FREIRE ICAZA AGUSTIN

SINDICALISTA.- Nació en Guayaquil el 10 de febrero de 1 883 y recibió los nombres de Agustín Alberto. Hijo legítimo de Miguel Freire y de Juana de Dios Icaza, naturales de Quito y Guayaquil respectivamente. Recibió las primeras letras de la profesora Mina Santur, excelente maestra que le gustaba conquistar corazones infantiles para el saber y la ciencia, luego asistió a la escuela San Luís Gonzaga de los Hermanos Cristianos que funcionaba al lado de la Catedral y como amaba los estudios quiso ingresar a esa orden pero la muerte de su padre se lo impidió. Huérfano, le fue imperativo estudiar un oficio para ayudar a su madre y hermanas que sufrían grave pobreza y de diez años pasó a la Escuela de Artes y Oficios de la Sociedad Filantrópica del Guayas y comenzó el aprendizaje de la Tipografía que consistía en unir los tipos móviles para formar palabras, frases y líneas, a utilizarse en las impresiones gráficas. Después saldría la Litografía a base de líneas metálicas.

El 95 se metió a bombero raso de la compañía 9 de Octubre. Al año siguiente ocurrió el Incendio Grande entre el 5 y 6 de Octubre y la Filantrópica clausuró momentáneamente las clases y suspendió los exámenes que anualmente se rendían en la primera quincena de Noviembre, pero hubo una excepción, pues tres alumnos, entre los cuales se encontraba el joven Freire, habían continuado concurriendo a los talleres en el periodo en que estaba cerrado el establecimiento, de suerte que como acto de justicia se les receptó sus exámenes el 20 de Diciembre, obteniendo la más alta nota de Muy Sobresaliente, por eso sus superiores le permitieron trabajar allí mismo, en premio a sus merecimientos. Desde el 98 fue bombero en la Compañía Ecuador. El 99 figuró entre los fundadores del Club de trabajadores Guayas de instrucción,recreo y beneficencia, que tuvo larga trayectoria dentro del obrerismo porteño. Anualmente organizaba paseos a diferentes partes de la provincia. En 1912 ocupó la presidencia. A principios de siglo se afilio al Partido Liberal Radical, figurando en la Junta Provincial en varias ocasiones, pues era una personalidad altamente recomendable: social, servicial, afectuoso.

A los veinte y tres años de edad, en 1906, contrajo matrimonio con la joven Clara Aurora Potes de solamente dieciséis, de personalidad madura y extrovertida, con quien tendrá una unión feliz y nueve hijos. Ella había heredado un chalet de madera en Vélez entre 6 de Marzo y Santa Elena, expropiado en 1913 por la Junta del Centenario de la Independencia para parque del Centenario. En cuyo centro se instaló la Columna de los Próceres. Con el dinero compraron una pequeña casa de madera de planta baja y dos pisos altos ubicada en Santa Elena entre Ballén y 10 de Agosto al Comisario de Sanidad N. Rodríguez donde vivieron siempre.

Clara Aurora Potes de Freire realizó desde 1920 una activa militancia ideológica a favor de los derechos de la mujer pues en su domicilio fundó la Sociedad femenina Rosa de Luxemburgo para conseguir la igualdad de los géneros en el Ecuador. Hasta los años 1990 existía en la parte sureste del parque un viejísimo almendro, de los que había en el patio posterior del chalet familiar de los Potes, pero la Municipalidadlo hizo talar por su desmejorado aspecto. En múltiples ocasiones tuve la oportunidad de pasar ante él. Me conmovía verlo pues era uno de los últimos testimonios visibles del pasado de mi ciudad, que crece olvidando cuando otras – más afortunadas – perennizan sus recuerdos.

El 8 había sido ascendido a Ayudante del Director de la Imprenta de La Filantrópica y el 12 ocupó la Dirección, así como la cátedra de Tipografía que desempeñó hasta su fallecimiento, habiendo editado “Nociones preliminares de Tipografía”, folleto que alcanzó la cuarta edición en 1939. Entre el 10 y el 12 fue Concejal del cantón Guayaquil, el 25 de Junio fue nombrado Capitán de Infantería del Batallón No 239 durante la movilización nacional decretada por el Presidente Eloy Alfaro contra el Perú. El 12 falleció su madre y poco después su hija primogénita Julia, en cuyo honor adoptó el pseudónimo de “Julita” en sus escritos para la prensa nacional, especialmente para “El Telégrafo”.

El 14 realizó una activa campaña por diarios y revistas del país para que se reconozca el primer domingo de Mayo de cada año como el Día dedicado al Trabajo. En 1915 lo oficializó el gobierno y “desfilaron en Guayaquil veinte y siete organizaciones sindicales, tres bandas de música, tres escuelas de las Sociedades Obreras, un carro alegórico y los miembros del Comité del Día del Trabajo presididos por el Dr. Carlos A. Rolando Lobatón”. Freire desarrollaba durante todo este periodo una importantísima labor en el movimiento obrero, creando organizaciones en Guayaquil, Daule, Progreso y Bajada de Chanduy hoy Cereeita, colaborando con la Sociedad de Cacahueros, Plomeros y Gasfiteros, de Carpinteros, de Tipógrafos, de Costureras, la Sociedad Hijos del Trabajo, etc.

