FREILE-GRANIZO JUAN

PALEOGRAFO.- Nació en Riobamba el 23 de Junio de 1941. Hijo legítimo de José Freile Larrea, Contador, quien se dedicó en la década de los años 60 a estudiar parte del acervo de la Notaría de Raúl Dávalos en Riobamba y se convirtió en un erudito genealogista, y de Beatriz Granizo Falconí, riobambeños. Estudió en el colegio San Felipe Neri de los padres Jesuitas de Riobamba y recibió la influencia de su abuela paterna Enriqueta Larrea Chiriboga, dama muy orgullosa, quien se preciaba de no haber dejado entrar a Alfaro en su casa. En 1959 se graduó de Bachiller sintiendo gran admiración por García Moreno y el padre Juan de Velasco, cuyas vidas y obras había leído. Entonces viajó a casa de la familia Riofrío en Quito y se matriculó en la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad Central. Fue por ese tiempo que a raíz de la publicación de los trabajos de Luis Gerardo Gallegos y Gerardo Chiriboga Granizo en la revista de la CCE, sobre Francisco Chiriboga Villavicencio y su descendencia, que don José Freile Larrea comenzó sus investigaciones en Riobamba, ayudado por su hijo Juan que entrevistó a varias personas en Quito, y cuando en 1962 apareció “Orígenes Cuencanos” de Max Sorrero Crespo, éste último se tomó el trabajo de ponerle a su ejemplar numerosas notas marginales con ampliaciones o enmendaduras. Esos fueron sus principios como genealogista, carrera en la que sin embargo no prosiguió. Mientras tanto en la Universidad se había enamorado de una guapa lojana y cuando ella se casó, le escribió en su honor numerosos versos que circularon mimeografiados. El 65 contrajo matrimonio con Pilar Brito Baca, graduada en la facultad de Lenguas Romances de la Universidad de Texas y miembro de una familia muy adinerada de Riobamba, con quien tuvo tres hijos.

Ese mismo año se empleó en el Archivo Nacional de Historia y aprendió paleografía con su director Jorge Garcés Garcés, empezando a recolectar datos sobre la nobleza indígena y sirviendo a su padre de corresponsal en Quito, con datos de familias españolas de la conquista y colonia. El 66 se graduó de Licenciado en Ciencias Sociales y empezó a estudiar Derecho Internacional. El 71 ascendió a paleógrafo y secretario del Archivo Nacional de Historia, pero renunció al poco tiempo para desempeñar la secretaría de la Municipalidad de Riobamba. Ya era Licenciado en Ciencias Internacionales y en el No. 18 de la revista ARNAHIS (Archivo Nacional de Historia) había aparecido en 1970 su traducción del inglés de un trabajo de los cónyuges Mesa Gisbert sobre el pintor colonial Mateo Mejía y a fojas 180 a 184 un extracto sobre el llamado “Libro de la Fundación”, con la lista de vecinos de Quito en 1548.

El 71 amistó con el padre José Reig Satorres del Opus Dei y editó en el “Anuario Histórico y Jurídico de Guayaquil” un trabajo titulado “Autos de la Real Audiencia de Quito”.

El 72 salió de la secretaría de la Municipalidad de Riobamba por no compartir las ideas velasquistas de los concejales y envió al XI Congreso Internacional de Genealogía celebrado en Lieja, su ponencia sobre “Bibliografía Genealógica Ecuatoriana”. Ese año consiguió el cargo de Paleógrafo del Archivo Histórico del Guayas y pasó al puerto principal donde vivió hasta 1975, revisando los primeros cinco tomos de actas de Cabildo de Guayaquil que van de 1634 a 1679 para lo cual utilizó la versión paleográfica de José Gabriel Pino y Roca, revisada por el Dr. Rafael Euclides Silva. En dichas publicaciones se aprovechó incluso, el índice General Alfabético de Silva. Entonces el padre Reig le designó secretario de la Secciónistórico Jurídica de la Corporación de Estudios y Publicaciones y como tal le correspondió transcribir el segundo tomo del Cedulario del presidente de la Audiencia Antonio de Morga. En el No. 1 de la Revista del Archivo Histórico del Guayas publicó “Lista parcial de documentación guayaquileña en la sección gobierno del Archivo Nacional de Historiar en 4 páginas y en la No. 2 salió la segunda parte en 7 páginas.

