FLORES CARLOS ALBERTO

PERIODISTA.- Nació en el anejo de “La Asunción”, provincia de Bolívar, el 9 de Diciembre de 1880. Hijo legitimo de Juan Pio Flores Olaya y de Xaviera Rodríguez Ponce, agricultores naturales de esta localidad, condueños de la histórica hacienda “Tanizagua” y miembros de las más antiguas y distinguidas familias de Guaranda.

Huérfano de padre desde temprana edad, acompañó a su madre a Babahoyo del Ministerio de Instrucción Pública y fundó “El Correo de Quito” del que fue Director y Redactor principal. Igualmente actuó como corresponsal de “El Grito del Pueblo” en la capital. A mediados de 1907 viajó a Guayaquil para hacerse cargo de la gerencia de “El Grito del Pueblo” que desempeñó hasta 1911 cuando fue adquirido por Vicente Paz Ayora. Entonces pasó a “El Telégrafo”, del que no saldría sino con la muerte ocurrida treinta y cinco años más tarde. Con motivo del conflicto armado de 1910 con el Perú recibió despachos de Teniente de Infantería de Reserva del Batallón No. 49 “Cazadores del Guayas”.

En 1912 fue designado Director accidental de la edición matutina de “El Telégrafo”, por ausencia de su propietario que viajó a Europa. Desde el 26 de Febrero de 1913 dirigió “El Independiente”, a medias con Secundino Sáenz de Tejada Darquea, bisemanario de formato grande y de ideas liberales que se imprimía en la imprenta de ese nombre y circuló entre Febrero y Abril que cesó en el número ocho, apoyó la candidatura presidencial de Baquerizo Moreno. Ese año también escribió en el “El Guante”.

En 1914 colaboró en “La Confederación Obrera”, en “E1 Diario Ilustrado”, en el “Grito del Pueblo Ecuatoriano”, en “El Pensamiento” y en la revista del Normal “Juan Montalvo”. El gobierno lo llevó a ocupar una concejalía y desde allí obtuvo la erección del mausoleo a Rocafuerte en el Cementerio General. En 1915 colaboró en “El Nueve de Octubre” y fue redactor de la revista “Guayaquil Gráfico.” Además ocupó la Secretaria de la Junta del Colegio “Vicente Rocafuerte” y ascendió a Visitador Escolar de la Provincia del Guayas, que desempeñó hasta 1918 con singulares muestras de eficiencia, como nadie antes o después lo ha hecho, visitando hasta el último y más apartado recinto y anotando sus impresiones en un libro que salió publicado en 1934; esta obra se encuentra agotada y su lectura es fundamental para el conocimiento del pasado de la provincia.

En 1916 ocupó la presidencia de la Asamblea Nacional de Preceptores reunida en Guayaquil y fue declarado “Caballero de la Orden de la Corona de Italia.” En 1917 obtuvo la solemne coronación de su amigo el poeta Nicolás Augusto González Tola. En 1918 editó“Laureles” en 58 págs. celebrando la excelencia de los valores ecuatorianos en las letras, volvió a salir “El Independiente” como bisemanario de ideario liberal avanzado, propiedad de César D. Villavicencio. Flores actuó en la redacción y apoyaron la candidatura presidencial de José Luis Tamayo. En 1919 colaboró en “La Libertad” y en Julio descubrió en asocio con los comandantes Horacio y Guillermo Maridueña Montero, el sitio donde se realizó la Batalla de Cone en 1821.

En 1921 intervino en la formación de la Caja de Ahorro “La Previsora”. El 23 colaboró en “La Juventud” y recibió una pluma de oro en el homenaje que le tributó la Sociedad “Marina Unión del Guayas.” En 1925 publicó “El Mundo”, asumió por segunda vez la dirección de “El Telégrafo”, fue designado Concejal del Cantón y Revisor del Tribunal de Cuentas de Guayaquil. El 26 fue Capitán de la Compañía “Unión No.3” del Cuerpo de Bomberos. Entre el 26 y 27 fue elevado a la categoría de Secretario del Tribunal de Cuentas. El 27 presidió el Centro Cultural “Renovación”. Entonces salieron algunas de sus poesías musicalizadas como pasillos. Con Francisco Paredes Herrera fue autor de “Cenizas del Corazón” y con Nicasio Safadi de “Alma herida”, “Acuérdate de mí” y “Lirio de Amor”. También escribió el drama en tres actos: “Ideal Perdido” y actuó en el grupo que presentó en el teatro Olmedo una de las comedias de su admirado amigo Víctor Manuel Rendón Pérez. A quien tenía por maestro y de cuyo grupo cultural formaba parte importante.

