FRANCO SOTOMAYOR RAFAEL – Rafael Aguilar

BAILARIN Y COREOGRAFO.- Nació en Guayaquil el 24 de Diciembre de l929 en la casa de su tío bisabuelo Vicente Sotomayor y Luna Miró , ubicada en el boulevard entre Chile y Chimborazo que se quemó el año 47 en el incendio del salón El Praga y fue bautizado con los nombres de Rafael Eduardo. Sus padres legítimos fueron Alfredo Franco Ricafuerte, natural de Bogotá, quien vino a Guayaquil traído por su hermano Federico y se empleó en el Banco Comercial y Agrícola. En 1935 regresó a Colombia, donde se quedó Su madre Esther Sotomayor y Sotomayor era de Vinces.

Fue el menor de cinco hermanos, estudió la primaria en el Colegio San José La Salle atrás de la Catedral y por su facilidad para los idiomas aprendió el francés escuchando a sus profesores, también era un niño muy hábil pues le agradaba todo tipo de manualidades y en unas vacaciones, solamente con las lecciones que recibió de su hermano Jorge, aprobó el examen del grado superior y le igualó en estudios, concurriendo a la misma clase de allí en adelante. En 1939 su hermana Leonor empezó a cojear, los médicos dijeron que se trataba de reumatismo y le recomendaron un clima seco; entonces, para ver si mejoraba, vivieron un año en Salinas. Como no mejoraba el 4l su madre decidió llevarla a Baltimore para hacerla tratar y envió al resto de los niños a vivir con su padre en Bogotá. El 42 Leonor fue operada en New York con resultados satisfactorios y Doña Esther decidió quedarse en ese país y ganar cosiendo uniformes en una factoría del ejército. La ayuda económica que recibía de su tía y madrina Silvia Honorata Sotomayor Gutiérrez terminó, pero fue protegida por su prima política Elena Cordovéz Ricaurte de Bonner, en cuya casa ubicada en Broadway y la 144 St. vivió varios años. En 1944 la familia volvió a reunirse, esta vez en New York. Rafael finalizó el High School en el Cardinal Spellman College.

Era un muchacho alto, delgado, trigueño, de grandes ojos y pelo negro, muy atractivo en su tipo latino, aprendió a ganarse la vida repartiendo telegramas y luego como salonero del Chandler Restaurant ubicado en Wall Street. Seguía siendo creativo, dibujaba al carboncillo, concurría a la Opera, aprendió el italiano con varios vecinos, raíces latinas, algo de árabe y se le ocurrió hacerse diplomático.

El 47, su madre, inteligente y trabajadora, con sus ahorros le envió a estudiar Derecho Internacional en la Universidad deLovaina. Los fines de semana viajaba a París, aprendió a bailar flamenco y el Padre Rector, que comprendía sus afanes artísticos, escribió a Doña Esther para que lo pusiera en una escuela de ballet. Entre el 48 y el 50 asistió a la afamada Academia inglesa “Sadlers Wells , actualmente llamada “Royal Ballet de Londres”, trabajó al lado de figuras altamente reconocidas como Leonide Massine, John Taras, Antonio y Mariemma y conciénte de su verdadera vocación, informó a los suyos que de allí en adelante se haríabailarín profesional; pero su hermano Jorge, imbuído en los prejuicios de la época y para evitar las habladurías de los familiares de Guayaquil donde ser bailarín era muy mal visto, porque casi todos eran “mariquitas”, asi les decían, le pidió que se cambiara de nombre.

El 51 se desplazó a París y conoció a la notable bailarina española Manuela Aguilar, quien poseía una pequeña compañía de flamenco a la cual se integró y al poco tiempo comenzó a crear coreografías que siempre se encontraban en los límites del vanguardismo, pues era un refinado cultivador del arte coreográfico y de las nuevas posibilidades del flamenco. Establecidos y casados en Madrid, adoptó el nombre artístico de Rafael Aguilar, pues el apellido Franco resultaba en España muy poco eufónico y hasta podía acarrearle dificultades de tipo político, fueron ampliando la compañía hasta contar con cuarenta artistas, dos cantaores y dos músicos, tres técnicos artísticos y el equipo administrativo. Agrupación estable del ballet de Rafael Aguilar como así se llama, bajo la dirección de Manuela Aguilar. Y a la par que se hacían conocer en España, se consagró al estudio de la cultura gitana y creó la coreografía de su primer ballet titulado “Macama Jonda” que tiene mucho de espectáculo gitano con aporte arabe y andaluz, que resultó una revelación por los antiquísimos componentes técnicos y culturales de estas culturas, llenas de fuerza y encanto; cuyos origen se remonta a las orillas de mediterraneo en el medio oriente y a la costa africana y se enriquece con lo hebreo en ciertas cualidades, especialmente en los movimientos amargos, desesperados y al mismo tiempo sublimes del baile flamenco.