El 73 fue enviado a Lima por el Archivo Histórico del Guayas. Allí hizo amistad con José Antonio del Busto Itúrburo Aquella misma abuela le enseñó a no admirar a Bolívar, a Manudita Saenz, a González Suárez ni a Montalvo, así como a venerar la memoria del padre de ella, el Coronel Carlos Larrea Donoso, próspero agricultor del Chimborazo que alcanzó sus grados militares durante el progresismo. y con el investigador chileno Sergio Martínez, quienes le hicieron miembro de la sociedad Peruana de Historia y en la Chilena de Historia y Geografía. En Junio figuró como uno de los fundadores del Instituto de Historia Eclesiástica del Ecuador y tuvo el honor de ser designado el único miembro del directorio que no era clérigo. A su regreso a Guayaquil el Dr. Abel Romeo Castillo le nombró miembro correspondiente del Centro de Investigaciones Históricas y del Instituto Olmedino pero ambas instituciones murieron pocos meses después.

El 74 asistió a las reuniones celebradas en Quito por el Instituto de Historia y Geografía Militar del Estado Mayor Conjunto v el Archivo Histórico del Guayas le publicó la Guía del Archivo Nacional de Historia”, que Alfredo Costales Samaniego consideró tan incompleta que tuvo que publicar una nueva Guía en la CCE el 81.

El 74 se graduó de Doctor en Ciencias Internacionales. El 75 tradujo las probanzas del Capitán Diego de Sandoval para su publicación en la Revista del A. H. del G. y en la revista No. 1 del Instituto de Historia ^ Eclesiástica apareció en 6 páginas su artículo sobre “Las Doctrinas de Indios en la Audiencia de Quito, reintroducción a su estudio”. En Mayo renunció como paleógrafo del A. H. del G. pasó a formar parte del grupo de Estudios Históricos de la Armada. El 75 fue designado profesor de Archivología, Paleografía, Metodología, Lectura crítica de Textos y Filosofía en la Universidad Católica de Quito y cuando fueron hallados los restos de García Moreno en la Iglesia de Santa Catalina, declaró que no concurría al traslados a la Catedral por miedo a llorar en público. Ese mismo año fue ascendido a Director Técnico del Departamento de Historia Naval donde luego de cuatro años en funciones entregó cuatrocientas fichas de investigación a sus superiores.

El 76 fue nombrado Director del Departamento de Historia en el Instituto Otavaleño de Antropología recientemente creado por el General Luis Leoro Franco. El 78 el Lic. Alfredo Costales Samaniego, Director del Archivo Nacional de Historia, le solicitó que prologara la nueva edición de la Historia del padre Juan de Velasco y Jorge Salvador Lara, Presidente de la Academia Nacional de Historia, su colaboración para publicada bajo el título de “Estructura agraria en la sierra centro norte”. El 85 editó en la revista del Ceniga No. 6 los artículos literarios “Honor, genealogía y Vida Privada” e “Introducción previa a Cacicazgos que fue refutado por los esposos Costales Samaniego en la edición del 8 de Septiembre de El Comercio. El 86 editó un pequeño poemario de escasa circulación, que me ha sido imposible obtener. En Enero del 87 fue elegido Tercer Director del Ceniga en cuya administración dejó de salir la revista de dicha institución. En Mayo se negó a asistir al lanzamiento del epistolario de Manuela Sáenz, que apareció después de once años de espera en el Banco Central debido a los esfuerzos desplegados por el padre Jorge Villalba Freiré, S. J. El 88 renunció a sus cátedras en la Universidad Católica de Quito tras catorce años de ejercicio. Ese año editó en el No. 1 de la revista de los Museos del Banco Central un artículo sobre investigación y arte con elucubraciones sobre la familia del pintor Miguel de Santiago. En Octubre concurrió al Congreso del Instituto Peruano de Genealogía e Historia con su artículo “El verdadero apellido del casi cronista Toribio de Ortiguera” y en Diciembre el Subsecretario de Cultura lo hizo miembro del Comité pro celebración del segundo centenario de la Revolución Francesa. Ha dictado varios cursos de paleografía, algunos de ellos financiados por el Banco Central del Ecuador. Alto, blanco, faz agradable, pelo ensortijado y algo calvo, ojos cafés. Fuma, crítico en su conversación y por ello poco dado a reconocer méritos a los investigadores nacionales. Ya no sigue en la Dirección del Archivo Nacional de Historia, donde renunció para continuar en el Centro de Investigación y Cultura del Banco Central en Quito, funciones que también renunció y vive en Riobamba alejado de la investigación histórica.