a salir y parece que seguirá inédita por mucho tiempo debido a ridículos prejuicios por contener el total de líneas familiares. Varios de ellas naturales, otras venidas a menos y la de los Bucaram Ortiz; los Marcos firmado por Guillermo, obras que le acreditan como uno de los mejores investigadores ecuatorianos de la actualidad.

Muerto estaba en Febrero del 94 vendió su renuncia en el Banco Central por treinta y seis millones y comencé a colaborar con José Antonio Gómez Iturralde, guayaquileño que dejó atrás su vida empresarial y agrícola para dedicarse por completo a rescatar la historia local de la región costeña, siendo el año 97 director ad-honorem del Archivo Histórico del Guayas en el Banco Central del Ecuador; con prestación de servicios en calidad de investigador, continuando la revisión de las Actas de Cabildo que están publicadas hasta el tomo XIV.

El 95 localizó en el archivo de la Curia de Cuenca el Censo practicado en el “Partido de Santa Elena” en 1803, para el cobro del diezmo de la iglesia a los naturales y que contiene la lista completa de las familias que vivían reducidas en los cuatro pueblos indígenas a saber: Colonche, la Punta o Santa Elena, Chanduy y Chongón. Este documento demostró que ese año existían indios encerrados y pagando tributos, dato importantísimo porque vino a destruir la tesis sostenida hasta entonces por los historiadores, que los indígenas de las zonas aledañas a Guayaquil habían desaparecido o se habían mestizados, de suerte que se probó que los indígenas vivían en territorios delimitados sin renunciar a su identidad pues mantenían derechos colectivos impidiendo la entrada de blancos y mestizos a sus pueblos, practicaban la endogamia pues se casaban entre ellos, hablaban a la

usanza española aunque mantenían su lengua Tallán (1) incorporaban elementos de la cultura dominante y por su número de 6.000 eran de gran importancia étnica frente a los 13.000 habitantes de la ciudad de Guayaquil. El documento fue aprovechado el 2012 por la antropóloga argentina Silvia Alvarez Litben en su obra “Parentesco, política y prestigio social en los pueblos indios del partido de Santa Elena, Padrón de 1803.

Ese año sacó Estudio genealógico de la familia Patiño Martínez, Patiño Trujillo y Martínez Plaza, extradiocesanos casados en la parroquia Matriz, Sagrario de la Catedral de Guayaquil. El 96 Don Pedro Martillo y Mosquera, padre de la beata Narcisa y Notas genealógicas sobre familias de orígen libanes en Guayaquil en 1919 e investigó en la Biblioteca de los padres jesuitas de Cotocollao.

El 97 editó Doña Josefa de Millan y Velasco y Análisis de la Hidalguía en América y su aproximación en el Ecuador. El 98 dio a la luz Contribución de la ciudad de Santiago de Guayaquil y su antigua Provincia a la Iglesia Católica (1534 –1998) y Documentos para la historia de la parroquia de La Concepción en Ciuda vieja.

El 99 apareció su segunda obra titulada “Varios escritos históricos de Guayaquil y su Provincia” en 289 págs. recopilación de algo de lo suyo con material nuevo para los lectores especializados en asuntos históricos, genealógicos y sociológicos.

El 2006 dio a la luz pública “Compilación biográfica-genealógica de los fundadores de Santiago de Guayaquil” en 282 págs. conteniendo biografías sucintas de los primeros pobladores de la ciudad en el siglo XVI, incluyendo los conquistadores españoles y los caciques indígenas, así como los esclavos traídos y asentados en la urbe. Obra novedosa por su contenido y de gran valor para los estudiosos del pasado guayaquileño.

Su asiduidad en los archivos de las parroquias y escribanías coloniales y republicanas del país y del norte del Perú le recomienda, además conoce diversos archivos como el de la Sociedad Filantrópica del Guayas, el del Registro de la propiedad de Guayaquil y el particular Robles Chambers, etc. también los de las antiguas parroquias rurales de las provincias de Manabí, Los Ríos y Guayas.

Estatura más que mediana, blanco rosado, contextura gruesa, ojos verdes, pelo entrecano y voz ronca. De carácter agradable, excelente y generoso amigo que jamás niega su aporte, como escritor está produciendo mucho y bien, especialmente en materia de genealogía, aunque ha comenzado a introducirse en temas generales de carácter más bien histórico, antropológico y sociológico.

Parco, serio, huye de las fotografías, no desdeña la tradición oral pero los documentos forman la base de sus investigaciones. Le fascina descubrir y por ello mantiene actualizado su fichero genealógico, su colección de recorte de diarios y revistas, crónicas sociales, avisos fúnebres, partes de boda, recuerdos de bautizos. Desde el 2007 colabora con Expresa en dos secciones dedicadas a la Genealogía y a la Heráldica.

  1. (1) El idioma Tallán de los huancavilcas se habló en la península hasta 1910, especialmente en la zona de El Morro y en varias comunidades de la zona de Lambayeque al norte del Perú donde existió una fuerte migración huancavilca. Muchas de las costumbres ancestrales aún se conservan inclusive entre el pueblo llano guayaquileño que se sirve los alimentos con cuchara sin usar jamás el tenedor europeo y come en cuclillas ciertos platos indígenas como el encebollado caliente de pescado o el ceviche caliente de camarones que originalmente debieron ser sopas, pues la silla fue importada por los conquistadores. Otros alimentos como la chicha y sus sitios de expendio las chicherías subsistieron hasta 1950 pero en algunos casos se camuflaron para vender chicha de arroz y llamaban Resbaladeras porque eran sitios de expendio rápido, como quien dice de paso, sin sillas para la clientela.