Este primer triunfo generó otras creaciones: La “Suite Flamenca”, cuya música tomó de canciones populares y “Rango” , compuesta en los años 60 con cantos gregorianos, guitarra flamenca y cante, inspirada en “La Casa de Bernarda Alba” de Federico García Lorca. Su estreno se realizó en Madrid por el Ballet Nacional Español bajo la dirección del Maestro Antonio Gadés, está considerada la más llamativa de sus creaciones y sin dudaquedará como un clásico de la danza española. Por esos días también estrenó “Amor y Eternidad” con argumento tomado de “El sentimiento trágico de la vida” de Miguel de Unamuno y música de Maurice Ohana. Ya se le consideraba uno de los mayores coreógrafos de danza flamenca y sus méritos nadie discutía. En los 70 estrenó “Llanto” con texto de Vicente Aleixandre y música de Luis de Pablo, “Retrato de Mujer” encargo de Antonio Gadés para Manuela Vargas con partitura de Cristóbal Halfter, “Mata Hari” coreografía para la comedia musical de Adolfo Marsillach y Antón García Abril, y “Aires de Ida y Vuelta” con música de Alberto Ginastera impregnada de aportaciones criollas y vestuario de Manuela Aguilar. Esta obra se inspira en los ritmos criollos que llevaron de regreso los soldados y colonos españoles tras la guerra con los Estados Unidos. Esta reimportación musical motivó en la península una creatividad completamente nueva. Fue, pues, una aproximación del mundo latinoamericano en España. En 1984 su compañía intervino en el IV Festival Internacional de Madrid. El 86 asistieron al Festival de Venecia, le pidieron una creación y presentó “Diquela en la Alhambra”. El 87, año consagrado a Maurice Ravel, creó “Bolero”, con bailes propios,

La sensualidad de esta música le sugirió imágenes primitivas cercanas a la sensibilidad española y la intensidad flamenca. El código flamenco le sirvió de base para la rítmica de los pies del conjunto de bailarines y para el lirismo sensual de la interpretación corporal del primer bailarín. Rafael Aguilar dedicó este ballet a la España liberada de los “tabúes franquistas” y completamente permisiva en cuanto a la expresión de sus emociones, himno a la alegría y a la libertad de los cuerpos. Por esta creación obtuvo el Premio Danza-Danza en el Festival de la Versiliana, a la mejor coreografía del año con más de 250 representaciones en Italia.

En 1988 y para ese mismo festival creó “Yerma, el amor y la muerte”, que también presentó en el Festival de otoño de Madrid, calificada como la producción flamenca teatral más interesante efectuada hasta entonces. La escenografía corrió a cargo de Miguel Berrocal, la música es de José García Román, la trama se inspiró en la obra del mismo nombre de García Lorca y la coreografía y el vestuario fueron creaciones suyas. La crítica opinó que sabía expresar con sus danzas todos los sentimientos que aparecen en el espíritu de Yerma, mujer frustrada por la rutina, que escapa a través de la muerte de un marido que no la supo hacer feliz. El mismo año 88 participó en una magna producción de la ópera “Carmen” en el teatro Paris Bercy con más de 400 intérpretes junto al Maestro Pier Luigi Pizzi. Su obra se basa en el original de Propero Merimée hecho célebre mundialmente por la música inmortal de George Bizet, rica en imágenes sonoras. Los textos cantados son de Fidel Ribot y la coreografía de Rafael Aguilar, que también introduce otras músicas tales como las de los maestros Pablo Sarasate en violin, Llorenc, Barber, Flavio Pérez y canciones del flamenco popular salido de lo más profundo de los tiempos, de actualidad aplastante y gran potencia dramática.

Carmen es una mujer rebelde “pues el paraíso no es para los gitanos”, que usa su belleza a fin de dominar a los demás, hasta que se encuentra con don José, personaje recto, honesto, obediente y abnegado. Ella tiene que conquistarlo, pero al final, cansada de este juego amoroso y por lo tanto doloroso, lo busca y le dice “Mátame o déjame” poniendo fin a sus angustias en un nihilismo desesperado. El 89 creó una variante en Chicago con la comedia musical “Matador” y obtuvo el Jefferson Awards por la mejor coreografía de ese año.

El 90 recorrió en gira de primavera y verano Francia e Italia con el espectáculo “Bolero”, presentándolo en Madrid en el Centro Cultural de la villa. Repuso “Yerma” para el IV Festival Internacional de Cannes con rotundo éxito y calificada por la prensa como obra maestra. El 91 participó en la Opera de Montecarlo con un recital de los principales bailarines de su ballet. Recorrió Francia, hizo temporada en el teatro Smeraldo de Milán, intervino en los Festivales de Bregenz, Viena y Londres y consiguió el Premio Laurence Olivier por “Matador” al mejor coreógrafo de 1991. Ese año también se presentaron en Tokio con “Carmen” y en París, donde volvió a cautivar al público.

En Julio del 94, estando de gira por Alemania, empezó a sentir fuertes dolores de cabeza y le diagnosticaron un cáncer al cerebro. Ingresado seis semanas en un Hospital de Madrid, recibió tratamiento de radiaciones que le hizo perder el cabello y hasta le desolló la piel del cráneo pues las máquinas habían estado defectuosas, conducido al Hospital de la Cruz Roja, mejoró a las tres semanas de curaciones. De allí en adelante comenzaron a aplicarle quimioterapia. Leinyectaban durante cinco días y quedaba muy debilitado pero a finales del año, quizá para distraerse, volvió a trabajar y montó “Bolero”. La noche del estreno, 3 de Marzo de 1995, le sobrevino un infarto y falleció mientras se representaba su “Bolero” en el teatro de Madrid. Tenía 65 años de edad y dejó un legado de exquisita sensibilidad. Sus obras se han seguido exhibiendo; pues, siendo clásicas, son intemporales. Cada una tiene aproximadamente dos horas. La viuda, le rinde así un permanente homenaje a través del ballet que lleva su nombre, considerado no sin razón, como una embajada cultural itinerante por los caminos del mundo. Rafael Franco Sotomayor , a) Rafael Aguilar, es uno de los grandes coreógrafos que ha producido España en el siglo XX pues, habiéndose realizado en ese país, es justo que aya se le considere algo propio a pesar de ser ecuatoriano.