FROEBEL FEDERICO

EDUCADOR.- Nació en 1782 en Oberweissbach, Turingia, Alemania. De escasos años perdió a su madre y se volvió pensleroso y meditativo. Asistió a la escuela primaria y vivió en plena naturaleza como Ayudante de un Guardabosque, cobrando repugnancia a las lecciones memorísticas y a los procedimientos librescos de sus profesores. Por su gran afición por las Matemáticas y las Ciencias Naturales cursó estudios de Arquitectura en la Universidad de Jena. En 1805 visitó a Enrique Pestalozzi en Suiza, llevado por Gumen, uno de sus discípulos, e impresionado de sus enseñanzas se dedicó a dar clases privadas. Luego marchó a Iverdón para estudiar de cerca los métodos de Pestalozzi y tras dos años de colaboración regresó a Alemania presintiendo el fracasó de la obra material de su maestro. Desorientado y sin saber qué rumbó intelectual tomar se dedicó al estudió de las Lenguas Muertas, la Mineralogía y la Cristalografía pues era un espíritu curioso por conocerlo todo, pero la guerra contra Napoleón le llevó al ejército prusiano y combatió en varias campañas.

En 1811 editó su curioso libró “El Tratado de la Esfera” influido por sus estudios Matemáticos. En él opinó que la esfera es el prototipo de la unidad de todos los cuerpos y de todas las formas y tiene “relaciones misteriosas con las cosas espirituales”, por eso hay que trabajar en el desarrollo de la naturaleza esférica de un ser para formarle a través de la educación. A partir de entonces prosiguió la consecución de nuevas bases educativas no solamente a través de escritos instructivos sino creando y ampliando una colección de materiales auto educativos para padres e hijos. En 1826 publicó “La Educación del Hombre”, fundamentación filosófica de su pedagogía y análisis de la idea de un nuevo método, describiéndolo detalladamente. La obra tiene numerosos desvarios míticos y románticos y está llena de extrañas teorías que pueden llegar a desconcertar… Froebel cree que todos los seres y objetos de la naturaleza son manifestaciones directas de la divinidad, de allí resulta que todo es bueno en el hombre “Desde su más tierna edad el niño satisface a la justicia y al bien con tacto sorprendente, pues rara vez le vemos sustraerse a ello voluntariamente” como conclusión debe sacarse que la educación es una obra de libertad, de espontaneidad. Debe ser indulgente, flexible, blanda y limitarse a la protección y vigilancia. La vocación del hombre es dejar obrar su ser, manifestando la acción de Dios que opera en él. También llegó a decir que no puede haber una forma general de educación porque es necesario tener en cuenta la naturaleza de cada niño para provocar el libre desarrollo de su individualidad, invitándole a la acción, a la obra personal.

En 1834 dio a la luz “Los Cantos Maternales” con consejos atinados sobre la educación de la primera infancia. En 1837 había fundado en Blankenburg, Turingia, la primera institución a favor de los párvulos que llamó KINDER GARTEN, que en español equivale a “Jardín de infantes” y la sostuvo sirviéndose de una publicación llamada “Venid, seamos todos de los niños” (1837-1840). Para preservar los Kinder Garten comprendió que era necesario preparar profesores adecuados. En 1839 fundó un establecimiento para influir sobre madres y jóvenes en los cuidados educativos de la primera infancia. Su vida se había tornado agitada por los continuos viajes que emprendía con el afán de difundir sus métodos e ideas. Le seguían otros pedagogos como Diestewerg en Berlín y la Condesa Marenholt Bullow que le atrajo las simpatías de la alta sociedad.

En 1851 sin embargo, se decretó el cierre de sus Jardines de Infantes a pesar de que ya se habían extendido por toda Alemania, debido a la incomprensión de las autoridades protestantes, que no miraban con buenos ojos una institución donde no se enseñaba ninguna religión y hasta se dijo entonces que era ateo o por lo menos que practicaba el ateismo, confundiendo su laicismo, respetuoso y tolerante de todos los credos religiosos. Froebel protestó enérgicamente y hasta solicitó una inspección serena de sus actividades pero no fue escuchado y adolorido ante tanta incomprensión bajó al sepulcro un año después, en 1852, considerado y tenido como uno de los más notables reformadores educacionales de Occidente.