El 15 editó un interesante “Almanaque 1915”, comentó y se lamentó del alza indiscriminada del precio de los víveres de primera necesidad y denostó contra los usureros. El 1 de Abril del 16 fundó la revista “La Aurora” como órgano de la Sociedad Femenina de ese nombre, publicación mensual, popular e ilustrada “para hacer propaganda por los trabajadores, informar sobre los avances del movimiento obrero ecuatoriano y luchar por la educación del pueblo”. Allí escribió muchos años sobre diversos tópicos de índole sindical, afectiva y general. La Revista salía impresa en los talleres tipográficos de la Sociedad Filantrópica del Guayas y sobrevivió casi treinta años, en sus páginas se defendió a la mujer, se idealizó la maternidad y la lactancia, se inició la campaña para levantar el monumento a La Madre, entre otros altos objetivos éticos y sociales. Su precio de venta al público siempre fue reducido, no pasaba de los veinte centavos pues sus editores no persiguieron el lucro sino el servicio a la comunidad.

El 17 lamentó la muerte de la poetisa Angela Carbo de Maldonado, el 18 se unió al pesar que embargaba al país por la muerte del notable periodista Manuel J. Calle. El 1 de Mayo de 1918 fundó con su esposa Clara Aurora Potes la Sociedad “La Aurora” de Instrucción y Beneficencia que editó la revista “La Mujer Ecuatoriana” desde Julio hasta 1923 a veinte centavos el ejemplar. Directora fue la señora de Freile quien escribió con el seudónimo de “Julieta>” y redactoras Dolores Pacheco, Rosa Angélica Peña, administradora Rosa Isabel Nieto. El 19 publicó su poesía “Intima” escrita en honor a su esposa en estilo romántico tardío y con algunos ripios pues era más prosista que poeta.

El 20 ocupó la secretaría de la Junta organizadora del II Congreso Obrero Nacional reunido en Guayaquil, que puso fin al antiguo Mutualismo de las sociedades de Auxilios Mutuos para dar paso al moderno Sindicalismo más acorde con el avance de los tiempos, pues se terminaron las diferencias surgidas en la edad media entre los maestros de talleres y sus operarios u obreros. Ese año asistió como Diputado por la Provincia del Guayas al Congreso Nacional y obtuvo la aprobación de la Ley Reglamentaria del Trabajo que fijó en ocho horas la jornada diaria de lunes a sábado, con descanso obligatorio los domingos. El 21 fue autor de la Ley sobre accidentes de Trabajo, y cuando en Noviembre del 22 se decretó la Huelga General de obreros, “fue el portador del rechazo de la Gran Asamblea de Trabajadores al aumento de los pasajes en el transporte urbano, como condición para decretarse el aumento de los salarios de los obreros de los medios de transporte, pues no era justo que dicha alza se tomara del bolsillo del pueblo, cuando lo lógico es que saliera de las utilidades de los patronos”. Tras la masacre de pueblo y obreros ocurrida el 15 de Noviembre en Guayaquil, fue detenido en la Cárcel pública municipal por varios días y es que, “por su condición de tipógrafo, pertenecía a un sector de la clase obrera que por obvias razones tenía un nivel cultural más elevado”.

El 26 lamentó la desaparición de su amigo y protector Francisco García Avilés y publicó la poesía “Brotes del Corazón” por sus veinte años de feliz unión conyugal. // Pasando en dulce y apacible calma / siguen los días los meses y los años; / tu siempre alegre y tierna como tu alma, / yo siempre fiel, sin míseros engaños. // La suerte nos es igual: mas siempre avantes / cumplamos la misión de la natura / que nuestros hijos llenos de ventura, / felices nos harán y siempre amantes. // Seguimos en los lazos del amor, / aspirando la dicha de vivir; / no sentimos los dardos del sufrir / ni nos matan las garras del dolor. // ¡Adelante] Veinte años son de unión / y parece que acabo de oír tu si¡ / ¿Oh¡ qué dicha es vivir, vivir así / cuando el cariño llena el corazón. //

El 28 fundó la primera Biblioteca que tuvo el Cuerpo de Bomberos así como la llamada “Bolsa del Bombero” para paliar en algo siquiera la parte económica de los casos amargos de la vida.

El 31 fue Concejal del Cantón por tercera ocasión durante el periodo del Dr. Leopoldo Izquieta Pérez en que se inauguró el palacio Municipal, ocupó la presidencia ocasional de la ilustre corporación y la Prefectura del Guayas durante un corto periodo en ausencia de su titular. Ese año tomó la palabra en su calidad de Comandante Jubilado durante el agasajo que el Cuerpo de Bomberos brindó a su primer Comandante Asisclo Garay Portocarrero.

