HEROE NACIONAL.- Nadó en Guayaquil el 9 de Junio de 1896 en la casa paterna de las calles
San Martín y la ría del barrio del astillero. Hijo menor del matrimonio de Juan Antonio Game
Jiménez propietario de la hacienda “Punta Española” en la Puná enterrado en el grupo de
tumbas familiares del cementerio particular de la familia, bajo una lápida de mármol que dice: Deeply sorry (muy lamentado) y de Gertrudis Bustamante y Portocarrero, guayaquileña.
Muy joven y siguiendo una tradición familiar impuesta por su abuelo nacido en Filadelfia y que
fue marino al servicio de Bolívar en la gran Colombia y después Cónsul general de los Estados
Unidos de Guayaquil, ingresó a la marina de guerra ecuatoriana y fue destacado al servicio en
el Oriente
maniobra enemiga y tras un bajo de arena que existe en el sector, cercano a los manglares de la
costa, trató de alcanzar puerto. Al mismo tiempo se tocó a zafarrancho de combate, Game dirigía
los trabajos de las máquinas y en eso se oyó el primer disparo enemigo que felizmente no alcanzó
al “Calderón” aunque cayó muy cerca, a escasos veinte metros.
Entonces se contestó con un disparo del cañón de proa que quedó inutilizado por fallas mecánicas
y con ametralladoras antiaéreas amarradas se barrió la cubierta enemiga.
El cañón de popa salvó la situación haciendo cuatro disparos. El primero destruyó un cañón del
“Almirante Villar” en la torrecilla de popa, derrumbó parte de un mástil, desmontó un cañón
anteaéreo y mató a dos hombres, lo cual se supo después. La nave peruana jamás esperó una
respuesta de esta índole y magnitud. Otro disparo penetró en el cuarto de máquinas y las inutilizó
dejando al Villar al garete. Uno más entró en el departamento de torpedos pero no explotó, que si
lo hace no hubiera quedado ni las astillas del barco enemigo. El otro no dio en el blanco.
Mientras tanto ambos buques seguían paralelos a escasos ochocientos metros de distancia en
mitad del golfo y el “Villar” tenía destruida su torre de lanzar torpedos por eso no podía utilizar
sus numerosos torpedos, que seguramente hubieran hundido al “Calderón”.
En tales circunstancias el “Villar” perdió velocidad y el “Calderón” aprovechó para enfilar hacia el
muelle de Puerto Bolívar donde la ciudadanía presenciaba el combate con emoción patriótica.
Pocos minutos después el buque peruano “Bolognesi” remolcaba al “Almirante Villar” hasta la rada
del Callao donde fue desmantelado y retirado de servicio.
Los oficiales del “Calderón” fueron felicitados y la tropa sacada en andas y paseadas por el malecón. Esa tarde fue de
fiesta y no faltaron los brindis por la victoria obtenida así como por la milagrosa salvación del Puerto de un seguro
bombardeo y hasta de un desembarco enemigo. A las doce de la noche Morán Valverde conjuntamente con Game fijaron el
regreso a Guayaquil convoyando a los tres buques civiles. A su arribo al puerto principal el “Calderón” fue reparado y tras
la invasión volvió a navegar a las islas Galápagos llevando alimentos y mercaderías, pero en uno de esos
viajes sus máquinas se dañaron y tuvo que ser remolcado desde las islas de Cocos frente a Costa Rica y ya no volvió a
navegar, porque sus antiguas máquinas fabricadas en Inglaterra en 1883 ya no respondían y ahora se encuentra en el
parque de la marina de la calle Eloy Alfaro en permanente exhibición.
Terminada el conflicto bélico con el Perú fue ascendido a Capitán de Corbeta por acción de guerra. En 1942 solicitó su
retiro y obtuvo una módica pensión. El 52 recibió la medalla “Abdón Calderón” de primera clase, la codiciada “Cruz de
Hierro” y En 1960 fue declarado “Héroe Nacional” por el Congreso ecuatoriano.
Desde 1952 vivía la mitad del año en Guayaquil acompañado de sus numerosos sobrinos y la otra mitad en Lima con los
familiares de su esposa, en quien no tuvo descendencia; pero en el oriente y antes de su enlace fue padre de Lidia
Amazonia y de Roger Game Ramos, solteros.
Tenía por costumbre venir a Guayaquil todos los 25 de julio a solemnizar los festejos de la Marina de Guerra ecuatoriana
en peregrinaje cívico que él mismo se había impuesto. Su sobrino el Capitán Jorge Game Castro acosumbraba agasajarle
en su villa de Miraflores en alegres reuniones a las que concurríamos en familia.
Aún se le notaba robusto y lleno de vitalidad. Alto,macizo, corpulento, tez muy blanca, ojos cafés y pelo que fue rubio y
después se tornó entre dorado y blanco; nuestro Héroe Nacional era el símbolo viviente de una familia que sirvió mucho y
bien y que se renueva en cada generación, ofrendando miembros a la Marina desde principios de siglo pasado ¡Caso único
en la historia del país!
En Marzo de 1993 falleció su esposa y desde entonces se fue apagando lentamente y falleció sin enfermedad visible el 27
de abril siguiente, de casi noventa y siete años de edad. Su entierro fue con honores de Héroe Nacional.