FLORES JIJON ANTONIO

PRESIDENTE DEL ECUADOR.- Nadó en Quito el 23 de octubre de 1833 en el Palacio Presidencial. Hijo legítimo del General Juan José Flores y Aramburú cuya biografía puede verse en este Diccionario y de Mercedes Jijón y Vivanco, “inteligente, piadosa, culta y de porte distinguido, que ayudó mucho a su marido en sociedad y con su prudencia no pocas veces le sirvió de consejera.” Recibió las primeras letras en palacio, luego en Latacunga asistió a la escuela de don Simón Rodríguez, maestro del Libertador. De once años viajó a París y lo matricularon en el Liceo Enrique IV donde aprendió francés; pero, al año siguiente cambió la situación económica de su familia con la revolución del 6 de Marzo de 1845 y debió volver. En 1847 vivió en Santiago de Chile y envió a la poetisa Carolina Lizardi un poema de corte romántico titulado “Adiós a la naturaleza” que indirectamente la incitó al suicidio con veneno. El escándalo social fue grave, se tejieron escabrosos comentarios y nació su fama literaria.

En 1854 publicó en Santiago su novela “Cándida Rosa” en 15 págs. y un opúsculo sobre “Los mormones”, refiriéndose a un proyecto de colonización de las islas del archipiélago de las Galápagos. En 1855 residía en Lima y estudiaba leyes en la Universidad de San Marcos. En 1858 publicó en “El Mercurio” de Valparaíso su novela “El Talión” favorecida por la crítica a pesar de su defectuosa construcción, y una traducción del inglés de Las lecciones de Historia de Jorge Weber que sin embargo salió con su nombre. Se conoce una segunda edición de 1863. Años después Eloy Alfaro lo acusará de plagiario por este asunto.

En 1859 publicó varias poesías en la “Revista de Lima” y obtuvo las cátedras de Ciencias Políticas y de Historia Universal en el célebre colegio de San Carlos de esa capital. En 1860 formó parte de la expedición armada comandada por su padre y García Moreno, tomaron Guayaquil por asalto. García Moreno fue proclamado Presidente del Ecuador en 1861 y Antonio Flores “joven amabilísimo, en extremo generoso, amigo de sus amigos y muy indulgente con sus mismos enemigos, a quienes trataba con una bondad que ya pecaba de excesiva” fue enviado a Francia, de Ministro Plenipotenciario del Ecuador ante la corte del Emperador Napoleón III. En París contrató la compra de armas y uniformes, consiguió la venida de los hermanos de las escuelas cristianas y trató de explicar el significado y alcance de las Cartas de García Moreno a Fabré y a Trinité, donde solicitaba el protectorado francés para nuestra Patria.

Enseguida fue nombrado Agente Fiscal en Inglaterra para arreglar el pago del capital e intereses adeudado a los tenedores de bonos de la Deuda de la Independencia o Deuda Inglesa. En 1863 ingresó a la Academia Ecuatoriana de la Lengua y publicó su discurso “Elogio de Wisse” en homenaje al Ing. Sebastian Wisse. En 1864 viajó a Bogotá como Ministro Plenipotenciario, misión calificada de difícil en extremo por las dos guerras que acabábamos de sostener con la Nueva Granada, la primera con Julio Arboleda y la segunda con el General Tomás Cipriano Mosquera. En 1865 fue Ministro de Hacienda. En 1866 García Moreno obtuvo del presidente Jerónimo Carrión su representación personal para suscribir en Roma y con monseñor Tavani un “Convenio adicional al Concordato”. Con tal motivo emprendió viaje por el sur y al arribar a Paita fue objeto de una asonada por parte de los elementos urbinistas exilados en el Perú. La noticia fue ruidosamente comentada por la prensa internacional, ávida de escándalos. En 1867 fue Diputado por Pichincha, concurrió al Congreso, obtuvo una de las dos Vicepresidencias de esa Cámara y publicó un folleto de 54 págs. titulado “La Ley de Bancos”. Al año siguiente fue reelecto. En 1870 editó en Santiago “El Reino de Quito”, según las relaciones de los virreyes del Nuevo Reino de Granada” en 50 págs. con material histórico tomado del Archivo y Biblioteca Nacionales de Bogotá.