El 33 sacó un folleto sobre “La Conjugación de los verbos auxiliares saber y ser y de los verbos regulares de la primera, segunda y tercera clase, de conformidad con las normas de la Academia española”. El 39 solicitó su retiro del Cuerpo de Bomberos aduciendo causas de salud, pero sus compañeros le pusieron directamente a las órdenes del Primer Jefe y fue elevado a la categoría de Comandante de la Compañía Aspiazu No. 18. El 42 recopiló algo de lo que- en mi muchachada borroneaba en mis horas de ocio y al calor de la compañera de mi vida, que tituló “Añorando el Pasado”, en 183 págs. una segunda edición apareció resumida en el No 3 de la Colección Movimiento Obrero Ecuatoriano de la Universidad de Guayaquil.

El 20 de Diciembre del 47 celebró sus Bodas de Oro Profesionales con una Sesión Solemne ofrecida por la Sociedad Filantrópica del Guayas, cuyo directorio le jubiló y obsequió un año de sueldos. Numerosos actos y homenajes de aprecio, consideración y estima se sucedieron en su honor. Fue agasajado en el “Chez Pancho” y en el “Comedor Municipal”. Los discursos de ofrecimiento y las respuestas, así como los diplomas y lista de concurrentes a cada acto, consta reseñado en “Bodas de Oro”, folleto de ese año, en 45 págs.

El 12 de Octubre del 49 el primer Congreso de Trabajadores, Artesanos y Obreros reunido en Guayaquil le declaró “Artesano Benemérito”. Estaba con su salud un tanto desmejorada pues había sufrido dos caídas, la ruptura del fémur y aunque permaneció algunas semanas imposibilitado y en tratamiento en la Clínica Alcívar, cuando le fue dada el alta volvió como de costumbre a los talleres pues no se avenía a estar inactivo en casa, hasta que el día 26 de Diciembre del 50, a las once de la mañana, en la vereda del edificio de La Filantrópica sufrió un vértigo y cayó sin sentido – posiblemente a causa de un infarto – pues había estado con una fuerte gripe, complicada con neumonía sin él saberlo. Llevado por sus compañeros de labores a su casa, falleció enseguida, sin recobrar el conocimiento, sin dolores ni otras molestias. Solo tenía sesenta y siete años de edad pero se le veía aún fuerte y robusto.

Fue una personalidad en el obrerismo guayaquileño e incansablemente participó en las luchas iniciadas en el Ecuador a consecuencia del desarrollo del capitalismo y del surgimiento del proletariado nacional en la segunda década del siglo XX. De porte elegante por su delgadez y distinción. Nunca apurado, en los talleres daba ejemplo a sus subordinados que le querían como a un padre y en cierto modo lo era, sobre todo con los que recién ingresaban como aprendices.

En el manejo de su hogar rígido y Victoriano pero afectuoso y lleno de gestos de bondad, gustaba hacer observaciones con buenas maneras, se almorzaba en familia. Para las vacaciones iban en lancha a Posorja, se salía de uno de los muelles a las seis de la mañana y el viaje era de cuatro horas. Generoso con los suyos a quienes llenaba de libros e instrumentos de estudio y es fama que los sacó a todos profesionales. Nunca aprendió a manejar pues prefería caminar diariamente a su trabajo que le quedaba cerca y cuando dispuso de un vehículo municipal en su calidad de Concejal, jamás lo utilizó para transporte de sus hijos que al crecer iban ocupando el segundo piso de su casa para mayor comodidad de todos ya que en el primero no ^ cabía tan larga familia, pero la salay el comedor, así como el dormitorio principal, nunca se movieron de su sitio.

Su viuda le sobrevivió hasta el 16 de abril de 1954. Había nacido en Guayaquil el 13 de agosto de 1889 y era hija legítima de Bolívar Potes y de Cristina Ramírez, comerciantes de Manglaralto. Solidaria con los trabajos en pro del obrerismo que realizaba su esposo, el 1 de mayo de 1918 fundaron el Centro feminista La Aurora de instrucción y beneficencia que mantuvo por mucho tiempo varios talleres de manualidades tales como costura, tejido, bordado, pintura, etc. se enseñaba a leer y a escribir y las cuatro reglas de la aritmética. Entre el 18 y el 23 publicó la revista “La mujer ecuatoriana” donde escribió bajo el seudónimo de “Julieta”. En esta publicación colaboraron Medardo Ángel Silva, Zoila Ugarte de Landívar, Leonor García Drouet, José de la Cuadra, Zoila Jouvín de Liona, María Piedad Castillo de Leví, Rosa Angélica Peña, Mercedes Plaza de Lara, etc.