El 29 Era miembro del diario “La Opinión Pública” y estrenó en el teatro Colón de Guayaquil su comedia sentimental titulada “Ideal perdido” donde afloraban los romances y desasosiegos del amor juvenil. Los principales personajes fueron representados por los reconocidos artistas Adela Montenegro, Pedro Suarez, Enrique Gamonet y el propio Flores quien también hizo de actor.

Entre 1928 y el 34 colaboró en la revista “Páginas Selectas”. Entre 1931 y el 34 ironizó en “La Aurora”. En 1931 fue designado Miembro Correspondiente del Centro de Investigaciones Históricas y Secretario de la Gobernación del Guayas. En 1932 comenzó a colaborar en “La Opinión Pública”. En 1933 fue corresponsal del diario “El Mercurio” en Guayaquil.

En 1934 apareció en el Volúmen IV de la Colección Biblioteca Guayaquil, publicada bajo los auspicios de la Municipalidad, lo mejor de todo lo suyo, el libro “Panorama y otros tópicos” en 406 págs. que dedicó a Víctor Manuel Rendón y a Francisco J. Falquéz Ampuero. Esta obra debe ser de consulta obligada para los preceptores del Guayas, contiene valiosísima recopilación con bosquejos de pueblos y paisajes de la Provincia. Se ha dicho que son hojas estremecidas por imperecederos recuerdos de próceres e intelectuales, custodios vigilantes de la Patria; reminiscencias históricas y crónicas diversas que le sirvieron para que lo designaran Miembro de Número de Centro de Estudios Literarios de la Universidad de Guayaquil.

En 1937 fue Concejal de Guayaquil a petición de su amigo el doctor Leopoldo Izquieta Pérez, siendo autor de numerosas Ordenanzas: la de transporte funerario gratuito, construcción de la playa artificial del estero Salado y del homenaje público tributado al doctor Rendón. Ese año fue designado Director Provincial de Educación del Guayas y comenzó a recopilar sus notas en un volumen que dio a la publicidad en 1944 con el título de “Armonizaciones” en 251 págs. y prólogo de Joaquín Gallegos Lara, a quien había llevado a trabajar a la Dirección Provincial en calidad de secretario. En 1942 editó “Mirajes” en 116 págs. conteniendo su ideario filosófico, “alta lección de cívica, de elevación intelectual y fluidez castiza de estilo”. En 1943 empezó a sentirse mal de salud. Un estreñimiento que se le tornó habitual lo tenía preocupado. Entonces viajó a Panamá formando parte de la delegación ecuatoriana a la I Conferencia de Ministros de Educación de las repúblicas americanas. Allí dio varias conferencias y recopiló material para un informe; pero de improviso se sintió mal e ingresó al Panamá Hospital Center, donde lo trataron y regresó a Guayaquil con pronóstico reservado, pero aún tuvo fuerzas para redactar su “Informe” que salió en 195 páginas. En Guayaquil se hizo examinar del doctor Hermán Parker quien le diagnosticó un cáncer lento y sin dolor. Al día siguiente de la revolución anti arroyista del 28 de Mayo de 1944 las turbas quisieron vejarlo en su domicilio de Clemente Ballén y Boyacá, su sobrina segunda Dora Durango bajó a la calle, habló con los manifestantes y calmó los ánimos, salvándole de tan critica situación. Ya estaba muy enfermo.

En 1945 fue necesario ingresarlo a un Hospital. Entonces se conoció que jamás lo habían afiliado al Seguro Social pero él se negó a reclamar. La familia tuvo que vender la casa de la calle Hurtado para cubrir los gastos de clínica y última enfermedad y falleció en Guayaquil el 11 de Mayo de 1946, de sesenta y seis años de edad “con una sonrisa dulce en los labios, reflejo de su bondad”. Un poeta amigo dijo: // Se nos fue de la vida sencilla y mansamente / para dictar su cátedra desde la eternidad. // “Como escritor poseyó ese perenne y aromado encanto del estilo que – salvando las distancias – le hizo un fino continuador de Montalvo en el tono más suave que su temperamento de poeta le inspiraba” y “ejerció como pocos el noble apostolado de la prensa orientando la opinión pública nacional sin desmayos ni claudicaciones”. “Canela blanco, delgado, circunspecto, parsimonioso al andar, al hablar y en todas sus actitudes”.

En 1953 la Sociedad Filantrópica del Guayas publicó su obra: “Pueblos y paisajes del Guayas: El Morro y sus comarcas” en 189 págs., su biblioteca reposa actualmente en el Archivo Histórico del Guayas pues sus hijos, en gesto de desprendimiento que les honra, la donaron a la Junta Cívica del Guayas. También fue padre del ilustre jurista Dr. Luis Antonio Arzube, considerado el mayor civilista guayaquileño de fines del siglo XX, habido en la dama guayaquileña Esmeralda Arzube Mata, directora de la oficina de Correos.