En 1871 viajó nuevamente a Inglaterra a negociar un reajuste de los intereses de mora con los tenedores de bonos de la deuda. Su actuación no agradó mucho en Quito y García Moreno exclamó: “Este Antonio es más pícaro que su padre…” luego cambió de parecer y pocos meses después lo envió de Ministro Plenipotenciario a los Estados Unidos. En 1873 y de cuarenta años de edad, contrajo matrimonio en Washington con Leonor Ruiz de Apodaca, joven de veinte y dos, perteneciente a la nobleza de La Habana.

En 1875 ocurrió el asesinato de García Moreno. El Encargado Dr. Francisco Javier León convocó a elecciones y Flores fue candidatizado; entonces se hallaba en el exterior, pero vino al país en unión de su esposa embarazada y de su hijita y aunque su recibimiento fue hostil, varias familias guayaquileñas los atendieron y menudearon los convites, no faltando algunos chuscos que lo motejaron de “doctor tente en pie” por su costumbre de levantarse varias veces sobre las puntas de ellos cuando hablaba en público. Su arribo coincidió con el carnaval y recibió varios baños de agua que soportó por educación. Luego pasaron a su hacienda “Elvira” cerca de Babahoyo donde vivieron unas idílicas vacaciones. Desde allí siguieron por el antiguo camino real recibiendo rechiflas a porfía. En Ambato, Juan León Mera metió la pata cuando le presentó en una reunión social al Dr. Constantino Fernández, diciendo: Conozca a Fernández, éste le contestó a Flores: Si, yo soy Fernández, una de las víctimas de Miñarica…(su padre había muerto en aquella terrible batalla) Instalado en casa de su madre publicó un “Plan de Gobierno”, duramente criticado por los garcianos que lo acusaron de pro liberal y de católico desteñido. Mientras tanto su esposa había alumbrado una segunda niñita y cayó enferma con infección puerperal. Flores se angustió pues no tenía tiempo para aventuras políticas y envió su renuncia a Juan León Mera, que la guardó sin darla a conocer. El 11 de octubre de 1876 murió su esposa y poco después fue derrotado ampliamente por el candidato liberal Dr. Antonio Borrero.

En 1877 salieron en “Los Andes” de Guayaquil varias poesías tituladas “En la muerte de mi esposa” que incluyó en el folleto “A la Memoria de la señora Leonor Ruiz de Flores” en 15 págs. en edición privada y una descripción de la “Erupción del Cotopaxi” acaecida meses atrás. El 21 de diciembre fue allanado su domicilio y conducido a prisión por orden del nuevo Presidente Ignacio de Veintemilla acusado de complicidad en la invasión del General Yépes, cuyas fuerzas se enfrentaron entre el 18 y 19 de Diciembre en las calles de Quito con las del gobierno que dirigía el General Vernaza con el saldo de más de cuatrocientos muertos y muchos heridos. Fue conducido al colegio de San Gabriel donde había tropas acuarteladas y cuando entró a visitarle su cuñado Hurtado no le dejaron salir y también quedó preso, pero a los cuatro días, un lunes de noche logró evadirse y buscó asilo en la Legación francesa. El gobierno solicitó su devolución y la legación se negó, finalmente en enero de 1878 estaba radicado en New York con sus hijas, mientras su cuñado era enviado con escolta al destierro en Colombia.

En 1881 editó “La naturalización en los Estados Unidos” en 83 págs. pues trabajaba de abogado. En 1883 publicó “El Gran Mariscal de Ayacucho”, en defensa de su padre y para deslindar responsabilidades en el crimen del General Sucre y un folleto titulado “Isidorito, un ángel en el cielo y el postrero en la tierra de un ilustre vástago”, dedicado a la memoria de su sobrino Isidoro Barriga y Flores, muerto en Quito de catorce años solamente, a causa de tifoidea; los liberales exilados en Lima se burlaron y en Guayaquil Luis Felipe Carbo Amador y José de Lapierre Cucalón lo apodaron “Isidorito”. Entonces sufrió de “postración y vértigos nerviosos” pero se sobrepuso y en la revista internacional “Las Novedades” publicó varias cartas que le envió Juan León Mera con noticias del Ecuador, pero no se piense que estos años de soledad le fueron enteramente negativos pues se ha dicho con propiedad que fue en los Estados Unidos cuando aprendió lo que es la democracia…! En enero de 1883 los restauradores entraron en Quito y en septiembre Veintemilla salía del Ecuador y Flores fue electo diputado, asistió al Congreso por la provincia de Pichincha, nuevamente obtuvo una de las dos Vicepresidencias de esa Cámara y presentó un proyecto de Ley pidiendo el voto para las mujeres en igualdad de condiciones con los hombres, pero los problemas casi insolubles de la nación. El Congreso la rechazó y Flores insistió en ella, entonces el Congreso resolvió declarar ofensiva a la nación dicha insistencia, de suerte que con esa medida Flores se vio forzado a continuar, dando “el bello espectáculo de un gobierno culto y amigo de las libertades individuales, tolerante y gentil en la acción”. Flores quería obtener la unión y la paz entre los ecuatorianos y a tanto llegaron sus esfuerzos que apenas inició su mandato ofreció a Eloy Alfaro hacerlo Plenipotenciario en el país que tuviera a bien escoger pero no lo consiguió pues Alfaro era un líder y no formaba parte de los políticos de acomodo.

Ese año de 1888 fundó el partido “Unión Republicana” conocido luego como “Progresista” tratando de unir los intereses de la costa y de la sierra bajo otra fórmula que no fuera la liberal ni la conservadora, apoyó los festejos del Centenario de la revolución francesa con grave escándalo del elemento de derecha que negó en el Congreso la asignación de diez mil pesos pues la consideraban una revolución impía; sin embargo de lo cual el Ecuador pudo concurrir merced al dinero que proporcionaron los comerciantes guayaquileños que reunieron veinte mil. I todo este esfuerzo lo realizaba el nuevo Presidente Flores al margen de una vida social intensa, recibiendo de noche a sus amigos, improvisando bailes y pequeñas representaciones teatrales con sus hijas y sobrinas las Hurtado Flores y asistiendo a banquetes que solía brindar al Cuerpo diplomático.

En 1889 editó en Guayaquil “Cuestiones de Hacienda” y en Quito el primer tomo de “Diezmos y Censos, en política, rentas e historia”, obras con las que reafirmó su fama de experto en asuntos económicos y hacendarios. En 1890 dio a la luz “La conversión de la deuda anglo ecuatoriana” criticada desde Lima por Alfaro en su libro “El Nudo Gordiano”. También imprimió ese año en Quito el libro “Crédito y Derecho Público”, siendo uno de los poquísimos presidentes que ha escrito y publicado durante su mandato presidencial.

En 1890 presentó al Congreso un proyecto de Ley para la creación del Banco Nacional propiedad del gobierno, para lo cual planteaba realizar un préstamo externo de ocho millones de pesos fuertes a veinte años plazo y al cuatro y medio por ciento de interés anual., de los cuales dos millones se usarían para cancelar las deudas a los bancos privados de emisión y un millón para los tenedores de bonos emitidos por el gobierno. Se capitalizaría el Banco con el saldo de cinco millones, emitiendo con esta reserva quince millones de sucres en billetes y aunque después se cambió a dos por uno el asunto no progresó por el temor de los Diputados al uso del papel moneda, los billetes.

El 91 editó “Para la historia del Ecuador” en 278 págs. contestando a Marietta de Veintemilla y en 1892 “Refutación documentada de los cargos hechos al gobierno en el folleto: El contrato de üksza ante el Consejo de Estado”, aclarando varios conceptos emitidos por el Dr. Camilo Ponce Ortíz, jefe de la oposición conservadora.

Terminado su mandato el 30 de junio de 1892 partió meses más tarde con sus hijas a radicar en la costa azul francesa, propiamente en la ciudad de Niza, pero en las primaveras pasaba a Versalles y en los veranos a Lausana, desengañado de su país, al que no volvió más y así transcurrieron los años que van desde el 92 hasta su fallecimiento en el hotel “Beau Séjour” de Ginebra el 30 de agosto de 1915, a la avanzada edad de ochenta y dos años. Su archivo y el de su padre regresaron en 1971 a la U. Católica de Quito. Su biografía consta escrita en 1974 por Carlos Manuel Larrea que tuvo la oportunidad de conocerlo y tratarlo en Europa poco antes de su muerte.

Gustaba practicar ejercicios físicos y cuando desempeñó la presidencia de la república acostumbraba trotar por la Alameda en las primeras horas de la mañana y en uno de esos trotes chocó con el cadáver de un joven Espinosa, miembro muy apreciado en la sociedad de Quito, asesinado de un disparo recibido en la espalda, en horas de la madrugada cuando salía con varios amigos de su fiesta de despedida de soltero. Sabroso conversador, ingenuo, chispeante y encantador. Era un perfecto caballero que hablaba fluidamente varios idiomas (Español, francés, inglés, italiano y latín).